
El Señor de la Oscuridad
// FINAL //
— Qué diablos sucede aquí, dijo Dionis. Un Dueño asesinado, otro muerto en la prisión… Esto no me gusta para nada.
Messani se acercó a la esquelética mano, señalando un anillo con el diseño de un yunque en el.
—Es el Dueño de las Armas, el que vimos arriba en el palacio, era el Dueño de los tesoros… Explicó con firmeza.
—¿Y el que mandó a encarcelarnos?
—No lo sé, no recuerdo notar ningún anillo en su mano… contestó ella
—Ni siquiera tenía el dedo que supuestamente lleva la marca de su linaje. Apuntó Rendaf
—Miren, dijo Dionis, su manto tiene unos símbolos…
—No son símbolos, dijo Messani, es escritura perteneciente a los Antigüos, dice algo referente a un lugar, una dirección… no logro entender.
—Son coordenadas… explicó Rendaf. Según esto, a varios cientos de metros al norte está una entrada… solo eso… parece que estaba muriendo e intento dejar un mensaje.
— Antes de presentarnos a juicio me gustaría saber qué era tan importante para que este tipo a punto de morir utilizara su propia sangre para dejar un mensaje… dijo Dionis
—Messani arrancó de inmediato la tela intentando verificar si había algo más escrito en ella. ¿Cómo sabes que es sangre? Preguntó
—La humedad en este sitio hubiese hecho que la tinta se dañase y fuera imposible de leer, la sangre se solidifica permitiendo ver el mensaje grabado en la tela.
— Dionis tiene razón. Es hora de dar un paseo, dijo Rendaf sacando de su cinturón una pequeña bola explosiva.
Las rejas cedieron ante el impacto; rápidamente se escabulleron por entre los troncos de los palacios y los cientos de recipientes y contenedores esparcidos en el suelo… Al llegar al sitio, la brújula de Rendaf se disparó señalando un punto específico… Una pequeña fisura entre dos rocas muestra un extraño símbolo; el guerrero metió su mano ; un aditamento rozó sus dedos, jaló con fuerza del objeto, las rocas se separaron dando paso a una escalinata de caracol. Uno tras otro, inmersos en aquella oscuridad bajaron con sumo cuidado, en cuanto llegaron a un sendero pudieron notar un abismo del cual se desprendía un viento poderoso. Un tronco hace las veces de puente. Rendaf dio una orden:
—Iré yo, si algo sucede deben huir, el refugio diurno les servirá; los Líderes ignoran su paradero.
Dionis reclamó, pese a ello, conocía a su amigo; lo haría de todos modos. Antes de partir, frente a Messani, la contempló con devoción diciendo:
—Si logro salir con vida te convertiré en mi esposa, te deseo tanto, mi ultima petición será la de besarte; y diciendo esto la tomo por la cintura y estampo sus labios sobre los de ella; Messani no se opuso; segundos después su boca devolvía con creces la pasión del guerrero.
Dionis miraba sorprendido a su amigo y compañero. El tipo había perdido la cabeza.
Este se separó de la hermosa básica, ella resoplaba aún con fuerza. Se sentía dichosa, era un honor ser la pareja de un guerrero como él; antes de partir, ella le tomó de la mano diciendo:
—Regresa, no quiero pensar que ha sido un sueño …
Él sonrió. Volvería, estaba seguro.
Cruzó el tronco, camino al interior del pasadizo. La oscuridad apenas dejaba entrever rocas y salientes de cristal negro; miro con detenimiento; eran los restos de una edificación de gran envergadura; allí, cerca de una columna, un destello de luz brotaba con intermitencia. Se acercó. Sus ojos encontraron una espada tan oscura como la noche; al tomarla un dolor intenso se extendió sobre su mano; un calor terrible recorrió su cuerpo. Visiones tan antiguas como el mundo mismo cruzaron frente a él; guerreros poderosos peleando con aquella espada; siendo uno con ella… un grito salió de su garganta, la empuñadura del arma se fundió con su mano, como si el metal derritiera su carne; se hinco en el suelo; la figura de un Dueño se presentó ante él:
— ¡Tu corazón de noble guerrero ha aceptado la Oscura; no podrás traicionarla nunca! Será un arma que te convertirá en uno de los más poderosos justicieros que el mundo oscuro ha conocido; sin embargo, si tu alma toma un camino distinto a la verdad y la justicia, ella te consumirá hasta la muerte. Nuestro mundo ha sido traicionado por uno de nuestro linaje, esperando obtener el poder absoluto, se ha aliado con nuestros enemigos; ha provocado la casi extinción de nuestros leales guerreros básicos; él será quien pretenda juzgarles mañana, pero será la Oscura quien le juzgue a él. ¡Ve en paz!
Rendaf observó con detenimiento su mano, la espada había desaparecido; tres protuberancias de forma triangular adornaban el dorso de su mano. De nuevo ante sus compañeros, Messani fue la primera en notar aquellas formas y un color oscuro en su mano; junto a una frialdad similar al metal.
—Oh, por los dioses, encontraste la Oscura, dijo excitada. No era una leyenda.
—Él la mira complacido; la sujeta de la mano y la guía de nuevo al sendero que conduce a la ciudad de los Dueños.
—¿Qué haces, dijo Dionis, debemos irnos de aquí! Debemos buscar nuestras tropas y castigar a los Dueños.
— No amigo, tenemos un juicio al que debemos asistir. Al amanecer, los tres llegaban ante el palacio de la Justicia. Rendaf miro varios viajeros
en la entrada, usando uno de ellos para llegar a su destino. Al llegar al salón principal, el Dueño le miró con ira diciendo:
—¿Cómo te atreves a venir hasta mí sin ser llamado, acaso ignoras quién soy?
En ese momento una figura familiar salió de entre los suntuosos cortinajes que adornaban el lugar.
— General Cruss, es un placer verlo de nuevo, dijo Rendaf.
—No lo será por mucho tiempo, estás condenado por traición, junto a tu amigo. Llevaré la noticia de tu muerte ante los Líderes, diré que me hice cargo de ti y tu amigo; una historia de honor, donde yo llevaré la mejor parte.
—Dime una cosa general, que buscas con todo esto? Nuestros Líderes están de acuerdo con esta alianza?
—Los Líderes son ambiciosos, les prometí que conquistaría el mundo diurno y de paso lograría un pacto con nuestros enemigos ; demasiado tentador no crees? Solamente desean resultados y yo decidí dárselos.
—Y tú, exclamó con enojo Rendaf mirando al Dueño, ¿ Qué pretendes traicionando a tu pueblo?
— Ellos se volvieron débiles, deseaban la paz, no querían pelear por la supremacía en el mundo Oscuro, sabes que tomaron mi anillo de poder, dijo, mientras enseñaba su mutilada mano, arguyeron que no era digno de llevar la justicia como emblema… no me quedó más remedio que acabar con ellos…
Rendaf contempló de manera fría cómo el Dueño ordena la muerte de los tres.
— ¿Sin un juicio? Dijo Rendaf con voz extraña, en tanto levantaba su mano derecha.
El Dueño retrocedió con temor, el guerrero mostró los relieves triangulares que adornan su mano. Luego, lentamente sus dedos parecieron alargarse hasta convertirse en la extraordinaria arma Oscura. El Dueño lanzó una maldición, intenta huir, pero los espíritus de sus compañeros asesinados se habían condensado ante él:
—Has roto un pacto ancestral, has terminado con nuestro linaje por tu desmedida ambición; el juicio que se llevará a cabo es el tuyo, conocemos de antemano el veredicto.
Rendaf dirige la espada hacia el Dueño traidor; ésta destello con fuerza, atravesando con un rayo de luz su cuerpo; miles de fragmentos explotaron alrededor. Un grito de angustia fue lanzado por el condenado. El resto de los gobernantes se retira complacido, sus almas podrán descansar en paz. Cruss intentaba huir, Dionis le detiene.
— Rendaf le mira con furia reprimida, diciendo:
—Has visto lo que hace esta espada a los traidores y guerreros sin honor; te espera similar destino si no relatas la verdad ante los Líderes. El general accedió.
Días más tarde, los Líderes firmaban por consejo de Rendaf, un acuerdo de paz con los básicos sobrevivientes. La idea de tomar el mundo diurno fue enterrada en los registros de los guerreros oscuros. El general Cruss fue degradado a consejero en campamentos para adolescentes… en el mundo diurno
Dionis descansa en su nuevo aposento, como nuevo general al mando goza de ciertos privilegios y los goza en grande.
Rendaf disfrutaba de la paz en el refugio, luego de despertar a los chicos y enviarles de regreso a casa, libres, sin tener que ser los vasallos de ningún gobernante, sabía de antemano que estarían bien , podrán reconstruir sus hogares, sin temor a guerras.
El guerrero accede a su botín más preciado, despacio recorre palmo a palmo el cuerpo de su amada; intentará seguir con el linaje de los Crisso; disfrutando el cuerpo de aquella exuberante básica, la habitación recogía los murmullos y quejas placenteras emitidas por los amantes…
FIN
