Ivett la Cortesana
// Parte 1 //
Las flores que recibió de manos de su sirviente ese día la sorprenden. Hija del Gobernador de Alejandría y a sus 16 años alejada de círculos mundanos y reuniones con casamenteras se pregunta quién ha enviado el regalo, que junto a unos zarcillos de diamantes acompañan la magnífica ofrenda. Pronto su padre entra al lujoso comedor indicando que el obsequio ha sido enviado por el Conde Archer, cuya familia de gran estirpe se ha dignado a poner sus ojos en una plebeya como su hija, dice su padre con orgullo.
Conde Archer, Ive ignora de quién se trata, pero al observar la emoción de su padre piensa que debe ser alguien con muchas riquezas, reconoce la codicia de su progenitor, sólo su astucia e intrincadas argucias lo ha salvado de ser llevado ante los tribunales de justicia por su corrupción y mal manejo de las arcas del estado. Ivet mira a Julia su sirviente con curiosidad, ella toma las flores y las joyas para llevarlas a la habitación de la joven, antes de que el viejo zorro intente guardar los diamantes en su caja fuerte. Hay una nota entre las flores, eso le da a Ivet una excusa para retirarse. Consciente de las debilidades de su padre no desea darle oportunidad de conducir esta extraña situación a malentendidos. Ha escuchado hablar del conde, entre los sirvientes y mercaderes que llegan a dejar productos al palacete. Se afirma que desde su juventud ha estado enamorado de la princesa Ciel, quien fue elegida por su padre el Emperador para ser dada en matrimonio al Príncipe del país vecino , no había nadie en la Ciudad Nube que no conociese tal historia, se dice además que los largos viajes comerciales del conde solo eran una excusa para verse con su amada Princesa. Al parecer los rumores habían llegado hasta el Emperador, por lo que ha exigido a Archer que busque un matrimonio y al menos tenga uno o dos hijos por el bien del país, al recordarle de cierta manera los lazos comerciales y políticos entre ambos países, donde su hija es reina de uno de ellos. Al parecer el Emperador ha barajado la idea de hacerle contraer nupcias con alguien joven e ingenuo que desconozca la historia de amor entre estos amantes obligados a separarse.
Ivet es una hermosa joven de 16 años, inteligente y vivaz teme ser la ficha de ajedrez usada por aquellos nobles cuyo único afán es servir a sus propios intereses. Sabe que su padre no la defenderá de esta trampa colocada por el emperador, su madre tampoco intentará detener su sacrificio, su progenitora posee una exquisita belleza, sin embargo al parecer era el único don que madre naturaleza le confirió. Inmadura, ambiciosa, con un carácter dado a las rabietas, que solo podían ser contenidas al cumplir sus caprichos. En tanto su padre era un tonto codicioso que solía tener demasiada suerte.
Ese día su amigo James, hijo de un general y una gentil maestra le visitó.
—- He sabido que recibiste un obsequio del conde Archer, ten cuidado, él ha recibido la orden de buscar esposa para desmentir los rumores de romance entre él y la reina Ciel. Le dijo algo preocupado el chico.
Ella le observó con afecto, alto, delgado, cabellos negros y ojos claros, su rostro masculino hace que su frente se pliegue con fuerza, la preocupación llena su cabeza.
— Crees acaso que soy boba, hay demasiadas damas interesadas en casarse con él, por qué me elegiría a mi. Devolveré los zarcillos de diamante, por supuesto que lo haré escondidas de mi padre, dijo mientras ambos ríen con ganas.
Al día siguiente una pequeña sirviente al servicio de Ivet es enviada a devolver la caja de joyas, ésto sorprende sobremanera al conde, una nota está junto a la devolución:
Señor Archer creo que su sirviente se ha equivocado al dirigirse a mi hogar, temo no ser la persona indicada para recibir su regalo. Buen día tenga señor. No se preocupe, sé que no debo malinterpretar sus intenciones, pero si agradeceré que pueda aclararlo con mi padre.
El Conde parece confundido al leer la nota, sonrió pensando qué tipo de mujer devolvería esas costosas joyas, habría un festejo dentro de una semana, era el cumpleaños de la vieja emperatriz, le pediría al rey enviar una invitación a la familia Parr. Desea conocer a la chica que escribió el mensaje y se atrevió a devolver uno de sus regalos. Era un hombre acostumbrado a obtener lo que deseaba, con la excepción de su primer amor Ciel, ambos se enamoraron desde adolescentes, pero todo fue inútil, su amor no podría ser. A partir de ese momento tomó a las mujeres como un trofeo, las conquista con esfuerzo para luego dejarles sin miramientos, ninguna de ellas podría ocupar el lugar de su querida Ciel.
Ivet rechazó la invitación de sus padres para llevarle a dicho cumpleaños, sus alarmas se activaron a partir del día que recibió la extraña ofrenda, reconoce que su carácter independiente la hace preferir su libertad a la riqueza, desde pequeña ha observado con detenimiento cómo los deseos tienen un precio a convenir, su bella madre cedía a la propuesta de mano hecha por su padre cuando supo de las incalculables riquezas que tenía el viejo zorro a su disposición, sin siquiera preguntarse cómo las había obtenido, sucumbió ante el interés y ahora se queja constantemente de lo tacaño y poco atractivo que es su esposo, su padre intenta cumplir todos los deseos de su bella mujer sin lograrlo, simplemente ella ha hecho de su vida un listado de objetos con los cuales llenar su débil alma. Su padre es otra historia, ella está segura de que si encontrará el valor adecuado para ella y su madre las podría vender sin el menor resquicio moral. A su corta edad Ivet era consciente del alma de ambos padres, por lo cual empezó a temer por el inusual interés que aquel Conde empieza a sentir por ella. Presionada por ambos cedió a la invitación si su amigo James la acompañaba. Este accedió de buena gana, estaba enamorado de la joven, sin atreverse a exponer sus sentimientos, era demasiado bella y gentil, el señor Parr jamás se la concedería en matrimonio , su padre era un general glorioso pero no gozaba de la fortuna de los posibles nobles que desean pedir la mano de Ivet.
Al llegar al lugar Ivet se sujetó con fuerza del brazo de James, suponía que esto sería suficiente para alejar de cualquier pretendiente, pero se equivocó.
Lucien Archer la observa con detenimiento, le parece una angelical criatura, perfecta para sus planes matrimoniales, joven, inocente, hermosa, con disimulo dirigió una mirada a su tío el emperador, asintiendo con su cabeza. En ese momento el destino de Ivet es resuelto sin contar con su aprobación. Las semanas siguientes fueron un constante fluir de regalos e invitaciones, que la dulce chica intenta evadir, sin embargo ese fin de semana, el Conde Archer junto a su padre visitaron la casa de los Parr, uno de los carruajes contiene la abundante dote que la familia Archer ha preparado, Ivet recibe la noticia de sus padres después de que los importantes invitados se han marchado. Su rostro demuestra su sentir, su frente se frunce con enojo y molestia, les mira a ambos como si fuesen unos desconocidos. Esa noche planea su fuga, sin embargo sus planes no encuentran un asidero básico, no posee suficiente dinero para marchar demasiado lejos, James al que piensa arrastrar en sus planes no cuenta con la fuerza necesaria para tomar esa decisión, su familia depende del Emperador para sostener su modo de vida, una decisión de ese tipo puede hundir al clan sin remedio, la frustración llena su alma, por primera vez se da cuenta que su juventud y belleza son los estigmas que la llegarán a convertir en una esclava para un hombre que se halla profundamente enamorado de un amor imposible, cree verdaderamente en los rumores que ha escuchado, es una historia de romanticismo puro, amantes eternos separados por la responsabilidad y deberes con su país. Cree con firmeza que si el corazón de un hombre no puede ser ocupado, ella solo será una invitada sin derecho alguno, y posiblemente sus hijos sufrirán el estigma de ser concebidos bajo la sombra del desamor. Sabe de antemano lo que sucederá en este caso, había sido testigo de ello dentro de la numerosa familia de sus tíos y primos, un viejo adagio lo afirma: hijo de mujer amada, amado será, hijo de mujer no amada, nunca lo será.
Quizás solo piensa demasiado, quizás suceda algo que imposibilite esa unión, a su pesar el tiempo ha sido establecido, tres semanas la separan del abismo al que es enviada por sus propios padres. Prepara su corazón para lo que está por venir, es una chica intuitiva e inteligente, debe blindar su espíritu para no caer en garras de sus propios anhelos, sabe que aquel caballero de 27 años, apuesto y de modales impecables no será su esposo, será un hombre que la utilizará en beneficio propio, mientras sienta desapego hacia él estará a salvo. Ese día acompaña a su madre a la modista, la fastuosa boda se llevará a cabo el domingo siguiente, incluso el rey vecino y su esposa Ciel han sido invitados, ella sonríe con ironía, el espectáculo debe ser contundente en aras de la fraternidad entre ambos reinos. Su ceño se frunce al observar a su madre escoger entre las joyas recién compradas, parece vivir en otro mundo sin darse cuenta siquiera del infierno al que la han lanzado, una ficha inocente dentro de un complicado juego de poder y riquezas, ella debería estar en su habitación, a punto de tomar el té y dispuesta a leer una de sus obras favoritas. Suspira, mientras desde el coche observa el mayordomo del Conde Archer salir de la farmacia, un escalofrío recorre su cuerpo, y si la medicina es para una enfermedad resultado del escandaloso tren de vida del Conde, trata de encontrar sosiego ante su preocupación, tal vez piensa demasiado, y los medicamentos sean para el viejo conde; Lucien ha sido visto con damas muy bellas y elegantes de la nobleza, e incluso con cantantes de ópera famosas, pero la única amante reconocida ha sido la princesa Ciel, duda que un hombre tan enamorado de su primer amor encuentre consuelo en otros brazos que no sean los de su verdadera amada. De todos modos al llegar a su casa toma a su pequeña sirviente y le prepara un pequeño arcón repleto con oro y relucientes joyas, la enviará en busca del asistente del farmacéutico, desea saber de qué tipo de medicamento se trata y hacia quién va dirigido.
La respuesta no tarda en llegar, el chico ante la cantidad de oro y joyas refiere que es para el conde Lucien Archer, quien lo ha pedido para que su simiente no rinda frutos ante lo inminente de su próxima boda. Ella está feliz, al parecer el tipo piensa deshacerse de ella en cuanto sea posible, por ello no desea ataduras, eso le logra reconfortar.
En tanto Lucien recibe los medicamentos, deberá tomarles días antes para lograr que sean efectivos, ha visto a la nena, realmente es un bocado digno de un rey, su figura adolescente anuncia el cuerpo monumental que surgirá con el debido tiempo, su rostro es hermoso, a su pesar debe admitir que Ciel está en un nivel inferior que el de su futura esposa, por lo que ideó su propio plan, desea convertirla en su amante perfecta, se hará cargo de enseñarle todos y cada uno de sus deseos escondidos, le mostrará cómo poder satisfacerlo en la cama; si su padre y tío han concebido que pierda su libertad, hará todo lo posible a su alcance para disfrutar de esta aventura. No desea que la chica se embarace pronto, sabe que está en la mejor época para ser padre, pero también desea disfrutar de esa joven carne, pálida y fresca, capaz de otorgarle placeres nunca antes vividos. A pesar de ser visto como un hombre desenfrenado, está consciente de sus deberes como un hombre cabal, nunca dejará niños ilegítimos por el mundo sin el amparo debido, ha conocido demasiadas historias de ese tipo entre los nobles que le rodean. Prepara su primer té, el médico le ha dicho que el medicamento será inocuo en lo que respecta a su potencia masculina, e incluso le ayudará con su líbido, lo único es que impedirá que los hijos lleguen antes de lo previsto y le indica que cuando llegue el momento debido solo debe dejar de tomar la infusión varias semanas antes. Sonríe con satisfacción, siente de nuevo el anhelo de un niño que se prepara para gozar de su juguete favorito.
La mañana de los preparativos las sirvientas la levantan casi al amanecer, ella debe ser preparada con tiempo, la mujer encargada del maquillaje espera a que sea bañada y perfumada, el emperador ha permitido que la boda se realice dentro del palacio, debido a los importantes personajes que estarán en ella , el momento ha llegado, la pequeña cintura de Ivet es enmarcada con un corset que la hace lucir como un pequeño avispón, no han debido utilizar los esqueletos que llevan la parte de atrás del imponente vestido blanco en su totalidad, repleto de cuentas y diminutos zafiros, el trasero de la chica es firme y presenta la imagen ideal de todo varón , incluso sus senos se elevan de modo que aparentan el doble de su tamaño, Ivet apenas puede respirar, el vestido es pesado, la corona y el velo la incomodan, por un momento quiere llorar, arrancar todo esos incómodos ropajes, y huir en su potro favorito, pero solo se ve rodeada de sirvientes que le indican por donde marchar hasta llegar al fastuoso carruaje que le espera, los caballos han sido escogidos por el mismo emperador y adornados según los requisitos del importante evento. Ivet observa al bajar la alfombra que le lleva hasta el altar en medio del gran salón donde los invitados esperan. Camina despacio, teme caer bajo el peso del vestido y los tacones de los incómodos zapatos escogidos por su madre, ella se ha encargado de escoger todo el ajuar, como si fuese la novia del evento. Antes de enfilarse al altar sus sirvientes retiran el velo de su rostro, la blancura de éste muestra un ligero rubor fruto del esfuerzo de caminar bajo aquellas pesadas ropas, el Conde Archer se acerca a ella y le sujeta del brazo, la observa con admiración, realmente es una jovencita muy bella. Al llegar cerca del altar Ivet nota la presencia de una mujer de mirada profunda y triste del brazo de un hombre que ostenta una corona en su cabeza.
Oh, piensa para sí, debe ser su amada princesa, luego escucha el disimulado gesto del sacerdote en un ejem, llamando su atención. El rito da inicio, las palabras surgen de la boca del sacerdote como un arroyo, en tanto ella no escucha nada, a excepción cuando su esposo vuelve su rostro y la toma el de ella diciendo:
— Debes dar el sí.
Ella asiente con su cabeza e intenta que el sí salga de su boca, se esfuerza tanto que su garganta duele, luego vuelve a su modo de introspección total, detrás de una gigantesca columna observa a James ser parte de los soldados a cargo de la seguridad de los invitados. Una niebla de tristeza cubre sus ojos, en ese preciso momento se da cuenta de que su vida ha entrado a un profundo laberinto que parece no tener salida, no debe claudicar se dice, en algún momento está segura de que dará con la salida.
La noche trae alivio, el pesado vestido es retirado por las sirvientes, poco a poco todas sus ropas son sacadas de su exquisito cuerpo, hasta quedar en un semitransparente batón de dormir hecho de seda, el frío que emana de su cuerpo hace que sus pezones se vean a través de sus ropas, sus sirvientas se retiran, su esposo entra y en silencio admira a su hermosa mujer, sin prisas se desnuda frente a ella, se acerca y coloca las manos de su joven esposa en la masculina cintura mientras le ordena que ella será quien le termine de desnudar, haciendo que la mano de Ivet pueda sentir su masculinidad en todo su esplendor, ella da un respingo de temor, y da un paso hacia atrás. El ríe socarronamente mientras baja su pantaloncillo y le indica que lo mire diciendo:
— No temas, será parte de tus noches a partir de ahora.
Ella rehusa mirar, pero él la sujeta con suavidad de su rostro y le inclina, Ivet se sonroja es la primera vez que observa un hombre desnudo, Lucien la toma en brazos y la coloca sobre la cama, ahora se encuentra sobre ella, besando su cuello, besando su boca, dejando que los masculinos labios busquen sus firmes pechos, suspira asustada intentando que él no continúe, pero su esposo llega hasta los dulces pezones y como si fuese un bebé encuentra el anhelado festín. Poco a poco baja sus manos hasta encontrar la cálida caverna a la que intenta ingresar, sus dedos acarician el sedoso sitio, ella da un respingo, él cede un poco al ver que está muy asustada y le musita al oído que a partir de ahora su misión será satisfacer su cuerpo, que no debe temer, intentará no lastimarla. La noche transcurre entre avances y retrocesos, al amanecer un doloroso gemido da por concluido que Ivet ha sido convertida en su mujer. Lucien reposa satisfecho, el sueño y cansancio le vencen. Ivet vuelve su rostro, ha sido humillada como nunca antes, ha sido utilizada como un simple objeto y eso lastima su alma. A partir de ese momento se promete que nunca albergará otro sentimiento que no sea el de poder sobrevivir a esta desalentadora situación y escapar cuanto antes.