
Ivett la Cortesana
// Parte 4 FINAL //
Lucien es informado, su amada Ivet ha escapado de nuevo, cuando recibe la noticia sujeta su pecho con su mano derecha, como si temiese que su corazón cayese al piso. Ciel lo observa y camina pronto hacia él. Archer la quita de su camino mientras solicita su cabalgadura, llegando a la enorme mansión para encontrarla desolada. Las lágrimas cubren sus ojos mientras se hinca sobre el frío suelo, el poderoso guerrero se desmaya y golpea con fuerza su cabeza contra el suelo. Sus guardaespaldas le encuentran y llevan a la mansión, Ciel observa con desespero como él parece negarse a despertar, sus llamados a Ivet se vuelven más lastimeros… Los días transcurren sin novedad, un mes después el conde aún no despierta. Un rumor dice que la hermosa amante lo ha hechizado y no descansará hasta llevarle, los aires del lejano norte se cubren de esta leyenda, parece que uno de los príncipes del reino vecino pretende a un hada que reside en una alta montaña, y espera con vehemencia su respuesta, ella se niega a convertirse en su reina.
Ciel escucha los rumores, sabe que si no hace algo Lucien puede morir, con ayuda de los leales guardaespaldas del Conde llega hasta la lejana cabaña rodeada de bosques de bambú y ciruelos repletos de flores que rodean el muro de la casa de campo. Cuando Ivet reconoce de quién se trata inquiere con firmeza el motivo de su viaje.
— Necesito que me escuches, le dice Ciel con cierta tristeza en su voz.
Ivet ordena cerrar las puertas mientras dice:
— Vete, no sé quién eres.
— Por favor, te lo suplicó, solo tomaré un poco de tu tiempo, le dijo mientras se hinca de rodillas frente a ella.
— Levántate, hablaremos en el jardín frontal, sígueme le ordenó Ivet a la elegante mujer.
— Lucien se encuentra muy enfermo, desde el momento en que conoció tu partida cayó en coma y no responde a ningún medicamento… si no hacemos algo, definitivamente morirá.
— Crees que me preocuparé por el hombre que a mis 16 años me entrenó como su juguete personal, y que luego me mostró como una cortesana que podía tomar a su antojo, crees que no sé que te hizo lucir en sus reuniones como la mujer más amada, mientras me lanzaba lodo… en verdad piensas que me preocuparé por un tipo así?
— Tú no comprendes, estaba muy herido, cuando fue por mi no lo hizo como un hombre enamorado, lo hizo como un verdadero amigo, sabes lo que significa para una mujer noble ser apartada como una cosa inútil, como si su vida no tuviese razón de ser, eres solo algo prescindible, tu estatus y el respeto que viene con tu posición suele ser un escudo, al perderlo cualquiera te puede humillar o lastimar , incluso cuando fui traída solo era la reina que fue depuesta por una mujer más jóven. Lucien se casó conmigo después que se convenció de que nunca más podría dar contigo, su fin era el de proteger mi existencia de caer en manos que me pudiesen hacer daño.
— Su historia de amor y amistad es conmovedora,¿ qué diablos tengo que ver con ello? preguntó Ivet un tanto fastidiada.
— Ignoras lo que sufrió al perderte, no te lo has preguntado, ¿ sabes acaso que nunca hemos estado juntos en la intimidad? Siempre has sido su única mujer a pesar de los rumores de que es un caballero libidinoso. Yo tengo mi propio jardín en su mansión, el cual es visitado cuando quiere compartir conmigo algunas palabras. Durante todos estos años, en tanto tú lograste encontrar un nuevo marido , Archer ha permanecido en soledad. Tu lugar nunca ha podido ser ocupado. Cuando te contempló llegar al palacio con tu nuevo esposo y su hijo lloró en mis regazos durante días. Sabes lo que ha sido para mí escuchar de los labios de mi inalcanzable primer amor cuánto extraña tu cercanía, tu voz, tu aroma.
Ivet no respondió, cómo podrían ocurrir tantas cosas en la cabeza de Lucien y ella ignorarlo. Los hechos eran los hechos, él nunca la amó, su corazón estaba ocupado por esta trágica chica que no pudo escapar de su destino.Pero habían cosas indescifrables en el comportamiento de Lucien que la llenaban de dudas, cómo era posible ocultar tal amor ante sus ojos. Quizás por la misma razón que sus huidas, ella no entregaría su corazón tan fácilmente, prefería dañar antes de ser dañada. Ryan escucha por uno de los acompañantes de Ciel que el Conde se encuentra muy enfermo y corre hasta el jardín solicitando a su madre visitar al hombre que siempre lo trata con amabilidad y le obsequia hermosos juguetes. Ella no supo qué responder ante la mirada suplicante del pequeño, William y ella le inculcaron que la gentileza se retribuye con gentileza, ese hombre apuesto y alto había sido amable con él, acaso debía ignorar eso. Ivet le observó con afecto, su voz interior le dijo que pese a lo sucedido aquel hombre era el padre biológico del niño, quizás tendría derecho a despedirse de él , si como decían se hallaba tan enfermo. El viaje fue tranquilo, al llegar Ciel la condujo hasta la habitación de Lucien, la sorprendió lo delgado y frágil que se notaba, ella se acercó y sentó al lado de la cama para decir :
— Sé que estás enfermo, lo siento por ser tan testaruda, estaba convencida de que no me amaste en lo absoluto y cuando sentí que lo único que querías era lastimarme concluí que mis pensamientos eran ciertos…
Los ojos de Lucien se abrieron con esfuerzo , mientras contesta:
— Lo siento también, estaba muy enojado, quería darte una lección, solo fui un estúpido, pensé que si entendías que solo a mi lado podrías sentirte segura nunca te alejarías de nuevo, siempre he sido un tonto, sus palabras salen con dificultad, sabes lo primero que pensé al verte llegar vestida de novia, que Dios tenía ojos y que después de perder a la mujer que amaba me premió con esta criatura hermosa y gentil, traté de disfrutar cuanto fuera posible de tu belleza, eras solo mía, mi pequeño tesoro, cuando recibí la orden de mi tío de recoger a Ciel pensé que no tendría que explicarlo, eras tan joven, tan inocente… por qué tendría que contarte que la mujer por la que iría era mi amor de juventud. Nunca he dado explicaciones a nadie, ese fue mi error. En cuanto volví te busqué con desesperación, sabía con certeza que tu belleza no podría pasar desapercibida, si encontrarás otro hombre perdería la razón, cuando te ví ingresar con William mientras sujetaba a mi hijo de la mano perdí mis sentidos, lloré y mucho, incluso me sentí culpable por alegrarme de cierta manera que estuvieses sola de nuevo. Cuando intentaste partir de nuevo me sentí profundamente herido, ni siquiera te quedarías en la capital para estar cerca de mí. He actuado como un imbécil , te lo suplicó, si no te quedas conmigo acaba con el sufrimiento de no tenerte junto a mi. Dame veneno con tus propias manos, beberé cada sorbo con el fin de acabar con este dolor. Sus ojos se cerraron de nuevo.
Ella no pensó, por primera vez en su vida su pragmatismo se vió inundado de imágenes donde ambos disfrutan de sus cuerpos con intensidad, ella teme amar, el amor suele doler y acabar con sueños y vidas. Pero ahora solo se inclinó sobre los resecos labios de Lucien y lo besó con fuerza. El hombre cubrió sus ojos con un manto esperanzador.
— Recupera tu salud le ordenó ella, de nuevo serás mi amo y yo tu fiel sirviente, le dijo con voz melosa al oído. Me castigaras como desees. Te prometo nunca irme de tu lado.
Poco a poco Ivet ha dejado que dulces sentimientos puedan arropar su existencia, había podido amar sin reservas a William, por qué no intentarlo con aquel frío y orgulloso hombre que ocultaba su afecto incondicional por ella. A partir de ese momento su armadura perdía fuerza, las noches de pasión se convirtieron en el caldo de cultivo que desarrollaría un afecto y lealtad inquebrantable hacia su esposo Lucien. El amor era un dulce veneno, estaba dispuesto a tomarlo y esperar lo mejor del destino, sin preocupaciones, sin miedos. Un año después Lucien recibía una noticia alentadora, su bella mujer está embarazada, Ryan explota de felicidad, siempre ha soñado ser el hermano mayor, Ciel ha firmado el divorcio, pero sigue viviendo como tía en la acogedora mansión, los amantes han encontrado el modo de reunir almas y cuerpos en una sola esencia, día a día intentan regodearse en su pasión mientras los mimos y cariños alimentan su alma. Esa noche de primavera Lucien acaricia el abultado vientre de Ivet, mientras ha encontrado en sus pechos un dulce sabor, la joven acaricia a su esposo y baja lentamente sus manos, lento y con minuciosidad acaricia a su hombre mientras él emite ligeros chillidos de placer, mientras Archer le murmura a su oído que en algún momento acabará con él .
—Me matarás de placer. Le dice mientras busca sus labios.Ella ríe con picardía afirmando que ha tenido el mejor de los maestros. Mientras se regodean en su amor el cielo cambia de color. La tarde cae, hojas rojas en el suelo del jardín anuncian el otoño, el bebé pronto llenará de alegría la enorme mansión. Ivet reconoce que evitar los sentimientos suele ser un juego difícil de seguir. Ahora solo espera poder amar sin temores, disfrutar de la compañía de los que se encuentran a su lado, saborear la vida a plenitud, sin miedo a lo que vendrá.
