
La Madre de los Dragones
Parte 4
Oculto en la más absoluta oscuridad un milenario dragón rojizo abrió sus rojos ojos, su ser interior se encontraba al tanto de la aparición de una nueva vida, había sido rey de su clan, emitió un singular rugido, sus compañeros de guardia lo habían exiliado cientos de años atrás, fue quien intentó usurpar el poder convencido de ser una especie imperial, no tendría que esconderse de los humanos, tenían la suficiente fuerza y poder para dominar los pueblos mortales, pese a su clara visión de las cosas la revuelta fue aniquilada por el clan, algunos de sus aliados murieron, otros al igual que él fueron exiliados a sitios remotos, ahora era el preciso momento de regresar, si lograban localizar al futuro rey, su muerte provocaría que el poder imperial sería trasladado al dragón que le había eliminado, la frase de ¡ muerto el rey, viva el rey¡ era una verdad monumental, ahora sería preciso encontrar sus antiguos aliados e intentar localizar al elegido. Era hora de regresar a recuperar lo que le fue arrebatado.
Luz de Estrellas despertó sobresaltada, percibió la presencia de la ominosa figura que intentaría acabar con el Clan de Dragones, incluyendo a su familia, al mirar a su alrededor encontró al General Adley mirando al cielo a través de la ventana del dormitorio:
— Algo se acerca amada esposa, es peligroso, todo mi ser lo intuye. ¿Debemos prepararnos ? Preguntó mirándola a sus preciosos ojos.
— Es el antiguo rey, quiere tomar el poder de nuevo, ha sentido la presencia del pequeño Yar, ante él es su rival para luchar por el trono.
— Yar es apenas un bebé ¿ cómo piensa eso? Acaso es un demente.
— Ella lo guió de nuevo a la cama, y acariciando el atractivo rostro masculino lo besó largamente, Tronco cedió a sus deseos. Luego de hacer el amor ella se recostó sobre su pecho diciendo: Yar es el designado por los Mayores a suceder en el Trono de los Dragones, el Dragón Oscuro lo observa como a un poderoso enemigo, porque lo es. Cuando Yar se transforme en dragón toda la energía de los Antepasados Dragón correrá por sus venas, pese a que acaba de nacer su poder es inmenso. El Dragón Oscuro lo sabe, pronto llegará a nuestras tierras. Nos debemos preparar, a partir de mañana el Gran Maestro entrenará a nuestros hijos, antes de que eso suceda yo me encargaré de buscar junto contigo el Gran Talismán de Fuego, tu espada nos guiará hasta él.
—¿ Mi espada? Preguntó Adley confundido.
— Si, pertenece a los regalos que el Dios Dragón entregó hace mucho a tu pueblo, junto a un anillo que es capaz de manejar el poder del tiempo, el Talismán y el Anillo junto a la Espada darán paso a un arma colosal capaz de detener a cualquier enemigo.
—¿ Dónde la encontraremos? Preguntó con decisión Adley.
— El Valle de los Murmullos nos estará esperando, dijo Luz de Estrellas con firmeza.
— Es un valle maldito , nadie que entra es visto otra vez. Afirmó Tronco con preocupación.
— No te preocupes, el Gran Maestro nos traerá un gran ayudante para guiarnos.
Al día siguiente ambos saludaban al poderoso Maestro enviado por la corte de los Dragones Antiguos para entrenar a los chicos. Junto a él uno de los sirvientes traía una caja de metal, dentro de ella algo similar a un murciélago terminaba de comer una fruta, Tronco golpeó la jaula con fuerza quería observar el comportamiento y los atributos del ser que se convertiría en su guía durante el peligroso viaje, este abrió sus fauces cual si fuera una tarasca emitiendo a su vez un chillido que hizo a los presentes hincarse tapando sus oídos. Luz de Estrellas miró a su esposo de forma retadora.
—Bien, entiendo, no te enojes amor, la “cosa” esta parece ser bastante poderosa, lo tendré en cuenta durante el viaje. Exclamó el General algo apenado
Los sirvientes prepararon el carruaje en el que partiría Luz de Estrellas, junto al pequeño Yar , el general e Ethan irían con sus cabalgaduras, pese a su oposición paternal por el pequeño Yar, el Gran Maestro le explicó a Tronco su padre y a Ethan su hermano mayor que sería imposible detener el enfrentamiento entre el nuevo rey y su oponente.
— Confíen en el pequeño Yar, los antiguos dragones han condensado su poder en él.
Antes de salir de la ciudad un nuevo miembro se adhería a la causa, Murat estaba dispuesto a hacerles compañía . El general se opuso, Ethan intervino como moderador:
— Padre, aún ignoramos con lo que nos enfrentaremos, Murat es un gran guerrero, protegeremos mejor a madre y al pequeño hermano.
El general accedió a regañadientes. Murat sería un compañero de viaje incómodo para Tronco, eran enemigos pese a una una tregua decretada por ambos reinos, Murat en tanto contemplaba a su pesar como Ethan llamaba padre al General y como durante las noches Adley ocupaba junto a Luz de Estrellas y su vástago más pequeño el carruaje, eran una pareja amorosa, unida desde lo más profundo de sus esencias. Tenía envidia, deseaba conformar con Bae un matrimonio similar, el viaje le daría oportunidad de convencer a su esquivo suegro de permitir una relación con la hermosa chica dragón que le había aprisionado el alma, sabía por el resto de hermanos e Ethan que Tronco veía a la chica como una hija más. Demostraría su valía a como diera lugar.
El paso al valle de los Murmullos presentaba un escalofriante tótem en forma de cráneo, cientos de hormigas de fuego le recorrían, el monumento en tierra y piedra era su nido. Tronco alertó al resto.
— Aléjense de ellas, una sola picadura bastará para que el dolor les provoque náuseas, los días que seguirán a la picadura tendrán fiebre y debilidad, son insectos feroces.
Las nubes de polvo formaban remolinos, entrada la tarde el siniestro valle hacía honor a su nombre, un conjunto de voces murmuraban palabras incomprensibles, mientras cenaban Murat relató que la leyenda del lugar afirmaba que las voces pertenecían a los espíritus atrapados en el lugar, solicitando ser liberados. En ese momento tarasca emitía una especie de ronroneo frente a un pequeño montículo de rocas. Una tenue luz azulada partía del lugar, Ethan se acercó, con su espada logró separar unas cuantas rocas, temiendo que se tratase de escorpiones, un objeto redondo apareció. Lo alcanzó con sus manos mientras el resto del grupo observa con detenimiento, similar a un guardapelo primorosamente adornado con relieves del antiguo lenguaje del Clan Dragón, en cuanto se acercaron a Luz de Estrellas quien sostenía al pequeño Yar, el objeto se iluminó con fuerza descomunal, el niño se vió envuelto en esta luz, la madre sentía como la energía recorría el cuerpo de su hijo, los ojos esmeralda de Yar parecieron contener toda esa luz en ellos. La madre sujetó el Talismán de Fuego y lo colocó en el cuello del pequeño. Habían tenido suerte, buscarían el preciado anillo cerca de las Cavernas del Ensueño, lugar mítico donde las almas sufrientes por amor se separaban de sus cuerpos para ingresar a las cuevas y perderse en sus laberintos. El grupo decidió que el General ingresaría con la tarasca, buscando el tesoro faltante. Murat lo impidió.
— Es muy riesgoso, aseguró, tú tienes familia, tienes que protegerlos junto a Ethan, yo ingresaré. Y tomando la jaula con la criatura y a paso firme se dirigió al sitio. Las cuevas le tomaron por sorpresa, flores y un manto verde de césped le daban la apariencia de un hermoso oasis, sin embargo el aire se sentía enrarecido ante una pesada sensación de nostalgia… la tristeza se apoderaba de su alma. Caminó hacia uno de los tuneles, levantó la jaula, no escuchó ninguna señal de la tarasca, hasta que al llegar al quinto pasaje, la criatura emitió el sonoro chillido, camino decidido por el oscuro túnel, las flores cubrían las paredes, pero en cuanto sus pasos se alejaban el paisaje cambiaba y ojos vigilantes le seguían, el sonido del agua hizo que se detuviera, una pequeña fuente de piedra estaba iluminada de una tenue luz azulada, el Anillo de fuego estaría allí, rápidamente llego a la fuente, allí en el agua se encontraba un hermoso anillo con una piedra azulada, la tomó y quiso salir rápidamente, pero sus pies se negaban a moverse, una sensación de soledad y pesar le cubrió, el cansancio se apoderó de su cuerpo y cayó hincado al suelo, en ese momento pensó que las almas a su alrededor no lo dejarían salir de aquel sitio, era un prisionero, observó el anillo, no podría cumplir su misión, en ese momento la tarasca mordió los barrotes de la jaula y se colocó sobre el suelo de la cueva, allí se transformo en un dragón cuyo enorme hocico parecía dirigirse a Murat, lo tomó de las ropas y se elevó con él, volando entre los oscuros pasadizos, poco después la luz del sol hizo que el príncipe entrecerrara sus ojos, a su lado la pequeña tarasca lamía su rostro.
— Eh miren, Murat parece que ha hecho un nuevo amigo, dijo riendo Ethan.
— Es cierto afirmó Murat, me ha salvado la vida, y abriendo su mano mostró el anillo.
Luz de Estrellas lo presentó ante Yar, el tamaño del anillo disminuyó hasta calzar en uno de los dedos del niño que durante su viaje sufría una profunda transformación, a cada momento su cuerpo crecía sin control, preparándose para el duelo por venir, en pocos días dentro del valle y con los artefactos legendarios concedidos su cuerpo y mente se preparaban para el enfrentamiento con su poderoso rival. La noche transcurrió calma, las estrellas parpadeaban con fuerza, no lejos un viejo dragón volaba cerca del grupo, la tarasca emitió el chillido de alerta, Yar un joven de apariencia adolescente se puso de pie, y musitó lentamente:
— Te espero, es hora de enfrentarnos.
Volverían a su hogar, cuando todo terminará, al menos esos eran sus deseos más fervientes, el proteger a su familia surge como la fuente motivacional de su energía y poder.
El sonido de un aleteo los hizo mirar al cielo. La alerta fue dada era un ataque artero.
— Protejan los caballos, son aves cegadoras sacarán los ojos de todo lo que se mueva, rápido, debemos protegernos gritó Tronco.
Tarasca chilló con fuerza, el polvoriento suelo pareció cobrar vida, las horadoras se acercaban, serpientes con enormes cabezas que podían arrancar tu carne. El enorme dragón negro volaba sobre sus cabezas, Yar pidió a su padre la espada, este dudó por un momento, su hijo era apenas un niño con la apariencia física de tener catorce años, sin embargo la firmeza en su voz y la seguridad con la que lo pidió hicieron que el aguerrido general la zafara de su cinto y la pusiera en sus manos, el chico la elevó por los aires, una luz destellante emergió, era el llamado a su clan, la batalla daría inicio. Su madre junto a Ethan se transformaron en gigantescos dragones que se encargaban de las aves cegadoras, Tarasca atacaba sin piedad a las monstruosas serpientes. Yar volaba hacia su rival, sus ojos esmeralda destellaban con furia, ha atacado traicioneramente a su familia, el destino del clan de Dragones estaba en sus manos, no permitiría que aquel cruel dragón tomase el poder. La batalla oscurecía los cielos, los movimientos de Yar demostraban el poder ancestral de los guías predecesores de su clan, cada movimiento era acompañado de un certero golpe a su contrincante, el Dragón Oscuro utilizó el golpe que era su especialidad para acabar con sus enemigos, en una de sus garras una daga envenenada rozó el cuerpo de Yar, sintiendo como el veneno recorría su cuerpo, sus ojos destellaron de nuevo, su rival no merecía compasión, su boca se abrió lanzando llamas hacia su enemigo cual furiosa espada, el Dragón Oscuro no pudo evitar ser consumido por el inmenso poder que emergió del nuevo rey. Yar se sintió débil, el veneno actuaba en su cuerpo. Su madre descendió, preocupada observó el cuerpo del niño, su palidez le advertía de lo sucedido, Tronco combatía aún las serpientes junto a Ethan y Murat; preocupado observó como su esposa introducía a su hijo más pequeño al carruaje, el resto del clan de dragones acababa con las aves cegadoras, en tanto contemplaron cómo el cruel Dragón Oscuro era consumido por las llamas.
Yar se debatía entre la vida y la muerte, si el veneno llegaba a su corazón, lo convertiría en roca. Sus hermanos se acercaron, al igual que su padre miraron su agonía sin poder hacer algo por él. El Antiguo Maestro se acercó, pidió un recipiente, luego dio una orden.
— Necesito la sangre de sus padres y hermanos, la quiero de inmediato, solo eso lo podrá salvar.
Una vez recogida fue dada a tomar a Yar. Ahora solo queda esperar… la noche llegó sin avisar, su madre secaba el sudor de su frente, el resto del clan sobrevolaba el carruaje protegiendo a su joven rey. Luz de Estrellas presenció con asombro que el cuerpo del chico brilla con una hermosa luz azul, observando la transformación que convierte a su hijo en un gigantesco dragón, apenas tuvo tiempo de salir del lugar antes de que Yar destruyera por completo el carruaje durante el proceso de cambio mientras se eleva por los aires haciendo magníficas piruetas, se reunió con sus hermanos, su madre tomó su forma de dragón uniéndose al festejo, el clan tenía un nuevo rey, a partir de ese momento recibiría el conocimiento y destreza como guerrero con los viejos maestros. La celebración continúa hasta el amanecer, Murat y Tronco miraban absortos la belleza, y el poderío del Clan de Dragones, a partir de ese momento, Casa de Lobos, Casa de Montañas Rojas y el Clan de Dragones formarían un poderoso triunvirato repleto de justicia que protegería al resto del mundo.
Los días pasaron con inusual velocidad Yar debió dejar a su familia, le esperaba un duro entrenamiento dentro de la meseta de los dragones. Pero antes de partir acudiría a la boda de Bea y el príncipe Murat. Sus hermanos Ethan y Peter partirán a la Meseta de los dragones junto a su hermano. Astrid estaba prometida a un joven sanador del clan de dragones, la despedida fue dolorosa, Tronco extrañaría a su familia, sus hijos crecían demasiado rápido, se quejó con Luz de Estrellas. Esta sonrió maliciosamente, creo que disfrutarás de nuevo el ser padre, el médico real ha dicho que pueden ser gemelos de nuevo. El general Adley sonrió complacido ¿Qué más podría pedir a la vida? Le encantaban los niños, era un padre cálido y amoroso. La observó con amor mientras la sentaba en sus regazos diciendo: poblaremos la casa de nuevo, hay mucho espacio en ella, debemos hacer lo posible por llenarla, me encanta este trabajo le dijo en un susurro mientras la besa apasionadamente.
