Parte 4

Cazadores de Monstruos

// Parte 4 //

 —Lo siento amiguito, tú sabes que es por su bien,  Iriga no será tan amable cuando reconozca en ella una cazadora, tú lo sabes… juré no hacer a ninguno de mis novatos lo que el maestro Li  hizo conmigo, pero por lo que veo, sus métodos eran altamente eficientes…  maldita sea!   No me mires  de esa manera!  Al menos le añadí sabor al maldito brebaje, mi maestro no fue tan amable!

Hunt se coloca  cerca de la hoguera,  vigilaría desde allí a Sam. Cerca de la medianoche, la joven se despertó con un dolor de estómago insoportable, su cabeza giraba sin control, las náuseas no se hicieron esperar,  intentó bajar  de la parte trasera del jeep,  dando de narices contra el suelo;  al levantarse  observa horrorizada  como unas  viejas  de aspecto grotesco devoran  a un niño pequeño;  seres con cuerpo de humano y cabeza de perro perseguían doncellas en una  pradera;   una hermosa mujer de cabello azulado se acerca a ella tarareando una  canción,  en cuanto  se acerca el alma de Sam parece  doblegarse ante un poder invisible, con espanto  ve como sale  de su propio cuerpo para entregarse  a aquella hada de la muerte; en ese momento la voz de Hunt se deja escuchar:

— No temas, son visiones de las cosas que  enfrentarás;  algunas visiones pertenecen a los terribles monstruos que se cruzaran en tu camino , recuerda el olor en El Olvido, trata de traerlo a tu memoria;  conocerás a tus enemigos. Sam lo hace  obedeciendo ciegamente a Hunt,  en el momento que recordó el olor una funesta visión se abre  ante sus ojos;  mira con dolor y desesperación como un enorme toro con una quijada de tamaño descomunal  devoraba en dos tarascas a  su hermano Braulio y los amigos que estaban junto a él.  Era Fernando Montero, lo sabía, lo reconocía por su olor.  La familia ponía  fin a todo ser viviente en aquel lugar,  en medio de lágrimas  observó a su padre  perecer  tratando de defender a su madre.   Pudo  contemplar  aquella  vampira   disponer de  la vida de amigos y conocidos, aquel minotauro de aspecto torvo  arrancando trozos de carne   de  sus víctimas… luego  se desmayó

Capitulo 6 // Sam eres una Cazadora

 El amanecer  luce  un cielo  azul intenso,  Sam apenas pudo abrir sus ojos, la cabeza le dolía un poco y las náuseas parecen  no querer  abandonarle.  Hunt se acerca y levanta la cabeza de la chica para darle un poco de agua.  Ella bebió unos sorbos, luego pregunta al cazador qué había sucedido.  Este se sentó a su lado, Comi también lo hizo tratando de lamer su cara.  Hunt  le explica  que aquel potaje  achocolatado  funcionaba de manera activa dentro del subconsciente de los cazadores jóvenes, proveyéndolos con el conocimiento ancestral de su raza.

Quieres decir que todo lo que pude ver, existe o  sucedió en verdad,  preguntó entre sollozos.  El  cazador bajo su mirada mientras decía:  tus instintos nunca te mentirán. 

Ella solo replicó: lo sabía, era una sensación de pérdida  que me acompañó desde que  arribé a la hacienda;  era como si pudiera olfatear la muerte y el dolor.  Lo sentía dentro de mi.  Por qué sucedió Hunt, ellos  eran   inocentes … ¿Porqué  de esa matanza sin sentido?

—Tú no comprendes aún cuánta maldad puede existir dentro de estos seres?  Ellos no ven humanos, solo presas   a las que atacar;  sirven a  sus instintos y placeres… su naturaleza esencial es esa.  La misericordia  no está  presente en ellos.

— ¿Por qué no había sucedido anteriormente? ¿ Por qué debieron actuar de ese modo, en ese momento? Preguntó con rabia contenida

—Tengo mi teoría respecto a los Montier. Creo que trataban de esconder a su hijo de  los rastreadores.  Saben de antemano que nuestra misión es acabar con ellos, no nos detendremos ante nada;   somos enemigos,  nada nos   hace  desistir,  el mismo instinto destructor que les guía a ellos; es el mismo que  guía a los cazadores  a perseguirles hasta su fin. Protegían a su hijo,  ignoro lo que  pudo  activar este macabro comportamiento.  Responde Hunt

—¿Cómo supiste que  yo era una de ustedes?  Pregunto Sam.

El  olfato es uno de nuestros principales dones;  mientras que el resto de humanos perdió esa característica instintiva en nosotros yace intacta, podemos reconocer el olor de la muerte, del miedo, de  entes  buenos y de los  malvados.  En  la hacienda,  logré reconocer ese atributo en ti, pero trate de  rechazar la posibilidad de que fueras uno de nosotros…

— ¿Por qué?  Inquirió de nuevo Sam

— Es difícil de explicar, nuestra vida se basa en el principio de buscar seres de  maldad pura, monstruos que han  penetrado en el mundo de los humanos por medio de la puerta del inframundo;  es difícil llevar una vida normal de ese modo ¿No crees?   Eres muy  joven para iniciarte en este arte de rastreadores, pero parece que el destino se empeño que a pesar de mi renuencia  tenga un alumno al que enseñar todo lo referente al arte de cazar monstruos… además sabía de alguna manera que me enfrentaba a un caso singular, quería poner toda mi atención en este asunto del híbrido… y tú te convertirías en una molestia…

—¿ Molestia? ¿ A qué te refieres con eso?  Dijo Sam con  enfado  en su voz.

—Mientras no tengas todos tus poderes   eres solo un cazador adolescente, presa fácil para cualquier engendro, ellos tienen un grupo llamados los  limpiadores encargados de hallar novatos  antes de haber cumplido su ciclo de desarrollo como cazadores y eliminarles.

—¿Te refieres a matarnos? Dijo Sam

— Creo que has entendido perfectamente, dijo Hunt con  ironía.

— Oh qué bien, y ahora qué debo hacer, estar bajo tu sombra hasta que pueda cazar a esos malditos?  Preguntó Sam con enojo.

—Creo que  estás preparada para tu primera batalla, esta tarde llegaremos ante una banshee muy poderosa,  ella  hará la prueba, si la superas tendrás hoy mismo todos tus poderes y se te otorgara el arma con la que pondrás fin a las bestias del mal.

Perfecto, una queee!   grito Sam! ¿Y cuál será mi prueba?  Dijo molesta.
—  Es una especie de ángel de la muerte, deberás impedir que te lleve al inframundo.  Dijo Hunt con seriedad.

— ¿Vaya, cosa  fácil eh?  ¿Qué le diré?  Soy joven,  tengo una vida de cazadora por delante?  Dime tú¿ Cómo combatiré a esta cosa?

— Bien, primero no es una cosa, es un hada de la muerte, recoge las almas  que  partirán al otro mundo. Contestó  Hunt de manera amable.

— Oh, solo eso, un hada de la muerte, pensé que estaría en peligro, dijo con sarcasmo. Sabes qué debo hacer, iré a la estación de buses  más  próxima y me alejaré de ti cuanto pueda, olvidaré si es necesario todo lo que ha pasado en este sitio, esto es una locura… solo eso. Dijo ella reaccionando molesta mientras empezaba a   recoger su mochila.

—Si eso es lo que deseas Sam, estás en tu derecho, espero que no olvides también a tu familia, dijo el cazador.
—Sam se detuvo y le miró con rabia diciendo:

—Sabes que no podré hacerlo hasta que esos  bastardos mueran,  sé que es así, lo siento dentro de mi ser;   no tengo opción, y eso  me molesta;  seré una cazadora sin más,  un  destino preconcebido, inmutable,  no tengo escape;  hasta que acabe con el último de ellos..dijo con recelo

—Te dije que no sería fácil, ningún cazador se alegra al conocer su destino, muchos lo rechazamos, otros pelean contra  él,  pero parece que al final nos alcanza…  El cazador  recogió lentamente el campamento.   Reconoce de inmediato  los sentimientos de Sam, recordó su rabia y frustración cuando debió  asumir  su destino.  Era hora de enfrentar a la chica con el hada de la muerte,  el auto partió  hacia la cadena de montañas situada al oeste.  Solo faltaban unas horas para que el destino de aquella rastreadora  quedará sellado para siempre.


El sol inclemente llenaba el espacio.  No se detuvieron a comer, el agua suple  sus necesidades;  cerca del atardecer  llegaron al lugar.  Sam aspiró el aire;  un olor a castañas y moho  cubrió  su nariz.  Hunt fue el primero en hablar:

—Nos espera dijo con calma.  Debes ingresar  sola.   Recuerda,  debes guiarte por tus instintos.  Suerte le dijo, mientras le lanzaba una mirada afectuosa.

—Sam ingresó a la pequeña caverna, agachó su cabeza, el olor se incrementa , luego  se encontró en   un pabellón  de más altura, allí en medio de la oscuridad pudo notar muebles y adornos de exquisita belleza y una figura recostada sobre un diván, donde unos cuantos  rayos de sol ingresaban de manera tenue;  era la mujer  de las visiones.  Esta se levanto lentamente, mientras le saluda acercándose despacio;  Sam dio un paso hacia atrás, su cuerpo  empezó a enfriarse rápidamente, como si se sumergiera  dentro de un  gélido lago. 

El hada estira su mano hacia el pecho de la chica;  esta sintió como sus piernas se aflojaron  y  el  vértigo inundó su cabeza.  La mano de la banshee parecía sacar un hilo plata del pecho de la novel cazadora.  Sam se sintió mal, su alma abandonaba su cuerpo.  Con que así se siente  morir, pensó la   inexperta  cazadora. Sus ojos miraron aquella  niebla plata que salía de su pecho, su mano la  sujetó  y la detuvo, mirando fijamente a los ojos de  Iriga;  un lago oscuro donde miles de almas destellaban como puntos de luz.

— No es mi momento hada; tengo una misión que cumplir,   por lo que agradeceré que devuelvas mi alma, dijo mientras halaba el hilo  plata que el hada sostenía en su mano. 

 Las dos se enfrascaron en una muda contienda donde la fuerza residía en las manos que trataban de llevar a cabo su cometido; Iriga  intenta adquirir  aquella alma de  gran  fuerza y nobleza .  Sam  pretende   quedarse  con  ella para vivir y  acabar con quienes habían  masacrado a  su familia.  El tiempo pareció detenerse. Gotas de sudor resbalaban  por la frente de la chica, mientras la hermosa mujer parecía tener dificultades para  conservar  su pausada respiración.  Por último,  Sam percibió un ligero cambio en el aroma de la banshee,  indicando  que el hada estaba cansada, por lo que recurrió a sus exiguas fuerzas y jalo el hilo plata con toda  su potencia  hasta arrebatarle de la mano de Iriga.  Esta rió con desenfado mientras decía:

— Eres una cazadora hábil;  esta será tu arma dijo mientras mostraba una cerbatana de oro a Sam,   bellamente tallada con símbolos etruscos,  te protegerá  de las emboscadas le dijo el hada, escucharas un pequeño silbido cuando   te halles  frente a una trampa.  Antes de marchar, llévale esto a Hunt, él entenderá, dijo mientras le daba un pequeño manojo de hierbas en un atado.  Sam dio sus respetos y las gracias a la mujer inclinándose ante ella.  Iriga agradeció el gesto, y  levantó  su mano  diciendo :  puedes irte ya, debo descansar, me has dejado exhausta.

Cuando Sam salió de la caverna,  Hunt se lanzó hacia ella, abrazándola mientras decía: 
—  Lo sabía, eres realmente una de nosotros, y debo añadir que tienes un gran poder, ninguno de los rastreadores   ha  logrado  llevar a cabo   esta prueba antes de sus veinte años.  Eres  increíble, ahora quiero ver el arma que la banshee más poderosa del inframundo escogió para ti.

Sam sacó la cerbatana con  disimulo, en verdad creía que le sería entregado un arma moderna, poderosa, efectiva.  Pero al mirar los dardos y el arma  pensó en lo mucho que tendría que practicar para que fuera 100% efectiva. Hunt  observa  con veneración el arma,  diciendo:

— Sabes que esta arma pertenecía  a uno de los más grandes cazadores de la antigüedad llamado Nigri, esta arma es soberbia, tiene incluso un detector que te alertará  ante cualquier clase de peligro.

—Eh si, dijo ella sin  mucho convencimiento, creí que en este siglo las armas serían más modernas,  sé que  debo practicar mucho para dominar esta cosa… revelando un poco de desilusión en su voz.

—Hunt rió con ganas.  En verdad desconoces tus habilidades, cada arma es escogida de acuerdo a las aptitudes de su dueño, vamos prueba al menos una vez, te sorprenderás. Dijo el cazador.

Ella sacó  la cerbatana, junto a los dardos,  dirigiéndose a un pequeño matorral,  antes se devolvió  hasta el  cazador y le dio el pequeño manojo.  Este se ruborizó al verlo.  Miro con  pasión hacia la caverna donde unos ojos rojos miraban a la distancia.  El  sujetó  el atado y lo besó con fervor.  Sam  no se dio cuenta de aquel ritual entre la banshee y el cazador, estaba demasiado presurosa por probar ante Hunt la dudosa efectividad de  aquella antigualla de armamento.

Frente a los arbustos, coloca  el dardo  en la  cerbatana, resoplando  con fuerza, lo que sucedió a continuación dejó  asombrada  a la pequeña cazadora.  

El dardo penetró con fuerza entre los arbustos,  cuando ella intenta  encontrarlo, éste yace  incrustado  en   una  pared de roca sólida . Pretende  arrancarle de sitio,  en cuanto su mano se dirigió hacia el dardo, éste salió del agujero para colocarse dentro del pequeño carcaj que estaba atado a la cerbatana.

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Parte 3
Final

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