Parte 4

El Mundo Según Henrry

// Parte 4 //

 Henry no espera más,  un poco molesto  llama por última vez en la puerta de la habitación, luego abrió.  Sus ojos recorrieron el lugar, la cama estaba hecha,  era temprano, Dumy no era demasiado prolijo.  Algo sucedía.  Miro con más cuidado.  Unos papeles sobre la cama, apuntes, mapas señalando el arrecife de cabo San Lucas, Henry se  sintió preocupado y lo hizo  más cuando vio  apuntes  con letra de Dumy que decían:  Frederick Jacob.  Ese nombre era el del más famoso pirata de Cabo San Lucas,  su leyenda era contada desde   épocas anteriores a Henry, su padre las relataba mientras estaba en el corredor de la hacienda:  vendió su alma al diablo para obtener los más grandes tesoros, contaba.  Pensó en el alocado chico, debería dejarle pasar un buen susto, qué le podría pasar¿ Morir?    Sería  bueno que  recibiera una lección, tal vez ese fantasma sería el ideal para dársela.  Cuando se  lo contó  a Cristhine ella se mostró disgustada: ¿ Cómo que no irás a buscarlo?  Solo es un chico…

—Es cierto dijo Lorn, ustedes ni siquiera se imaginan todas las boberías que hice   cuando era un jovencito  de su edad.

—De todas maneras él debe aprender que esa manera de conseguir dinero no es la  adecuada,  Apuntó  Henry.

—Cristin siguió defendiendo al chico. ¿ Qué esperas que consiga un empleo en una pizzería?

Lorn rió con ganas.  Sería fantástico para la publicidad  del lugar,  Pida que el fantasma  le lleve   su pizza , si  él no llega a tiempo se llevará de premio un buen susto!

—Ustedes dos, dijo Cristin enfadada, debería darles vergüenza,  no saben si él corre peligro o no.

—Qué le podría pasar dijo Lorn, es un fantasma  ya.

—He oído decir que hay entidades que absorben la  energía de un fantasma,  seres de energía negativa ¿Qué creen que pasara si Dumy encuentra alguno?  Reirán de la misma manera, dijo la chica.

—Henry pensativo  le preguntó si estaba segura de lo que decía.

—Por supuesto, dijo ella, desde que tú apareciste aquí investigue un poco sobre ustedes. Se dice  que dentro de su dimensión existen   energías que pueden dañar  otros fantasmas . 

—Henry recordó  lo sucedido con María.  Miro a Cristin  mientras le  decía:   ¿Puedes llevarme a Puerto San Lucas?

Ella observa  con ojos suplicante  a Lorn, : 

— Vete, buscaré una suplente por unos días, le tengo afecto al chico,  cuando lo encuentren  díganle que hablaremos de su habitación…

Henry pidió a Cristin que viajaran  en  tren, le encantaría mirar el paisaje  durante el bamboleo tranquilizador  la inmensa máquina  decía. Pero ella rechazó la idea  explicando a Henry que en auto llegarán  más pronto:

—Además,  decía, no sabemos cuánto tiempo lleva ese chico atolondrado en   Cabo San Lucas. Henry reconoció que no había tenido suerte, Cristin era una conductora demasiado   arriesgada, no era un rumor entre sus amigos, su seguro del  auto era  más alto que  el  pago  del departamento en el que vivía. Lorn se lo había dicho entre bromas:   puedes llegar a ser el único fantasma que muera dos veces con Cristin al volante,  mientras miraba la cara preocupada de Henry.  Alejo esos pensamientos de su cabeza, quizás solo eran chanzas con respecto a la chica;  los hombres a menudo  pensaban ser mejores conductores que ellas. Cuando Cristin  accede a  la  vía rápida en lugar del camino panorámico, Henry sintió  como las  fuerzas G de gravedad podían sentirse en un viejo Camaro. La veía feliz a su lado, con su cabello agitado por el viento, mientras  insultaba a los *malos conductores*  a quienes los inspectores  habían regalado sus licencias de conducir.  Harry no dudo que la belleza de la chica pudiera haber distraído al encargado de calificar la prueba de manejo.  Adelantaba los autos como si nada,  la carretera le pertenecía, dos veces estuvieron a punto de colisionar  porque ella invadía el carril  para adelantar a  otros   vehículos.

—Estúpidos  ¡ Quién os ha enseñado a manejar.  ¿Has visto ese tipo Henry?  Apuesto que ni siquiera  puso las luces de adelantamiento, las leyes deberían ser más estrictas en ese lugar, mientras ella parloteaba mirando a Henry, éste trata de advertirle sobre un policía de tránsito  señalando  el auto con una pistola de  control de velocidad.  La sirena   del vehículo policial se escucha cerca,  Cristin pregunta con inocencia  si algún auto estaba siendo detenido. Henry la  observa con afecto mientras decía: 
 
—Creo que la advertencia es para ti Cristin, tienes orden de detener el auto  .

Cristin detuvo el auto mientras  repetía que debía haber un error, quizás el auto que la  rebasó  era al que debían detener.  Pero el inspector llego al lado de la ventanilla mientras preparaba una boleta. Mientras el inspector pedía su licencia le retaba amablemente: 

—Viene demasiado rápido joven, está excediendo los límites de velocidad en esta zona.

A lo que Cristin replica:  debe  estar equivocado señor , el señalamiento decía 80 km por hora, límite.

—Es cierto señorita, pero eso fue  20 km atrás,  ahora está en el área  de  60,  y usted venía a  100 km por hora.

—Pues algo debe ocurrirle a ese  artefacto suyo, verdad Henry, dijo volviéndose hacia  el fantasma.  Este la miró con ojos desorbitados mientras le decía:

Recuerda Cristin solo tú puedes verme. Por lo que el policía decidió hacerle pruebas de sobriedad a la chica.  Casi una hora después Cristin partía de nuevo, quejándose de las absurdas leyes de este país, aparte de una multa por 159 dólares.

Henry logra calmarla, mientras se decía a sí mismo que pese al síndrome del  pie acelerado  en Cristin   habían llegado  al  anochecer a Cabo San Lucas.  Habían perdido más tiempo del ganado. Considera  difícil conseguir hospedaje en ese lugar turístico durante la época de más alta afluencia.  Le preocupaba donde dormiría la chica,  después de recorrer varios lugares sin suerte para ella, Henry recomendó llegar lo más cerca del arrecife del Cabo, dormirían allí, quizás no sería muy cómodo para Cristin, pero al menos podrían descansar alejados de la algarabía  y escándalo de los turistas.  Ella  logra aceptar  sin miramientos,  el auto se dejó  guiar  por las señales en la ciudad hasta el Arrecife del Atajo. 

Al acercarse Henry sintió un sobresalto;  la presencia de otro antiguo  fantasma rondaba el lugar.


Capitulo 6 // El Rescate

 Dentro de la caverna, Dumy trataba de  soltar los grilletes con que el capitan Jacob le sujetaba. Unas risas femeninas lo hicieron volver su mirada hacia la espuma que golpeaba la roca donde se encontraba atado.
Espero que sepas nadar fantasmita, te vas a mojar,  dentro de un rato el agua cubrirá el tesoro y a ti le decía la chica quien apenas dejaba ver su  rostro y cabellera fuera del agua.

Quién eres ? pregunto el chico.

No has oído hablar de nosotras, somos las sirenas del Cabo, protegemos este tesoro de seres ambiciosos como tú.

Ah comprendo, dijo con sorna, eres una sirviente del capitán Jacob.

La sirena bufó, somos libre dijo con rabia, no tenemos amo.

Fluye hermana, no te atasques con eso, como escuche que Jacob decía  vigílalo creí que era una orden, porque si yo estuviera en tu lugar y el fantasma del capitán me dice :

Cuida el tesoro!  Yo pensaría que es una orden.  Pero si tú dices que no es asi,  bien. 

Sabes qué, dijo  la sirena enojada, te vere más tarde, cuando el agua te haya quitado lo gracioso.

No! Espera,  dijo Dumy,  debo preguntarte algo importante.

La joven se volvió mirando al chico a los ojos,
Este le miro seriamente mientras  decía:
Crees que el agua pueda  salada pueda  dañarme  el cabello?  Detestaría que  lo echase a  perder  como parece que ha  sucedido con  el tuyo.

Eres un maldito, dijo la chica enfadada, nuestro cabello es  hermoso , hemos  encantado a miles de marineros con nuestra belleza… eres un  …

Idiota, termino de decir él.  Quizás tengas razón, atado aquí estoy un poco lejos,  no puedo apreciar   lo bella que dices ser…

Ohhh, lo dices en serio, pues mira!  Y  saliendo del mar llego hasta los pies del chico.  Este apenas pudo respirar, en verdad era una joven muy hermosa, su larga  cabellera cubría  los turgentes senos,  de su  diminuta cintura    colgaba un cintillo de oro  y  perlas blancas.  Sus caderas estaban cubiertas por una pequeña  falda de  zargazos,  sus piernas eran lo más llamativo, largas, perfectas como las modelos de revista, con el pequeño  inconveniente de la  membrana plegada entre sus dedos.  Dumy obvio este detalle, la chica era impresionantemente hermosa.  Sus ojos castaños contrastaban con aquella melena rojiza.  Su piel era  canela, su boca pequeña pero carnosa.  En verdad en ese momento agradeció al capitán el haberlo dejado atado al cofre. La chica sonrio coquetamente al ver el rostro embelesado de aquel fantasmita.

Qué miras  ? le dijo  al chico.

Este pareció volver en si mientras le decía: No me engañas, tú no eres una sirena, solo eres una turista que quiere divertirse a mis costillas.

Cómo puedes decir eso, eres bobo o qué? 

Relajate belleza, manéjalo!  Mira  desde que soy un niño  sé que las sirenas verdaderas tienen cola de pescado, huelen a pescado y además cuando salen del agua se convierten en arpías horribles.  

Arpías   horribles?  Repetía ella molesta.

Si, afirmo él, además viejas, si viejas! Y tú  debes de tener mi edad, algo asi… o no  ?

Tu edad?  Qué bobo eres, tengo 217 años, te parezco de tu edad ahora?

Años más, años menos,  solo me llevas doscientos, si no envejeces puedes esperarme,  me gustaría conocerte un poco más, salir al cine, llevarte al parque…  decía entretenido el chico mientras guiñaba  su ojo a la joven sirena.
Válgame, solo eso me faltaba?  Ser novia de un fantasma ladrón!

Ladrón, qué he robado?  Quieres decírmelo. Preguntaba Dumy

Ah, lo olvidaba, estás aquí haciendo buceo turístico no?  Y el capitán Jacob te atrapo mientras intentabas cargar el arcón en esa tabla de surfear.

 Gritaba indignada la joven sirena.

Mira nena,  fluye!  Crei que lo había encontrado,  no había nadie alrededor, cómo iba a saber que Frederick estaba  cuidándole?

Nena?  Oh, eres odioso, mi nombre es Cane, si me dices nena una vez más, te cubriré de algas para que  los moluscos hagan  un hogar en ti. 

La discusión llegaba  a su fin.  Una sirena de más edad llegaba mientras  retaba a Cane por estar tan cerca del chico. 

 Es  hora de regresar a casa, dijo ésta, el capitán llegara en unos momentos.  Vamos Cane .  La sirena miro de reojo a Dumy mientras entraba al agua de nuevo.  Ten cuidado, hermanita, los fantasmas no son fiables le dijo  mientras sonreía.

De qué hablas,  es solo un chico bobo, decía  Cane.

En cuanto las sirenas se marcharon Dumy  se preocupo de nuevo,  cuáles serian los planes del    capitán  con respecto a él,  los rumores qué corrian  sobre  Jacob  y su crueldad  eran terribles,  qué  podría hacer  con  él,   ya estaba muerto se dijo mientras  se tranquilizaba a sí mismo.  Pero en cuanto recordó lo que los entes oscuros podían hacer sobre los fantasmas,  su preocupación se convirtió en temor.

Mientras Henry  vigilaba detenidamente el arrecife,  una sombra oscura a lo lejos llamo su atención.  La figura desapareció frente a un respiradero de ballena, llamados así  por expeler agua y espuma cada cierto tiempo.   Miro a Cristin mientras dormía profundamente, no podía dejarla sola en ese lugar,  pero su intuición le decía que debía investigar  donde vio la figura.  Una idea llego a su mente, quizás Mousse  pudiera ayudar,  se concentro en la  figura de aquel  enorme gato persa que fue su mascota durante muchos años allá en la hacienda Calster,  Mousse era un animal  de inteligencia sobresaliente, su madre solía comentar que a aquel gato lo único que le faltaba para ser extraordinario  era hablar.   Recordó  su  figura rechoncha, su pelaje gris y aquellos ojos verdes  despiertos e inteligentes.  Un leve maullido se oyo a la distancia, luego más cerca, de repente  Mousse ronroneaba restregando su cuerpo  en los  tobillos  de Henry.

Vaya,  mira a quien tenemos aquí, dijo mientras levantaba al gato colocándolo frente a su rostro.  Te he traido hasta aquí amiguito porque necesito que me ayudes, debes cuidar  muy bien a esta chica, le dijo al gato mientras gentilmente  volvió   la cara de  Mousse  al sitio donde Cristin dormitaba plácidamente.  Si algo ocurriera debes buscarme inmediatamente, estare cerca de esas rocas, dijo ,  mientras señalaba  el lugar;  luego sin hacer ruido abrió la portezuela del auto dejando al gato fantasma cerca del cuerpo de Cristin, este se acurruco mientras  formaba con  su cuerpo un tibio ovillo.  Henry los miro satisfecho.   Era el momento de  buscar a Dumy, sentía que  podía estar corriendo un grave peligro.  Atravezo los sitios donde la marea dejaba entrever salientes de roca hasta llegar al respiradero donde la figura desapareció.   La caverna era amplia;  unas velas rústicas iluminaban el pasadizo, el ruido del mar se hacia cada vez menos ensordecedor;  el  túnel era largo, Henry sentía la presencia de su amigo, junto a otra de gran poder.  No sabia que podía encontrar allí.  Murmuro  una oración  pidió que  todo saliera bien y  pudiera  rescatar a Dumy.

Frederick Jacob miraba atentamente a su  prisionero.  Dumy aunque  temeroso devolvía aquella mirada disimulando su sentir.

Qué te ha traido hasta mi tesoro?  Hay  otros más como tú  que sean  fantasmas ?

Dumy no pensaba en contestarle, su único fin era encontrar la manera de salir de allí.  

Sabes quién  soy ?  Tienes tanta ambición como  para venir hasta  el hogar de uno de los fantasmas más crueles  de la historia de Cabo San Lucas a robar mi  tesoro ?

El chico se sintió un tanto avergonzado,  la sirena tenía razón. Sabia que el tesoro pertenecía a otro, pese a ello había llegado hasta aquí con la idea de robarlo…si robarlo. Bajo su cabeza mientras tímidamente decía:
Lo siento, no debí haber venido, no hay excusas, robar es robar, en el mundo  de los vivos o el de los fantasmas..  solo quería  tener mi propio espacio, mis cosas, y no me salgas con el cuento de que debo ganármelas.  Cómo lo haría ?  No  hay mucho empleo por aquí para fantasmas.

Jacob rio de buena gana.

En verdad eres un  descarado. No sé si creerte o echarte  con los grilletes a las profundidades del mar donde pasarías el resto de tu existencia como fantasma, dijo amenazadoramente.

Henry se acercaba al lugar, Jacob volvió su rostro hacia el pasadizo de entrada,  en él la figura del joven soldado se recortaba iluminada por la luz de las velas. Frederick lo miro burlonamente.

Ahh, veo que hay más de ustedes, y tú a qué vienes, por tu amigo ladrón? Pregunto
Henry lo miro de pies a cabeza, su estado inspiraba más lástima que amenaza.  

Es solo un chico, dijo Henry, creo que ya debe estar lamentando haber tenido la idea que lo trajo hasta aquí. Dijo Henry

Es cierto, es cierto!  Interrumpía  Dumy.  Te prometo que nos iremos, nadie más sabrá cómo  llegar hasta aquí,  será  nuestro secreto, dijo suplicante.

Vaya , vaya, solo  así, tan fácil como eso. Puedo confiar en un ladrón?  dijo mientras volvía su mirada al chico.  Pero soy un  fantasma de buen corazón,  podríamos llegar a un acuerdo.

Un acuerdo pregunto algo desconfiado Henry, por lo que sé de ti tu palabra no es de fiar.

Frederick Jacob se volvió furioso hacia éste mientras vociferaba: Qué sabes de mi?  Crees que yo deseo estar aquí  condenado a  cuidar de este maldito cofre. No sabes lo que es vivir día a día, condenado a la más absoluta soledad,  sin  tener a un ser querido junto a ti  , mientras observo un mundo  pleno de vida allá afuera. Lo cambiaría todo por un día en  el mundo de los vivos y poder cambiar todo este maldito enredo!  Se dejo caer de rodillas  junto al cofre.  Dumy miro a Henry, mientras decía:

Cálmate amigo,  fluye  no te atasques, quizás nosotros podamos ayudarte.

Henry miro a Dumy con cara    sorprendida:  Qué diablos haces? Pero éste siguió hablando a Jacob.  Sabes nosotros hemos  resuelto varios casos realmente difíciles…

Henry no lo dejo continuar: Varios casos?  Solo ayudamos a María,  y no fue nada  fácil o acaso lo olvidas?
No dije que somos expertos…  solo  buenos, además no podemos dejarle aquí sufriendo de esta manera
Quizás se lo merece… dice la historia que su crueldad solo era comparable a su estatura…  dijo convencido Henry
 A lo que el chico refutó:  mira, ves eso es de lo que hablo,  no es más alto que tú, a menos que el agua salada lo haya encogido

 El fantasma del capitán Jacob se levanto mientras Henry y Dumy discutían…

Llegaremos a un acuerdo, dijo ceremoniosamente,  liberaré a tu amigo pero primero  tú debes liberarme de la maldición que me tiene  condenado a  cuidar de este cofre  .

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