
Janus
// Parte 1 //
El extraño engendro parecía no tocar el suelo , sus pies apenas rozaban la pesada y negra arena de aquel satélite de extracción de minerales, el polvo que se desprendía a cada paso hacia el aire casi irrespirable, una vieja tela con las insignia de la compañía IA tapaba el rostro de la figura. Un salveque a sus espaldas producía un tintineo pesado, eran las latas de provisiones que chocaban entre sí. Su hogar no quedaba muy lejos, una enorme caverna le recibía, dentro un hombre anciano se arrastró hacia el fuego. No tenía piernas, pese a ello el sitio se veía ordenado, dos camastros , una fogata, unos viejos recipientes de lata, mostraban la dureza de la existencia en aquel lugar.
La delgada figura se quitó el trapo que cubría su rostro, unos hermosos ojos se reflejaron en las llamas de la fogata, el chico lanzó su botín cerca del viejo.
—Papá, son unas cuantas latas, ya no queda demasiado en las reservas del complejo. Si la nave de suministros no llega pronto todos moriremos, incluyendo a los tipos de la base.
—Ahhh, dijo el viejo con cansancio en su voz, hace seis años no aparecen, hijo, no creo que piensen demasiado en un sector que ya no ofrece nada para ellos.
—¿Dejarían morir a su gente? Son mineros y personal de investigación, crees que no intenten al menos un rescate, vaya basura de corporación, dijo el chico mientras abría una de las latas e intentaba calentar aquel potaje poco apetecible.
Sirvió primero al viejo, sabía que sus huesos no podrán soportar otra temporada en aquel satélite sobre explotado, nada quedaba en él, incluso las unidades extractoras de agua apenas producían lo necesario para sobrevivir. No quedaban plantas o animales que pudieran ser aprovechados para subsistir, solo aquel polvo oscuro que semejante a ceniza volcánica se levantaba por el viento y llenaba su entorno.
El viejo Gero contempló a su protegido, el tiempo no pasaba en vano, ahora era un atlético jovenzuelo que lo alimentaba y protegía como él hizo cuando era un bebé. Sus ojos eran increíbles, grandes y profundos, sin un color definido, sus rasgos varoniles eran hermosos, su boca siempre mantenía un rictus de enojo y lo distinguían aquellas orejas puntiagudas semejantes a las de un lince. El viejo recordó como si fuera ayer cuando encontraron aquel engendro y lo que sucedió después marcó la base de manera negativa para siempre.
Esa mañana debían explorar el sector siete, intentando encontrar nuevos yacimientos, su unidad contaba con ocho miembros provenientes de toda la galaxia, reclutados por la gigantesca corporación encargada de la extracción de cualquier material que pudiera ser usado en la tierra.
Altea, la técnica encargada de la localización de materiales valiosos para la federación había notado unas enormes cuevas que podrían contener metales raros, eso fue un buen motivo para acudir al sitio aparte de una posible compensación económica o vacaciones en Tierra II. Las cuevas lucían impresionantes, en una de ellas la especialista noto un rango de energía proveniente del subsuelo, tendrían que dormir en el sitio si querían llegar con buenas noticias a la base. Al llegar la noche notaron que la cueva no oscurecía, cientos de cristales blancos la iluminaban y un pequeño haz lumínico sobresalía del subsuelo, no llevaban topos para hacer los agujeros , Kran y Rona, especialistas en explosivos intentarán abrirse camino hacia el haz de luz que presenciaron la noche anterior, podría ser un magnífico hallazgo.
Escamas Rojas, fue el único en mostrarse preocupado por lo que harían.
—No lo sé, hay algo que me dice que esto es peligroso. Mi instinto nunca me ha engañado.
Ciclope se rió preguntando si habría un pañal para el cagón de Escamas. Las risas difuminaron las preocupaciones. A la mañana siguiente los explosivos fueron colocados, pronto sabrían si eran buenas o malas noticias aquellas luces en el subsuelo. Lo que sucedió a continuación quedó impregnado en la mente del viejo con cientos de imágenes y recuerdos nebulosos que a duras penas pudo unir, un puzzle al que faltaban piezas importantes, trozos de imágenes imposibles de unir. La explosión esperada fue devastadora, incluso en las afueras de la cueva la energía desatada fue inmensa, Gero perdió sus piernas, del resto de compañeros no se sabría nada más… ni siquiera de sus cuerpos, se desvanecieron en aquel impacto, cuando el equipo de rescate hizo su aparición debido a la intensa explosión encontraron una cápsula de vitrión con aquel pequeño ser en su interior. Gero fue a conocerle después de su recuperación y le puso como nombre Janus, uno de sus libros favoritos. La vida en la base continuo, pero nada era igual, la corporación dejó de recoger minerales, las naves de aprovisionamiento tardaban más en llegar, era como si aquel asteroide fuese olvidado, la frustración creció, Janus se convirtió en el blanco de aquella situación, durante una mañana el chico fue enviado por víveres, uno de los técnicos lo atacó creyendo que los robaba, Gero comprendió rápidamente la situación, ese era un primer aviso, las criaturas tendían a comportarse de esa manera cuando se sentían acorraladas, Janus corría peligro y decidió marchar con él a las cuevas de luz que habían explorado antes, donde sus compañeros perdieron la vida. Era un sitio protegido de las tormentas de polvo e iluminado por aquellos cristales, además la temperatura dentro de ellas siempre era cálida.
Pronto sería la fecha de la supuesta entrega de aprovisionamiento, el sonido de naves fue recibido con beneplácito por los miembros de aquella olvidada base, que salieron a la explanada cerca del sitio de aterrizaje, Janus miraba desde lejos, Gero intentaba poner un poco de orden dentro de su hogar, los disparos y gritos de alarma de los ocupantes del complejo no se hicieron esperar, la nave de la IA disparaba a su gente. Janus y Gero no podían dar crédito a lo que miraban.
El viejo le pidió a Janus que le alcanzara un recipiente marcado con una inmensa cruz roja en su tapa, y le ordenó sacar lo que se hallaba en su interior. Envuelto dentro de una malla de metal fino un cristal parpadea con fuerza. Gero lo coloca en manos de Janus diciendo, huye, ve al interior de la cueva, allí no te podrán detectar los sensores de vida. No tardarán en venir por nosotros,¡ Vete ya! Le ordena con desesperación su viejo padre.
—¡No me iré sin ti padre¡ le advertía Janus!.
—No hijo, mi vida ha llegado a su fin, no puedes arrastrarme en tu huida, ve, quiero que el cuidarte por años tenga algún fin. Escapa, entra ya la profundidad de la cueva será tu mejor opción.
Una de las naves de ataque se dirigió hacia las cuevas, Janus se negaba a dejar al viejo Gero, sin embargo uno de los disparos impactó de lleno al anciano, éste miró a Janus mientras le ordenaba huir.
—Vete hijo, vivirás para vengarte, vete dijo mientras dejaba de respirar.
La nave de ataque seguía disparando, Janus corrió hacia el interior de la cueva, la nave de ataque lanzaba drones de persecución , no tardarían en matarle. Sus ojos apenas veían por donde correr anegados por las lágrimas, su furia hizo que apretara con tanta fuerza el cristal que portaba en su mano que la perforó , no sentía dolor alguno, excepto el de dejar morir a su padre. En medio de su ira y dolor algo sucedió, el tiempo pareció detenerse, una vívida luz lo cegó por segundos, una fuerza ancestral lo cubrió con una densa energía, la visión de su cuerpo lo aturdió, no era un adolescente, era un extraño guerrero con alas de cristal con las que evadía a los drones de ataque, la cueva parecía llegar a su fin, una enorme pared de roca le detuvo, una voz femenina le ordenó:
—Coloca el cristal Omli frente a ella.
Janus accede a la orden, la pared desapareció a su paso, y de inmediato una increíble energía la reconstruye, el estallido de los drones al chocar contra ella lo tranquilizó. Cerró sus alas, y lentamente colocó sus pies sobre el suelo de la enorme caverna, se sorprendió al darse cuenta que apenas unos minutos atrás no era un ser alado, pero su habilidad para manejar aquellas extrañas y poderosas alas era sorprendente.
Su instinto le guiaba hacia el interior de la cueva, allí descubrió una gigantesca esfera hecha de un material semejante a una mezcla entre metal y vidrio al parecer no era simple vitrion, su conformación era asombrosa, tan fuerte como el acero pero capaz de absorber y mantener la energía de la luz en su interior. La contempla con curiosidad.
La voz que le indico lo que debía hacer con el cristal cristal le giraba nuevamente instrucciones:
—Coloca tu cuerpo frente a la esfera, hay unos caracteres en ella, es la entrada a la nave, tu nave hijo, coloca tu mano sobre los diseños colocados al lado derecho , cuando domines su uso podrás viajar con ella a mundos y tiempos profundos del espacio, es hora de completar tu misión. Prima Bella te espera, te deseo fuerza y poder, yo estaré aquí, el cristal que incrustaste en tu mano es el alma de tu madre, velaré por ti de ahora en más.
Por un momento Janus creyó haber muerto, esta secuencia de hechos solo significaba que entraba en la dimensión Omega, el sitio de las almas . Pero un retorcijón de su estómago hizo que el hambre resucitara, tenía sed, no era la dimensión de las almas, retomo el hilo de sus pensamientos, sintió de nuevo las tibias lágrimas resbalar por su rostro, tenía ahora una misión, ya no desea simplemente sobrevivir, su vida debía continuar, devolvería con creces la crueldad de esta organización, tenía rencor suficiente para hacerla pagar por arrancar la vida de un pobre viejo que ni siquiera tenía la opción de correr para salvar su vida.
Las instrucciones de la voz eran precisas, el domo abrió la puerta, en su interior paneles destellaban indicando el nivel de energía, en su centro un comando central luce impresionante, dos asientos y la misión de entender ¿Cómo putas manejaría esta cosa? Suspiro un tanto fastidiado, cuál sería su primer paso. Una voz con singular acento autómata le saludo
—Soy tu servidor, adónde quieres viajar?
Buena pregunta, pensó Janus. Quiero encontrar bases de la compañía minera IA, puedes darme datos.
—Este sector ha sido declarado inoperante señor, hay pocos satélites que mantienen actividad, sin embargo detectó algunas señales de vida en ellos. ¿ Desea explorarlos? Preguntó el autómata.
—No creo que tenga demasiado qué hacer, llévame al satélite más cercano, echaré un vistazo.
Capitulo 2 // Planeta Verde
La nave emprendió su viaje siguiendo las coordenadas del equipo de control a cargo. Janus intentó dormir un poco, el rostro de su padre Gero y el de una hermosa mujer aparecían en sus sueños.
La voz de la nave le anunció la llegada a su destino.
—Hey, dijo Janus en voz alta, si te necesito en algún momento cómo debo llamarte : ¿Nave? ¿ Auxilio? ¿Burbuja de vitrion?
—Haré un ayudante, será un espino espacial, lo llamaré Upper, te acompañará, estará ligado a mi voz de comando, si necesitas información o ayuda, él remitirá tu solicitud a mi control, estaré allí.
—Bien dijo Janus, abre la escotilla, quiero ver este asteroide, quizás encuentre alguna sorpresa.
En cuanto la nave abrió sus puertas el alado apenas pudo dar crédito a lo que sus ojos observaban, un sitio con un verdor salvaje, hacia donde dirigieras tu mirada plantas de diferentes formas y tamaños exhiben un verdor descomunal, para Janus, habituado a aquel desierto de arena negra fue una agradable sorpresa, y en cuanto sus pies pisaron la hierba su olfato estalló en una serie de sensaciones aletargadas en su memoria, veía como un grupo de seres semejantes a él recogía frutos de árboles similares a los baobats que llenaban la pradera, era un mundo lleno de vida, respiró con fuerza, caminaría por un rato, colocó al pequeño espino de metal en el morral de su cintura, el asteroide era impresionante.
El aire limpio y fresco fue un acicate para continuar explorando aquel sitio mágico. Un bosquecillo llamó su atención, sus pies se dirigieron al sitio, Upper activo su alarma, había algo o alguien ocultándose allí. Janus lo sentía, sus orejas escucharon los pasos sobre la hierba húmeda de la criatura que los acechaba, el joven volteó su cuerpo para encontrar un ser simiesco de grandes ojos color miel que le miraba espantado, su carrera por huir del alado lo hace caer dentro de un pantano, la criatura chilló de miedo.
—¡Sácame de aquí¡ Los reptor han debido sentir mi caída, no me dejes morir de esa manera.
Janus observó como la superficie del agua se movía serpenteando con rapidez hacia la criatura que cayó en esas turbias aguas, el joven abrió sus alas y sujeta la criatura de su mano, sacándola del agua en el preciso momento que unos animales semejantes a un cocodrilo abrieron sus bocazas con la intención de devorar su presa.
—Gracias, gracias no paraba de repetir la criatura.
Janus intenta volver al suelo pero la criatura le ordenó elevarse hasta la copa de unas altas palmeras.
— Aterriza aquí, estaremos a salvo al menos por ahora, le dijo la criatura. Soy Kito, el planeta se activa cuando existe una secuencia de caza o hay fuente de alimento en los alrededores. Es un asteroide depredador, todo ese esplendor pertenece a las víctimas que sucumben ante la verde belleza.
—¿Cómo has logrado sobrevivir? Preguntó Janus.
—Simple, respondió Kito, soy una presa muy pequeña, casi indetectable, pero tú, tu energía ha despertado el hambre de este lugar, mira, vienen los exploradores, señalando unas gigantescas babosas que se arrastran pesadamente por el suelo.
— Ellas caen sobre su presa, después de dos horas eres una amalgama de carne y huesos . Su baba es como un ácido. Debemos partir, al amanecer saldrán las aves pico de sangre intenta usar tu sentido común al adivinar porqué se llaman de ese modo.
Janus sacó a Upper de su morral
— Ordena a la nave acercarse lo más posible, volaremos hasta ella, es tu día de suerte le dijo a Kito, saldremos de esta maldita trampa. Por cierto nave,¿ por qué no hubo advertencia sobre el peligro en este asteroide?
—Lucias tan ingenuamente feliz, porque debía destruir tus sueños de planetas hermosos con hadas escondidas por allí, tú eres el guerrero, quien debe desarrollar el máximo de habilidades, ¿ Puedes culparme? Contesto la nave.
—Por lo que veo tendré que cuidarme de ti, creo que no soy de tu agrado, veremos cuánto tiempo puede durar tu rebeldía? Respondió el Alado .
La misión resultaría interesante. La nave recibióa los pasajeros, Kito besaba una y otra vez el suelo de la nave, mientras desde la puerta lanzaba improperios al asteroide verde.
—Juro que lo primero que haré al llegar a la base central será poner una advertencia sobre este paraíso verde, no caerán más víctimas. Adiós planeta de mierda, espero que una plaga de langostas espaciales te devore y no deje ni una hoja sobre tu superficie.
—Dejaste de decir improperios o debo esperar que el pantano me trague, el planeta está decidido a tomar nuestra energía, dijo la nave. ¿ Hacia dónde nos dirigimos Amo? Dijo burlonamente.
—Janus acarició a su espino, este le dió las coordenadas a la nave. Se dirigían a Tierra II.
Kito emitió un grito de alegría diciendo
—Bien, allí podremos descansar, pediré que me sean enviadas algunas cosas, necesito un buen baño, ropa y un poco de vino de arroz, comeré y beberé hasta que mis tripas estallen, dijo mientras saltaba de alegría.
