Parte 5

El Trial

// Parte 5 //

 Ella no  preguntó, le siguió  en silencio, mientras las antorchas en los pasillos apenas iluminaban las  siluetas de  ambos .  Apenas  pudo probar  bocado,  aún ensimismada en analizar lo que había leído en su celda de estudio.  Debía encontrar una manera de equiparar las  fuerzas del  Trial, si alguna de las substancias   supera  a otra ,  el equilibrio se rompería causando  daños irreparables en las tres.  Mientras miraba el techo de su dormitorio, intentaba dar  con  el enigma que regía el  Trial.  Ninguno debería  asumir el control del otro… no podrían superarse en cuanto a poder o energía. Una ecuación perfecta debía unificar  el poder de las tres psiquis.  La madrugada  se abalanzó sobre la verde campiña… en ese momento un destello de inteligencia dio con  la  respuesta.  Apenas pudo esperar la salida del sol para correr al estudio del Maese, tocar la puerta y exponer sus ideas.  Este le contempló  fijamente, luego con amabilidad le pidió esperar en  la sala del consejo.  Ella se  avergonzó  un poco por irrumpir de esa manera en la habitación del superior. Bajó su cabeza y pidiendo disculpas le dijo que esperaría  en el salón. 

En cuanto el Maestro entró al recinto, la reina vampiro se abalanzó sobre él, exponiendo  cada una de las ideas que había  recabado la noche anterior.  El  escucha con atención para preguntar después:

—¿Y cuál   sería  la solución, joven reina?

—Creo que cada uno debemos tener  una sucesión de poder… mi hija tomara   su lugar cada luna nueva… mi esposo  lo hará de igual manera en  luna llena, el resto del tiempo  yo estaré presente.

Me parece bien reina, ahora  debes  dar el espacio ofrecido a ellos.  Para ello debes llevar a cabo el ritual  indicado en el  Libro de las Sombras. 

Esperar hasta que la luna se encuentre en  el punto exacto…  replica  ella.

—Ah, leiste los apuntes… parece que no has olvidado nada.  Bien,  iremos a desayunar   y te esperaré en la sala de combate, cerca de las caballerizas, hoy será tu   primera  lección.  Vamos, no debemos  hacer esperar al resto de los comensales.

Lobo  le acompañó  hasta el lugar:

—Es aquí.  Cuida tu espalda, el Maese es un poderoso contrincante, guíate por tu  instinto…  que tengas  suerte.  Te veré luego, dijo mientras se retiraba

El salón de combate era un  edificio de gran altura,   en sus muros habían   marcas donde ladrillos  fueron arrancados de cuajo…  la cacha de una espada insertada en uno de los pilares anunciaba lo  duro del entrenamiento. El Maestro Blanco se presentó ante ella, inclina su cabeza en señal  de respeto a su contrincante,  luego le hizo entrega de una larga espada,  la empuñadura  tenía el  relieve de un  dragón. La reina la recibió en su mano, por un momento el peso de ésta hizo que el arma casi cayera de su mano, la  sujeta con dificultad con ambas, haciendo un enorme esfuerzo por dominarla. El  Mago se retira unos cuantos pasos,  para descubrir  lentamente la capa que lo cubría para mostrar un arma similar,  con una  empuñadura blanca y  el relieve de un  león en ella.

La lucha  da inicio,  con cada golpe devastador  del Mago  las manos de la reina que sostenían la espada temblaban  ,  ella   retrocedía intentando  defenderse tras las columnas  que sostenían el techo del salón.  Las chispas creadas por la fricción de las espadas caían sobre el  piso,  la reina vampiro  trataba  de impedir que   la espada del Maese  cercenara  alguna  parte de su cuerpo, éste intenta furiosamente  acabar con su adversaria. El temor  cubre  la mirada de la joven cuando   se sintió atrapada en una  de las oscuras esquinas del campo de batalla. La voz fuerte de su amado  Heirr resonó en el sitio:

— Déjame hacerlo amor, es mi hora.

Ella cerró sus ojos visualizando  a su querido esposo.  Ante los ojos sorprendidos del Maese, la figura femenina  se transfigura en un  guerrero  que devuelve los golpes de espada con una fuerza descomunal, haciendo retroceder al Mago Blanco. La  reyerta hacía cimbrar el salón de combate hasta sus cimientos,  los sonidos de la lucha llegaban hasta las celdas de estudio, los alumnos  junto a Driago  acuden  de prisa  a ver lo que sucede   en aquella formidable contienda. Cuando llegaron sus ojos no podían dar crédito a lo que  observaban,  la  contendiente con una fuerza y destrezas sobrehumanas ponía en apuros al gran Maese Blanco.  La espada  del luchador era blandida como si fuese un palo de madera,  el zumbido que provenía de esta opacaba el  sonido del viento… el Maestro cayó de espaldas.  El guerrero se acercó peligrosamente…  Melzer intenta  tomar su arco, Lesser lo detiene, cuando   Heirr estuvo lo suficientemente cerca  levantó su espada con ambas manos y la clavó con inusitada  fuerza  en el piso de roca del lugar, cerca del cuerpo del contendor, enterrando  el arma  hasta la empuñadura.  Luego dijo:

—No te atrevas a meterte con mi esposa. Si la vuelves a intimidar  pienso saldar  cuentas contigo.

La figura femenina de Ilse retomo el lugar del experto combatiente.  Lobo ayudó a levantar al Maestro del suelo, la joven miraba con asombro lo sucedido con la espada, luego  observó  a su tutor con  cara  interrogante: 

—¿Qué ha sucedido? preguntó desconcertada.

—Has llevado a cabo con éxito la primera fusión del  Trial.  Te felicito reina,  nadie lo había logrado con éxito anteriormente. Luego sacudiendo sus ropas dijo:

Tengo   hambre,  el ejercicio ha abierto mi apetito. Vamos, tomaremos  el almuerzo.  Luego me retiraré a descansar, soy  algo viejo para esto.

Lobo siguió a la vampiresa cuando se retiraba hacia las celdas de estudio:

Has impresionado al Gran Mago,  algo que muchos desearían hacer.  ¿Cómo lograste el desdoblamiento tan fácilmente?

Te refieres al momento en que Heirr tomó mi lugar en la batalla. Contestó  la joven.

—Sí, a eso me refiero. Dijo Driago

—No lo sé, creí con todas mis fuerzas que si  mi esposo  estuviera  en el combate  sabría con certeza qué hacer.  Quería su ayuda. La necesitaba,   pensé  que el Maese no dudaría en cortar mi cabeza.

Las risas de Driago resonaron en el pasadizo.  

—  Es cierto, dijo,  el maldito anciano es implacable,  luego  adelantándose a  la  vampiro,  le muestra  su espalda  donde una curiosa cicatriz en forma de hoz  llegaba hasta su hombro.  Un recuerdo de una de sus lecciones.

—Debo estudiar  un poco más acerca del rito, no  deseo   equivocarme y dañar a alguno de  ellos,  quiero que mi hija y Heirr sean uno conmigo.

—Lo serán, estoy seguro, dijo Driago despidiéndose.

Ilse  tomó  el compendio  de nuevo,  un capítulo llamaba su atención sobremanera:  Por  cada misión realizada con éxito,  la humanidad de los componentes del trial será liberada…

¿Qué significaba aquello?   La humanidad de los componentes… liberada.  No quería ilusionarse. Sujetó la pluma y una hoja anotando  al pie de la letra lo leído. Lleva   la nota  en uno de sus bolsillos.  Preguntaría  durante la cena a qué se refería el texto con dicho pasaje.

El comedor  estaba iluminado por completo,  los 7 alumnos junto a su maestro  miraban cómo los  sirvientes colocaban sobre la mesa las deliciosas viandas,  la comida estuvo llena de plática  y  camaradería. La vampiresa  intuyó el momento adecuado para preguntar al Maese sobre la  anotación que llevaba en su bolsillo.

— Señor, preguntó, a qué se refiere el libro del ritual con respecto  a  que cada misión  la humanidad  de los componentes…

El mago la miro con interés, luego  explicó  paso a paso aquella referencia escrita en el  tomo.

Verás querida, el Trial  rescata las almas del submundo,  ellas  permanecen en un cuerpo físico, en este caso el tuyo hasta que  el  huésped muera. 

—En este caso, yo, dijo ella mientras intenta dar con la respuesta  adecuada.

—Sí,   solo que  de forma  excepcional, tú puedes resarcir  la muerte de tus seres amados…

Ella se levantó intempestivamente de su lugar:

—¿Cómo has dicho? Puedo tener de regreso a mi  familia ? Las lágrimas afloraron de sus ojos,  el llanto se hizo presente convulsionando el cuerpo de la bella joven.

Driago se acercó a ella, colocando su mano en la espalda de la reina: calma pequeña, dijo con afecto.

El resto queda en silencio, impresionados  por el inmenso dolor de aquella  guerrera  que  anhelaba estar  cerca de sus seres queridos. Algunos revivieron sentimientos de pérdida que creían haber superado. El Mago  intervino:

—Debes prepararte si eso es lo que deseas,  las misiones referidas para  unificar las substancias  son  muy riesgosas… no será fácil, debes aprender a luchar para proteger tu cuerpo ya que es la morada  de tus seres amados. Si durante uno de dichos enfrentamientos  pierdes la vida, ellos también lo harán.

— No tengo nada que perder señor, respondió ella, secando las lágrimas que recorrían sus ojos.  Si  no logro mi cometido  estaré junto a ellos de todas formas…  deseo intentarlo con todas las fuerzas de mi corazón.  Mi pequeña Inés merece saborear  un poco de la vida que le fue arrebatada… crecer, amar, gozar de su propia familia.  Por  favor, ayúdenme a lograrlo, pidió suplicante al grupo de caballeros. 

 Ellos aceptaron sin miramientos, el entrenamiento  sería  intenso, cada uno la prepararía en sus respectivas especialidades, el arquero, el espadachín, la astucia del tahúr, la fuerza, el experto en armas, el  rastreador… combinarían todos los atributos para crear la  contendiente más poderosa jamás vista en aquellas lejanas tierras.

Capitulo 9 // Aego el Despiadado. Primera Misión

 Esa tarde la reina Lezzar se preparó para el ritual, la luna estaría en su punto más alto, el Gran Maestro  estaría a cargo de la transmutación,  en el patio principal los sirvientes diseñan  un intrincado círculo repleto de  formas geométricas e inscripciones que  elevaría el lenguaje mágico hasta  el punto más  elevado,  presentarse ante La Puerta de la Verdad.

La noche  ilumina el lugar con la luz de cientos de estrellas que rodean   una luna esplendorosa,  los alumnos  se presentaron rodeando  el círculo mágico,  Ilse  se  coloca justo en el centro , su belleza  deslumbrante  atrajo  la luz de la luna sobre ella,  un aura plata  emerge de su cuerpo.  Las puertas del castillo se abrieron para dar paso al Maestro Blanco. El  ocupa  su lugar en el inicio del perímetro que contenía los  grafemas mágicos,  uno de los sirvientes  recoge  su capa,  mostrando su torso desnudo,  los  signos colocados  en el suelo se repetían en un inmenso tatuaje que  recorría su pecho y espalda, un dije colgado en su cuello  representaba de igual manera aquellas impresiones. Era el Sello,  el que permitiría  la ansiada transmutación.  Ilse miro detenidamente  las figuras,  sabía por los conocimientos adquiridos durante su estadía en la escuela que  entre más intrincado su diseño, su uso era altamente restringido.  Dedujo para sí, que el Maestro era un poderoso mago, su sabiduría  debía ser muy elevada, puesto que al llegar ante la temida  puerta para llevar a cabo una alquimia humana, el maestro debía dar un pago que consistía en alguna parte de su cuerpo, por lo que la reina  dedujo que la pericia del Gran Mago Blanco  era  formidable.

El Mago dirigió sus manos hacia la vampiresa, iniciando el rito:

He aquí   reina que debes aceptar tu nueva psique, compuesta por dos seres que  vivirán en ti hasta  el sacrificio en ciernes  los pueda liberar. ¿ Aceptas  el primer paso?

—Si, respondió con seguridad la reina vampiro.

El  Mago Blanco dirige sus manos apuntando hacia el cuerpo de Ilse, el  anillo  pareció encenderse, las marcas en él tomaron vida elevándose alrededor de la vampiro.  Ella sintió un frío glacial penetrar en su cuerpo,  su materia era disgregada en partículas plata.

—Recuerdas a tus seres amados, tráelos a ti, ordena el alquimista.

Ella obedeció sin dudarlo, las almas de su esposo e hija se presentaron dentro de la  mágica circunferencia.

—Ahora que tu esencia se ha disgregado, debo  unirla de nuevo, tu alma y las suyas serán una sola.  Es  hora de presentarse  ante la Puerta de la Verdad.

Y mientras decía esto, los hálitos de los tres seres se elevaron  sobre  la circunferencia ,   y como una saeta  se dirigieron hacia  el cielo.  El Mago  dirigió sus manos hacia ellos, su cuerpo  empezó a  irradiar  un fuego  rojizo, las marcas parecieron unirse en una llama que seguía  la saeta.   Ilse, Heirr y la pequeña Inés se detuvieron en un sitio fantasmagórico, donde una enorme puerta tallada en piedra con sendos adornos como postigos llenaba el lugar.  Tras ellos  apareció el mago alquimista Mirando a la pequeña  dijo:

—Abre la puerta pequeña, el conocimiento te pertenece.  Es hora  de ser uno.

La niña   se acercó y  empujó la hoja de la enorme puerta,  una luz  deslumbrante cubrió a los presentes. Las almas de los cuatro  elementos fueron cubiertas por un manto iridiscente.  Ilse recibió a sus seres amados dentro de su esencia, allí las moléculas plata se unieron de nuevo para dar paso al Trial. El mago Blanco  sujetó con fuerza su poderoso  dije y lo  presenta  ante la puerta, era su tributo, luego lentamente todos regresaron al  anillo  mágico. El resto espera su regreso, en cuanto  llegaron al sitio los alumnos junto a Driago sonaron sus palmas, cerrando el pasaje mágico.

El cuerpo del alquimista y la reina  fueron cargados hasta sus habitaciones,  el cansancio les impedía caminar.  El sueño  permaneció durante varios días hasta que sus fuerzas  lograron regresar a ellos.  El sol   estaba en lo alto, cuando Ilse  escuchó  a Driago llamarla.

—Vamos perezosa, el maestro te espera.  Te será encomendada la primera misión.   Debes darte un baño, te traeré  un poco de alimento, luces algo escuálida.

La reina vampiro se desperezó entre las mullidas sábanas, se sentía muy bien.  Atrás había quedado la tristeza y el desánimo,  contaba con   la oportunidad de traer a los suyos de regreso y no fallaría.  Comió con apetito las piezas de ave que Driago le trajo.  Una tina de agua caliente, ropas limpias, el cabello recogido en una larga trenza, se dio un vistazo en el espejo antes de salir,  lucía radiante,  la  luz manaba de su interior. 

El grupo la esperaba en el Gran Salón, allí el Mago le  informa sobre su primera tarea.

—No será fácil pequeña, le advierte,  se trata de un vampiro que está sembrando la devastación en algunos poblados al sur de aquí, su nombre es  Aego,  es un vampiro zombie, él  no se alimenta de la sangre de sus víctimas sino de sus cuerpos, devorando su carne.  Toda su  fuerza se halla en un tatuaje en forma de uróboras en su  pecho, debes arrancarlo de allí para que acabe su ciclo inmortal. 

—¿Cómo me acercaré a él, tiene  algún punto débil ? preguntó ella.

—Por supuesto, nunca ha podido decir que no a una hermosa mujer, contestó Melzer, el arquero.

—Bien, dijo ella, será mejor que parta pronto, lo que debe hacerse….

—No puede esperar, reiteró Lar, acercándose para obsequiarle una pequeña pieza de plata.

Llevo bastante oro, replicó ella ¿De  qué me servirá la pequeña moneda?

—No es una moneda cualquiera, dijo él, mira de nuevo,  posee s[imbolos mágicos,  cuando la frotes  controlarás a quien necesitas del  Trial… cualquiera de ellos acudirá a tu rescate.

—Cualquiera de ellos, dijo con una sonrisa un tanto irónica… Inés apenas tiene cinco años…

—Es cierto apuntó el Mago, pese a su edad  ya no es la niña frágil que conocías , ella abrió la Puerta de la Verdad sin mi ayuda, sus conocimientos y fuerzas se equiparan al de tu esposo y  las tuyas.  Recuérdalo  bien,  sus almas han cambiado y junto a ellas  su energía también.

Uno a uno  de los caballeros se despidieron de ella otorgándole un  objeto especial:  Melzer  le obsequió una ballesta hecha con madera de abeto. Arthur una pequeña daga con piedras negras que pueden  acabar con los homúnculos.  Lesser le  dio una honda con  unas pequeñas bolas de plata,  especial para atar hombres lobo. Rendro  colocó en su mano un pequeño escudo con sus iniciales: cuando necesites ayuda  lanza la moneda  sobre  el agua,  no te arrepentirás.

Por último Hedro llega  hasta ella con un tocado para el cabello.  Si  lo tocas sabrás que está hecho de una aleación especial, es un estilete que penetrara cualquier corazón oscuro, pero que  igual puede lucir hermoso sosteniendo tus largos cabellos.

Ella dio las gracias conmovida por el gesto de  sus compañeros.  Driago se acercó con los caballos, era hora de partir, irían al sur, a las tierras del infame Argo.   Salieron del patio principal, cuando ella volvió su mirada hacia el castillo, este había desaparecido. 

La tarde  los encontró mirando hacia un pequeño valle verde..

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