Parte 1

La Música que nos Une

// Parte 1 //

Había olvidado por completo  el momento en que  la pareja   Camper  primos maternos  de su padre, arribaron por ella al lejano pueblo donde residían los primos  maternos,  fallecidos     durante  un enorme deslave  en las montañas,  Zara fue la única  sobreviviente  de la familia,  su padre había dejado un jugoso seguro  de  vida a nombre de  Joe  Camper, como  albacea, convencido que se trataría de un  guardián   digno de su confianza,  si algo le sucediese podría  hacerse cargo de su pequeña hija de dos años.  Los padres de su esposa habían muerto y los suyos   habían  vivido por años en el extranjero, Lu  desea que su hija permanezca en su tierra. El pacto fue llevado a cabo  por el  afecto que existía entre ambos, antes del matrimonio de Joe  con aquella mujer de carácter  huraño y ambición desmedida. El auto  llegó hasta la casa de la vecina donde recogieron a la  pequeña niña,  en verdad era hermosa,  la esposa del primo Arhy  era una  extranjera de ojos verdes y cabello castaño, la nena  heredó  su  belleza,  el viaje  fue silencioso,  la  bebé de dos años durmió todo el camino.  Al llegar a casa fue presentada por sus padres a  su  hermana mayor  quien apenas mostró  interés en la pequeña,  Kim   era una  chica demasiado mimada por sus padres lo cual  redunda en una  personalidad caprichosa y  una total falta de empatía hacia el resto del  mundo.  Pese a ello sus padres intentaron  de manera gentil crear un lazo afectivo entre ambas,  creyeron lograrlo,  sin embargo  su amor  no permitía  hacerles ver la manera en que Kim trataba a su hermana adoptiva ,  un   sirviente que  hacía las tareas más engorrosas encomendadas a ella,  pese a ello  la pequeña Zara amaba y admiraba con devoción a su hermana mayor. 
 
El seguro  del  padre de Zara fue tomado   por instigación de la   mujer de Joe para  abrir  un  pequeño restaurante  que a duras penas  produjo  lo necesario para que la familia sobreviviese,  sobre todo  con los gastos provenientes de   los estudios  superiores privados de su hija  Kim,  poco aprovechados y realmente onerosos que  ponían a la familia en apuros  al final de cada mes.   Joe  sabía que falsificar la firma  durante la solicitud    del  fideicomiso  de la  pequeña Zara era un delito, una estafa  a  la compañía de seguros, sin embargo confiaba en    recuperar  el monto  sustraído  y  reponerlo para evitar problemas legales. En tanto la dulce y pequeña Zara había encontrado un refugio ante  los maltratos crecientes de su  supuesta hermana  mayor.

Una pareja  de profesores pensionados la tomaron  como  pupila,  el señor Zang   fue un  renombrado  violinista,  ocupando  durante muchos años un sitial de honor como  músico  mayor de la Sinfónica Nacional  de La  Gran Isla ,  luego, retirado  fue profesor  en un  famoso conservatorio en el extranjero.  Dos de sus hijos residían en el exterior, por lo que la niña de  suaves modales  fue  un buen sustituto para su soledad.  La casona  de los  Zang era enorme,  ella, juguetona la recorría  en toda su extensión,  le encantaba la enorme  biblioteca y leía  cuanto libro podía alcanzar por su estatura de niño, pero su descubrimiento más exitoso fue cuando  encontró  en una habitación abandonada  un violín  que había pertenecido a uno de los hijos del  aclamado músico, por alguna razón, ninguno de sus vástagos  fue atraído por la música,  ambos eran reconocidos expertos en el área de los negocios,   pero esa tarde  mientras el viejo profesor y su esposa tomaban una taza de té y oían juntos  las estaciones del compositor  Vivaldi  se sorprendieron al mirar a la pequeña intentar  ejecutar  lo que escuchaba con su pequeño violín,  tocaba  de oído,  repitiendo  lo escuchado  y sorprendentemente lo hacía bien, incluso la forma que sostenía el violín indicaba cierto conocimiento  en la pequeña niña.  Ambos se miraron sorprendidos, a partir de aquel momento, el amable  profesor  enfocó toda su atención en aquella   prodigiosa  chiquilla   que parecía  disfrutar sobremanera la música que provenía de los  viejos discos  que  coleccionó cuando la Orquesta realizaba giras  exitosas por varios países del mundo.  A partir de dicho momento  su  esfuerzo e interés    devolvieron con creces  el esfuerzo de su maestro,  era una pequeña de  pocos  años  que  disfrutaba enormemente  las enseñanzas  de su maestro,  e incluso  llegó a dormir una que otra noche  en  una de las habitaciones cuando  escuchaba  los conciertos que el célebre  violinista compartía con ella,  sonriendo mientras soñaba con poder tocar al menos  un poco como lo hacia su mentor.  Los  amables ancianos  enseñaron a la niña  como si fuese propia,  la  señora Zang  le  enseño modales  y conceptos  abstractos  de cómo platicar y sostener una conversación inteligente, mientras la hacía leer clásicos  tan famosos como Moby Dick,  Mujercitas, obras de Jane Grey, junto  a   las notas del gran  biólogo   Charles   Darwin  con su  obra  sobre la Teoría de la Evolución , e incluso  la teoría    de Einstein  sobre el universo, pero uno de sus autores favoritos fue Ernest Hemingway, pues algunas de sus  palabras le recordaban  sentimientos que solían  anclarse en su   mente para poder  recordar de alguna manera que todos los seres humanos  éramos una  sola energía que solía acumularse en nuestros actos del presente, pasado y futuro.

— Zara, le preguntó su maestro mientras  la miraba cerrar sus ojos  y tensar   su pequeño cuerpo   mientras  tocaba una de sus piezas favoritas,  Winter   de Vivaldi.  Qué sientes  cuando tocas esa melodía?

— Me imagino  al autor  expresando con notas cómo se sentía frente al  frío invierno,  a las  heladas, a sus vientos fuertes,   apreciando a   su  vez a la hermosa  capa blanca  que caía  desde el cielo.   Cómo su alma podría expresar toda esta   belleza  que le conmovía con   notas musicales…?   Me gustaría  poder  expresar  lo  que él  pudo  sentir. Respondió la pequeña.

A partir de ese momento,  el maestro nunca más preguntó,  acarició suavemente    la cabeza de su pequeña alumna,  lo discutió con  su esposa,  quería   convertirla  en una excelente violinista,  sabía que  no tenían demasiado tiempo para verla crecer, por lo que  la mejor opción sería dejarle un fideicomiso para  que llevara estudios  en un aclamado conservatorio musical en su país.  Su esposa estuvo de acuerdo,  sobre todo después de los últimos exámenes médicos de su marido,  su corazón  estaba demasiado débil para una nueva operación.  El abogado de los Zang  realizó  los trámites, la niña  tendría una audición   el día 20 de junio,   su ingreso dependía de  ello,   la niña  práctico con denuedo,  para alegría del viejo profesor  su pupila   fue recibida  con los brazos abiertos, a partir de ese momento   sus estudios dieron inicio  en la aclamada academia.  Allí estudiaría   las materias  normales, junto a  cursos extra como idiomas, enfocando  su  habilidad musical  como prioritaria.  Sus tíos estuvieron  felices,  no porque pensaran en el  don de su sobrina,  sino porque   se deshacían de  esa  carga académica, pues Kim consumía  todo el dinero en casa. Sus estudios fracasaban estruendosamente,  no así  la manera  ostentosa de vivir  saliendo con amigos de familias ricas y poderosas,  sobre  todo  una    conocida como la familia Kank,  dueños de  grandes empresas de publicidad y  tecnología.  Su hijo Alexander  se convertía en el objeto del deseo  de aquella joven que  solo pensaba en convertirse en la esposa del  joven millonario.

Zara  recibió  en su   onceavo cumpleaños un pastel hecho por la señora Zang y  un  collar  con una pequeña imagen de  la diosa de la música griega, ella agradeció sin saber que esa sería la última vez que compartiría con sus amados  abuelos como ella solía decirles.  Esa  madrugada el sonido de una ambulancia le despertó,  era en casa de  la pareja Zang,   salió de su casa corriendo con desesperación,  el amable señor Zang era  sacado en camilla de su hogar, ella observaba con impotencia cómo  su  esposa  lloraba a mares,  eso no significaba nada bueno,  corrió tras la ambulancia , apenas durmió, intentaría que  en la academia alguien le dijese el nombre del hospital al que había sido llevado, no fue necesario, al llegar  la noticia de la muerte de su mentor se extendió como pólvora,  las noticias, los  tributos,  todo impidió que ella pudiera acercarse, ni siquiera  en el cementerio logró  que alguien  le diese un lugar para  despedirle de cerca,  por lo que  tomando  su violín y desde las afueras del camposanto  tocó la melodía  favorita de su maestro, su virtuosismo  hizo  que algunos  conocedores  de talento  trataran de encontrar  quien tocaba la    triste melodía que  despedía al insigne maestro,  en cuanto terminó  guardó su violín   y mirando hacia   el lugar de descanso de su mentor  dijo:

Espero que  en la vida siguiente puedas ser   de nuevo mi  mentor y abuelo.

Camino despacio hasta su casa,  a partir de ese momento pudo darse cuenta de lo sola que se encontraba,  la casona que conocía al dedillo  fue vendida  por los hijos de la pareja, la señora Kang viviría en el exterior con uno de sus hijos.  Habría pedido  la amable señora esta disposición? O simplemente fue la decisión de sus hijos,    creía que la dulce señora preferiría seguir rodeada de los dulces recuerdos que  compartió  junto a su esposo, pero quién era ella para saber de eso,  solo  era una  pequeña , y  no podía  esperar a ser escuchada en un mundo donde los ancianos y los niños parecían haber perdido sus voces.

Al pasar por el lugar   contempló el amado  jardín,   fue su refugio seguro por años, pero ahora  era un lugar  vedado  al que nunca más podría  ingresar,  ese día  rebuscó en todos esos  oscuros sentimientos y  ejecutó de manera impresionante las obras cargadas de oscuridad y tristeza, durante ese tiempo nada  alegre reinaba en su mundo.

Ese mes de noviembre el llanto de su  tía y   los gritos del tío se escuchaban   por todo el vecindario,  Kim se encontraba embarazada,   sus planes de forzar al joven Kank   a  una boda no tuvieron el consentimiento  de la poderosa familia,  por lo que la madre del joven la había lanzado del departamento que  compartía con  su supuesto esposo, su glamorosa  vida terminaba con un abrupto final.  El restaurante no marchaba bien,  el capital que su padre dejó para su futuro en el seguro de vida   había sido malgastado por la singular familia.  Suspiró con  pesar,  sabía que las cosas se pondrían peor,  después  del nacimiento del bebé, su supuesta  hermana  tuvo una genial idea,  iría a hacer fortuna al exterior, había sido contratada  en Macao,  ella dejaría al  bebé  en casa de sus padres,y  mes a mes se haría cargo de su  bienestar.    Los padres cedieron ante las tentadoras palabras de
ganar sumas exorbitantes  que les serían enviadas,  Zara  simplemente escucho la partitura  de   su tema favorito Sombra del Caos  sonar  en sus oídos.  Su familia era de esa manera,  pobre niño,  en qué manos había caído. El año siguiente  fue  una verdadera anarquía,  los costos de la crianza, las vacunas, las enfermedades infantiles y   la ausencia   del famoso dinero que sería enviado marcaron la vida  de aquellos ambiciosos adultos,  ella  solía  participar en eventos  formales con un  pequeño grupo de cuerdas, ese dinero extra  sostenía las necesidades básicas del pequeño.
 
Antes de la navidad recibió  un mensaje de la familia  de su maestro,  la señora  Zang había muerto,  y dejaba un  pequeño apartamento  en la ciudad a la  joven Zara.  Ella no lo podía creer,  sus ángeles seguían velando por ella,  justo en el momento necesario, una orden de desalojo fue emitida  a sus tíos  que  con el fin de  ayudar a Kim  en su proyecto de vida habían hipotecado la propiedad,  sabía que  su  estabilidad económica nunca había sido su fuerte, e incluso habían abusado de la confianza  del padre de Zara para malgastar el seguro que formaría parte de sus estudios y herencia.  Quizás lo peor no fue ese actuar,  el niño  fue abandonado  en aquella casa a punto de ser rematada,  ella lo  contempló  con tristeza,  no le habían advertido lo que sucedería con su hogar,   sin embargo  él era un pequeño de apenas dos años,  si no intervenía sería enviado  a servicios sociales…  lo   cargó   en brazos y salió del lugar con un   bulto donde  portaba sus documentos, los del bebé que no había sido inscrito y el pequeño violín obsequio  de la pareja Zang,  ella llegó a su nuevo apartamento, era pequeño, pero muy bien ubicado,  la primer tarea sería   buscar el modo  de  continuar sus estudios y   atender al pequeño,  esa mañana  iniciaban las vacaciones de verano, tenía mucha suerte,  era imposible vivir con el fideicomiso   de sus benefactores y pagar una guardería para el pequeño,  al ver un anuncio  en una valla del metro  para madres adolescentes su rostro se iluminó,  iría a visitarles,  cuando entró con el pequeño   Tarren las miradas le siguieron, al parecer era la chica más joven que llegaba hasta el lugar,  con sus   pocos  años  a cuestas,  las trabajadores se acercaron solicitas ante la hermosa nena  que ya era madre, ella guardo silencio ante las conjeturas  hechas,  era una madre adolescente que ocupaba de su ayuda,  cuando pidieron los documentos del niño  guardo silencio,  una de las trabajadoras argumentó que posiblemente el bebé no estaba inscrito,  al  dar su nombre y cotejar sus datos  vieron que  era una chica huérfana que había sido dejada en manos de sus tíos   buscados por estafa y malversación de un seguro de vida.  La  observaron   con ojos  lastimosos

— El destino se ha ensañado contigo pequeña,  mira que madre a esta edad,  quizás fuiste abusada. Advirtió una de las gentiles mujeres que formaban parte del  hogar  de beneficencia.  
 
Ella no contestó, solo  deslizó  su  mirada    hacia el  suelo, de cierta manera le avergonzaba el engaño, pero no tenía  otra salida.   Si  comenzara a dar explicaciones sin sentido  su mentira sería expuesta de inmediato y ella  sería enviada junto al  bebé  a un  Centro  Estatal,  a pesar de su corta edad  pudo  sopesar  bien  sus  posibilidades,  por  lo cual  repetía  constantemente la historia de su abuela Zang  con quién  vivía, y que en muchas ocasiones no podía dejar al niño en  sus manos por los   delicados padecimientos de la anciana.  Su mundo solía ser un  mar de  mentiras donde su  precoz inteligencia  resistía  las más  oscuras tormentas. La firma de sus boletas de estudio,  firmar  los pagos de servicios de su  departamento  como si un adulto viviese con ella,   en ocasiones  debía llevar al pequeño Tarren  a su prestigiosa escuela  diciendo que era el niño  a quien  cuidaba  como niñera.  Poco a poco  fue creyendo  sus propias mentiras, su vida transcurría entre un trabajo de limpieza y servicio por horas en una heladería  conseguido  a través de un documento falso  acerca de su edad.  Sabía   que algún día  sería necesario dar explicaciones de su  ardid para poder  mantener  al   pequeño  Tarren  con ella. A partir de ese momento el Centro de Ayuda para Madres Adolescentes fue su segundo hogar.  Pese a su apoyo  ella sabía que a las cinco de la tarde su trabajo en una heladería    apenas le daba tiempo de recoger al pequeño  Tarren.  Sin embargo no  existía la menor muestra de arrepentimiento  en sus ojos respecto al bebé.  Al llegar a casa abrigaba al  niño y le subía  consigo  a la   azotea  del edificio, para practicar sus  clases,  la gente del lugar se acostumbró a las hermosas melodías que se escuchaban al atardecer.  Pronto Zara se dio cuenta que el pequeño  violín obsequio de su amado maestro podría servir de entrenamiento para su bebé.  De forma  sorpresiva el niño  aprendió a colocar el instrumento   bajo la barbilla y  el arco con sus manitas e intentar tocar lo que  Zara practicaba,  el  pequeño disfrutaba  de tocar  el instrumento, e incluso lloraba si  ella no le permitía practicar.    Día a día las habilidades del niño crecían de forma impresionante,  incluso  cuando ella debía dar un recital el niño se comportaba como si estuviese  hipnotizado por la música que surgía  en el escenario.  Zara cumplía  sus dieciocho años con una dona decorada  cual si fuese un pastel,  su hijo  hijo ahora le acompañaba  en los eventos,  su pequeña figura  envuelto en un gracioso frac haciendo reverencia al público era aplaudida  por  los presentes, junto a una joven y  bella madre de ojos claros y cabello castaño que  lucía trajes  formales que  hacían notar su espléndida figura.  Atrás habían quedado los tiempos difíciles de la  guardería para adolescentes,  ambos querían  intentar ser  ganadores de una prestigiosa beca en un instituto en Viena,  para ello debían ahorrar con ahínco. El dinero entraba, pero sus gastos aumentaban, necesitaban una cuenta exclusiva para el sueño de ambos.  Tarren    era un genuino genio,  propuso la idea,  Zara la aceptó de inmediato.

—   Mamá qué te parece si nos presentamos juntos,  como los músicos de las grandes ciudades,  tocando en parques y zonas concurridas,   necesitamos amasar una pequeña fortuna,  no  crees que es buena idea,  eres muy hermosa,  si vistes en forma más seductora y yo   utilizó mi frac nos    volveremos populares,  al menos lo intentaremos,  solo tenemos siete meses para   inscribir nuestra participación con la cuota    solicitada, nos falta  dinero y bastante…

— Es cierto, a este paso  no obtendré dinero ni siquiera para   tu inscripción.  Dinero, vil dinero,  si tienes demasiado  te nubla el entendimiento, si no lo tienes  debes esforzarte el doble para alcanzar tus metas. Añade Zara  con una muestra de preocupación en sus ojos

—  Bien, probaremos a tu modo, dijo con una sonrisa mientras le abrazaba.  Pero desechare tu idea de vestirme de forma seductora, de dónde sacas esas cosas ? Pequeño diablillo.

— Má, recuerda que ya no soy un  bebé,  soy un niño grande,  sé  cómo los chicos te miran,  pero no te preocupes,  yo te cuidaré.

— Excelente mi  guardián, pero quién te cuidará a ti, dijo  en tanto le  revolvía el cabello al chico.
Ese domingo de Pascua, frente a una inmensa y concurrida  catedral ellos dieron inicio a su presentación, de inmediato llamaron la atención, el pequeño y su madre eran sumamente hermosos y  gentiles ,  el dinero fue colocado de inmediato en los estuches de los violines que portaban.  Ese día  una reportera  les  observó  con curiosidad,  madre e hijo… ella debió ser muy joven al  dar a luz,  su instinto le advirtió  acerca de una jugosa historia.

En cuanto terminaron su presentación ella  se presentó.— Soy Laura  Brent,  soy de la televisión local, me gustaría una entrevista, me llama poderosamente la atención que sean madre e hijo   sean  músicos  incluso  que  compartan su afición por un mismo instrumento.

— Nos pagarán?  preguntó  Tarren.

— Tarren, le    advirtió su madre con gentileza,   qué pasa con tus modales?

— Necesitas dinero chico, puedo preguntarte para qué? Interrogó la periodista.

— Para nuestra inscripción  en el concurso de becas  del Instituto de Cuerdas en Viena,  dijo   el chico con    seguridad,  ambos queremos ir, verdad mamá? 

— Si, es cierto, dijo   Zara mientras acariciaba  la cabeza  del niño y sonreía con orgullo.

La periodista fijó la fecha para la entrevista,    tres días después madre e hijo participaban en el horario considerado  de más alto rating,   era imposible no  observar al pequeño de siete años  tocar de esa manera, junto a  una madre que parecía recién haber salido de su adolescencia  como un par de virtuosos y expertos músicos.  Ambos escogieron su pieza favorita,  colocados frente a frente parecía un duelo de titanes donde ambos cerraban  sus ojos intentando acoplarse en cada una de sus notas,  su partitura  favorita para demostrar su fuerza  y coordinación  era la de    Winter    del  célebre compositor Vivaldi.   La audiencia junto al personal de la   estación de televisión  sonrieron al ver a ambos frente a frente,  cruzar  los arcos mientras el niño decía:  

— Lista mamá?  Es hora de darlo todo.

— Si amor,  estoy lista.

Ambos se miraron fijamente iniciando su presentación, minutos después como si fueran abducidos por las notas musicales  cerraron sus ojos con fuerza, el sonido espectacular de sus violines hacía vibrar el estudio,  alguna gente en la calle se detuvo al ver   dentro de las pantallas interactivas aquella pareja  de madre e hijo  concentrados en  la música que ejecutaban con singular destreza,  ella  era  una chica muy hermosa y joven, y él un niño  que apenas   iniciaba  su escolaridad,  su encanto fue hechizante.  Parecían  responderse uno a otro,  como si el instrumento fuese una extensión de ambos.   Un reconocido  productor  quedaba prendado de la belleza de Zara y el carisma del chico…  podría producir bastante dinero con ambos.  Ordenó a su asistente averiguar quiénes eran aquel par de  chicos  que se presentaban como  madre e hijo.
 

Logo escrito
Copyright © WhisperWriters

INICIO
Parte 2 // Pronto

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Content is protected !!