Parte 8

El Mundo Según Henrry

// Parte 8 //

 —Lo siento dijo Cristin, creo que ella no entendió bien la pregunta, viene de Francia, apenas habla el idioma,  la palabra amiga es muy similar a prima, verdad Cane.

—Oh oui, oui, respondió  torpemente la chica.  El conserje puso cara de duda, pero  estaba hecho,  pronto lo olvidaría pensó  Cristin.

En tanto Dumy se reía a mandíbula batiente diciendo:

—Válgame, creo que tendrás que hacer un curso de francés  rápido, no creo que el conserje  aguante ese   acento   por mucho tiempo.

—Tendrá laringitis …. Aclara la joven mesera.

—Cane pregunto que era laringitis. 

 Dumy le aclara el concepto:   tu garganta está enferma, no podrás hablar.

—Vaya dijo ella mirándole de forma pícara,  tu  facha  no  ayuda, pero eres bastante  listo…

—Gracias dijo él sonriendo,  pero ante las risas de Cristin cayó en cuenta de que la hermosa sirenita se había mofado de él.

Esta vez no la contradijo, la  observa  con admiración, esa chica era su alma gemela!  Vaya que sí!


Capitulo 10 // La Busqueda

 Zachary recibió la llamada de su  tío Lornn pidiéndole hacerse cargo por un tiempo de la posada Calster  mientras celebraba  su veintidós aniversario de bodas con Emily Norton, la señora más dulce y gentil que  Zachary había conocido en su vida.  No se negó, amaba a los tíos,  desde pequeño  formaba parte de aquella unida pareja; incluso cuando sus padres se divorciaron y debió escoger  cuál de ellos tendría su  custodia  , él eligió   vivir con la pareja formada por Lorn y Emily Norton. Nunca se arrepintió de aquella decisión, su infancia y adolescencia fueron plenas de afecto y atención.   Recién graduado de la Universidad de Hopesville, decidió descansar por algunos meses antes de ingresar al demandante mundo laboral de un Ingeniero civil;  por lo cual la petición de su tío Lorn le cayó como anillo al dedo.  Lograría ahorrar unos cuantos dólares .  Acepta de inmediato.

Lorn llega con la noticia hasta la habitación que ocupaba Henry;  Jacob y Dumy se sintieron felices, los preparativos se iniciaron esa misma tarde.  Lornn fue el encargado de  tramitar la venta de las joyas  que tomaron para poder empezar con aquel ambicioso proyecto.  El dinero serviría para suplir combustible, viáticos, un sueldo para Cristin,   ya que ella deseaba conservar su departamento para cuando la misión estuviese  finalizada.

En cuanto llegaran al primer descendiente, Lorn y Cristin serían  los encargados de tramitar la cantidad de dinero  que se otorgaría al afortunado.  Pero antes, Cristin y Cane, junto a Henry y Dumy debieron  revisar  la  existencia  de los  posibles  descendientes  inscritos  en el  cofre.  La tarea fue extenuante.  Registros de nacimientos, árboles genealógicos por cientos,  llamadas telefónicas por miles,  fueron  las que al final  indicaron que el número de posibles sobrevivientes se reducía a nueve  personas  ;  algunos vivían en ciudades cercanas,  en otros habría de cruzar medio país para hallarles;  un gigantesco mapa fue puesto dentro de la  sala ejecutiva de la taberna, allí uno a uno se marcaron los lugares donde  se buscarían  a los descendientes  esclavos del Atajo.

Lorn se reunió con ellos, mientras  ordenaban la visita de las ciudades  de acuerdo a su cercanía; la dulce señora Norton entra llevando té y   magdalenas para el grupo.  Delgada, de apariencia impecable, cabello recogido en un moño, que mostraba aquel rostro sereno, pese a su edad, Emily lucía una piel blanca casi perfecta, sus ojos verdes brillantes le daban una calidez única a su rostro, su boca fina y aquellos pequeños y blancos dientes la hacían ver más joven.  Conocía a todo el grupo, excepto por aquella  despampanante pelirroja junto a Cristin;  su mirada muestra  un poco de desconcierto;  Cristin intuyó la pregunta antes de que  la sra Norton la hiciese.

—-Oh, disculpe Emily, creo que no la he presentado con mi prima Core… Core Fish, dijo  con un tono de  enredo… Dumy no pudo más que reírse mientras musitaba junto a Cane:  vaya qué apellido más idóneo para una sirena… Fish.  No comprendo de dónde lo habrá sacado.  La joven sirena apenas pudo disimular su mueca de disgusto ante su nuevo nombre;  pero  camino con determinación ante Emily y tendió su  mano amablemente mientras decía:  

—Cielos, el señor Lorn tenía razón con respecto a su belleza.  Mi nombre es Cane,  un gusto saludarle.
El muro de desconfianza de la sra Norton se derrumba ante el comentario de la encantadora chica.  Los demás respiran  aliviados.  Cuando  Emily  contempla las marcas en el mapa dijo a Lorn tímidamente:

—Querido, no recuerdo haber estado en algunas de  esas ciudades en nuestra luna de miel.  

—Oh, es que  quería que fuera una sorpresa. Quiero que este viaje sea inolvidable. Dijo Lorn-Jacob sonrió mientras decía a Henry:   nuestro Lorn piensa rápido.

—No me gusta esto, demasiados enredos,  mi padre decía que el que hace una red de mentiras, termina  atrapado   en ella. Dijo Henry convencido de la sabiduría de su padre.

—No tenemos opción Henry, dijo Jacob;   quizás llegue la ocasión en que la sra Norton  nos pueda ver y entender nuestra misión.  

 Explicar ese plan desde fuera suena  descabellado;  tres fantasmas junto a  su mascota  y una sirena buscaran por todo el país a nueve personas para convertirlas en millonarios; si lo pienso de ese modo es una locura.  Afirmó Henry con convicción. La tarde transcurrió tranquila, entre la hora del té y las preguntas de Emily la noche llega  pronto.  Era hora de cenar;  Cane y Cristin lo harían en la posada.  Los fantasmas incluyendo a Mousse las siguieron hasta el comedor, como no había mucha clientela a horas tempranas, los fantasmas eligieron sentarse  junto a las chicas.  Cane  contempla  detenidamente el menú, mientras pedía su opinión a Cristin.

—La mejor elección será la crema de patatas y una porción de pastel de carne. Yo suelo acompañarlo  con  un poco de ensalada sin aderezo.

Me parece bueno, lo pediré también.  El camarero las atendió gentilmente mientras las admiraba;  conocía a Cristin, pero la nueva chica no.   Dumy se  aproxima mientras molestaba al hombre  provocando comezón en el cuello con un trozo de pasto.

—No lo molestes, ordena Henry.

Creo que el chico está celoso, bromea Frederick.

Molesto ante el comentario, Dumy deja en paz al camarero y cambia rápidamente de  conversación.

—Pastel de carne, crema de patatas…ensalada… creí que las sirenas comían otra cosa.

—Qué pensabas que pediría un plato de plancton… o  quizás   algas…

—No lo sé, dímelo tú,  dijo Dumy,  conocí  a un tipo que viajó a Brasil para una competencia;  nunca había estado en otro lugar más que Hopesville;  sus amigos y familiares le dijeron que no  debía  consumir  nada de aquel  extraño lugar, que podía enfermar o contagiarse de las peores enfermedades  de las que se  escuchara: por lo que lo acompañe al almacén y empacó tres docenas de paquetes de  galletas  con  queso. Oyes bien,  tres docenas,   y se marchó.   Un mes después lo ví cerca del parque;  lo rete a una competencia y sabes qué me dijo:

—No puedo, debo descansar unos días más.  Cuando le pregunté el  por qué me explicó que tuvieron que hacerle   algo llamado     lavado  de colon, aún se sentía  algo débil y enfermo.  Solo comió  galletas,  galletas y queso durante las dos semanas  y media que estuvo en el lugar…imagina.  El pobre estaba tan constipado que casi revienta al llegar  acá… ¿No había patatas en el lugar? Le pregunté.

—Si, me respondió,  pero eran de un  color más oscuro.

–¿No  existían hamburguesas  en el lugar?  pregunte de nuevo, apuntó Dumy 

— Si,  pero  no tenían pepinillos. Me respondió el tonto.

—¿Y helado?  No existe el helado en un lugar  tan  cálido  como Brasil…

—Sí  me dijo, pero no había del sabor que me gustaba…

Los demás rieron con ganas.  Creo que acabas de inventar la historia, dijo Henry.

Es cierto, lo juro!   Por un tiempo rehuí a las competencias por miedo a que me enviaran a un lugar donde la comida fuera extraña y no pudiera alimentarme… después de un tiempo ideé un plan que no fallaría esperando no cometer el error de mi amigo.

—Comerías   platillos del   lugar hasta acostumbrarte…dijo Cristin.

—Qué dices, oh no,  mis galletas tendrían salvado y harina integral,  nunca tendrían que  meter agua por  mi cu…

—Oh  cállate Dumy, vamos a cenar. Dijo Cristin  molesta.  

Henry y Jacob reían a más no poder.

—Gracias por poner esa imagen en mi mente bobo!  Regaño Cane.

En tanto,   en  una ciudad cercana Patty Obo  sostenía la cabeza de su pequeño hijo Gerald, tendría que dejarlo con su vecina, no podría perder otro día de trabajo como asistente de pacientes en el Hogar de Ancianos de  Río Bajo. Observa con desánimo hacia su patio trasero;  había sido un lugar hermoso, ahora la hierba se había apoderado del lugar;   su esposo decidió que el matrimonio era demasiado  pesado para él, por lo que un amanecer, Patty  despertó siendo la madre soltera de tres niños:

Gerald de cuatro, Isabel de  diez años y Manny  de  siete años;  una hipoteca y un viejo auto ya que su esposo se había llevado  el que tenía mejores condiciones.  No tuvo tiempo de  guardar rencor hacia el hombre;  sabía de antemano que el dinero que recibía en su trabajo a duras penas alcanzaría para el gasto, mucho menos una hipoteca; pero el golpe  demoledor llega   al  darse  cuenta que poco tiempo antes de irse su  pareja había solicitado una segunda hipoteca por   veinte  mil dólares. No había manera de pagar su casa;   su  única familia había sido su madre, quien dos años antes  falleció de cáncer pulmonar.  Los golpes eran demasiado fuertes y constantes, su único escudo para evadirlos era el rostro de sus pequeños. Esa mañana el desánimo cubrió su cuerpo como un pesado abrigo de invierno.  Saludo a su vecina, agradeció a la joven por cuidar al más pequeño de sus hijos, mientras los otros estarían en la escuela.  En cuanto llegaran, la pequeña Isabel tenía órdenes  de recoger a sus hermanos pequeños y llevarlos   a su  hogar;  un número de teléfono indicando el 911 y el número de teléfono de  su vecina  ocupaban  un lugar importante en la vieja refrigeradora.  Esa  tarde  doblaría turno para poder comprar las medicinas de  Gerald.   Patty Obo supo desde pequeña lidiar con la desgracia, pero nunca se quejo de ello;  era una guerrera fuerte,  recibía golpes que   podrían  desanimar al más  entusiasta de los hombres, pero con Patty  solo  lograban   que su espíritu  se fortaleciera creando una especie de callosidad en su alma noble;  a pesar de sus problemas daba a los viejecitos toda su comprensión y afecto.  Sus jefes y compañeros la estiman , pero ni siquiera imaginaban que la joven madre  pensaba alquilar una pequeña casa rodante   para ella y sus niños en cuanto perdiera su hogar.  Ello podría considerarse  como un defecto, un falso orgullo que le impedía pedir ayuda a sus  amigos , pero la mujer no lo considero nunca de esa manera;  su madre solía decir:

—Ten cuidado Patti, nadie  quiere a los llorones… si te quejas  cada hora del día todos los días solo tendrás lo que mereces… nada!  Lori Obo  era una mujer testaruda y enérgica.  Su padre les abandonó a ella y su madre sorda cuando  solo tenía seis años.   La abuela de Patti debió trabajar como empleada doméstica hasta su muerte;  Lori trato de inculcar a su hija   la virtud del trabajo y la honradez;  se empeñó en que su hija estudiara enfermería, pero el amor se  interpuso  en el camino de la soñadora Patty a sus 21 años.  Lori luchó con denuedo   para que su hija no dejara los estudios;  pero  la ilusión encadenó a Patty;  sus sueños de una vida familiar la hicieron caer en el error del que su madre le había hablado durante años:

—Nunca pongas tu felicidad en manos de otro!

Pero el consejo nunca fue escuchado, Patty amó al hombre equivocado;  su corazón nunca creyó que  la traición formaba parte de su vida.  Ahora trataba de recoger los pedazos que quedaban en ella;  era tan difícil… la llamada de su vecina  indicando  que debia llevar a Gerald a emergencias en el hospital de Río Bajo dio su estocada final.  Sentada allí, esperando a los médicos,  se sumió en la desesperación,  un mar de dolor y   desidia donde apenas logra sacar  una  mano  pidiendo  ayuda.

—Oh Dios dijo, no me dejes!  Las  lágrimas llenaban sus ojos,  Nunca se había permitido llorar, pero esta vez iba más allá  de sus fuerzas.



Capitulo 11 // La Ayuda viene en Camino

 Esa mañana el Hummer  negro ronroneo con fuerza.  El Camaro  apenas pudo arrancar, pero haciendo su mejor esfuerzo   intenta  imitar a su compañero de viaje.  Todos ocuparon sus lugares.   Irían a la ciudad más cercana,   de su primera misión  solo tenían  edad y el nombre de  la  mujer : Paty  Obo.  En el cofre  una inscripción  con el nombre de Ura  Obo   empezaba a destellar. Henry acompañó esta vez a Cristin, bajo la advertencia de que el viaje sería sin prisas, ella rió   diciendo :  a qué le temes Henry,  es solo un carruaje sin caballos.

Dumy  parecía divertido, recordó la travesía hasta la ciudad dándose cuenta de que la joven mesera  tenía  el  espíritu de un  piloto de carreras.  Lorn iría con su esposa Emily y el fantasma de Jacob junto a su tesoro. El camaro  incluía a Cane, Mousse y a Dumy.  La carretera a Río Bajo era algo sinuosa,   el paisaje a ambos lados del camino   hermoso; enormes árboles de castaños y sicomoros bordeaban el lugar; cada cierta distancia una  cerca de madera blanca anunciaba que una granja se hallaba en aquel camino;  sólo cuando faltaban unos kilómetros para llegar,  un desolador paisaje pareció  dominar el lugar;  casas situadas en los suburbios   con  jardines llenos de hierba y enormes rótulos desteñidos con anuncios de venta. Poco antes de llegar a la carretera principal,   Lornn  giro hacia la derecha.  Se  dirigen  hacia   la alcaldía del pueblo, quizás allí tendrían un poco más de suerte.  Cristin y el resto decidieron buscar un hotel o posada donde pasar unos cuantos días. Cuando Lorn  ingresó   con Emily a las oficinas del lugar, preguntó de manera casual por una mujer llamada Paty Obo,  había dicho a Emily que era una mujer que  vendía las mejores antigüedades del lugar, sabiendo de antemano como su esposa adoraba esos objetos.  La mujer  de pelo rubio y modales toscos contesta de mala gana:

—Tiene su número de seguro social, o su última dirección al menos?

—No dijo el hombre con educación.

—¿Entonces contesta la mujer, cómo cree que puedo encontrar su dirección?  ¿ Se le ha  ocurrido  buscar  en la guía telefónica?  Dijo mientras mascaba un chicle rítmicamente.

—Gracias por su tiempo, debe estar muy ocupada dijo sarcásticamente Emily mientras arrastraba a Lorn   por el brazo.  Creo que  buscas ayuda en el lugar equivocado,  podremos conseguir antigüedades en el resto de las ciudades a las que iremos.

Lorn no la contradijo, no debía levantar sospechas.  La misión de búsqueda recaería sobre los hombros de Cristin y Cane.  Cuando  todos se reunieron en el hermoso hotel con vista a un parque;  Lorn  contó a Cristin sobre el problema.  Está bien dijo ésta mientras Emily se dirigía hacia ellos para reunirse a almorzar.  Al atardecer Cristin y Cane habían recorrido la mayoría de la ciudad hasta llegar a un pequeño barrio cerca de un lago artificial.  Allí una anciana de  gentil presencia  dijo conocer a una mujer Obo:

—Vivió por  mucho tiempo aquí, tres generaciones de mujeres Obo; la pequeña Paty se marchó de aquí cuando se casó.  Poco después su madre murió de cáncer, Lori se llamaba, una buena mujer dijo con tristeza en su voz.
Cane  frunció el entrecejo, no creyó  que encontrar una mujer  afroamericana en un pequeño pueblo diera tanto trabajo. 

—¿Y ahora qué?  Pregunto mirando a Cristin

Esta la  observa  mientras sus ojos brillan .  Iremos al juzgado,  si  hubo matrimonio debe haber constancia de eso.

Ambas se dirigieron a la alcaldía.  Para su desgracia las recibió la misma  secretaria que atendió al tabernero .Los ojos de Cristin lanzaron llamas a la mujer cuando esta contestó de mala manera:  ahora no tengo en mis manos los registros, deben hacer una solicitud  y  presentarla, los datos serán  otorgados unos días después.

—¿Cuántos días después? pregunto algo impaciente Cristin.

—Ay, no tengo idea dijo la mujer mientras soplaba sus uñas para secar el esmalte que ponía en  ellas  sin mirar siquiera a las chicas que le hacían la solicitud; quizás unas dos semanas…

—Oh debe ser por la gran cantidad de solicitantes  que hay haciendo fila tras nosotros. Dijo  irónicamente  Cane.  La  mujer levanta su  cabeza  mientras clavaba una furibunda mirada  a las bellas jóvenes.

—Tengan dijo con desgano, ésta es la boleta, debe tener el nombre de los contrayentes y la fecha del enlace, traten de escribir en forma clara, de lo contrario puede que su respuesta dure más tiempo, una sonrisa sarcástica brotó de su rostro.

Cristin  intenta  detener a Cane ,  sin lograrlo , la sirena envió  un hechizo sobre el  botellón del  agua  que se hallaba cerca del escritorio;  el agua salió arremolinándose sobre la mujer quien dio un grito cuando ésta en su totalidad cayó sobre su cabeza.

Las chicas salieron rápidamente del lugar.

—No creí que  tuvieras  poderes especiales… es sorprendente. Apuntó Cristin.

—No es gran cosa, puedo manejar un poco de agua, aquí y allá.  Pero por favor, no  se lo cuentes a Dumy,  tú sabes cómo es su sentido del humor.

—Lo prometo dijo  Cristin.  Desilusionadas se dirigieron al hotel, cenarán  para seguir con la  búsqueda ,  el tiempo estaba en su contra, no podrían permanecer demasiado tiempo en un sitio, esto levantaría las sospechas de Emily sobre  la verdadera   misión del grupo.  Los chicos las interrogaron en cuanto notaron sus caras largas:

—¿Qué os pasa, tampoco han tenido suerte? Preguntó Henry.

—No se trata de suerte, respondió Cristin, se trata de actitud.

—De actitud?  Repitió Jacob

Si, enfatizó Cane, la peor y más displicente actitud  que he visto en un empleado público.



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