Parte 2

El Trial

// Parte 2 //

La mujer que había dirigido su mirada hacia la ventana por donde  la joven reina  contemplaba los carruajes  se aproxima  hasta ella, la saludo de un beso, su boca estaba fría y húmeda, sintió repulsión pero  no tuvo otra opción que  recibir aquel saludo.

— Con que eres la madre de la niña más hermosa según me han dicho tus padres… y dónde tienes a la pequeña.
 La referencia acerca de su hija  por parte de la extraña mujer , disparó  en ella aquel instinto de peligro que sentía alrededor.  Los minutos  pasaron lento.  Ilse  hizo una especie de escudo para aislarse de las conversaciones y risotadas que provenían de los invitados, de pronto sintió las miradas sobre ella, el grupo de hombres que departía con su padre miraba a la joven pareja como si se mofase de ella.  La mirada de Ilse se encontró con la de su padre, fue como un cruce de espadas, el hombre  bajó la mirada.

Cerca de la medianoche,   el jefe de la guardia de Heirr entra precipitadamente   al recinto y se acerca  con prontitud  susurrando  algo al oído de su rey.  Heirr se levanta de prisa,  la mirada de su reina se altera, pero él  le  dice con voz calma:

—Es hora de ir a tomar el turno de mi escudero, iré a cuidar de nuestra niña.  Ella sonrió con confianza,   se sentía tan segura al lado de su esposo,  sabía que él no permitiría que nada les  sucediera.

 En cuanto  el joven rey salió, su  guardia le puso sobre aviso. 

—Algo sucede señor, cerca de los establos, algunos caballeros parecen transportar bultos sobre sus hombros…  Daniel creyó haber visto  una mano  colgar  de uno de ellos.

—Bien es hora de  verificar si las sospechas de mi esposa solo son eso… vamos.

Como sombras sigilosas se deslizaron entre las callejuelas que interconectaban el palacio.  Sólo el ruido lejano de la fiesta se escuchaba…  al llegar al establo no notaron nada sospechoso.  Heirr recorrió el lugar lentamente, hasta  notar  que en uno de los recintos la paja mostraba un sendero hacia una de las paredes.  Tocó  uno a uno los ladrillos, hasta que al dar con uno de apariencia brillante  hace que  la pared cruja con fuerza,  un lúgubre pasaje se abrió ante  sus ojos.

El guardia real saca de su cinto la espada, unos escalones de piedra descendían, paso a paso llegaron hasta una especie de catacumba, estaba   hecha  de  piedras  y  apoyada en un arco  de tamaño descomunal ,   tenía un aspecto de  palacio  abandonado.  Un grito  desgarrador  los puso en alerta.  Corrieron al sitio de donde partía aquel sonido, al llegar Heirr queda petrificado, uno de los invitados  hundía  su lengua aguijonada en el cuello de una joven mujer.  Este los mira   con furia, lanzando a la chica a un lado.  

Daniel  levanta su espada, atacando al espeluznante ser de ojos rojos, pero la fuerza del demonio era contundente, en fracción de segundos el soldado caía malherido a los pies de Heirr.  El joven rey saca una de las dagas  sagradas, en el momento preciso   que  el monstruo se lanza sobre él,  clavando el arma en el corazón del vampiro.  El  soberano  retira  su mano con prontitud de la herida, pues la sangre del engendro quema su mano.  Herido de muerte el vampiro cae  pesadamente, para segundos después convertirse en una masa infecta. 
Heirr  contempla a su guardia, éste agonizaba.

—Señor, mi rey, no deje que me conviertan en uno de ellos,¡ Sálvame!

Heirr  le lanza una mirada de dolor,   sujeta  de nuevo la daga y cortó con premura el cuello del guardia real.  Por un momento su mente duda de lo sucedido, pero el llanto de la joven  lo hizo cerciorarse de lo acontecido.
—-Estás bien, pregunta   Heirr a la aterrorizada chica.

Si, responde  ella, pero mis hermanitos…  los llevaron a las celdas. Dijo señalando  un pasadizo.
El guerrero   toma  el camino señalado,   celdas vacías,   vestimentas   cubriendo el suelo… un olor nauseabundo  inunda el aire, su corazón se detiene.    Arrojados  en un enorme foso cientos de cadáveres,   algunos  recientes, otros  en avanzado estado de descomposición,  y huesos formaban un caldero infernal.

Sus ojos  se abrieron con pavor al recordar a su amada familia,  su hija, su esposa, corrían peligro.   Se precipita en rauda carrera hacia   la salida,  toma  a la joven mujer de la mano diciéndole:

— Huye, corre,  no te detengas hasta salir de esta comarca.

—¿Y mis hermanos? preguntó ella con angustia.

—Reza por ellos querida, solo eso puedes hacer. Le explica Herir   con  dolor en sus ojos.

La joven emitió un sollozo.  Cuando la luz de la luna los cubrió, ella corrió hacia la puerta del palacio, el joven rey avanzaba a saltos desesperado por llegar a la habitación de su  amada Inés.  Cuando llega  al lugar su escudero y las amas luchaban contra   varias mujeres vampiro.  Él   toma  parte de la batalla, pero  pronto queda solo junto a su pequeña.  Las mujeres se acercaron lentamente, la niña comenzó a llorar,  el rey la  consoló.

— Yo estoy aquí pequeña, no  temas. Papá te ama…

En tanto  Ilse  mostraba su preocupación… algo no andaba bien. Muchos de los invitados parecían haber desaparecido del salón. De repente su corazón sintió un dolor tan agudo que la hizo caer al suelo.  Los invitados junto a sus padres y sirvientes se acercan  a ella.  Cuando recupera el conocimiento estaba atada de ambas manos, sujeta a dos columnatas del lugar. 

Sus padres parecían regodearse tomando el contenido de dos copas.  Ella emitió un grito desgarrador:

—¿Qué han hecho con mi familia?

Su madre se acercó a ella. 

— Tu familia somos nosotros hija. Dijo con frialdad

La  reina madre había sufrido un cambio asombroso junto al resto de invitados y sirvientes.  Incluso las viejas ciegas lucen  rozagantes.  Una idea terrible asoma  en la mente de la joven reina.  Con una fuerza descomunal arrancó sus ataduras dirigiéndose hacia la habitación de su niña.  Cuando llega   su grito de dolor  cubrió  la noche.  Sobre la cama estaba su pequeña, desangrada hasta la muerte, a su lado su esposo y fieles sirvientes, muertos también.

No pudo llorar, busco  con desesperación las dagas en el cinto de su esposo.  Las coloca bajo las mangas de su vestido de fiesta y camina con decisión  hacia el salón principal.
Allí encontró a su padre en un   divertido coloquio  con  sus invitados.  Su madre mostraba a sus invitadas los retratos de la familia Lezzar.

Su grito se deja oír hasta las catacumbas:

—¿Por qué, porque lo han hecho?

 La reina madre fue la primera en hablar.

—Era necesario hija, necesitábamos la sangre de un guerrero puro de corazón y un descendiente híbrido.  Es la única forma en que  podemos recuperar nuestra fuerza vital.

 Su padre intervino:

—Podrás tener otros  hijos pequeña,  diremos que un terrible accidente sucedió, serás una hermosa y rica viuda, con un reino a su disposición, pronto encontrarás  otro caballero que…

Ilse no le dejó continuar, una de las dagas fue  lanzada con una fuerza sobrehumana atravesando  el corazón del  vampiro. La reina madre lanzó un aullido  desgarrador.

—¡Maldita!   Has matado a tu propio linaje.

—Y tú  has asesinado el mío, dijo la joven reina.  Estamos a mano.
Su madre se lanza hacia ella mostrando los afilados colmillos, ella pareció esperar con tranquilidad,  en el momento que la  ancestral vampiro  utiliza  la fuerza para doblar el cuello de Ilse y clavar sus colmillos, ésta pasa con deleite la filosa daga a través de la garganta del engendro.

Los invitados le miraron  iracundos, había acabado con los reyes vampiros más antiguos  descendientes del Señor Oscuro.   Merecía la muerte.

Ilse lucha con denuedo,  la única daga en su mano acaba con la vida de los vampiros que se acercan   a ella ,   en su interior sabía que eran demasiados.  Sabe que pronto morirá,  y luego  estará con su amada familia.  Mira  hacia uno de los ventanales que dan   al desfiladero, no entregaría su sangre a esos malditos.  Suspira,  está dispuesta a lanzarse   al   vacío, cierra  sus ojos  rogando por estar de nuevo junto a su amado esposo e hija .  Los vampiros le rodearon ,  ella se acerca al ventanal.  Una gigantesca figura emerge  por una de las puertas del salón,  semejante a un  oso, sus manos tenían afiladas  garras que usaba para arrancar  de un solo manotazo la cabeza de aquellos engendros.  La sangre salpicaba el vestido de Ilse.  Cuando la impresionante figura estuvo frente a ella no pudo más, su  cuerpo se desvaneció.

El  engendro caminaba  con ella sobre sus hombros, sus patas  resbalaban  en la sangre de las víctimas…  el sueño de la joven reina se cumplía.

El amanecer  trajo consigo la sensación en la  joven de haber estado dentro de una terrible pesadilla, pero al abrir sus hermosos ojos se encontró con los cuerpos de   su esposo e hija envueltos en una blanca mortaja.  Se levanta como un resorte del suelo.  Junto a ella  aquel ser la miraba con ojos  humanos y llenos   de tristeza.
— Sé lo que sientes,  dijo, ellos también  arrebataron la vida  de mis seres amados.
¿Quién eres? preguntó Ilse, aún atontada por el dolor.

—Soy un   orsus,   una mezcla  de hombre lobo y oso, un endriago, dirían algunos.

—¿Porqué me  has salvado? ¿ Porque  quisiste prolongar mi sufrimiento.?  Reclamaba ella entre lágrimas.

Ellos no deben triunfar… además   debes rescatar a tu familia. Aclaró el ser.

—Salvarles…  ellos han partido, ahora debo hacerlo yo, no deseo vivir  en este mundo sin su presencia.

—Te equivocas reina, contesto él, si no   llevas a cabo  la  ceremonia del Trial ellos pertenecerán a la casta  más  cruel que haya poblado el submundo  , los vampiros negros. Tus padres eran sus reyes.

— Vampiros negros… ¿Qué clase de  historia es esa?¿ Qué  tipo  de maldita locura ha sucedido?    Estoy  cansada, solo deseo morir,   ver de nuevo  a mi esposo e hija  en el más allá. Dijo sollozando mientras caía de rodillas.

—Ellos no estarán junto a ti, han sido malditos  por esos  espectros,  dentro de tres días  volverán a la vida convertidos en terribles demonios que continuarán  matando inocentes.

—¡Mientes!  Sus almas eran puras, mi niña solo era un bebé! Gritaba Ilse con furia.

—Tiene tu sangre, dijo el orsus,  ella   será una futura reina, una poderosa vampiresa, al igual que tú.

—Te equivocas, mírame, yo no tengo un ápice de esa sangre infernal. Responde  con ira.

—Acabaste con dos de los más poderosos  engendros de dicha raza.   Y hubieses   acabado   con todo el nido  . A no ser porque decidiste morir. ¿No es verdad?

—¿Qué  buscas?  ¿Qué piensas que debo hacer ? Pregunto  molesta.

—Debes confiar en mí. Te dejaré ver en mi interior. ¡Hazlo ya!  No tenemos demasiado tiempo.  Dijo el lobo mientras levantaba  su cuello.

— Pretendes que  te muerda, estás loco! No soy un  espectro!

— Inténtalo por favor… sabrás de lo que hablo.  Hazlo por  ellos… por favor,  mira  dentro de mi.
Ella acerca su boca  al cuello del ser, segura de que no podría lastimarle.  Pero en cuanto  puso sus labios sobre  éste, sintiendo  el palpitar de la tibia  sangre ,   un instinto ancestral  explotó  dentro de su ser.  Unos afilados colmillos se   abrieron paso por entre  el   cabello y piel de su  víctima.  Su mente se llenó con los recuerdos que poblaban  la memoria de la extraña criatura.

Sus padres, los reyes Lezzar,  acabando con  poblaciones  enteras,    hombres, mujeres, niños…  muriendo en manos de los bestiales engendros. Su oscura concepción, su nacimiento…. Ella   pertenecía  al clan  de esas criaturas infernales.

Retiró su boca,  sintió nauseas , no estaba acostumbrada  al sabor de la sangre.  Tenía muchas preguntas que  hacer respecto a si misma.

El lobo no la dejó  pensar,  mostrándole  las dagas y los cuerpos de su esposo e hija.

— Debes hacerlo, no tenemos tiempo.  Quemaré los cadáveres de los sirvientes, solo de esa manera  descansaran , de lo contrario serán muertos vivientes sembrando el terror en las comarcas aledañas. 
Esa  tarde   una enorme pira consumía los cuerpos de   sirvientes y vampiros  oscuros.

—¿No sospecharan  en la aldea al ver las inmensas llamas?  Preguntó ella.

— Los pobladores yacen en el foso, los pocos habitantes son solo espectros inferiores que viven de la sangre de animales pequeños.Contesta el endriago.

Ella  prepara con  sumo cuidado  una pequeña pira al lado  de la gigantesca fogata.
El lobo la  observa  transportar trozos de madera lentamente, hasta formar  la  hermosa  pirámide .Se acercó  a ella  diciendo :

—Antes, debes  poner a salvo sus corazones  mi reina.  Dijo  el  orsus.

Capitulo 3 // El Trial

—¿Sus corazones,? preguntó ella con curiosidad y temor.
—Intentaré explicarlo de manera que puedas comprender, lo que   ha sucedido es solo el inicio de la batalla por las almas  de tu esposo e hija, el  mal desea esas almas  limpias y fuertes, las convertirán en sirvientes sin otra opción que servir al Señor Oscuro.     Dijo  el lobo  mirándola a los ojos.  Tú  evitarás que eso suceda.

— ¿Cómo?  Gritó ella.  Los volveré a tener junto a mi? ¿Juegas con mi desesperación lobo?

— No, subrayo él,  debes  iniciar el rito del Trial  cuanto antes, eres la única esperanza de ambos, o serán condenados a la oscuridad.

— ¿Que  es el Trial? ¿ Acaso magia negra?  Dijo mirando con ojos interrogantes al orsus.

— El  Trial es un rito muy antiguo, solo es practicado por elementales   a los que les han sido arrebatado  sus seres amados, se basa en el dolor como lazo  inmortal,  tú serás  la primera  vampiro  oscura en  efectuarlo . Ven, acompáñame.  Explicó él.

— Lobo,¿ estás seguro de lo que dices?   No  creo tener  tal poder.  No soy una elemental.

— Desciendes  del linaje más  antiguo y oscuro de los    espectros.  Es inútil  negarlo.

— No pretendo negarlo Lobo,  nadie puede escoger a sus padres, sin embargo puedo renunciar  a mi estirpe, y lo haré.

— Te agradeceré si dejas de llamarme Lobo, mi nombre es Driago. ¡ Sígueme por favor!

Ella  obedeció,   pero en cuanto  llegaron a la habitación   donde yacían los cadáveres de sus seres amados, Ilse  se negó a entrar.  Driago  la empujó suavemente,    quitó las mortajas   de los cuerpos.  Ella   volvió su mirada  al suelo, se negaba a mirar los rostros  de sus seres amados sin vida, sus labios pálidos,  la sonrisa ausente en aquel rostro infantil, el llanto   hizo que su cuerpo convulsionara, cayendo al suelo.

El orsus la levantó, luego con  una voz calma y suave le dijo:

— Sus cuerpos son solo  recipientes, su  espíritu yace en su corazón esperando ser rescatado del lugar oscuro donde tus padres les enviaron.  Toma  las  dagas sagradas ,  las rescate del salón principal.  Debes abrir el pecho de cada uno de ellos y devorar su corazón.

—¡ No, no seré capaz!  Gritó con desesperación.  No me pidas eso, no tengo el valor  suficiente. 

— Reina Ilse, debes decidirlo ya ¡ O atraviesas ese campo repleto de dolor o dejas que tu familia sea poseída por el lado oscuro.  El Señor Oscuro no les dejará ir, son almas muy valiosas. Al anochecer sus  esencias serán  esclavas del mal.

Ella  contempló  los cuerpos, despacio se acercó a ellos.   Acarició   el  cadáver  de su esposo con  la punta de sus dedos, el amor llenaba su cuerpo,  abrió la camisola, Driago  le acercó una de las dagas,  ella  dejó que sus instintos ancestrales la guiaran, cortó su muñeca, la sangre manó tibia.  Respiro hondo, la daga manchada  con su sangre abrió el pecho de su amado esposo hasta llegar a su corazón, la fuerza con la que penetró la daga,  hizo que las costillas del hombre no fueran un impedimento para que su mano llegará hasta  su objetivo, allí, el órgano  azulado pareció entregarse a su mano.

 Lo llevó hasta su boca musitando:  Amado esposo.  Devorando aquel preciado corazón mientras  que  de sus ojos fluían las lágrimas a raudales. Luego  con suma ternura realizó el mismo  proceso  con su hija:   Mi golondrina, susurro al pequeño corazón.   Terminado  el  ritual llevaron los cuerpos hasta la pira funeraria, la reina   observó  cómo su familia se convertía en cenizas que se elevaban al cielo.

— Nos veremos, dijo mientras sus ojos   se nublaban con un manto de lágrimas.

Su cabeza   giraba…  aquel suplicio le impedía respirar.  No había hecho nada para merecer aquel desdichado karma, ignoraba  todo lo referente a sus oscuras raíces y pese a que percibió el mal en aquel remoto castillo   nunca  creyó ser parte de él.

Driago  le  acompañó  de nuevo  hasta el enorme salón,  que  lucía limpio y ordenado.

— ¿Quién se encargó del lugar? ¿ Tú?  Preguntó.

El orsus  rió con desparpajo. Esperas demasiado de  mí, carezco de   cualquier habilidad doméstica  han sido los espectros inferiores, se han alimentado de los restos, son sirvientes inofensivos…

— Todo esto  acerca de reyes vampiros oscuros, de espectros, de ritos… es tan confuso,  creí que el mal tenía un solo rostro. Replicó  Ilse con cierto  desconcierto en su voz.

— Oh no, mi  reina,  el mal  posee muchos  senderos .   Tus padres provienen de un linaje de demonios muy poderoso.  Mira, dijo   mostrándole los retratos de  los  antepasados  de la joven reina  que cubrían las paredes del enorme recinto. Pertenecen a  individuos únicos dentro de  tu genealogía.   Algunos son  esenciales, su mal en ellos reside  en estado puro,   sin embargo  en   cada  generación nace  un  inocente , alguien que desconoce el hecho de pertenecer a  este infernal mundo.  Se les necesita, se les  cría   de manera que ignoren su proveniencia, que desconozcan lo poderosos  que  suelen ser,  deben  unirse a un humano  y traer a la vida un híbrido, su sangre  es considerada por estos demonios  un verdadero  elixir de vida.

—  Mi pequeña Inés, musitó  con tristeza la reina.

— Si,  esta noche  el  TRIAL  tomará posesión de tu cuerpo.  No debes luchar.

—¿  Qué sucederá conmigo Driago?  preguntó con  voz afligida.

— Es difícil de explicar, una vez concluido  el proceso  debes  partir a los Cárpatos, la escuela  de  Scholomance  te dará su bienvenida.   Serás una de los siete discípulos, ellos te ayudarán a entender y sacar provecho a los poderes que  vendrán a ti.

— La Escuela perteneciente a la Sombra?  Preguntó ansiosa. He oído acerca de la leyenda.

—  Muchos relatos  giran alrededor de este lugar,   cuando lo conozcas deberás sacar tus propias conclusiones. Contestó el orsus.

—Esperaremos en este sitio dijo  Driago señalando el gran salón.

— ¿Qué  esperaremos? preguntó ella.

— La luna debe estar en su punto más alto.  Iré por algo de comida, dijo el lobo.

— Matarás  una  oveja… preguntó Ilse con inocencia.

La carcajada del  lobo  lleno el  frío salón..

— Pensaba ir a la cocina y engullir algunas sobras del festín.  Deseas algo,  hay  fruta en la cocina.

— No, gracias, no tengo apetito.  Responde con tristeza.

Driago salió rumbo a la cocina, la reina Ilse   contempló  de nuevo aquel lugar, luego volvió sobre sus pasos mirando los retratos  familiares;  era cierto lo que decía el  lobo .    Cada cinco o seis  retratos  una cara angelical  de mirada cristalina  llenaba el marco de una pintura.  Por último se encontró con  ella, bajo el retrato de sus padres.  Una ola de ira surgió de su   alma, y  empezó a destruir   los óleos.
Cuando  Driago  reapareció , ella estaba más calmada.  El  observó   aquel arrebato de ira  diciendo:

— Espero que te haya servido de algo…

— Lo hizo, dijo ella con voz entrecortada .Luego mirándole fijamente preguntó:

¿Cómo puedes saber tantas cosas  acerca de mis padres? ¿De este mundo horripilante?

— No siempre fui un  lobo , dijo él.  Mi nombre  fue  Doner, un   campesino propietario de sus tierras en  la ciudad de  Hermsmastad.     Poseía mi granja, una hermosa y dulce esposa y un niño  precioso. Mi vida parecía perfecta. Llame a mi hijo  Philipe, en honor a mi padre.   La vida era plácida y gentil conmigo.  Mis cultivos prosperan bajo mi cuidado, mi hijo crecía fuerte y sano. Nunca creí que mi destino  daría  un vuelco tan terrible.  La  plaga empezó en primavera,   una caravana de gitanos se estableció  en la rivera del río.  Poco después  aparecieron las primeras ovejas muertas… no sospechamos nada.  Los animales suelen morir, pensamos.  Luego los niños empezaron a enfermar… las doncellas palidecen  y después la fiebre las consume  hasta morir.  Mi esposa y yo tomamos todas las medidas necesarias para que el pequeño Philipe no enfermara pero fue inútil.  Decidí  no moverme de su habitación ,  vigilarlo  constantemente, un pequeño cobertizo  cubierto de  paja  se convirtió en mi  cama.  Y ahí  pude observar como una  espectro  con ropas de gitana,  tomaba la sangre de mi pequeño.  Caí sobre  ella y corté su cabeza, pero era demasiado tarde, mi hijo murió días después.  Los  espectros  huyeron no sin antes dejar  una terrible maldición sobre mí,  aquella vampiro   era  su reina.  Fui  convertido en esta especie de  engendro, lobo, oso, hombre… mi esposa  intentó  ayudarme.  Su cadáver destrozado fue encontrado en el bosque… traté de acabar con  mi vida.  Un hombre alto y pelirrojo, con un  atado de lana blanca en su cintura me halló, curó mis heridas y   cargándome en su carreta me llevó  hasta el Maestro, director de la temida escuela.  Allí fui  su  sirviente, aprendí a manejar  los terribles episodios de transformación . Hace unas cuantas semanas el Maestro  tuvo una revelación acerca del  mal que caería sobre ti,  fui enviado a protegerte, a ti, a tu familia,  pero  llegué demasiado tarde…Debes descansar, necesitarás de todas tus fuerzas. Ordenó a la reina.

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