Janus
// Parte 2 //
Capitulo 3 // Tierra II
La alegría de Kito se desvaneció pronto, una nube de polvo se levantó al aterrizar su nave, al abrir la portezuela observaron un planeta desértico con viejas edificaciones derruidas, el aspecto era sinceramente alicaído, Kito suspiro con desánimo, dudo que pudiese haber algo de comida y agua en aquel lugar, eso sería un sueño de náufrago. Janus no se amilanó, en la escalinata de la nave abrió sus poderosas alas y levantó el vuelo suavemente, no necesitaba más polvo en el aire ya de por sí ralo en el sitio, alcanzaría el primer edificio. Intentaría explorar, quizás habría algún sobreviviente en el sitio. Sus pies tocaron suelo dentro de un enorme edificio cuyo interior se halla marcado con unas siglas enormes : IA
Nada lucía en buen estado, como si el lugar tuviese siglos sin ser visitado. Unas sombras aparecieron entre las columnatas del derruido edificio. Janus preguntó en voz alta: ¿Quien anda allí? El ataque fue inmediato, tres figuras envueltas en harapos atacaban a Janus con ondas con piedras y barras de metal, en cuanto éste se elevó del suelo los gritos de los atacantes no se hicieron esperar.
—¿Qué eres ? ¿Qué clase de criatura tiene esas alas? ¿Qué haces en esta abandonada base? Preguntaban casi al unísono las criaturas.
—Me llamo Janus, vengo del asteroide Base 2, atacado hace unos días por naves de la IA.
—¿Quienes son ustedes? preguntó él.
—Somos del grupo explorador Tierra II, somos siete miembros los que permanecemos con vida por ahora, Essius, Altea, Kran, Cíclope, Escamas Rojas, Gore, y Rona. Ven, dijo uno de ellos a Janus, te llevaré a la base, caminen con cuidado, hay fosas de arena, solo sigan el sendero marcado, a propósito traen consigo agua y alimentos, hace unos días se acabaron ambas cosas para nosotros.
Janus preguntó sin delicadeza:
—¿ La IA les ha abandonado también?
—¿Acaso no se nota? le espetó el más alto llamado Escamas Rojas.
Altea dijo con voz cansada:
— Algunos de nuestros compañeros están débiles y enfermos, te llevaré a nuestro refugio.
Janus les seguía en silencio, sabía de antemano lo que significaba sentirse abandonado y tu subsistencia depende de naves que cada vez eran más distantes. Lo que descubre al llegar al refugio conmovió su alma, pensó al ver el estado de abandono que ninguna criatura debería vivir en esas condiciones, los espíritus de aquellos soldados tenía que ser demasiado fuerte para soportar por años aquel estilo de supervivencia tan básico. Uno de ellos tanteaba el aire tratando de llegar hasta sus compañeros.
—Es Rona, aclaró Altea, lo rescatamos cuando unas cuantas naves personales servían, transcurrió años en un túnel oscuro antes de poderle rescatar, perdió su visión, sin suministros médicos poco pudimos hacer por rescatar sus ojos.
Janus dió una orden a Espino, la nave debía llegar hasta ellos, era poco sensato hacer caminar a cuerpos débiles y enfermos, además ordenó a la nave proveer comida y agua al grupo de supervivientes. La orden fue llevada a cabo, cuando Kito quiso conocer a los sobrevivientes sus gritos llenaron la vieja estación:
—Por las lunas de Júpiter, son ustedes, están vivos, creí que yo era el único. Y empezó como un poseído a abrazar a cada uno de los de la tripulación rescatada. Estos respondieron con alegría, saldrían de aquella prisión de polvo y desolación donde unas letras gigantes apenas se sostenían en las paredes marcando el antiguo poderío de la IA en aquellos confines.
Necesitaban encontrar un sitio ideal para que el grupo pudiese recuperar sus fuerzas, Janus dio la orden a la nave, tomando rumbo a un pequeño y verde satélite, habitado por un pueblo llamado el Pueblo de Cristal antes de que la IA invadiera el conglomerado de satélites que orbitan alrededor de la estrella Prima Bella. Al aterrizar los ojos de Janus no podían dar crédito a aquel cielo azul que peleaba su dominio frente a una vasta y verde vegetación, el ruido del agua al correr llamó la atención del grupo. Era el paraíso, cientos de cataratas de agua cristalina caían desde gran altura para luego deslizarse como aguas calmas en el suelo. Escamas Rojas corrió hacia los remansos, tenía muchos años de no poder regenerar su piel, ahora sus gritos de júbilo estallaron en el aire. Altea cayó de rodillas y gentilmente besó el verde césped , sus lágrimas conmovieron a sus compañeros. Despacio volvió sus ojos a Janus y le agradeció. Había sido una bella mujer, ahora su cuerpo y rostro estaban marcados por los años de dura lucha. Una cena simple y deliciosa fue servida por la nave. Nadie quería hablar del pasado, era su momento de disfrutar. Janus lo entendió, preguntaría otro día.
Quería saber exactamente cómo habían llegado a ese sitio tras la explosión en el asteroide donde vivieron el viejo Gero y él. Porque drones de la IA acabaron con la vida de los que se hallaban en ese abandonado sitio, porque a decir verdad sin las naves de aprovisionamiento el grupo moriría tarde o temprano. ¿Por qué esa acción? Había tanto que aclarar, esa noche hizo guardia, voló cerca de las nubes, sus pies tocaron el césped sintiendo una conexión ancestral de toda criatura con los elementales de la tierra.
Esa noche sus sueños le llevaron ante una gigantesca estrella blanca que repetía su nombre sin cesar, él se dirigió hacia ella, preguntando: ¿ Cómo sabes mi nombre?
Tú eres una parte de mi, eres mi extensión para llegar a esos mundos donde el mal ha depositado su semilla, tú tendrás que ser mi espada frente a la ambición y crueldad desmedida. Es hora de dar una lección a los depredadores que creen tener derecho a acabar con todo y con todos para obtener ganancias
Capitulo 4 // En Busca de Respuestas
La nave encuentra un sitio adecuado donde el grupo de rescatados pudiese renovar sus alicaídas fuerzas. Janus los miro devorar lo servido sobre la mesa, él apenas se alimentaba, cuando cuidaba de Gero su búsqueda de alimento era para su padre, por extraño que pareciese él podía pasar días o semanas sin necesitar ingerir bocado, pese a ello su energía no parecía disminuir.
Cuando Altea le interrogó sobre su lugar de origen él relató su historia y la muerte de su padre junto a el resto de personal de la base 2, cuando mencionó a Gero como su padre fue muerto, Altea y Cíclope apenas pudieron contener sus lágrimas.
—Gero fue el mejor comandante que haya existido, comentó Escamas Rojas.
—Malditos IA, cómo pueden destruir todo a su alrededor, míranos alado, fuimos un grupo de exploradores considerados los mejores de la galaxia, ingenieros, expertos en explosivos, localizadores de energía, cuyas órdenes eran explotar un planeta, un satélite, una estrella y conseguir toda energía y minerales a nuestro alrededor, hasta dejar un cascarón vacío… cuánto me arrepiento, atraídos por sueldos y ganancias infinitas… solo fuimos un peón en su juego para depredar la galaxia.
Todos pagamos por nuestra desmedida ambición, servirle al diablo es riesgoso, nosotros lo hicimos y deliberadamente nos traiciono, abandonados para morir de inanición , viendo morir compañeros. El karma se ha tardado para llegar a ellos, quisiera que en estos precisos momentos pudiesen recibir su merecido castigo.
Janus guardaba silencio, Prima Bella elegiría el momento para iniciar con la destrucción de aquel monstruoso ser que extendía sus horrendos tentáculos para eliminar toda vida en su preciosa galaxia, el cristal incrustado en la palma de su mano brillaba con fuerza. La cacería iniciaría pronto, tenía que tener más información, ¿Cuánto más seguirán atacando las bases abandonadas y porqué? Qué buscaban tan importante para acabar con el personal abandonado por años, pronto morirían, que significaba el movimiento de retomar sitios desolados donde testigos fueran eliminados sin piedad, ni siquiera valía la pena enviar naves y drones a atacar centros de investigación ya diezmados .
¿Había algo más? Por lo pronto regresaría a Tierra II, buscaría alguna pista, las dudas llenaron su cabeza, las respuestas le esperaban en aquel desolado sitio. Sus compañeros dormían cuando él solicitó al cristal llevarle a los abandonados edificios, el fino polvo se metía en su nariz, por lo que subió el cuello de su abrigo y lo colocó sobre su rostro. Caminó por entre escombros y materiales dejados por el ataque de los drones, llegó hasta la central de comando, revisó cuidadosamente los paneles de control, puso la palma de su mano sobre uno de los ellos, solicitando información anterior al abandono de las bases, un punto caliente emergió del mapa de instalaciones, llamado Central de Absorción… sus pasos le llevaron a lo que semeja un gigantesco contenedor, colocó su mano en la puerta y sus ojos se dilataron de furia… allí personal de experimentación colocaba cristales de poder obtenidos de Prima Bella dentro de un tanque de vitrion, enviando un potente rayo hacia una criatura similar a Kito, su energía fue devorada al instante, sin siquiera dejar alguna molécula dentro del tanque de asimilación… utilizaban el poder de la estrella gemela contra sus propios subditos, su ojos se tornaron negros como la noche. Intentarían acaso multiplicar el poder con el que intentarían obtener la esencia de la vida, la utilizarían contra la propia estrella gemela.
Intentó entender el porqué de tanta crueldad, quien estaba a cargo de recrear la horrible pesadilla de toda una galaxia sin vida. ¿ Acaso era un humano a cargo del terrible plan? Conocía por Gero sus antecedentes, su codicia sólo era igualada por el frío y oscuridad del espacio infinito, sobrevivieron a devastaciones de las cuales aprender lo valioso del equilibrio universal equivaldría a perpetuar su especie, pese a ello su forma de enfrentar sus propios yerros fue obtener todo material o tipo de energía para convertirse en los entes más poderosos del universo. Pese a cientos de años de estado evolutivo, su ambición se hallaba incólume en el centro de su ser. Una raza destinada a ser la más dañina dentro del sistema de planetas y soles, dispuestos a llegar a los lugares más recónditos para obtener lo deseado. Controlando y corrompiendo todo lo que existía a su alrededor… llegaba su juicio, y esta vez nadie impediría que la mano de la justicia les alcanzara.
Janus regresó a la nave, juntaría el puzzle de acontecimientos para llevar a cabo su plan, su creadora estaba junto a él, esta vez se trataba de una batalla de dominación, si no la ganaba los crueles humanos continuarán su reinado. Frente a las dos lunas que dominaban el oscuro cielo en aquel satélite desierto, abrió sus enormes alas y se elevó, un haz de luz le cubrió, Prima Bella concede parte de su esencia a su amado guerrero. Esa noche Janus haría la sagrada promesa de acabar con aquel mundo oscuro. Su cuerpo relucía con una luz blanca cegadora.
Capitulo 5 // La Verdad Oculta
Janus repitió ante sus compañeros las órdenes de cuidar la nave, esta vez no se arriesgaría a llevar a ninguno de ellos, en un ambiente desconocido era suficiente el cuidar de sí mismo. Tomo de la nave un poco de agua, los alimentos escaseaban por lo que se limitó a llevar solamente eso. Desplegó sus alas revisándolas, la burbuja nave reflejaba aquel ser musculoso, con un rostro de facciones hermosas, varoniles, acompañados de gesto de preocupación en ellas, sus alas se recortan en una sombra fantasmagórica, despegó agitandolas con fuerza, Altea le deseo un buen viaje antes de que Janus se perdiera en aquel horizonte azul. El sol amarillo llenaba de energía al joven alado, una tibia calma llenaba su ser, un domo metálico se reflejaba en el cielo emitiendo destellos de luz, Janus se dirigió al lugar. Un edificio semejante al hallado en Tierra ll se yergue en medio de una espesa arboleda, Janus revolotea sobre el lugar, las siglas CIE lo hicieron ser precavido, buscando un claro a unos pasos del edificio posó su cuerpo suavemente sobre la hierba verde, un escalofrío recorría su espalda, la sensación de sus pies tocando el suave césped , el olor de toda aquella vegetación le mareo , conocía únicamente el paraje desértico de la luna Aurus, esto era tan diferente. Sus sentidos se aguzaron de pronto, sentía presencias cerca suyo, sus músculos se tensaban preparando la defensa o el ataque, una red primitiva trató de alcanzarlo, pero sus reflejos evadieron la trampa, desplegó sus alas, oyó un grito de sorpresa, volvió su mirada y pudo encontrar una joven, su rostro hermoso evidenciaba sorpresa o temor en él. Era sorprendente descubrir características físicas semejantes a las suyas , Janus estaba tanto o más perplejo que ella, la mujer poseía algunos de los rasgos felinos del alado . Figuras masculinas rodearon a la joven mujer, atentos a los movimientos del extraño ser con alas.
— Irina, ¡ alejate de ese monstruo! Te hará daño. Escuchó decir a una de las voces masculinas.
Janus reconoció en las voces el dialecto de su madre, y dijo:
— Oboa ernur No soy enemigo.
Los seres bajaron sus ballestas y lanzas. La joven se acercó diciendo:
– Eres similar a nosotros, excepto por tus alas.
— ¿De dónde vienes? Preguntó el que había dado la orden a la mujer.
— Vengo de la luna Aurus, dijo Janus, perseguido por naves que llevan esas siglas, dijo mientras señalaba el edificio.
— Ah, la Corporación de Ingeniería Espacial, o los malditos IA, como les llamamos nosotros, son los encargados de buscar y explotar los recursos que encuentren, no importa el costo, no han estado aquí por varias órbitas. Arguyó a uno de los del grupo.
—Su nave se estrelló en Tierra ll, programé su centro de despegue, me trajo hasta aquí. Relató Janus.
— Creo que tendremos problemas, será mejor avisar a la aldea. Dijo uno de ellos.
—¿ Aldea? Pregunto Janus. ¿ Existen más de su raza?
— Quedamos unos cuantos, contestó el más joven de ellos, hemos sido diezmados .
— Como te dijimos antes, los IA no respetan la vida de los planetas que encuentran. Acompáñanos, tú mismo conocerás a lo que te enfrentas. Dijo el que parecía ser el líder.
Caminaron por un trecho cobijado por árboles llenos de color, cubiertos de frutos; pequeños seres con colas prensiles y caras simiescas brincaban de una rama a otra. El grupo de seis nativos y Janus se detuvieron frente a un árbol de enorme tamaño, uno de ellos levantó una plataforma del suelo, un pasaje lleno de escalones se abrió ante Janus.
El grupo encendió unos cristales de luz iluminando el sinuoso camino que llevaba hacia la aldea de estos seres.
Janus se atrevió a preguntar por qué se ocultan del sol , dejando atrás tan hermoso lugar.
La respuesta de Irina no se hizo esperar.
— Aquí mantenemos a nuestras familias a salvo, han quedado viejos, niños, adolescentes que desean luchar pero serían aniquilados desde las naves con sus armas , sería imposible para nosotros tener un poder de respuesta ante sus ataques con nuestra tecnología , tú lo habrás notado. Fuimos cientos de guerreros, ahora no pasamos de varias decenas. Nos toman para sacar nuestra energía, y los que no son tan fuertes para ese fin son exterminados. Mira, llegamos. Niños y mujeres fueron los primeros en acercarse, algunos de los pequeños trataron de tocar las alas de Janus, Irina los apartó gentilmente.