Esquinero marca de agua

El Maldito Internado Umbra

// Parte 1 //

Anshar  apagó el despertador de su celular,  apenas tendría tiempo para un bollo   dulce y un poco de leche,  detestaba levantarse temprano, por lo cual  rendía  cada minuto en su mullida y tibia cama.  Su  pequeño cuarto lucía bastante prolijo  para ser una adolescente,  escuchó a sus padres desde el primer piso repetir la frase diaria de :

— Apresúrate  niña,   no olvides  llevar tu almuerzo, nos veremos más tarde.

Terminó de morder su pan a toda prisa,  y  tomando su bicicleta se dirigió al internado, unas zapatillas deportivas ,su jeans azul y una camiseta con el logo de su grupo musical  favorito  marcaban su  vestimenta,  su    largo cabello rojizo  era  su estandarte  de belleza, lo recogió  con  unas preciosas   horquillas   y  se apresuró a llegar  al internado. Para  algunos estudiantes era  su hogar, las habitaciones    estaban destinadas a otra área del campo,  un edificio  gris sin color,  con amplios ventanales y rodeado de árboles  que    cubrían  el suelo de  los alrededores   con  hojas  doradas y rojas  durante el otoño.  El palacete  medieval era   donde se encontraban las aulas y salas de profesores.  Respiro  un tanto ansiosa,   sus  padres  firmaron un contrato con una compañía extranjera  por dos años,   viajarán  a sus nuevos puestos  de  trabajo antes de navidad. Por lo   que solicitó  ser interna   viviendo dentro del adusto   dormitorio  hasta su graduación a  final  de año.  Eso no le hacía ninguna gracia,  había descubierto desde sus cinco años de edad  que  la ausencia   de la  marca   en su  cuerpo   era un fuerte estigma,  significaba que era una hembra que carecía de guardián,  era  hija de demonios menores, lo  cual  no era razón para que la marca  rojiza  en forma de   serpiente  no  existiera,  todas las hembras de su especie la lucían,  a excepción  de  Anshar. Su  existencia en ese entorno  escolar fue  bastante difícil,   presa de  discriminación  por parte de sus compañeros  e incluso profesores,  muchas veces  al ingresar a las aulas  encontraba  en el pizarrón sendos mensajes  en los cuales se leía  Eres una  cambion disfrazada Fuera   maldita cambion! 

Sus padres la llevaron  a los médicos  más prestigiosos   del   clan,  no hubo respuesta,   era una demonio,  ni siquiera una cambion ,  apodo que  se le otorgaba a la mezcla entre humanos y demonios.    Simplemente se  convirtió  en una paria,  un carácter fuerte y  decidido  le  sirvió  como  escudo  para subsistir dentro  de las aulas que conforman el arcaico sistema de clases  que reinaba en el lugar.

Ella lo veía como  la  oportunidad  para  no someterse a un embarazo temprano,  el  clan había ordenado que a partir de los 17 años    las hembras debían  traer  hijos para   que su linaje  permaneciera impoluto.  Ahora volvería por un año,  fue tan simple  decirlo,  no  sería igual   el  superarlo.  Suspiró  mientras   miraba de reojo  a la chica más popular del  internado, Yazna,  quien  lucía  las tres marcas,  lo cual le permitiría escoger entre el Principe,  o  algún otro  demonio  de  estatus imperial.  Era una bella chica,  de apariencia sofisticada,  con aires de reina,   sabía de antemano  que era muy popular y lo disfrutaba, novia del Príncipe,  admirada por los chicos y las chicas del lugar,  mientras la miraba pasar a su lado   de la mano del apuesto joven,  pensó   durante una fracción de segundo  cómo sería sentirse  idolatrada de esa manera.  Unos chicos  la empujaron groseramente,  intentando ser parte  de aquel cortejo.

Cualquiera  podría pensar que su  vida se trataba de toda una desventura, un completo infortunio,  pero no  lo era,  se sentía afortunada,  no tendría un guardián  al que obedecer, no tendría que colaborar con el obsoleto  sistema de castas que   le  exigían  formar parte de algo que   de ninguna manera  le  convencía.  

Al pasar con su  maletín de  estudios  se observó   en los ventanales que daban al exterior,  era una chica agraciada y gentil,  sin embargo de alguna manera estaba  encaminada al escarnio de sus congéneres. 

 Una llamada de sus padres le hizo escupir fuego,  su madre le consiguió  una cita con un desconocido,  e hijo de una   vieja    amiga,  al igual que ella se trataba de un demonio menor,  y la mejor parte de la historia era  que no le importaría que ella no  luciese el sello  del clan.    Enfatizó  el hecho   de que  fuese lo suficientemente sana para tener  mínimo dos camadas , pues eso les   daría derecho a  un jugoso subsidio que el clan  oscuro   otorgaba    a los miembros   que  pudiesen colaborar  con la causa de traer    nuevos miembros   a sus huestes   No pudo seguir escuchando más,  colgó  el teléfono.  Verdaderamente les extrañaría  cuando   fuesen al exterior a trabajar,  pero   de cierta manera estaría libre de sus presiones para encontrar un  guardián.

Nunca  les contó a sus padres  sobre el  tema, lo tenía en un apartado  de su corazón,  su sueño era formar parte del mundo humano ,  le parecían  muy interesante la libertad de elección   de la que podían  disfrutar sus  hembras  sin tantos requerimientos a seguir como en su especie.  Estuvo  por algunos meses en  Amberes     durante un intercambio  estudiantil, se vio deslumbrada  por  esa sensación de libertad en las chicas,  decidió a partir de ese momento  que sin la marca ni un aura diabólica podría camuflarse de manera perfecta en el mundo que añoraba. Practicaba seriamente los modos  de adolescentes humanos, su lenguaje, sus aficiones, su vestuario,  por lo que  pronto  imitó sus jeans y camisetas, su zapatillas cómodas, lejos del boato que solía     presenciar en   jóvenes demonios.  Todo  lo que representara   comodidad  era bienvenido,  excepto en lo que correspondía a su larga cabellera,    sería un desacato   cortar aquella hermosa cabellera de color rojizo,  sobre todo por haber prometido ante su  abuela, que la conservaría  y pese a que  ella ya  había partido , era fiel creyente de que   las promesas debían cumplirse.

Al  presentar su solicitud para un año dentro  de los dormitorios se le asignó la buhardilla que   ocupaba cuando  permaneció  por un tiempo como interna.  Calurosa  en el verano,  fría durante el invierno,  nada de eso sería un problema,  simple y sencillamente  solo debía soportar   los  270  días escolares que  se   abalanzan sobre ella  sin piedad ni misericordia.

Despidió a sus padres en el aeropuerto,  viajaran  antes de la navidad,   evitando  congestionamientos    y multitudes  agobiantes,  ella  pasaría un tiempo en el departamento que les pertenecía y  luego  al empezar sus  último año de preparatoria  viviría   dentro de  la residencia.

No le molestaba la soledad,  el ostracismo al que había sido condenada desde niña  le  creó  un    fuerte escudo  contra la discriminación y el acoso,   nunca se  permitió   sentir  lástima  hacia ella misma,  en una de sus novelas favoritas el héroe  tomaba pequeñas dosis de veneno  con el fin de  desarrollar  inmunidad,  su estrategia  consistió en ignorar todo comentario  soez o negativo que  crecía a  su alrededor,  ese 17   de  octubre  cumplía sus 17  años,  sus padres le dejaron dinero junto a una hermosa tarjeta,  de despedida donde decía    Cuidate, te amamos.  Durante la mañana  le enviaron cariñosos  emoticones con sus respectivos  saludos.

El  cielo  azul  se presenta   espléndido, tomará su almuerzo  en un buen restaurante,  se mimara un poco,   después de  deliciosa  comida se dirige de nuevo al departamento, allí  practicara su modo lazy.

 —¡ Ahh, pensó, la vida es buena¡  ¡Jugaría  un poco en línea, su día estaría completo!   Su hogar formaba parte de los bloques residenciales de obreros,  dos habitaciones y un   salón junto a una cocina modular,   la zona residencial   estaba en las afueras,  algunos  demonios inferiores y  cambiones de bajo  status  colmaban el lugar.
Una llamada de la moderadora del internado le molestó,   era  la luna llena del mes de octubre,  Halloween  sería pronto,  la convergencia  astral  se daría y algunos  portales serían  abiertos.  Debía presentarse para los  ritos  que se llevarían a cabo.   En realidad poco le importaban todos esas ceremonias   asociadas  a los Demonios Antiguos,    ha decidido no tomar parte,   consciente de su bajo nivel  sería imposible que alguien la extrañase.
Esa noche, bajo los designios del  destino,  el Proceso  Maledictus  llegó a su vida sin previo aviso.

 Una oscura pesadilla ocupa el lugar de sus tranquilos sueños.  Ella camina por un majestuoso  templo,   siete figuras   apostadas  en un  largo pasillo  parecían esperarla e inclinan  sus cabezas  cual  señal de respeto,   se detiene ante cada una de ellas   haciendo la misma reverencia.  Les reconoce como sus amos,  los  Siete  Príncipes Infernales  están frente a ella.   Los nombres de   aquellos seres son   musitados  a sotto vocce dentro del   misterioso   templo.  Mientras camina hacia   lo que parece ser un  altar  , un dolor  ardiente en su espalda la hace caer de rodillas,  su corazón late con fuerza,   la terrible sensación   de   su  espalda  siendo  marcada con un   hierro candente  la invade,   su respiración se  hizo pesada,  se levantó con esfuerzo, a cada paso  el dolor se volvía más acuciante,  llegó  ante la primer figura,   un   demonio  de edad indefinida  le ordenaba  invocarle : 

— Manom , le dijo con una  escalofriante voz gutural,   repite  mi nombre ,   es una orden. 

 Al hacerlo un grito  invadió   el lugar, era ella intentando    sobrevivir al dolor   intenso que provenía  de su espalda.   Su cuerpo   seguía  recorriendo    de forma lenta el  pasadizo,   observando  el ritual  de    invocar   a  los   Amos Infernales. Uno a uno  fue nombrando a  los siete Príncipes Antiguos del Infierno,  el  más puro  linaje ancestral  del  Reino  Oscuro.  Sentía  como por su espalda  resbalaban gotas tibias  de lo que parecía ser sudor,   al intentar  llegar su mano  al sitio donde mil agujas   de fuego eran clavadas en su piel  nota  que  es  sangre:
Frente al altar,  donde  el  Báculo Imperial  del Reino  Infernal  se hallaba ,  una orden le fue dada:
—  Dí   de nuevo nuestros  nombres.
Ella obedeció  sin reparos:

MANOM , SENYA, BELER,  ASMOV,  BAEL,  RODMEN ,ASGAD.   De su  boca  emergen  lentamente   los siete nombres ,  en tanto apretaba con fuerza sus  labios  para no  aullar de dolor.  Se repetía a sí  misma que solo era una vívida pesadilla,  que   esa penetrante y dolorosa sensación  acabaría en cuanto despertase.  Se preguntó  cuál  sería  el máximo  nivel  de sufrimiento  que su cuerpo  resistiría, por momentos  gotas de  sudor resbalaban por su rostro.  ¿ Cuánto más podría   soportar    su cuerpo   el  inenarrable  dolor  que  provenía de   aquel maldito sueño?

 En tanto  el  nombre   de los Dioses Infernales  tomaba su lugar  dentro  del  tatuaje,   símbolos sumerios    convergen  en aquel   diseño   diabólico   en cuyo  centro  un sello   oscuro  semejante a una  serpiente  culmina  su obra.  Como si fuese un cubo rugby  cada   segmento y nombre  tomaba su lugar en aquel  malévolo    tatuaje.  Despertó  adolorida,   al  ir al baño notó  como su  camiseta de dormir se hallaba empapada   con su sangre.  Se quitó sus ropas y  dio un grito ahogado al ver  el reflejo   de su cuerpo,  su espalda lucía   atrozmente herida,   un ardor impresionante partía  de ella,  se  acuclilló  a llorar,  abrazó con fuerza sus piernas, intentando que  la   sensación quemante desapareciese, quizás su sueño continuaba,   se  lanzó  a su cama boca abajo,  mientras rogaba que  el terrible  sufrimiento  acabara.  Despertó cerca del mediodía, las molestias  en su herida continuaban.

 Necesita de urgencia  ver un médico que  acabase  con el  extremo dolor que  sufría,  pero mostrar ese  tatuaje  en el mundo humano   sería  demasiado , de inmediato levantaría sospechas,  tendría que explicar el origen  de lo sucedido, recordó un cambión  que   ejercía   como    sanador ,  sus padres le habían llevado   para indagar  su  ausencia de  marca.  Rió con desgano,  si  hubiese deseado alguna vez poseer  un sello   similar   su alegría sería sin igual  pero al  mirar de nuevo  aquello que fue colocado en su cuerpo  las lágrimas afloraron ,  el destino se burlaba en tu cara,   el agua tibia poco  pudo  mitigar  el sufrimiento,  solo lo incrementó,  se  colocó  una camiseta sobre otra, intentando  que la sangre no    traspasara   demasiado pronto  sus ropas.  

 Se    dirigió   al  lugar,  un  centenario  callejón  utilizado  como  mercado  para todo tipo  de transacciones  ilegales    con mercadería de contrabando o  sustraída,   sus padres le relataron que aún servía para dichos menesteres, por el momento no era día de mercado,  los sucios callejones  lucían vacíos.    A su derecha notó  la antigua bodega que fungía como consultorio,  entró   a la pequeña habitación que    servía  de recibidor    con   unas cuantas sillas  desperdigadas por  el    lugar.  Se sentó  en una  silla  manteniendo su  espalda  recta.  El  lugar luce prolijo ,  algunas plantas  en macetas  hacían  notar de antemano   el  extraño gusto del  sanador , plantas de mandrágora,    algunas  atrapamoscas,  bonsai de mil años  repletos de  frutos rojos  en sus ramas.   Cuando entró al consultorio  sonrió  al ver de nuevo al médico,  los años no  pasaban por su cuerpo,  siempre  joven y de aspecto vigoroso.

—  Te reconozco, eres la chica sin marca, ¿No  es así?¿Qué te trae por aquí pequeña?  Preguntó con amabilidad.— Hace  dos días me  ocurrió  algo,  tuve una horrible pesadilla,  cuando  desperté  noté algo en mi espalda. 

Respondió   Anshar 
— La luna  de los  enlaces?   ¿ Te afectó de alguna manera?  ¿ Qué  te  ha sucedido ? Preguntó  con curiosidad

— Observe usted,  y dígalo,  contestó  con firmeza  mientras levantaba   sus ropas  que  de  nuevo  lucían  empapadas   en   sangre.

El  chamán emitió  un  fuerte respingo,  le  contempló  sorprendido mientras le  preguntaba si había usado alguna invocación para lograr aquello.

—¿ Qué invocación?  Cree que yo misma  me torture?  Tengo dos días   con la sensación de mil   agujas clavadas en mi piel , y no desaparece,  no   puedo   detener   este  horrible dolor  dijo   llorando con fuerza.  Solo quiero que   esta  sensación quemante    en mi espalda  se vaya,  ya no lo soporto más.  Afirmó con voz suplicante.
El  sanador   le  ordenó    subir a la mesa de  reconocimiento, allí   colocó polvos calmantes sobre  el enorme diseño,   en cuanto lo hizo  el dolor disminuyó . El chamán    logra  reconocer los nombres de los Ancestrales Demonios, aun  sorprendido por lo que  veía   tomó algunas   fotografías   con su celular,  explicándole  a la chica que investigaría  sobre lo sucedido,  probablemente  sería algo temporal,   mentía,  lo sucedido  presagia   el evento   más importante para  el clan  y debe ser  recabado con minuciosidad.  Esta  aparente  anomalía no sucedía  desde tres mil años atrás,   donde un  demonio  hembra  sin  marca  desarrollaba  este tipo de tatuaje presagiando  uno de los   sucesos  más   inusuales del inframundo.  Los siete Príncipes   antiguos   del Mundo  Oscuro  unirían su sangre,  sabiduría y poder  en  una nueva casta  de   demonios alfa, sin mezclas  que pudiesen    desviar sus  malignos  poderes.  Con el fin de que su sustancia  primordial  siga    inmutable , ajena a   todo  cambio.

El alivio pareció llegar con aquel polvo  blanco que bañó  su espalda, por primera vez  durante esos  tormentosos   días podría  descansar  tranquilamente. Tomó un taxi para volver a su departamento.

Ashar  durmió varios días seguidos,  sola en el  departamento  apenas pudo levantarse y tomar unos   cuantos sorbos de agua,  encontró algunas barras de energía en la despensa, unos fideos  instantáneos  serían su  alimento  ese día.  Reviso su celular  tenía  algunos mensajes de sus padres,  preocupados por no recibir  su contestación,  les   respondió    que el celular estaba en reparación.  

No  desea  preocuparles. Miro el almanaque,  era  lunes  tenía que presentarse  en el    dormitorio   del internado  para la  confirmación de su estadía dentro del  internado en su último año escolar.  Su  espalda se veía mejor, ya no sangraba,  y  se  notaba  bastante bien.  Una idea estúpida  cruzó   por su mente,  sería imposible usar  trajes de baño o vestidos   que mostraran su espalda,  a pesar de no tener colores, el tatuaje  no podía ser obviado.  Luego se   preguntó  cómo era posible que pensara en dichas sandeces,  pero la entristeció  la posibilidad de no lograr su sueño de participar  como  el resto de los chicos humanos visitando la playa o piscinas  para su  diversión.

  No solamente deriva del hecho  del   escandaloso  relieve en su piel,  los nombres y símbolos usados   serían reconocidos  de inmediato como   invocaciones  provenientes  del  lenguaje infernal,  los  apelativos  en su espalda pertenecían a   Dioses    Supremos  del Inframundo.  No pensaría más en  lo sucedido,    ocultaría  aquel descomunal sello   con la intención de olvidarle para siempre.  Fuera de mi vista, fuera de mi mente, haría del adagio una verdad irrefutable.

En tanto  dentro de la casona  victoriana  ubicada   en  los predios del internado, sede de los   Rastreadores ,   sus  sistemas de seguridad notaron la energía que se desprendió del edificio de departamentos    durante  la  Luna   del  Proceso Maledictus,  llegando a niveles nunca vistos,  causó extrañeza   el hecho de   no existir  registros sobre  un demonio superior viviendo  por esos lares  que pudiese  generar     tal  cantidad  de energía,  realmente  era  un   misterio que habría que investigar a fondo. Los Rastreadores   cumplían con el rol de proteger  e indagar  cualquier tipo de evento que  pudiese poner en peligro  al Principe Daimon, futuro  heredero del  Mundo Oscuro.

 En tanto la foto  que  toma  el  sanador    del tatuaje tridimensional en la espalda de Ashar , fue enviada  al  grupo de los cambiones  rebeldes  cuyo fin  es formar   un nuevo sistema donde  pudieran  obtener  todos sus derechos  como demonios. 

Vigilarán   a la chica.  Tendrían mucha suerte si  lo que pensaban resultase cierto,  si  la  profecía   fuese cumplida  podrían  tener acceso a dicho poder ,  su misión podría   ser llevada a cabo  sin  duda  alguna.

 En tanto  Anshar   requiere  informarse  de  todo lo concerniente  a la Luna Maledictus, pese  a ser una demonio    la historia y profecías  infernales    carecían de todo interés para ella.   Desconocía adrede  lo relacionado a su clan,   buscaría en los viejos libros de la biblioteca,  necesitaba saber a que se enfrentaba.  Al    vestirse para  dirigirse al  internado hacia  las aulas de ciencias,  nota que   su cuerpo  ha sufrido   cambios,  un suspiro de fastidio  invadió  su habitación.  Su físico  semeja  el de una mujer de 24  años  destacando  al máximo   sus atributos  femeninos ,   un  trasero    firme,   espléndidos senos   ,   piel   suave y lozana,  el brillo en  sus ojos y  unos labios  rojos naturales   parecían completar un look de vampiresa.  Su mente programó   comprar ropa  que ocultara  las curvas  no deseadas  que    formaban ahora parte de   su cuerpo. 

 En cuanto  comenzó  a  caminar por los pasillos  del internado  las miradas masculinas se dirigen   a ella,  algo en la chica  cambió y los machos logran advertirlo .   En ese preciso momento  su cuerpo  y aroma  lanzaban  un fuerte  llamado   de  apareamiento dentro del  clan. Ella   continúa  caminando   por el pasillo   ignorando  lo que ocurría a su alrededor,    intentó  esquivar a la pareja   real  ,  de nada sirvió,  solo que esta vez  el Príncipe  Daimón  se sintió atraído  hacia la figura y el   exquisito aroma  que provenía de la joven. La miró  sin  reparos,  incluso volteó   su cabeza para admirar  el cuerpo  femenino repleto de curvas  de  Anshar.   Su   novia le tomó con fuerza de la mano,    empujando  su cuerpo hacia ella, molesta por la atención que  prestaba a aquella chica  sin  estatus  dentro de su    esquemático  clan.

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