
El Trial
// Parte 7 //
Fuerza, sabiduría, inteligencia… cada uno como un elemento o un grupo de aptitudes necesarias en las esencias que componen el Trial? esforzándose concienzudamente en encontrar un punto débil dentro de aquella fortaleza única e inquebrantable que parecía acompañar a Ilse. Pronto pidió ayuda a los vampiros de luz, engendros que adoptan la forma de una enorme polilla que ronda los poblados cercanos en busca de almas débiles para devorarlas, dejando a su paso seres llamados homúnculos. Ellos tienen la misión vigilar de cerca el grupo que se dirigía hacia la ciudad del Palacio Rojo, serían los espías que captarán cada paso , sus ojos serían los suyos. Conoce a tu enemigo, un adagio sabio, ahí descubriría cualquier flaqueza presente. Dos días después de ser vigilados constantemente Cegarr se impacienta, no veía ninguna grieta que diese al traste con los planes de sus enemigos, una sonrisa maquiavélica cruzó su rostro. No era necesario contar con datos reales para sus fines, la mentira podría ser su mejor aliada, esta vez se transformaría en un viejo campesino que se uniría al Trial. Esa mañana transforma su cuerpo en el de un anciano de rostro afable y cuerpo enjuto, se contempla por última vez en el gran salón de su palacete ¿Engañaría a su amante preferida? Recorre las callejuelas del pueblo hasta llegar a una casona con inmensos pórticos, el burdel de aquella ciudad portuaria. Ingreso arrastrando sus pies, sus ojos sagaces buscaron a la más hermosa meretriz que dominaba aquel recinto de placer, Lewar, una mujer de ojos color cielo, piel de durazno y senos prominentes, una montaña llena de placer y lascivia para escalar. La observó a lo lejos, coqueteando con el capitán de un navío, se acercó y con voz melosa solicita los servicios de aquella hembra impresionante. Ella volvió su mirada y al ver al viejo enjuto soltó una estruendosa carcajada, los presentes en el lugar imitaron su accionar:
—¿Crees que puedes alcanzar el placer sin morir antes anciano? No deseo tener que recoger tu cadáver de mi cama.
El se acerco ladinamente mostrando un saquito de monedas, hizo que la mujer se inclinara hacia él y musita en su oído:
—Conozco tu cuerpo como el sendero a mi palacio pequeña perra, soy yo, Cegarr, y te diré algo que quizás ninguno de ellos sepa, eres la hija del gran rey Freyr, una princesa convertida en puta porque no puedes encontrar el placer en un solo varón….
Ella retrocedió sobresaltada, mirando detenidamente al hombre viejo, luego con mirada cómplice lo sujeta de la mano para conducirle a su habitación mientras decía en voz alta:
—No tardaré, al menos eso espero… dijo con picardía.
El resto de parroquianos y prostitutas ríe con ganas.
Al entrar a la habitación de Lewar, el homúnculo se lanza hacia ella, la besa apasionadamente mientras sus manos recorrían los exquisitos senos de la mujerzuela.
—Vamos amor, decía ella, desconocía que eras un brujo también.
Ella calla mientras él la toma furiosamente, el cuerpo de la mujer se retorcía en espasmos de placer, cuando él sintió que la mujer llegaba a su clímax, lujuriosamente su boca alcanza el cuello de la chica y clava sus colmillos en ella. El grito de placer que escapa de los labios de Lewar hizo que los clientes y meretrices del lugar volvieran su rostro hacia el pasillo que daba a la habitación de la mujer más apetecida del lugar.
—Vaya dijo una, al parecer el viejo ha satisfecho a nuestra amiga.
Cegarr se vistió sin prisas, ella yace recostada respirando con fuerza, como si el aire le faltase, en realidad el viejo si era su amante predilecto, el único que lograba complacerla durante días, lo miro con afecto diciéndole:
—¿Cuando te veré amor? Pregunta , limpiando unos hilillos de sangre en su cuello.
—Pronto, iré a una misión encomendada por los Señores de la Oscuridad, si logro mi propósito sere tan poderoso que tendré a esos malditos bajo mi pies.
Se despidieron con un apasionado beso, ella relamía sus labios de la dulce sangre de aquel vampiro que le había otorgado el don de la juventud y belleza eternas.
Cuando el anciano salió de la habitación unos cuantos le aplaudieron, otros corrieron a pedirle consejos de cómo dominar aquel espécimen único de mujer. Él sonrió mostrando unos dientes carcomidos por el paso del tiempo diciendo:
—Solo fui amable con la joven, un poco de caballerosidad no sobra ni siquiera en un lugar como este.
A media mañana llegó hasta la última de las colinas que protegían aquella ciudad portuaria, el mar se vislumbra como una tenue línea azulada. Espera encontrar el grupo del Trial al anochecer.
Capitulo 12 // El Pacto de la Pequeña Inés
La reina vampiro y Lobo acampaban cerca de una arboleda, Driago percibió el olor del hombre desde lejos, Ilse fue alertada por su pequeña hija de aquel peligroso intruso. Cuando se acercó hasta ellos fingieron sorpresa. El anciano les relató su terrible historia: Había sido asaltado no lejos de aquellas colinas, ahora dependería de ellos para subsistir por esa noche. La vampiresa le ofreció algunos alimentos, que recibió agradecido. Driago le indica un espacio cerca de la fogata.
—Puedes dormir ahí viejo… el calor te hará bien.
—¿Y ustedes hacia dónde se dirigen? Inquirió el hombrecillo con falsa amabilidad
—Hacia la ciudad portuaria de Cabos, contesto Driago
—Oh sí, un lugar hermoso, pero muy peligroso para ti y tu pareja, dijo el viejo remarcando esto último con cierta malicia.
Driago miro a la vampira, ésta devolvió la mirada con un mensaje en ella.
—¿A qué te refieres viejo? Dijo ella con voz fría. ¿ O debo llamarte Ceggar?
El homúnculo dio un salto levantándose del suelo, agachándose como lo haría un depredador ante su presa.
—Son listos, dijo Ceggar transformándose frente a ellos. Tú y tu perro son difíciles de engañar.
El vampiro trata de llevar su mano a la cintura. Atento, Driago se interpone ante Ilse, protegiéndola con su cuerpo.
—Vaya, el perro protege a su dueña… o a su amor. Dijo el temible monstruo riendo a carcajadas.
Ilse protesta con vehemencia.
—Tu lengua es venenosa, se porque eres tan temido.
—Ah, defiendes a tu sirviente… o ha pasado a ser más que eso.
Heirr no soporto más, las palabras de Cegar han despertado los celos en su corazón, desdoblando su esencia frente al malvado vampiro.
—Es hora de luchar maldito! Deja de usar tu lengua como daga. Replica amenazadoramente.
—¿Y se puede saber a quién he de herir? No puedes sentirte aludido con respecto al perro y tu esposa… a menos que ella te extrañe demasiado en la cama.
El valiente guerrero se lanzó furioso sobre aquel espectro, Cegarr evade el ataque, no sin antes herir a Heirr en su estómago con la uña de un trasgo. El dolor no se hizo esperar, el rey cayó sobre sus rodillas sosteniendo la pequeña herida que rápidamente corría por su piel como una mancha oscura.
Cegarr aprovecha la confusión huyendo entre la niebla, dejando solo el sonido de sus siniestras carcajadas. Ilse y la pequeña Inés hicieron su aparición.
Ilse sujeta la cabeza del guerrero y la coloca con sumo cuidado en sus regazos.
—Mi amor, pequeño tonto, cómo han podido las palabras de ese demonio calar en tu corazón?
—Padre, padre, repetía Inés tratando de hacer desaparecer la mancha que ya alcanzaba todo el torso del rey, con sus manos recorría una y otra vez el estómago herido del guerrero.
Driago se aproxima, si Heirr deja de existir ellas lo harán también. Se inclina para ver la herida.
—Es de un trasgo, dijo, deben buscar la copa sagrada de Minos y rociar vino rojo sobre la herida.
—¿Dónde puedo encontrar esa copa? Pregunta Ilse con el llanto en sus ojos.
—Lobo da un suspiro diciendo, tras la Puerta de la Verdad, no será fácil acceder a ella.
—Iré, la traeré, debemos salvarle. Dijo Ilse con convicción.
La pequeña Inés levanta su carita diciendo:
—No comprendes madre, tú no podrás ingresar, he de hacerlo yo.
—No pondrás tu vida en peligro, jamás lo permitiré. Nada ocurrirá, regresaré pronto con la copa.
Driago la detiene cuando ella trata de develar el tatuaje del Trial para ingresar al portal.
— Tu hija ha dicho la verdad, solo ella puede dar con la copa, y debe hacerlo pronto, mira. Y señala el cuerpo de Heirr en el que la zona oscura ocupaba casi la totalidad del guerrero.
Ilse contempla a su pequeña hija, y abrazándola con fuerza dijo:
—No falles tesoro, no soportaría perderte de nuevo.
La niña sonríe confiada:
— Encontraré la copa madre, lo prometo. Exclama mientras abre el portal, la zona adyacente se puebla de una espesa niebla, una circunferencia brillante abre el pasaje de ingreso. La puerta lucía imponente frente a ella. Con su voz infantil clamó:
—Necesito tu poder Gran Alquimista, permite que salve a mi familia.
Una voz ronca respondió: ¿ debes pagar un precio ,pequeña, estás dispuesta a hacerlo?
Ella muestra sus respetos a la fuerza inconmensurable a cargo de la dimensión oscura y se inclina con gentileza respondiendo: — Si, Mi señor y Amo.
—¿Sabes de qué se trata pequeña? Volvió a preguntar la imponente voz.
—Una parte de mi vida como humana debe ser entregada a ti, a su vez he de integrar una parte de tu esencia en mi. Dijo ella sin titubear.
— Es cierto, dijo la voz, me complace el que lo comprendas. La copa es tuya, tómala.
La puerta crujió estrepitosamente al abrirse, una niebla azulada salió de ella. Inés con paso firme cruzó el umbral, sus ojos dieron con una hermosa copa de plata con cuernos como asideras preciosamente elaborada, esperando a ser llenada. Sabía de antemano lo que debía hacer, hundió en su muñeca uno de los cuernos de la copa, un leve gorgoteo salió de su herida, minutos después la copa estaba a medio llenar. Inés sale de nuevo por la gigantesca puerta, luego levanta la manga de su vestido para mostrar un intrincado tatuaje que llega hasta su hombro. Nombrando en voz alta la palabra Trial, para cruzar de nuevo el portal.
— Su madre la recibe emocionada, la pequeña se coloca junto a su padre y vierte aquel líquido rojizo pardo sobre la herida. En el acto la mancha desaparece del cuerpo del rey Heirr. Luego como si la niña estuviese muy cansada se deja caer sobre el cuerpo de su padre.
Ilse la sostuvo en sus brazos, Heirr la llamó con desesperación: Inés, mi pequeña Inés, qué ha pasado?
Driago se acercó explicando con voz pausada:
— Ella ha entregado parte de su energía vital al gran Alquimista, ahora dormirá y mañana deberán estar preparados para el cambio que encontrarán en su hija.
—¿De qué hablas perro? Preguntó Heirr de mala manera.
Ilse intervino:
—¿Heirr nuestra hija ha arriesgado su vida para curar una herida que tu provocaste con tus estúpidos celos? ¿Aún no logras entender las consecuencias de tu inmadura actitud? Cegarr ha logrado lo que se proponía. Luego lo contempla con aquellos grandes ojos que parecían un lago diciendo:
— Cuando te encontré junto a Inés en la habitación, ya fallecidos, hice el intento de acompañarles. Baje al Gran Salón, elimine a mis padres y algunos de sus colaboradores y allí me entregue a la muerte, el resto de invitados querían mi sangre… Driago luchó por mi cuando yo no deseaba hacerlo ¿Acaso no he de sentir agradecimiento y afecto por quien nos volvió a unir?
—¿Y tú no entiendes que él te ama? Pregunta Heirr con dolor y furia.
—Es acaso mi problema amado esposo, o mis sentimientos hacia él son recíprocos? Somos uno solo, conoces mis más íntimos deseos y pensamientos… sabes que te amo, que daría mi vida por ti y mi hija. Eres un rey, hijo de reyes, la desconfianza es un reflejo de que dudas más acerca de ti que de mi señor.
Lobo intervino:
— Te has equivocado Heirr, ¿cómo puedes conocer lo que hay dentro de mí? Es cierto que tengo apego hacia Ilse, porque veo reflejada en ella algo del carácter y gestos de mi querida esposa. La he admirado con reverencia, añorando a mi amada. Mi respeto hacia la reina Lezzar es genuino, nada de lo que piensas es cierto, tu enemigo ha derramado solo una gota de veneno en tu alma, pero te encargaste de esparcirla dentro de ti. Has cometido un grave error amigo, te has dejado guiar por celos infundados. Estaba convencido de que los monarcas eran poderosos hombres , emanando un aura de autosuficiencia que el resto de los mortales no podía alcanzar, pero solo pareces pensar como un niño malcriado que teme perder su juguete favorito.
El poder del Trial se desvanecía. No muy lejos Cegarr se sentía victorioso
Capitulo 13 // La Nueva Inés
La noche avanzó a traspiés, Ilse se levantaba vigilando celosamente a su pequeña, quien gemía como un pequeño gato, presa de su pacto con el alquimista. La mañana descubrió a una Ilse cansada y ojerosa, quien se yergue espantada al notar que la figura de su pequeña hija bajo la manta ya no estaba. A gritos pide ayuda a Lobo, quien tampoco se encuentra en el sitio. El espanto hace presa de su su corazón, no perdería de nuevo a su niña, de pronto una voz juvenil se escucha tras ella.
—¿Madre, qué sucede? ¿ A qué se debe tanto alboroto?
Cuando la reina vuelve su rostro hacia la niña, su garganta emite un ligero grito de sorpresa, frente a ella una esbelta adolescente de ojos grises y hermosura sin igual, la recorre con su mirada fijamente. Su cuerpo exhibía unos pequeños y firmes senos , su cintura era tan pequeña, sus largas piernas apenas cubiertas por el viejo vestido de niña…un rostro angelical enmarca aquel ángel de perfección. El tatuaje que le permitía recorrer el laberinto del submundo abarca el brazo, el hombro y llega hasta su barbilla. Los círculos intrincados demuestran el inmenso poder que le había sido otorgado. La reina vampiro soltó un llanto suave y pertinaz como una llovizna.
—Mira lo que hemos hecho, tu padre y yo, el Gran Alquimista ha tomado su parte. No es justo pequeña.
Inés la miro, y acercándose a ella la abraza con fuerza diciendo:
—¿He de ser una niña para siempre madre? Las cosas deben cambiar señora, avanzar hacia su destino. No deben culparse, y tu padre, deja de preocuparte por nosotras, somos unas guerreras, dignas de tu ejército.
Heirr apareció para caer a los pies de su hija.
—Perdona hija, he sido un tonto! Un verdadero tonto! Caer en esa estúpida trampa de ese ente maquiavélico.
—Ceggar es un enemigo sumamente peligroso, su fuerza radica en su astucia, es un maquinador de gran poder, pero también es débil, su carne y deseos se anteponen a la razón. Es hora de atraparle en sus propias redes.
— Lobo, dijo, dirigiendo su mirada hacia Driago, él tiene una amante llamada Lewar, tú le ofrecerás un trato a ella:
—Terminar con la pasión que la devora y volver como una princesa a casa de sus padres a cambio de entregar a su amante Cegarr.
—¿Confías en ella Inés? Preguntó Lobo con rostro preocupado.
—En ella no Lobo, en sus instintos. Tratará de seducirte y su amante será testigo de tan aberrante traición.
—Seducirme, de qué hablas pequeña Inés? Revela un tanto desconcertado.
—Después de cruzar el portal puedo ver el pasado, presente y futuro de nuestros enemigos y a quienes comparten su vida. Lewar era una princesa al otro lado del mar, su familia la prometió a uno de los reyes cercanos a su comarca. Pero la princesa era una chica caprichosa y obstinada, no deseaba ser la esposa de un desconocido, por lo que subió a un caballo y partió intentando atravesar el Bosque de las Sombras, donde pediría a la bruja Banar convertirla en un varón. Antes de llegar a lograr su cometido fue atacada por un lobo en el bosque, un engendro, entre ambos surgió una pasión desenfrenada, su padre el rey envió un grupo de soldados al rescate de su amada hija, el endriago fue muerto. Ella es una de ustedes Lobo, tú le recordarás a su primer amor, Ceggar no tendrá oportunidad alguna frente a ti.
—Bien, dijo Driago, partiré a la ciudad, ¿cómo la reconoceré? preguntó a Inés.
No debes preocuparte, ella lo hará.
