
El Señor de la Oscuridad
// Parte 2 //
Cuando llegaron se dieron cuenta que el tipo tenía razón; era un edificio, no muy grande, parecía que un incendio había acabado con casi la totalidad de su estructura; algunas imágenes mostraban resquebrajaduras profundas, producto del calor y manchas negras de hollín. El atrio daba a un altar destechado. Rendaf camino por el sitio, atento a su brazalete, de pronto Dionis llegó hasta él.
— Mira, por allá, en el cementerio; hay alguien en el sitio.
Ambos se acercaron sigilosamente. Miraron con atención a una joven , que intentaba abrir una compuerta junto a una vieja lápida. Cuando lo logra e iba a ingresar, notó la presencia de los guerreros, intenta gritar como señal de alerta, pero una rápida acción de Restaf evita que la chica hiciera ruido; pese a ello, la compuerta cae pesadamente, haciendo un ruido descomunal. El capitán sujeta a la chica por la cintura, mientras ruidos provenientes del interior de la escalinata surgen . Con ella a cuestas, ambos huyeron hacia una pequeña arboleda.
La prisionera intentaba hacer difícil el escape; pero el fuerte guerrero apenas si se daba cuenta de sus vanos esfuerzos, en ese momento se dio por vencida, mirando el suelo pasar veloz ante sus ojos.
— Que haremos, creo que nos siguen, no podemos salir a la carretera, los humanos sospecharan al vernos llevar a la chica con nosotros.
— Tienes razón oficial, dijo Rendaf, sacando de su bolsillo una caja triangular, al abrirla en su interior pequeños paneles direccionales convergen dentro de un círculo repleto de pequeñísimas esferas color arena; la coloca sobre la palma abierta de su mano; la arena pareció tomar vida señalando el canal oeste.
—Vamos, dijo, iremos al refugio de mi padre.
El dispositivo indico hacia una pequeña colina, allí Rendaf siguió la ruta señalada, hasta llegar a una pared donde en voz alta dijo
—Abre la puerta a tu señor
Un sonido sordo se escucha, la pared se levantaba ante ellos como si fuese un pequeño techo, los tres ingresaron rápidamente. La puerta volvió a su sitio, minutos después, pasos y voces se escucharon alrededor. Restaf aún sostenía su mano en la boca de la chica. Poco después los sonidos se alejaron. El guerrero depositó a la joven en el suelo. Luego se levanta y busca en la pared, frotando una pequeña lámpara , recorrió el sitio haciendo lo mismo con el resto . Una vez allí, la chica reconoció a Dionis como el guerrero que la había golpeado durante la última batalla; este la contempla con molestia diciendo:
—Vaya, no aprendes la lección chica, debiste escapar, y te encuentro aquí de vigía en la base enemiga!
—No soy centinela, acabo de llegar a la base, tu golpe me dejó tumbada allí por horas… dijo con rencor en su voz.
—¿Quieres decir que nadie llegó a buscar posibles sobrevivientes? Me encanta el espíritu de lealtad entre las tropas básicas.
— ¿Tropas has dicho? Has visto a nuestros soldados, hay algunos que apenas alcanzan diecisiete años… Pese a ello los Señores Oscuros parecen disfrutar las batallas…
—¿Dónde están los verdaderos soldados? Preguntó Restaf a la chica
—Bromeas Oscuro, ustedes enviaron una terrible plaga sobre ellos, ningún adulto sobrevivió… por lo visto su plan dió resultados
—Ningún adulto, repitió el guerrero, excepto los Dueños? Algo aquí no calza, esto se está convirtiendo en un rompecabezas demasiado complicado, dijo para sí.
—¿De qué hablas dijo ella, niegas que tu pueblo eliminó a nuestros padres? Después de deshacerse de ellos sus victorias han sido frecuentes…¿ En verdad se dicen guerreros?
—Mira, dijo Dionis , no te permitiré que dudes de nosotros, hemos sido entrenados por siglos para enfrentarnos cara a cara nuestros enemigos, es una cuestión de honor; estamos aquí para averiguar el porqué los Dueños envían niños inexpertos a servir de carne de cañón en las batallas. No hay honor ninguno en eliminar un enemigo débil e inexperto. Señala el oficial.
—Es muy cierto , añade Restaf, desconozco lo referente a la plaga, pero prometo averiguar qué sucedió a vuestros padres; por ahora debes colaborar, quiero saber cuál es el líder en su tropa, cuál es su nombre y sus planes.
—La chica rió , diciendo: Parece que no logran entender. Las órdenes surgen desordenadamente, somos varios grupos, el lugar del ataque y el momento es dado a todos los miembros del contingente horas antes de la batalla. Ignoramos de quién proceden.
—Diantres, dijo Dionis ¿ que superior está a cargo durante la lucha?
Ninguno , dijo ella con tristeza en sus palabras, todos sabemos que debemos intentar ganar, de lo contrario nuestros supuestos líderes recurren al castigo…
—¿A qué te refieres? ¿ Es un ritual o algo similar antes de una batalla? Inquirió Dionis.
Si alguno de nosotros intenta desertar, o huye durante la batalla, nos reúnen y muestran como son desmembrados para servir de alimento a los Komo, unos dragones enormes, que sirven como mascotas a los Dueños… después de eso muy pocos intentan escapar, por eso regrese al cuartel . Terminó diciendo cabizbaja la joven.
—No deseo hacerte daño alguno , básica, mañana iremos a un refugio en la superficie, debes colaborar, de lo contrario tendré que eliminarte, dijo Rendaf mirando fijamente a los ojos de la chica. Esta aceptó con voz débil diciendo : No intentare nada.
Se acurrucó en una esquina del sitio, en tanto Restaf miraba detenidamente a aquella chica de mirada triste. Su rostro era hermoso, ojos color castaño dorado; labios definidos y carnosos, una nariz algo chata, mandíbula fuerte, sin ser masculina. Cabello castaño corto, dejando ver el tatuaje de un felino cuya cola termina coquetamente cerca de su hombro. Sus ropajes no indican en absoluto la feminidad escondida bajo ellos; un sari largo dejaba entrever largas tiras de tela arrolladas alrededor de sus piernas, cuyo fin es protegerlas, un grueso chaleco cubría su pecho; nada parece indicar el voluptuoso cuerpo oculto bajo aquel raído uniforme. El guerrero lo sabía, había tocado unos senos grandes y firmes durante la huida con ella a través del bosque; golpeando rítmicamente su antebrazo , haciendo que su corazón palpitase más rápido. Una pequeña cintura fue el asidero del cual sus manos sujetaron a la bella prisionera. Ahora el guerrero se pierde en un mar de imágenes llegando hasta ella, levantando aquel sari para acariciar el punto central de aquellas preciosas montañas que se insinúan bajo el sucio chaleco, tocarlas, apretarlas firmemente hasta hacerlas llegar a su boca sedienta. El ronquido de Dionis le trajo a la realidad, avergonzado por aquellos pensamientos se levantó del lugar donde reposaba, caminaría , intentando hacer desaparecer aquellos pensamientos.
Capitulo 2 // Una Verdad a Medias
Sacude su cabeza con fuerza, un tic que había desarrollado desde su niñez, su padre le miraba hacer eso, preguntando jocosamente en qué diablos pensaba; se enfadó consigo mismo, no era el momento adecuado para sentirse cachondo, mucho menos por una básica; estaba muy consciente de que podía obtener fácilmente el amor de las Damas Oscuras , por lo que aquella atracción hacia su prisionera lo molestaba. Para su desgracia un signo ancestral se colocaba como el punto más álgido en aquella lucha contra la pasión que empezaba a crecer en él; la chica posee aquel olor tan característico para un guerrero Oscuro de su estirpe, la señal de no haber sido tomada por ningún macho circundante. Eso la hacía más deseable aún, los Crisso bromeaban entre ellos diciendo que eran el único clan donde las hembras eran escogidas por su aroma; esa característica única les guiaba a su futura pareja. Camino como un león enjaulado hasta el amanecer; despertó a su oficial y luego a la chica.
—Ehh, básica, dijo el oficial golpeando el cuerpo de la chica con uno de sus pies.
Esta se levantó un tanto molesta:
—¿Qué pasa Señor Oscuro? quieres demostrar tu poder con una prisionera, mi nombre es Mesanni, ¡deja de llamarme básica!
—Ahh, eres algo susceptible chica, dijo Dionis. Será mejor que nos apresuremos, pronto el sol caerá como una maza sobre mi cabeza, muévete, Rendaf nos sacará de aquí.
—¿Rendaf? Preguntó la chica con curiosidad. ¿Eres Rendaf Crisso?
Él contestó con un sí distante.
—Vaya, comentó Messani, cuando íbamos a la batalla teníamos orden de acabar con tu vida, el grupo que lo hiciese tendría como premio su libertad.
—Ja,ja,ja,ja rió Dionis; ahora me explico porque en cada batalla los mochuelos te rodeaban con desesperación.
Rendaf les hizo hacer silencio . El pasadizo terminaba junto a un galpón abandonado.
Salieron despacio, no había mucha gente alrededor, su presencia fue notada de inmediato : dos hombres de gran estatura, junto a una chica de apariencia gótica . Caminaron con rapidez, siguiendo la pequeña brújula.
—¿Cómo pudiste encontrar ese sitio en el bosquecillo? Pregunto Dionis, mientras la chica trataba de seguir sus pasos corriendo tras ellos en pequeños intervalos.
—Mis antepasados llenaron la ciudad con muchos refugios, ese era uno de los favoritos de mi padre, el viejo edificio, el bosquecillo, y las ruinas que viste, todos están adscritos a una sociedad llamada Crissos; de esa manera nos aseguramos que no sean invadidos o transformados por humanos. Vaya, tu familia es grandiosa, pensaban en cada detalle. Exclamó Dionis un tanto divertido.
— Creo que eso es falso, dijo ella, no tenemos vehículo en el que trasladarnos, apuntó burlonamente.
— Eso es cierto, afirma Dionis con cierta complicidad
—Se equivocan ,iremos a la base central, se llevarán una agradable sorpresa. Allí buscaremos la información que nos diga todo acerca de la plaga que según dices acabó con los adultos de tu pueblo. Por ahora, iremos al hotel. Antes, pasaremos a una tienda, debes buscar otras ropas, llamas demasiado la atención con ese uniforme, dijo señalando a Messani. Usarás ropas humanas.
— Bien, tú la acompañas , dijo Dionis, yo deseo llegar al hotel, el sol comienza a tener efecto sobre mi cabeza. Nos veremos más tarde. Afirmó con cierto cansancio.
Un enorme supermercado fue el sitio escogido, pese a su experiencia humana, esos detalles escapaban al conocimiento de Rendaf. Recorrieron el sitio, hasta preguntar a un vendedor donde podrían conseguir ropa para la chica que le acompañaba. Este les observó con suma curiosidad; él parecía una versión mejorada de Conan el barbaro, junto a una hermosa árabe a juzgar por el atuendo. Ella empezó a mirar los maniquíes, los jeans, las camisetas, los vestidos, zapatos… todo tan extraño. Estaba acostumbrada a colocarse aquellas largas tiras de tela negra que rodeaban sus piernas hasta terminar cubriendo su trasero y partes íntimas. Luego simplemente añadía el sari, el chaleco de batalla y lista. Al mirar a las humanas que pasaban frente a ella, pensó que había demasiadas cosas por llevar. Tomó en sus manos unos pantalones y camisetas, empezó a desvestirse en el pasillo. Una de las empleadas se acercó presurosa a informarle la existencia de vestidores al final del pasillo. Ella obedeció. Rendaf la siguió en silencio. Messani luchó para poder colocarse los jeans, primero lo hizo poniendo el zipper hacia atrás, pero sus nalgas quedaron expuestas, por lo que desistió. Cuando pudo colocarlos adecuadamente, llamó a Rendaf, al fin y al cabo era él quien sabía de costumbres y hábitos humanos. El guerrero oscuro quedó boquiabierto; aquella camiseta de algodón apenas podía contener esos extraordinarios senos. Sus pezones atraían inmediatamente la mirada; imposible salir a la luz del día sin llamar la atención.
—Quédate aquí, ordenó él. Recorrió el lugar, mirando detenidamente unas chicas ; tomó varios sostenes, imaginando cuál de ellos tendría el tamaño adecuado para contener aquellos senos espléndidos. Luego fue ante el exhibidor de bragas, e hizo lo mismo con algunas. El vendedor no dejaba de mirarle algo extrañado.
—¡Toma! Le dijo, esto tienes que colocarlo sobre tus senos, y esto otro bajo los pantalones. Lanzando la ropa sobre los probadores.
—Ella observó un tanto frustrada, colocó el primer sostén; demasiado pequeño; el segundo, demasiado grande; el tercero era perfecto, pero cómo ataría aquella prenda si el cierre estaba en la espalda. Semidesnuda aún, llamó a Rendaf para que le ayudase con aquel complicado enigma. El guerrero entró , respirando hondo frente a aquel exuberante cuerpo. Messani le mostró sin ambages el problema. El toma la prenda y coloca las copas del sostén sobre los magníficos senos , sus manos parecen temblar, luego dio la vuelta mirando el contorno perfecto en la espalda de la chica hasta terminar en su firme trasero.
—Oh, dijo ella riendo, eso era todo. Creo que estoy lista, me llevaré esto. Afirmó tomando varias piezas de ropa.
—Él adquirió algunos pares más de cosas al salir, el olor de ella en el vestidor había azuzado su instinto de apareamiento. Todavía aturdido por el deseo, llegó al hotel. No sin antes darse cuenta con molestia que su joven pareja llamaba demasiado la atención de los humanos.
Dionis yace recostado en la cama, las pesadas cortinas y el aire acondicionado apenas hacían llevadero el calor del mediodía.
—¿Cuándo iremos al refugio central? pregunta el oficial con cierta molestia en su voz. Te juro que si debo pasar otro día en este sitio cavaré un agujero en el suelo y me ocultare del sol.
Rendaf contestó: al atardecer, recoge tus cosas, comeremos algo y partiremos.
—¿ Ella irá con nosotros? Pregunto Dionis.
— Si, es necesario. Contesta con firmeza el capitán
— ¿Crees que sea lo mejor? Ella podría traicionarnos y revelar la dirección del refugio a sus cómplices. Dijo el guerrero
—No te preocupes, ella nunca sabrá donde se halla. Dijo mientras colocaba la hipodérmica en el hombro de la chica, inyectando el contenido.
—¿Qué diablos? ¿Qué has hecho? Pregunta sorprendida la joven.
—Nada, estarás profundamente dormida durante el viaje… dice Rendaf mientras la observa caer al suelo.
—Si crees que yo la cargaré, olvídalo. Dijo de mala manera el oficial
— Cálmate, lo haré yo, la llevaremos al estacionamiento, he enviado un mensaje pidiendo que el transporte nos espere abajo. Vamos, dijo mientras colocaba el cuerpo de la chica sobre sus hombros.
—¿ Enviado? Pregunto Dionis, entonces hay alguien más en la base?
Rendaff responde de forma serena.
— Emití la señal para activarlo; el refugio es automatizado; ya veras, será de tu agrado. Afirma el general con una sonrisa en su rostro.
