Parte 7

El Mundo Según Henrry

// Parte 7 //

 Un trozo  de  la vieja chaqueta del capitán del Atajo cayó  al suelo;  renovándose  al instante,  él miro satisfecho, hace mucho tiempo no reía;  se sentía bien entre amigos;  la maldición perdía su fuerza,  esta vez lograría su cometido.

Dumy  camino hasta la playa;  miro hacia la gruta, un leve chapoteo le indico donde estaba Cane.

—Qué haces aquí?   Los bebés deben de estar temprano en sus cunas, le dijo burlonamente

—Mis amigos y yo debemos irnos, vine a despedirme, dijo Dumy con un dejo de tristeza.

—Oh, lo siento dijo ella, saliendo del mar y acercándose al fantasma.  Creo que debo disculparme, he sido un poco antipática..

—Solo un poco?   Eres la menos amable de las chicas que he conocido, pero eres muy hermosa, dijo mientras le veía absorto.

—Dónde vas ?  Pregunto Cane 

A  la ciudad, debemos ayudar a Jacob a encontrar cierta gente;  primero  debemos localizarlos, luego iremos donde se encuentren, dijo Dumy

La sirena bajo su cabeza:   nunca he salido de Cabo San Lucas, sería interesante conocer otras ciudades  dijo con tristeza.

—¿Es porque no puedes estar  lejos del agua salada?  pregunto Dumy

—Oh no, no seas bobo, el mar es mi hogar,  mis hermanas  creen que no necesitamos salir de nuestra  casa para ser felices… solo que ellas ya están casadas y tienen niños, la gente  cuando  crece  no desea aventuras.

—Es cierto dijo él, se vuelven aburridos…

—Y suelen repetir :   ya lo entenderás cuando tengas mi edad y a tu familia… dijo Cane, tratando de imitar los gestos y  la voz de sus hermanas mayores.

—¿Porqué no vienes con nosotros ? pregunto Dumy

—Podría, dijo ella, mientras sus ojos se iluminaban de alegría.

Claro, vamos, además necesitamos quien nos ayude;  sé que ellos estarán de acuerdo.

Mientras Dumy tomaba la mano de la chica y la  arrastraba  se dio cuenta de algo.  Ella luce  demasiado llamativa , sin ropas que la cubriesen en su totalidad … tenía  que hacer algo al respecto. Cuando Dumy se lo dijo, ella lo  contempló  diciendo:  creo que tengo la solución.  Y metiéndose al mar nadó hacia las grutas;  poco tiempo después emerge con   sendos  ropajes antiguos, Dumy  no quiso decir nada cuando ella preguntó:

—¿Cómo me veo ?  

El chico la  observó  con ternura. Su aspecto era verdaderamente lastimoso.  Unas viejas ropas del siglo pasado,  varios  collares colocados sobre su delgado cuello;   hilos de agua destilaban por aquellas  prendas mientras unos zapatos mohosos completan  el atuendo.

En verdad ella necesita salir del mar se dijo a sí mismo; mientras  su mente elaboraba un plan para que ella atravesara toda ciudad del Cabo San Lucas vestida de esa manera.

Abrió sus ojos,  sonriendo.  Corrió hasta el lugar donde  se alquilaban botes,  alcanzó  un marcador  y un trozo de material de tela que había notado en el lugar,  escribió con letra grande y clara colocando un anuncio en él; pidió  a Cane  sostenerlo  en sus manos en cuanto llegaran al centro de  la ciudad.  Cuando las luces de la ciudad turística cegaron la vista de Cane, Dumy le pidió levantar la  tela en   donde  se leía el siguiente mensaje:

Cabo San Lucas,   les  da la bienvenida , estimados  turistas,  a la ciudad más encantada del mundo.

La gente miraba aquella chica  como si fuese un espectro salido del mar  y aplaudía; comentando que el que tenía a cargo el manejo de la publicidad en aquel sitio era un genio.  En cuanto llegaron al hotel Dumy la lleva al estacionamiento,  cerca del auto,  mientras corría a pedirle algunas ropas a Cristi, el truco  había surtido efecto en las afueras, pero dudaba que el  gerente del hotel diera el visto bueno a aquella joven que chorreaba agua salada por sus vestidos. Cuando llegó,  descubrió que   su amiga había salido a comer, por lo que advirtió a Lorn sobre lo que iba a hacer:

Lorn dijo, tomaré  unas prendas de Cristin, hablaré con ella después.

Mientras salía llevando un vestido corto y sandalias, el tabernero le  observa con preocupación diciendo:

—¿Qué le pasa al chico?   Quizás  le guste vestir ropas de mujer, he oído acerca de esos casos,  cielos, pensó,  detestaría el tener que  oír  las quejas de Cristin o Emily  sobre la desaparición de sus ropas.

Dumy  se acerca   a  la sirena, le dio   las ropas diciendo :   en el hotel debes vestir con esto, cuando llegues a la habitación mi amiga te ayudara.

Ella miró el vestido:   No voy a desvestirme frente a ti. Dijo convencida. 
 
Dumy se ruborizo excusándose: Lo siento,  vigilare la entrada al lugar.  Espera un tiempo, luego oyó lanzar maldiciones a Cane.  Se acerca   solicitando  el  permiso de la sirena  para hacerlo.

—Está bien, dijo ella, tal vez me puedas ayudar.  Cane tenía puesto el vestido de Cristin;  aquel disfraz yacía en el suelo, en verdad era hermosa;   luchaba por ponerse las sandalias, cuando Dumy se arrodillo para ayudarle noto que no podría  usarlas,  las membranas entre sus dedos lo hacían imposible.  El la  contempla con  gentileza  diciendo:

—He sido un tonto,  no es tu número.  Ven conmigo, es hora de que conozcas a  mis amigos, dijo mientras la conducía de la mano hasta la habitación.

Cuando toca la puerta y Lorn abre , sus ojos no podían dar crédito a lo que veían, Era una de las jóvenes más hermosas que había visto, el chico no era un bobo.  El la invito a sentarse, cuando Henry  se apersona  acompañado por Cristin ésta solo dio un respingo

—Pero no eres una sirena dijo sorprendida.

Cane, levanta sus pies casi hasta la cara de la chica para mostrarle sus membranas.  Cristin dio un paso atrás.  Mientras Lorn se dijo:   nada es perfecto, siempre lo he dicho, sus pies son su talón de Aquiles, me hacen recordar los patos del estanque. 

Jacob entró saludando con familiaridad.

—Hola pequeña Cane,  y tus hermanas?

—En casa, dijo ella, cuidando a sus niños,  les quiero acompañar,  nunca he salido  de la isla, dijo con firmeza.

—Vaya , vaya, dijo Jacob, esto se pone mejor mirando como Cristin se negaba en forma rotunda.

—Pero cómo crees, eso es imposible, esto no es una excursión , enfrentaremos muchos peligros,  ¿quién te cuidará? Inquirió algo molesta.

—Yo lo haré, dijo Dumy.

Pero Cristin no escuchaba.  ¿ Tú ?  ¡Apenas puedes cuidarte por ti solo!  Grita enfadada.

El silencio reina en la habitación.  Dumy  observa  con enfado a Cristin. Le había humillado frente a la chica que le gustaba, salió de prisa del lugar. Los demás miraron a Cristin, ésta trata de disculparse,  diciendo que el chico no sabía lo que hacía;  Lorn  salió en defensa de  Dumy:

—Creo que tu afecto por él te ha confundido, eres su amiga, no su madre.  Has hecho una de las peores cosas que puede hacer alguien, le has humillado frente a su chica.

—Ven de lo que hablo, dijo ella, no es su chica, es solo una sirena que   encontró en la costa,  Dumy está algo  confundido…

Cane la interrumpió:
—El no está confundido, dijo con firmeza, tú lo estás! ¡ Me recuerdas a mis hermanas diciendo a cada  instante     Madura!  Pero  hacen todo lo imposible para que tú lo logres, siempre protegiéndote, vigilándote, decidiendo por ti.  Yo lo buscaré,  le diré  que no puedo ir;  no deseo causarles problemas…

Cuando la joven salió de la habitación para buscar a Dumy,  los ojos se enfocaron en Cristin.

—No me miren de esa manera, saben que tengo razón.

Henry la toma de la mano y mirándola a los ojos le dijo:

—No, tú no tienes razón, has herido profundamente al chico, debes pensar en lo que hiciste. Y mirando al resto ordena ir a preparar el auto.  

Cristin se deja caer en uno de los sofás de la habitación,  echó su  cabello  hacia atrás con ambas manos.
Cane buscaba a Dumy, una  sombra cerca del jardín lo  delató.  Vete! Dijo  él.

—No lo haré, te entiendo.  Ser   joven es duro, créeme  dijo con suavidad mientras se sentaba junto a él tomando  su  mano ;   no eres suficientemente niño, ni suficientemente adulto, es como si no calzarás en  ninguno  de esos mundos  , cuando tomas tus propias decisiones solo eres un niño,  y si no las  tomas  no demuestras madurez; toda una encrucijada;  malo si, si, malo si no…   me quedaré  en casa, quizás no es momento para mis aventuras…

—No, el que ha decidido quedarse aquí soy yo; no deseo estar con gente que dice ser mi amiga pero no me respeta en lo más mínimo…

La voz de Cristin se escucha tras ellos.

—Tienes razón Dumy, creo que he tomado demasiado en serio el papel de hermana mayor;  lo siento en verdad, no eres un chico, eres un fantasma valiente que se atrevió a llegar hasta aquí, gracias a ti ayudaremos a  Jacob. 

Además  creo que estaba un poco celosa, ya no tendré toda tu atención, Cane lo hará. Perdona, se excusa mientras  contempla   a  la sirena   Eres bienvenida.  Por cierto, ese es uno de mis peores vestidos,  antes de salir de aquí  saldremos de compras.   Antes veré  cómo está mi tarjeta, debo pagar una multa.

—No te preocupes dijo Cane creo que estás cosas son valiosas entre ustedes, dijo a Cristin mientras  quitaba del  cuello  los  collares de perlas y diamantes. Dumy miro a la camarera con ojos agradecidos mientras Cane le preguntaba  si podría entrar a las hermosas tiendas que había visto en la gran avenida. Cuando Cristin salía se tropezó con la pancarta y mirando de reojo a Dumy,  preguntó a Cane mientras la tomaba de los hombros,¿ cómo había logrado llegar hasta allí y pasar desapercibida?  Cane iniciaba el relato, la mirada recriminadora de Cristin crecía  mientras que la sirena  continuaba la historia.  Dumy decidió que era hora de  hacer una estratégica retirada.

Los chicos fueron los encargados de ayudar a Lorn con   el cofre, cubriéndolo con una manta oscura  con el fin de protegerle  de miradas  curiosas.  Frederick viajaría junto al dueño de la taberna, no podía separarse demasiado del tesoro. Cuando  Dumy le pregunto el porqué,  el capitán del Atajo  retiró su saco y camisa para mostrar  las marcas de las  cadenas que cruzaban su cuerpo;  cada vez que se alejaba del cofre, las letras con los nombres de los sobrevivientes se activaban apretando  esas  cadenas hasta que el dolor  fuera insoportable.  Mientras mostraba las cicatrices que rodeaban su torso y cuello.

—Creí que al no tener  cuerpo físico no  habría dolor, dijo Dumy

Te equivocas,  somos partículas de plasma, no tendremos un cuerpo físico similar al que poseíamos pero si somos capaces  de sentir,  dolor, tristeza, afectos…

—Eso no lo dudo dijo el chico mientras recordaba a  Cane.

Las jóvenes en tanto se dedicaban a comprar ropa y accesorios,  recorrieron felices las tiendas, comentando lo  difícil que era el hecho de  convivir con los hombres, fantasmas o no.

—Mira dijo Cristin, allí tienes a Henry, lo he pescado mirándome con ojos de  cachorro, pero en cuanto me acerco a él huye despavorido…

—Yo no tengo ese problema, creo que Dumy  se complace en hacer de una molestia un cortejo, dijo  Cane mientras reía.

Todo iba estupendo para las chicas,  con excepción de la búsqueda de los zapatos perfectos para la sirena.  Uno tras otro, los  vendedores a duras penas podían disimular su  asombro al ver aquella preciosa chica, con   increíbles y bellas piernas pero que terminaban como las de un pato entre sus dedos.  Durante  el recorrido a las primeras zapaterías  fue cuestión de risas, pero  al  caminar hacia el   décimo  lugar  la frustración de Cane  aumentaba de manera evidente.  

Cristin miro una pequeña tienda de accesorios marítimos y allí en medio de cañas de pescar, anzuelos y sombreros, descubrió la más increíble  variedad de botas femeninas.  No dijo nada a Cane, la arrastró   hacia el lugar  ,  mientras la chica  a regañadientes  la seguía . En cuanto Cristin le muestra  las botas, y  ayuda a colocarlas en sus pies, la chica dio saltos de alegría.  La joven mesera  tuvo que poner reparos ante la cantidad de botas que la sirena quería llevar consigo en todos los colores y diseños.

—Detente!  Que tendremos que  comprar otro auto para cargar con tal cantidad de zapatos.  De regreso al hotel, Cane   dijo a Cristin que un hombre les seguía.  Al llegar al lugar, Cristin cuenta  a Henry las sospechas  de Cane.   El teniente salió a recorrer los alrededores, un tipo que miraba insistentemente hacia la entrada del hotel, para luego dirigirse a pie hacia el  aparcamiento subterráneo.  Henry se acercó, llevaba un viejo periódico con las páginas al revés.  La sirena tenía razón, los vigilaban. Sería mejor salir de Cabo San Lucas cuanto antes.  Esa tarde, poco después del mediodía  el grupo partió hacia la ciudad;  en el  enorme auto iba Lorn, Frederick y Henry, quien adrede escogió viajar con el tabernero recordando la pasada experiencia con Cristin.

Cristin viajaría junto a Cane y Dumy.  Sin olvidar por supuesto a Mousse quien se había convertido en la mascota mimada de la joven mesera. El camino de regreso ocurrió sin ninguna novedad, pronto llegaron hasta la taberna Calster;  la esposa de Lorn,  Emily salió a recibirles  entusiasmada por el regreso de su esposo.  En  cuanto miro el auto pregunto sin reparos:

Espero que no hayas comprado este bote, o todas las ganancias del negocio serán para costear el combustible.  El hombre ríe con ganas mientras decía:

—¡Claro que no!  Pertenece a un  amigo, se lo cuidare por un tiempo. Puedo conducirlo cuando quiera, además  cuando venía hacia acá tuve una magnífica idea. Cuánto hace amor que no tomamos unas vacaciones?

Mucho dijo ella mirándolo extrañada, tú dices que el negocio no puede quedarse sin vigilancia, sobre todo en temporada alta.

— Bueno, respondió Lorn mientras guiñaba un ojo a Henry, creo que  ha llegado  el momento, qué te parece  recorrer  de nuevo el país, como en los viejos tiempos de  nuestra luna de miel.

— Oh seria genial asintió ella, espero que no sea una broma, herirás  mis sentimientos.

—No, amor,  veré  si  Zacary puede hacerse cargo de la taberna, lo ha hecho bien antes. Dijo Lorn.

—Y Cristin, ella tiene toda mi confianza, dijo Emily.

— Cierto dijo Lorn, pero no deseo que te aburras cuando vayas de compras en estas  vacaciones, por lo que planeo invitarla como tu compañera de viaje. ¿Qué te parece la idea? 

—Oh Lorn querido, decía mientras le abrazaba  con fuerza, sabía que no olvidarías nuestro aniversario.
El hombre se detuvo, la miró con  devoción mientras la besaba diciendo: Cómo olvidaría  que me he casado con la mejor mujer  en este  mundo.  Henry y Jacob se miraron mientras el capitán decía  divertido :

—Qué suerte tienen los que no se bañan eh  Henry! 

  —Chico,¿  por qué ella no  advierte   nuestra presencia? Pregunto Jacob

No estoy muy seguro, pero creo que en el caso de Cristin  existen  personas con la habilidad de ver a través de esta dimensión y otros como en el caso de Lorn, lo  hacen al estar en peligro de muerte.  Contesta  Henry.

—Creo que Lorn deberá ser más creativo, cómo explicar la presencia de Cane.   Dijo Jacob

Lo olvide dijo Henry,  debemos  ser precavidos o Emily empezará a sospechar.  No me gusta mentir, esto puede convertirse en una comedia de enredos donde al final la mentira suele ser peor que la verdad.

—Y qué sugieres, dijo Jacob,  que Lorn le cuente toda la verdad. Que le demos un susto de muerte y luego nos presentemos…

—Tienes razón Jacob, solo que odio  engañar,  sé que nos traerá serios problemas… pero no hay opción.
 Caminaban despacio detrás de la pareja.  Cristin y Cane en tanto  desempacan  las  bolsas  de compras, Dumy  intenta ayudar, pero cuando  ambas notaron que los paquetes se movían  al parecer solos hacia el departamento de la chica  por el pasillo que daba al ascensor, se detuvieron y corrieron hacia ellos antes de que el señor Dier, el conserje se llevara el susto de su vida.

—Srta  Cristin, me alegro que haya regresado.  Y esta hermosa señorita, preguntó  mientras miraba a Cane.

—Soy su amiga!  Dijo Cane 

Mientras que Cristin a  su  vez la había presentado como  prima.  
—Qué bien dijo Dumy, y eso que las mujeres mienten mejor que nosotros, dijo burlándose.


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