Parte 1

Amelia

// Parte 1 //

Elijah  sonrió  complaciente,  ser un experto en genética tenía sus  ventajas, el laboratorio cierra temprano los viernes, había quedado con sus amigos Noah y Spencer para ir a la inauguración de un  bar y discoteque no lejos de la ciudad,  llevarían algunas amigas y conocidas para el evento,  quizás ese fin de semana tuviese algo de suerte y podría conocer una hermosa chica..  Con treinta y un años recién cumplidos  su abuela  parece tener la  razón,  buscaría una buena chica para asentar cabeza, su  departamento  estaba casi pago,  su  nuevo auto  representa su única cuenta a saldar,   su trabajo acerca de los nuevos medicamentos  basados en la genética  era una senda que tardaría años en revelar todos  los secretos para ser usado , por lo que  la nueva investigación  tardaría años en dar resultados, por el momento  la teoría de que  cada ser humano era diferente  no solo  físicamente  sino dentro de su estructura genética constituye  una nueva  esperanza para encontrar alivio a determinadas enfermedades como el cáncer, o virus y bacterias que parecen atacar de diferentes formas  a los  seres humanos.  Desde niño viendo como su madre moría víctima de una  bacteria que no respondía a los  antibióticos se juró  que  intentaría ser un especialista que pudiese salvar vidas  tan valiosas como la de aquella maestra gentil y hermosa  que fue su madre.   Su padre se casó dos años después con una mujer rica,  de modales  rudos y  codicia sin fin.  Despojado de la herencia de su madre tuvo que luchar muy duro  con el fin de conseguir becas   para finalizar sus estudios.  Sus abuelos fueron su   faro  en un convulsionado mar  de resentimientos hacia su padre. Todo  ha sido superado,  su  sueño de ser un doctor especialista en genética humana  le ha deparado  premios y reconocimientos. Es hora de disfrutar del arduo trabajo.  Se encontrará con sus  colegas  en la  discoteca,  la noche era  oscura,  los faros del auto  alumbran la calle mojada por una  inesperada lluvia que  incluso creó un hermoso arcoiris, una pequeña sombra  que   intenta salir de los límites  de una  de las granjas abandonadas le alertó,  pisó los frenos pues la  forma  se dirige hacia la carretera  donde su  veloz deportivo cruza  con celeridad. La figura se queda  observando desde  la  cerca  que rodea  la  derruida casona de dos plantas,  los potentes faros  dan con una pequeña niña  de ojos enormes y boca diminuta, cubierta con una negra capa,  parece mirar a la lejana oscuridad,   Elijah  la observa con curiosidad,  su pálido rostro, sus enormes ojos  con largas pestañas,  su delgada contextura,  un escalofrío recorre su espalda,  semeja  un niño víctima de maltrato,  pero   al enfrentar aquellos oscuros y enigmáticos ojos  se sorprende al  ver que la niña  mueve sus labios con lentitud mientras parece decir su nombre.  El chico  asombrado y lleno de estupor   aumenta la velocidad del auto,  algo  en su instinto le recomienda no mirar atrás.  Nunca ha sido un creyente,  todas las cosas que no puedan ser examinadas y analizadas bajo un microscopio y un  determinado método científico no merecen su atención.  Trata de olvidar la imagen,  unas luces  espectaculares reciben a los nuevos clientes del lugar donde se van a divertir.  Algunas horas después  se encuentra besando apasionadamente a una  hermosa chica, amiga de la novia de su colega Stephen,  si tiene suerte pasará una  agradable  noche, mientras recorre el  trasero de la chica intenta recordar si tiene  condones en su  departamento y  hace cuánto los  compró ,  no desea cometer ningún error,  su  estructurado carácter rehuye todo tipo de situaciones riesgosas.

El fin de semana acaba,  ha disfrutado  su salida,  al final decide no  acostarse con la linda trigueña  por temor a un error, al llegar a casa va al baño y descarta los condones,  comprará nuevos, no  se encuentra  en posición de  arriesgar su futuro,  se siente incapaz de  una responsabilidad de ese tamaño,  ha visto  divorcios y separaciones  de colegas  con niños y  suelen ser toda una pesadilla para los implicados.

  Ha olvidado lo sucedido cerca de la granja, hasta el momento de dirigirse al parqueo a recoger su auto, en una de las esquinas donde  la oscuridad reina  su visión periférica determina un objeto, se vuelve  con el fin de curiosear  de qué se trata,  su  cuerpo queda congelado , la figura de la niña   se encuentra allí, cubierta por un enorme sueter negro, con  sus botas  para lluvia  que aun  destilan agua, sus ojos le  contemplan  con atención y de nuevo  la  boca  de la infante parece decir su nombre sin que ningún sonido salga de ella.  Elijah  retrocede con terror,  corre a su auto, su corazón  está agitado, su mente  intenta procesar la información,  hay algo sumamente aterrador en esa pequeña figura, las negras ojeras  enmarcan unos ojos  grandes y hermosos profundamente tristes. Preocupado  hace una cita con un oftalmólogo,  analiza que solo la puede observar de esa manera dentro de su visión periférica y en la oscuridad. No  relata lo que  parece ver,  teme que  le envíen a un psicoanalista,  nada físico  sucede  le aclara   el  especialista,  quizás es solo un poco de estrés  se dice a sí mismo, tendrá que pedir unas vacaciones.

 Esa tibia mañana toma su auto para dirigirse  a uno de  sus  lugares vacacionales preferidos,  la costa oeste  y algunas de sus playas  se destacan por su belleza y soledad, esa noche después de  dejar caer su  atlético   cuerpo  sobre  una tumbona y recolectar energía del sol  vuelve a su habitación, la penumbra hace que las sombras  adyacentes  crezcan  frente a él, de pronto  en una de las zonas oscuras cerca del pasillo, la niña   se hace presente,  aún con sus botas de lluvia  y aquel suéter enorme con una capucha que apenas deja ver el tierno rostro  infantil,  las  enormes y negras ojeras circundan sus tristes ojos, su pequeña boca vuelve a nombrarle, esta vez Elijah  escucha su nombre musitado como una oración: Elijah  ayúdame,  y  estira la delgada  mano, el chico da un paso atrás,  la marca  en la muñeca de la niña le indica que  quizás fue atada durante mucho tiempo. Su cuerpo  es presa de un siniestro escalofrío.

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