Esquinero marca de agua

El Mundo Según Henrry

// Parte 1 //

La casa  situada en la avenida de los Cedros, era centenaria, sus  techos en forma de   cúpulas    la   hacían lucir  señorial  , los dueños, Calster ,  habitaron en ella por largo tiempo, pero ahora, sus descendientes no  se interesaron en ella,  y fue vendida  para ser convertida en un bar y posada.  Dentro de sus paredes, los nuevos dueños decidieron conservar  su magnífica  arquitectura, muebles, detalles y dinteles fueron respetados,  incluso la vetusta  chimenea , incluyendo el cuadro de Henry Calster, el primogénito de la familia muerto  en acción durante la   guerra civil , el joven oficial fue condecorado con la Cruz de honor, convertido en un héroe para su familia, a sus 20 años, ocupaba el sitial de honor sobre la chimenea. Nunca  ninguno de los herederos de las generaciones siguientes se atrevieron a quitar el tan respetado retrato, se contaba entre los miembros de la familia, que su hermano menor Adan trato de quitarlo para colocar un cuadro más alegre ,  menos vigilante solía decir, pero  no tardó en caer una especie de maldición sobre el joven caballero, su empresa casi  quebró, su esposa le engañó con su mejor cliente, y su hijo Marcus nació un tanto despistado,  por lo que  el retrato de Harry fue colocado de nuevo  en el sitial de honor. El espacio de la  chimenea se convirtió en una pequeña pero elegante sala de estar, a un lado del bar de la posada, muchos clientes bromeaban con el dueño porque aseguraban que  el hombre del retrato les miraba.  Lorn el dueño decía que lo  mismo ocurría con él luego de tres cervezas.  Pero en realidad, los penetrantes ojos de Harry  Calster  si parecían seguir con su mirada a todos los que   se encontraban en el lugar. El rostro del joven soldado tenía rasgos muy varoniles, su mandíbula denotaba fuerza y decisión, sus grises ojos abarcaban su rostro dándole un aspecto taciturno , triste, su boca  parecía a punto de esbozar una leve sonrisa, su cabellera negra caía sobre sus pómulos, de manera informal. Muchas chicas que llegaban al bar comentaban que de no ser por lo antiguo del retrato y del uniforme, su rostro era tan contemporáneo y atractivo como el de un modelo actual.  Lástima que muriese tan joven comentaban.  Henry  escuchaba, se sentía a gusto con esos comentarios ,  hubiera querido dar las gracias,  pero   conoce  de antemano que aquello  lo  convertiría en un ser  temido, él solamente deseaba  estar allí, presenciar todo  en ese lugar, escuchar, comprender un mundo nuevo , diferente,  pero que al fin y al cabo afectaba de igual manera al ser humano.

La envidia, el odio, el amor, la lealtad,  similar a los de su época, sin perder una sola   de sus características   . Henry  observaba con interés a una de las meseras llamada Cristina, no era una chica de deslumbrante belleza, pero su gracia residía en una gentileza innata que la acompañaba siempre.  Su sonrisa era fresca, espontánea, su manera de tratar a los demás, con cierto respeto, Henry fue criado en  un ambiente donde las personas educadas portaban ese estandarte de discreción y   educación formal, sin perder por ello su carácter. Contrastaba la joven con  las demás mujeres que Henry   analizaba, soeces al hablar,  muchas de ellas  con conductas abiertamente impropias hacia el sexo contrario.  El oficial, era todo un caballero al cual se le instruyó en el fino arte de conquistar   damas,  asombrado veía a hermosas jóvenes rogar por ser tomadas y utilizadas,  hombres que aprovechaban dicha situación para su propia satisfacción. Un mercado en el cual  te ofreces al mejor postor, a cambio de la posibilidad de convertirte en una mujer amada por dicho hombre.  La subasta era  hostil     utilizando  las formas más   disparatadas para eliminar la competencia de las demás,   al parecer   los únicos  beneficiados por tan ingratas estrategias eran los  varones..  Henry  se molestó un  poco , su suerte era esa,  vivir en la época equivocada.

Cristina  terminó tarde esa noche, se esmeraba en limpiar la zona de estar del bar,  Henry  la admiraba en silencio.    Lorn  le dijo que era hora de irse, a lo que la chica respondió que solo duraría unos momentos más, que  podía marcharse con  tranquilidad.  Así lo hizo, el cansancio ganó a la preocupación.  Cuando Cristina salió del bar,   unos   clientes  rezagados  y ebrios  empezaron a molestarle.  Henry  intuía en aquellos hombres  el deseo de lastimar a la joven.  Su desesperación llegó al máximo cuando escuchó a Cristina gritar.  No supo cómo lo  pudo lograr , pero su  cuerpo astral salía del retrato dirigiéndose donde la joven era atacada,   sin saber qué hacer  logró  plantarse frente al lugar donde los hombres trataban de violentar  la mesera, Henry  sintió que su ira se convertía en un haz de luz con una fuerza  increíble.  Los hombres miraron la luz que despedía un cuerpo difuso a los tres pasos de ellos, Cristina gritó, la visión del fantasma logró  amedrentar  a los hombres, ella seguía absorta en aquella figura , cuando Harry se acercó para  cerciorarse de que se encontraba bien, la joven  dio un pequeño gritó mientras exclamaba

—¡Eres tú, el hombre del retrato! ¡ Eres  un fantasma! 

 Levantándose  con dificultad Christine   se aleja dando tumbos  mientras camina   por  la acera.  Henry  volvió a su  retrato. Un temor  lo invadía.  La asustó, las cosas no irían  bien, tal vez creería que se trataba de un sueño… Decidió que eso  sería lo  mejor,  albergar  esperanzas con respecto a la bella chica era  una total pérdida de tiempo.En tanto Cristina llegaba a su apartamento, asustada aún, atolondrada por los recientes   acontecimientos , no  lograba pensar con claridad,  tratando de organizar las imágenes  de lo que había ocurrido, decidió dormir,  eso aclararía su  cabeza.

Pero no fue  de esa manera, por lo que archivó el acontecimiento  como un hecho inexplicable, una casualidad que le salvó la vida, quizás la presencia de su ángel guardián. De aquella noche, solo sacaría la lección de permitir que   Lorn  la llevara a su casa si  era tarde, o mejor aún, no esperar que  fuese tan tarde.

Al día siguiente trataba de no mirar el retrato de Henry , algo en él  que la hace  sentir incómoda, se sentía vigilada  constantemente, el  oficial por su  parte,  analizaba su actuar, no se arrepentía, los hombres la hubiesen  podido lastimar.  Permitiría  que ella le  olvidase , el tiempo  se convertiría en  su aliado, de antemano  su sabiduría adquirida durante años  le aseguraba que la memoria selectiva formaba parte  intrínseca del ser humano.  En tanto Henry  se entretenía  molestando a los clientes del lugar.  Lorn  era  una de sus  principales  víctima, sus cosas cambiaban de lugar, las puertas  no lo dejaban entrar o salir,  un aliento frío soplaba en su nuca.  Cuando lo comentaba a su clientela, estos reían  divertidos, en tanto el dueño solo pensaba: ya verán, cuando a ustedes les ocurra me reiré en sus caras.

El oficial lo dejaba en paz cuando  logra enfocar  su atención en alguien en particular, esta vez se trataba de una joven mulata, con los ojos más tristes que jamás hubiera conocido, ni siquiera en los días de aquella cruenta guerra civil , Henry  encontró una mirada tan llena de angustia y dolor, y él   reconocía  esa sensación como un perro sabueso entrenado.  Lo sintió en carne propia, al ver morir amigos y enemigos, ver apagarse una vida ante ti, sobretodo en una  lucha donde  la mayoría del tiempo los intereses económicos sobrepasan a  los humanos, fue devastador, para poder sobrevivir Henry   jugó con la angustia, no la dejaría ganar, al terminar el día recurre a sus más secretos anhelos para mantenerla bajo control, el   recordar a su pequeña hermana Sara jugar con las muñecas, el ayudar a su padre en la hacienda, cabalgando con él al atardecer,  platicando sobre las cosas  más  cotidianas,  hacer los cálculos referentes al nacimiento de los lechones que pronto  que parirán  las cerdas o   cuantas   nuevas cabezas de ganado formarán parte del hato,  que machos apartar  para su cruce selectivo. A quién se invitaría a la cena de Acción de Gracias, cuántos regalos de navidad serían dados, si tomarían en cuenta al nuevo mozo y su familia a pesar de tener solo unos días de trabajo con ellos… Dejar que ese color del atardecer atravesara su ropa y llegara hasta su alma, encontrar a su madre bordando en el corredor con  la nana que ayudó en la crianza de los primeros Calster…  El olor de la sangre de sus   compañeros  heridos se mitigaba de esa manera.  La vida tomaba otro significado cuando no era algo  seguro, cuando  ninguna cosa se daba por sentado.  Notó como soldados tan fuertes y diestros como ningún otro eran los primeros en caer, mientras que algunos considerados más débiles e inexpertos sobrevivían sin dificultad.   Todo se   reducía a una rueda de la fortuna,  donde la vida solía poner sus  trampas y vericuetos.  La angustia  se apoderaba del sitio, de los hombres, de los días,   ella aniquilaba primero, luego venía todo lo demás.  No  entendía cómo en ocasiones   ese sentimiento que te quitaba el deseo de vivir podía ser encontrado en alguien  tan joven. Dominique era el nombre de la chica.

 Pequeña de estatura, cuerpo proporcionado, cabello en rizos negros y hermosos,  enmarcaba un rostro casi angelical, boca pequeña, nariz un poco chata, pero no demasiado, boca   carnosa, labios que invitaban a besar, pero  sus ojos hechizaban a Harry, un deseo de ayudar a aquella pequeña lo  domina.  Logró escuchar  que sus amigas la consolaban ante la partida y engaño de su pareja.  Como este al irse le quitó la esperanza  , su alegría.  Henry  hubiera deseado tener un cuerpo físico para abrazar a Dominique y explicarle lo que él con tanto dolor aprendió,  la vida  era un juego  en el que no  debes ganar o perder, solo seguir jugando, esa es tu misión,  demostrarte a ti mismo el valor  de seguir, constante, con entrega, sin medias tintas, disfrutarlo a lo máximo.  No le gustaba el mundo actual donde la gente solo deseaba obtener lo que más le complacía, y cuando no era  de esa manera , se caían a pedazos, en trozos muy pequeños, difíciles  de unir de nuevo, cada vez era más frecuente, por lo que al armarse de nuevo,  partes   casi insignificantes terminaban por convertirse  en ranuras visibles, dejando escapar la esencia   más  preciada del alma, la lealtad, fortaleza,  afectos, todo perdido…

Dominique se convirtió para él en un reto, por lo que escudriño cada una de sus palabras, hasta averiguar  el lugar donde vivía, el apartamento  de la joven resultó ser como él lo suponía, llegó hasta allí recordando  la ciudad como era cuando él era un joven oficial y debía recorrerla a caballo . El lugar es  pequeño pero ordenado, prolijo.  Espera por ella pacientemente   escucha la  llave al   abrir la puerta   , ella  ingresa,  , lanzó el bolso al diván , abre  el refrigerador, sin tomar nada, lo cierra  con desgano.  Corrió el bolso, y tirándose ,  contemplando sin interés   al techo, Henry  ingresa  en su pensamiento, la escucha recriminar  ferozmente a  su personalidad y  cuerpo,  por no haber sido lo suficiente para su amado.  Si  le hubiera dedicado más tiempo a su novio,  tal vez  cuidaría   un poco  más de su aspecto, sería un poco  más atrevida.. En realidad  quizás su color de piel  no era el adecuado, sus amigas comentaban que la nueva mujer era alta  y rubia, maldijo su suerte,  era pequeña y mulata, en eso radica su  fracaso.  Henry  se espantó, la veía destruirse, herirse sin piedad a ella misma, Dominique sollozó, las lágrimas afloraron por horas. El joven fantasma esperó a que durmiese profundamente, y en  sus sueños   inició un cortejo  a la joven, quizás si ella aprendiera a ser verdaderamente   deseada como la preciosa mujer que era,  buscaría un verdadero caballero en su vida. La  envió a un lugar y época  donde él era dueño, donde las mujeres tenían un valor asignado,  prendas preciosas  y  codiciadas, premios obtenidos a través del esfuerzo y el amor… Dominique   conoció en sus sueños  la vieja ciudad con sus  magníficas casas, calzadas,  vestidos hermosos donde   el cuerpo femenino   oculto  parecía  acrecentar  su atractivo  dejando que   la imaginación lo hiciera más apetecible aún,   modales donde un beso robado significaba el punto más álgido de aquel romance.   El cambio en Dominique  fue sutil al principio, solo Henry parecía notarlo, su mirada ya no guardaba aquel matiz de desencanto,  llegaba al club , permanecía unos cuantos minutos observando el retrato de Harry, pensando en lo injusto que fue el no vivir en la época de aquel varonil oficial. El oficial   se prepara para la segunda parte de su estrategia.  Fue difícil encontrarlo. Pero lo logró  , Daniel era su nombre, un chico llevado a la posada por sus amigos , el joven tímido y amable,  que simplemente aceptó la invitación   cual una broma, Henry  lo  contempla   con cierta  lástima, como  si fuera un títere en manos de locos chicos cada uno jalando los hilos a su antojo.     Siguió a Daniel a su mundo,  influenció en él, llevando consigo los recuerdos de Dominique.  De esta manera  desarrolló su estrategia,  llevando consigo  al chico  cuando ella soñaba.  Meses después   los jóvenes se conocieron por casualidad en el bosquecillo de sicomoros favorito de Henry .  Ambos contaban a sus amigos como fue  su  flechazo…  se conocieron a través de  sus sueños.  Los amigos lo tomaban  con cierta burla, pero Cristina no   comenta  nada, la camarera mira de reojo a Henry , si ellos supieran  acerca del fantasma… recogió las copas,    esboza una sonrisa, todo aquello era una simple coincidencia, al menos  pensaba de ese modo, hasta el accidente de Lorn.

En la vieja mansión de los Calster,  un amigo de la familia convenció a un descendiente de  contrabandear durante la Ley seca,  por lo que en  el sótano, una falsa pared dividía la casa Calster de un pasadizo que salía a la carretera, allí se preparaba y guardaba el licor, dos veces por semana un auto esperaba cerca  de un viejo muro donde un túnel daba al pasadizo.  Luego de  la ley, el túnel fue cerrado por orden de la esposa del Calster contrabandista,  muchos años después, durante la instalación de una caldera para calefacción los trabajadores encontraron allí el túnel, mentes  maliciosas dejaron ver la posibilidad de que aquellos túneles fueran mazmorras o celdas donde los Calster pudieran tener a sus enemigos y esclavos encerrados, o torturados.  Nadie podía limpiar la historia sin dejar en entredicho la del contrabandista,  la familia  permitió  que el rumor se extendiera, e incluso el de una gran cantidad de oro  enterrado  en el lugar, Lorn  soñaba con encontrar el pasadizo, si al menos no encontraba el  tesoro la fama de la posada se extendería, muchos vendrían a tratar de encontrar lo mismo que él,  terror o fortuna.  Durante días estudia el  plano de la mansión,  cerca de la caldera no encontró la falsa pared, pero luego se dio cuenta hurgando en los registros históricos que en 1968 la casa sufrió una remodelación en el sótano, la caldera fue colocada en la pared norte, contrario de donde estaba, por lo que Lorn  empezó a explorar la pared  suroeste , su sorpresa fue mayúscula, cuando  tras unos cuantos metros de  masilla, el túnel se abría ante él.  No confiaría en nadie, por lo que no contó ni a su familia ni amigos del hallazgo… hasta que fuese prudente  hacerlo pensó… a lo que Henry  agregó: Querrás decir por si encuentro algo y rió para sí.
Lorn espero impaciente el cierre del lugar,  casi a la una de la mañana se decidió a entrar al  túnel, el oficial  observa  preocupado,  los postes de madera que sostenían el túnel eran bastante viejos,  daba como un hecho que el Calster contrabandista  utilizó la madera de un viejo granero  para no despertar sospechas, Henry  intentó disuadir al dueño del bar  e intenta que se atemorice un poco, pero esto solo sirvió de acicate al hombre, puesto que en un programa   de eventos paranormales, alguien dijo que donde  existía un tesoro   un fantasma haría cualquier cosa por detener al que  osase  buscar en su territorio.  Su ambición le perdió. No camino ni cien metros cuando   una de las vigas  de madera cedió tras sus pasos, el  golpe fue inmediato,  tierra y madera cayeron sobre su cabeza dejándole inconsciente.  Henry  le observó respirar con dificultad, en su sien derecha manaba un hilo de sangre, si no   podía volver su rostro  sobre el polvo y las rocas se ahogaría.  El oficial    se debatía en asustar de nuevo a Cristina, su amor platónico, o salvar al hombre. No se detuvo a pensarlo.  Llegó hasta el departamento de la joven, ésta dormía tan plácidamente que la  contempló  por algunos  minutos, hasta que recordó su misión. ¿ Cómo la despertará ? Haciendo acopio de sus energías, toma el cobertor que la cubría,  y tira con fuerza de  él hacia el suelo. El hermoso cuerpo de Cristina,  cubierto con una camisola y un bóxer, hizo que el fantasma lanzará un suspiro,  ella despertó.  Cuando miró a Henry  al pie de su cama un grito inundó el apartamento.  El trato de calmarla.  Pero ella estaba  en pánico.  El   la miro a los ojos y le dijo:

—Tu amigo Lorn morirá si no me escuchas.

Ella   guardó silencio e intentó comprender la situación.  Mientras Henry  le explicaba por qué se encontraba en su habitación, ella parecía no entenderle.

Henry  le  relató  paso a paso la historia.  Christine  preguntó si él le mentiría, si le haría daño
Esto molestó  a Henry , quien de mala manera contestó

—Si mal no recuerdo te salve, de otra manera  esos hombres te hubieran podido lastimar. 

Ella de pronto  pareció comprenderlo todo. Pidió disculpas al fantasma, le dijo que la esperara un momento mientras se vestía.  Henry  la admira en silencio,   nota la mirada del fantasma  mientras refunfuñando le decía:

—Dónde están tus modales, no debes mirarme

A lo que Henry  respondió, :
— Estoy muerto, no ciego.

La chica  termina  por  colocarse sus jeans y una camiseta, tomando las llaves del auto,  salieron del departamento.

 En el auto, la joven recomendó a Harry que pronto pasarían por una caseta de vigilancia, que sería mejor  que intentara agachar su cabeza para no ser visto, él lo hizo, colocando su cabeza en el regazo de Cristina
—Por cuanto tempo debo hacerlo, pregunta con una sonrisa:

—Te avisaré en el momento adecuado , dijo ella,  con ese uniforme, puedes llamar la atención
No termino de decirlo cuando Harry reía a más no poder. :

—¿Crees en serio  que alguien más me verá?  Solo tú puedes  hacerlo,  debe haber una conexión de tipo espiritual .  Algo parecido, al menos eso creo.

—¿Espiritual, no te estás haciendo ideas locas eh? Nunca he tenido habilidades psíquicas.

— No me refiero a eso,  al parecer  es como si me conocieras de hace tiempo…  similar a un recuerdo.

—Creo entender, dijo ella. Quizás los relatos de vidas pasadas  puedan ser verdaderos.

Cuando llegaron a la posada , Cristina se dio cuenta de que sin las llaves del lugar era imposible entrar.  No pediría ayuda hasta estar segura de lo que pasaba, qué diría en su llamada al 911: 

— Tengo una emergencia, un fantasma amigo me dijo que mi jefe está  a punto de morir dentro de un túnel que no existe…

Explicó a Henry  el problema.  Si no se daban prisa Lorn podría morir asfixiado.  Henry recuerda haber visto a Lorn  colocar las llaves cerca del calentador, trataría de traerlas.

 Atraviesa  la puerta del lugar, mientras escucha la exclamación de sorpresa de la joven.
Al llegar al lugar encontró las llaves rápidamente, antes de salir, revisó el estado de Lorn, este apenas recuperaba la conciencia, los ojos de Lorn se encontraron con los  del fantasma, el dueño del bar lo miró y suplicándole le dijo

—Sálvame por favor, no soporto la presión en mi pecho…

Henry  lo miró con decisión
— Saldrás de aquí, lo prometo. 

Mientras desaparecía escuchaba la voz de Lorn gritándole que no lo dejara solo.
Henry  trató de pasar con las llaves en mano, pero las llaves quedaron del otro lado.

—¡Maldita sea! Pensó, soy  un fantasma sin un solo don.  Mala suerte en vida, mala suerte en muerte se susurró a sí mismo.  Piensa , piensa, se  repite algo exasperado.

Salió de la posada, miró a Cristina diciéndo
— Debes confiar en mí.  Te lo explicaré después.  Lanza esta piedra contra el cristal, la llave está junto a la puerta, no la puedo hacer pasar,  la colocaré frente a ti, date prisa, Lorn puede morir en cualquier momento.
Cristina buscó una piedra, pero no encontró ninguna  cerca, no había ni un adoquín suelto¿ qué  podría lanzar contra la ventana? El tiempo apremiaba.

De pronto recordó   la bola de boliche que  encontró en su maletero cuando compró el viejo  auto de segunda, nunca la bajó, allí estaría, podría jurarlo. Estaba en lo cierto. 

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