
El Mundo Según Henrry
// Parte 3 //
Henry reaccionó de inmediato, el chico tenía razón. Los entes se enfilaron de nuevo hacia Henry. Pero Dumy los recibió con una descarga de energía tan poderosa que los hizo retroceder
—Fuera de aquí porquerías, soy demasiado joven para cargar con culpa alguna , aun recuerdo la vida fluir en mí, y la disfrute ¡ Jódanse, pedazos de basura ectoplásmica !
El grito de María hizo que los fantasmas y entes oscuros voltaren sus espectrales rostros hacia ella.
—La encontré, la encontré ! Levantando aquel antiguo aldabón de plata, coronado por la figura de dos ángeles cruzando sus espadas. Los entes se dirigieron hacia la puerta, faltaba poco tiempo para el solsticio, debían abrirla en su totalidad para que el resto les pudieran seguir al mundo mortal.. Frente a la puerta, los entes oscuros se ensamblaron en uno solo.
—¡Qué diablos, son como transformer! Dijo Dumy.
El ente trataba de abrir la compuerta. Henry trataba de evitarlo, sin lograrlo, su energía solo atravesaba aquella materia sólida. Dumy le observa con detenimiento. De pronto el rostro del chico se logra iluminar.
—Soldado, miralos, pueden controlar la compuerta, y eso es materia sólida , si ellos pueden nosotros también. ¡ Intentemoslo, vamos, de prisa! Ambos lo intentaron, pero nada ocurre.
Henry tuvo una idea.
—Dumy, grito mientras este hace gestos grotescos con su rostro tratando de concentrarse, trata de usar tu patineta, ¡anda! El chico lo observa con extrañeza. Este tipo se jodió, pensaba. Pero Henry insiste. Perdían la batalla, por lo que no le importo acceder a la orden de Henry. Se dirigió hacia el ente, chocando con fuerza contra éste. El ente dio un paso atrás. Dumy dio gritos de felicidad. Funcionaba, una y otra vez se imaginaba en su patineta mientras se dirigía velozmente hacia el oscuro para hacerle retroceder.
Henry se concentra en proteger a Maria junto a todos los vecinos residentes alrededor de aquella iglesia. Los golpes fuertes de ambos luchadores hicieron que el ente retrocediera hasta el interior de la compuerta, María corrió hasta ésta, entre los tres la cerraron pudiendo colocar el sello en la puerta, un rugido espantoso salió de ésta.
—Creo que los transformer plásmicos están algo disgustados. Afirma Dumy mientras sacude sus ropas. Al amanecer una figura femenina cubierta de tierra camina hacia su casa. Un oficial de seguridad la contempla caminar mientras parece hablar con alguien, moviendo su cabeza de un lado a otro. María agradece a los chicos.
— Gracias, esto me ha enseñado algo, decía, debo tener respeto a lo desconocido.
—Asi debe ser dijo Henry, la curiosidad es una fuerza de descubrimiento, sin embargo lo que respecta a umbrales dimensionales no es prudente indagar demasiado. Debes reconocer hasta dónde llegar.
—Si, dijo Dumy, imagina hasta nosotros que estamos en dicha dimensión ignoramos cosas…
La chica se despidió, una amiga más en este mundo, dijo Henry. Mientras Dumy preguntaba si había más gente que estuviera en contacto con ellos.
Por supuesto Dumy, les conocerás más tarde. Ahora debes regresar a tu casa. Nos veremos más tarde. Dijo Henry
—De qué hablas amigo, de cuál casa hablas, estuve en una burbuja de niebla todo este tiempo, y por nada del mundo volveré allá. Viviré contigo, espero que tengas un buen televisor, me gustan los panorámicos, el Xbox, Wii y el Play son mis mejores amigos, consíguelos para mí , y te prometo que apenas sabrás de mi existencia. Te daré la lista de mis juegos favoritos. ¿ Por cierto, sabes donde se encuentra el parque de patinetas en este sitio?
— A partir de esa noche, en el pueblo se escuchaba la historia de testigos acerca de que en el parque de los chicos una patineta cobraba vida haciendo las más increíbles maniobras, lo que los demás ignoraban era que un fantasma delgado, con su cabello corto e indumentaria skape reía disfrutando aquel momento.
Capitulo 3 // En Busca de Dinero Fácil
Lorn el dueño de la taberna y Cristina tardaron un poco en adaptarse al nuevo compañero de Henry, en cuanto lo conocieron les pareció un chico desaliñado y grosero. Pero conforme pasaban los días lograron descubrir que el chico poseía un corazón de oro.
—¡Dos fantasmas en mi bar, vaya suerte! Este lugar se hará famoso decía Lorn entusiasmado
En tanto Cristin tuvo que soportar el cortejo torpe de aquel fantasma adolescente. Por doquier se lo tropezaba mirándole con ojos de carnero o guiñándo un ojo de manera cómplice. Los días pasaban y el chico no lograba obtener su anhelo: una habitación de videojuegos. Henry diplomáticamente le hizo saber que ni de broma el viejo Lorn gastaría cerca de tres mil dólares para darle su pequeño paraíso.
Lo supe desde el principio, decía molesto Dumy, este es tan tacaño como Scroge, incluso quizás también odie la navidad.
— Necesito mi espacio Henry, suplicaba consternado, tu maldita computadora craquela mis juegos en línea, sabes el sobrenombre que me han dado mientras juego, nada más y nada menos que Lento, Slow o mejor aún, Retardo. ¡Necesito mis consolas! Repetía compungido.
—Tienes tu patineta amigo, debes conformarte con ella. Le aclaraba Henry.
—Oh claro, la última generación en tecnología. ¡La encontré abandonada en el parque!¡ Me oyes amigo, y no creo que el que la dejó tirada allí pensara que era de las mejores! Decía con exasperación. Henry le observa de reojo, Dumy conocía de antemano esa mirada, terminó con sus quejas saliendo de la habitación de Henry. Este lo escuchaba murmurar mientras caminaba hacia el pequeño ático que Lorn le dio como habitación.
Debo encontrar la manera de obtener dinero, mi propio dinero, esto de ser fantasma empezaba a apestar se dijo, crei que la mayor parte de mis problemas estaba resuelto, no más acné, no más preocupaciones de carrera profesional o trabajos esclavizantes; a excepción de que era el mismo adolescente quebrado, peor aún, el mismo quebrado durante una eternidad. Quizas a Henry no le importara eso, cómo demonios habría de importarle, había sido un Calster, un miembro de una de las familias más ricas del condado, tuvo las mejores escuelas, los mejores caballos, mujeres hermosas… no pensaré más en eso , o terminaré por odiarle, se dijo .
Deambulo triste por algunos días, acabó por conformarse con la portátil de Henry, pero esa noche en la taberna, cuando se reunió con Henry, una conversación entre dos hombres clientes del bar atrajo poderosamente su atención.
—Te digo Lorn que si en verdad hay un fantasma en este lugar, él debe saber del tesoro de Frederick Jacob, el pirata de Cabo San Lucas.
—Esas son historias de marineros borrachos, solo sé de ese Jacob que era un traficante de ron, dicen que su crueldad sólo era comparable a su altura. Dijo Lorn.
—Mira lo que tengo aquí, dijo uno de los clientes mientras sacaba una moneda de plata. La fui a evaluar, el experto me dijo que era genuina, lo escuchaste, genuina, decía mientras sus ojos brillaban con codicia.
No solo los hombres miraron la moneda de ese modo, Dumy pareció embelesado con ella.
El hombre continuó con la historia, esta moneda me la dio a cambio de un servicio un pescador de Cabo San Lucas, dijo encontrarla enredada entre sus redes de pesca. ¿Sabes su valor? Pregunto con orgullo mientras se contestaba a sí mismo ¡seis de los grandes, de los grandes!
Lorn le observa con desaprobación mientras le decía: Milles te encuentras en una taberna, deja de presumir con eso de otra manera mañana a más tardar daré contigo en el callejón de atrás sin tu moneda y con un chichón del tamaño de tu historia.
—Todos rieron, excepto Dumy. Una idea acababa de echar raíces en su cabeza. Se retiró a su habitación temprano. Solicito a Henry que le prestase su portátil, este miro a Cristina mientras decía:
—Veo que te conformas, eso es bueno, aprendes rápido chico. Apuntó Henry con amabilidad
Dumy la llevó a su habitación mientras decía: aprendes rápido… Quién va a aprender de mi eres tú, me convertiré en el primer fantasma millonario en Olmos y Rosales, verás amigo, encontrare ese tesoro, por supuesto que lo compartiré, pero primero restregaré en tu rostro todo ese dinero, tendré mi habitación como siempre la he soñado, y mi flotadora, claro que si, la mandare a personalizar, e incluso podré comprar mi propio parque ; quizás hasta Cristhine empiece a notar que existo…
Su búsqueda da inicio, recopiló datos, junto a información histórica del puerto de San Lucas, primero debió verificar la existencia de dicho personaje. Cuando no pudo encontrar la información en la red, recurrió al centro histórico de la biblioteca de ciudad Cedros. Después de varias semanas dio con la información en el polvoriento archivo del lugar. Mientras, la bibliotecaria reportaba hechos espeluznantes en horas de la noche, libros cambiaban de anaqueles sin ayuda de nadie, sillas que se movían, puertas que daban a los archivos que se abrían y cerraban solas. Dumy copió los datos del capitán Jacob, esta vez sabría cómo hallarlo.
Jacob Frederick, padre danes, madre nativa. Poseedor del navío llamado El Atajo. Arrestado en dos ocasiones de robo y contrabando, no pudo ser condenado pues la evidencia de los barcos ardían junto a ésta. Famoso por su crueldad , sus marineros eran reclutados entre los hombres más desesperados del Cabo, sentenciados a prisión, ladrones, borrachos… algunos después de los viajes relataban que la prisión era mejor que aquel barco… luego sus marineros fueron esclavos de raza negra. Se decía que Jacob se transformó en un hombre muy rico después de hacer un pacto con el mismo Satanás… su barco y tripulación desaparecieron en el año de 1894, después de una furiosa tormenta.
—Vaya se dijo, creo que necesito unos días de descanso, iré a la playa, exactamente aquí dijo marcando con un círculo el arrecife donde supuestamente se encontraron restos del Atajo.
Mientras Henry y Cristin comentaban el comportamiento de Daniel.
—Creo que el chico está mejor, incluso ha dejado de asediarme, decía sonriendo, parece más calmado.
Henry la contempla con ojos preocupados
—Eso es algo que no me gusta, decía , es la calma es la que precede a la tormenta, siento que algo no anda bien, por ahora solo me resta convertirme en su sombra. Quizás deba hablar con él, creo que en ocasiones soy demasiado duro. Se despidió de Cristin, mientras esta le decía divertida:
—Ah… hermanos adolescentes.
Henry hace caso omiso al comentario, la observa con extrañeza, luego ríe. Era cierto, con Dumy se sentía como en casa, en parte porque le recordaba a sus hermanos menores. Pidió permiso para entrar a la habitación de Daniel , nadie responde , pensó que lo mejor sería dejarle descansar, mañana hablaría con él.
Mientras Dumy se colocaba en el asiento desocupado del tren que iba hacia Cabo San Lucas, a treinta kilómetros de la ciudad. Sus ojos destellaban. Por fin, una aventura, y una aventura que le haría muy rico.
Capitulo 4 // El Capitán Frederick Jacob y la Maldición del Atajo
El viejo capitán ingresa en la caverna, el agua se había retirado, sus ropas antes finas y elegantes, desprendían humedad y algas, alcanza su sombrero y con sus manos lo apretó sacando el exceso de agua. Miro hacia el enorme cofre de su tesoro. Recordó sus viajes, caray se dijo, qué aventuras, tenía mucho tiempo, demasiado resguardando aquel tesoro. Frotó sus rodillas, a pesar de ser un fantasma se sentía algo cansado. Durante todo su tiempo allí, solamente dos cazadores de tesoros pudieron llegar hasta el tesoro, y logró ahuyentarles , creyó que su leyenda sería impresionante. El mismo la empezó a crear, cómplices a sus órdenes quemaban sus barcos previo a los juicios, acabando con toda la evidencia, eso dio inicio a la historia de su pacto, de que el mismo demonio quemaba los barcos para protegerle. Acarició de nuevo el viejo arcón, ya no le producía la misma sensación, Pese a ello recurriría a todo lo que estuviera a su alcance para impedir que cayera en manos inadecuadas. Su mirada se posa sobre la ennegrecida cadena de la que colgaba un antiquísimo relicario, lo abrió con sumo cuidado, un mechón de cabello casi verdoso, una fotografía irreconocible, su amada . Su mente recorrió de nuevo las calles de Cabo San Lucas, se vio de niño ayudando a su padre en su negocio de venta de carnadas y redes. Contempló a su madre, tan hermosa, alta, de cabello trigueño y una piel caramelo. Su padre, un danés llegado a aquellas costas en un barco mercante y que decía entre risas que fue atrapado por una sirena. Su niñez fue hermosa y calma, hasta esa noche cuando su casa ardió. Apenas pudo ser rescatado por el viejo Jou, uno de los trabajadores de la tienda. Sus padres murieron, pero lo que encontró en los restos carbonizados fue un escrito en hojas blancas colocado adrede en un lugar visible: ¡ mestizos! ¡Vayánse al infierno! Jacob descubrió que dentro de aquella burbuja feliz que era su hogar, el pecado de sus padres fue amarse sin importarle su origen o color. Eso produce un profundo cambio en su interior.
El viejo que le salvó y su esposa se convirtieron en sus abuelos, él les cuido hasta la muerte de ambos. A sus dieciséis años era un hombre marcado por la tragedia, su obssesión fue castigar a los que creía culpables de aquel incendio, ignoraba quienes eran, lo que le condujo a desconfiar de todo el pueblo; se convertiría en un poderoso hombre de negocios, el dinero acabaría por hacer descubrir a los culpables de aquel crimen. Sería muy rico , costara lo que costara y si eso incluía su alma que así fuera, se decía convencido. De nuevo sus ojos volvieron al relicario, solo su mente pudo rehacer el rostro de la hermosa mujer que fue su esposa… aquel fue el alto precio que debió pagar . Abrió de nuevo el baúl donde antes se había sentado, lo único que el tiempo y el aire salino no habían opacado, brillando todavía con fuerza las monedas de oro y plata, acuñadas con hermosos relieves, joyas, diamantes, algunas amatistas, artefactos hechos con metales preciosos , adornados con diamantes de espléndida belleza. Cerro con fuerza el arcón, mientras llevaba la mano a su pecho, tomando el relicario con fuerza dijo: Julie, cambiaria todo esto por unas horas contigo, mirándote poner la mesa como si fuese un rey al que atendías; observando con placer aquella belleza clásica de tu rostro, de tus negros cabellos, de aquellos ojos intensamente verdes que destellaban con fuerza cuando peleabas conmigo. Extraño las pequeñas cosas de estar vivo… te extraño amor, dijo mientras su ojos se cubrían con una sombra de dolor.
Capitulo 5 // Unas Pequeñas Vacaciones
Dumy se recostó sobre los asientos del tren, dormiría un rato, le encantaba hacerlo, sabían ustedes que los fantasmas sueñan con cosas vivas, como si durante ese lapso pudieran atravesar esa dimensión que los separa de lo cotidiano; a Dumy le encantaba soñar con su casa, el olor del pastel de crema que prepara su madre, durante sus sueños limpiaba la patineta que colgaba en un galpón el patio, lo detestable de estos viajes era el mirar como su madre había puesto un pequeño altar en la salita de estar, allí en medio de flores secas, oraciones y tarjetas, se encontraba una fotografía suya, en ocasiones ella se detenía en ese lugar, mientras prendía una veladora y lloraba. Muchas veces pensó en acercar la veladora suficiente a su retrato, lo haría desaparecer para que su madre no sufriera más. Como si en ese momento se tratase de una pesadilla el chico se forzaba a despertar, pero esta vez no tuvo que hacerlo. Dos enormes señoras se sentaron sobre él, la sensación de hormigueo en su cuerpo le despertó, cuando se dio cuenta de lo que sucedía se escurre por entre las sillas para caer al piso. Vaya, no había contado con eso. ¿Qué creía, que el compartimiento del tren sería solo para él, o mejor aún, se presentaría ante la boletería de la estación pidiendo primera clase? Estalló en risas imaginando al vendedor ponerse pálido y temeroso. Las mujeres miraron alrededor¿ Quién reía de esa manera? Miraron con desdén a un chico joven que compartía con unos amigos.
—Qué modales de hoy en día, le decía una a la otra. Te dije que debíamos esperar al tren de las 2pm, es un poco más tranquilo, está hora es para niños y jovencitos sin modales.
Dumy los miro de reojo, viejas amargadas pensó, colocándose en el asiento de atrás se acerca a sus oídos diciendo :
—¡Urracas viejas, pronto llegará su hora, uuuuyyyy!
Las mujeres se levantaron al unísono mirando retadoramente hacia los asientos de atrás, pero allí solo se encontraba una madre y su niño de tres años, y la voz había sido de un hombre, estaban seguras. Ambas se miraron con desconfianza. Decidieron salir del tren, no tenían deseos de viajar hoy se dijeron. Cuando las mujeres salieron el chico se recostó de nuevo, los puestos estaban comprados, nadie lo molestaría durante el resto del viaje. La tarde anuncia la llegada del tren al puerto. Dumy miro extasiado aquel hermoso panorama. Cientos de personas afluían en la estación llevando ropas veraniegas; el cielo azul con un disco amarillo brillando intensamente invitaba a salir del compartimiento y zambullirse en aquel mar espumoso que se notaba a la distancia, al salir una avalancha de personas atravesaba su cuerpo, la incómoda sensación provocaba comezón y molestia en el fantasma, sentía como sus moléculas estallaban en pequeñísimos fragmentos de plasma. Decidió huir del lugar para refugiarse en un sitio menos transitado del lugar, una niña pequeña le miraba insistentemente mientras era arrastrada del brazo por su madre. Parecía haberle visto, pero él sonrió despreocupado mientras pensaba que se había vuelto algo paranoico.
Estuvo en el andén observando toda aquella agitación por algún tiempo, luego todo aquel barullo pareció terminar, hasta la siguiente llegada de los viajeros. Respiro hondo, debería buscar primero donde se encontraba el arrecife. Con paso presto camino hacia el inmenso mapa que decoraba una de las paredes de la estación, busco con detenimiento, allí estaba, hacia el sureste, cruzando la ciudad, el arrecife de San Lucas. Un joven fantasma cruzaba la ciudad hacia la playa… el capitán Jacob frunció el entrecejo. Una presencia se hacía sentir, más allá de la playa.

