Parte 5

Janus

// FINAL //

 —¿ Qué buscas ? te pregunto de nuevo humano, dime la verdad, o la burbuja extraerá  tu  último aliento,  señaló  Janus, mientras el científico   sentía como su  vida era  asimilada poco a poco.

— No! ¡Basta! Buscamos  la estrella blanca, es nuestra misión.  Localizarla, en cuanto lo hagamos la Federación enviará  por ella, con el extractor de energía más poderoso del Universo.

Janus   hizo desaparecer la burbuja. 

Delanius aún pálido, trataba de respirar, como si el aire del laboratorio hubiese desaparecido.

Janus le miró retador, diciéndo:

— Tengo una lista de preguntas en mi mente,  sé que serás lo más sincero posible, dijo mientras acariciaba su dije. Delanius asintió.

Janus inició el interrogatorio.

— Mi madre dice que ustedes son humanos primigenios, ¿Qué hacen aquí?  ¿Son antiguos,  cómo han logrado sobrevivir?

— Delanius  lo  contempló  sorprendido, solamente los líderes más altos de la Federación sabían de aquello. Este ser alado poseía  más información   de lo que aparentaba. Decidió   hablar, sabiendo de antemano que eso sería considerado como alta traición por sus jefes inmediatos, pero de repente nada importaba.

—Hace miles de años luz nuestro pueblo descubrió cómo atravesar la barrera del tiempo y del espacio, pero para ello era necesario cantidades incontables de energía,  al principio creamos el acelerador de protones  tratando de igualar la fuerza creadora del universo, la prueba fue exitosa, o al menos eso creímos, esa energía sería la necesaria para nuestra naves, cruzaría  el espacio como un destello,  nada estaría lejos de nuestro alcance, deseábamos encontrar rápidamente una nueva casa; la polución y el mal uso de nuestros  recursos aniquilaba el planeta Tierra,  luego creamos nuestro propio sol,  sería dominado por nosotros, utilizaremos  su energía para los viajes atemporales. Cada vez que efectuamos un viaje,  utilizando la energía del pequeño sol y del  gigante acelerador lineal jugábamos a la ruleta rusa, fuimos  quince naves, juntas, rebasamos nuestros propios límites, la teoría del big-bang estalló frente a nosotros mientras nos dirigimos  a universos lejanos, cuando quisimos volver, no había planeta al que regresar. Hemos sido  apátridas  por miles de años, evadiendo nuestra responsabilidad, tratando de encontrar la estrella blanca, para usar su energía, regresar a nuestro punto de quiebre, borrar aquel error, queremos de nuevo nuestro hogar, terminó diciendo Delanius, mirando tristemente a Janus.

— Y la Federación, ¿Qué ganaría con esto? Inquirió Janus de nuevo.

— Nosotros somos la Federación,  dijo  Delanius, hemos  mutado en pueblos que lideran  este gobierno.  Axnar  ,  Crantus, los Clin, descendientes humanos que buscan  el mismo fin, poseer poder,  y solo la estrella nos lo puede dar. 

Janus  guardó  silencio,  mirando al científico, dijo :

— Vine primero ante ti, porque  tu  esencia  te describe como un buen ser, te daré dos opciones,  sal de este hangar-base, dirige tus pasos al sur, puede que  no encuentres la estrella, pero obtendrás un mundo de conocimiento infinito. O ve a contarle a tu  compañero de misión  sobre mi presencia, no deseo acabar con la vida  de ninguno de los que se encuentra aquí,  no quiero  eliminarles,  huye ahora, o tu vida se convertirá en moléculas de energía  dentro de Prima  Bella.  

Delanius  sintió dentro de sí una  calma  nunca antes  vivida.  Al contarle a Janus sus propósitos no pudo evadir la terrible  verdad en todo aquello,  era solo un cómplice dentro de una sociedad asesina. Sus ojos  miraron  al  laboratorio,  medicamentos, lectores de calor,  nano-robots para cirugías, recicladores de agua. Tomó todo aquello que considerara útil, se despidió de Janus advirtiéndole sobre Pren y el resto de soldados.

— Ten cuidado, son peligrosos, han perdido lo que resta de conciencia humana. Si supieran que abandonó  su nave, me eliminarían sin misericordia.

—No dejaré que eso suceda, dijo Janus, y  apuntando  hacia él   la  circunferencia de diamante lo envió lejos de la base IA. Estaba seguro que el pueblo Onim lo rescataría .Un adagio del pueblo de Cristal  lo aseguraba:  dar una mano a justos   impedirá  que el mal crezca. 

Mientras,   el coronel Pren evalua  la posibilidad de hacer que Delanius tuviera un infortunado accidente en aquella misión, una piedra dentro de su zapato se había convertido en   aquel  doctor.  Cuestionando procedimientos, elevando quejas ante la Federación,    en verdad era un bicho molesto. Dentro de su habitación,  caminó hasta una caja de metal, donde llevaba según sus palabras: sus juguetes favoritos, armas  antiquísimas, prohibidas  ya, estiletes, espadas, ballestas, a su decir las armas sangrientas estimulaban al guerrero. Muchas veces practicaba con  prisioneros, incluso esclavos, un deporte oculto que solo sus allegados más cercanos conocían.  Un acicate para su nivel de preparación consistía en adornar su cuerpo con  dibujos realizados por sus cuchillos más afilados. Su rostro era el lienzo preferido. Sacó un alfanje de allí, lo acarició , cerró la caja con molestia. Las guerras deberían ser como las de la antigüedad, esas armas de  tecnología   avanzada  eran cosa de   pendejos, solía pensar. Su sentido de guerrero se activó, sintió la presencia de un enemigo. Guardo el alfanje  dentro de su cinturón, ansioso por hacer alarde  de sus habilidades con las atávicas armas  buscaría al intruso.

Janus salió del laboratorio, los detectores fueron bloqueados por su energía, dos soldados custodiando el puente de mando fueron  sorprendidos por su  figura. Velozmente trataron de disparar sus  armas  , pero Janus  se cubrió con una burbuja protectora, los haces de luz  rebotan  en las paredes de la base.  Janus   disparó una onda de  poder con el cristal, que era parte de su mano, los hombres rebotaron contra la puerta que conducía al centro de mando. El Alado  abrió  la puerta, tratando de hallar el control de la antena sónica en el panel.  Colocó su  dije cerca del panel de control central. La antena se desconectó, dentro de la nave-.burbuja, los oídos de Kito  dejaron de sangrar, Altea se levantó indicando que la señal había desaparecido, Esius gentilmente despertó a Irina, diciendo :   Janus ha entrado a la base.

 Tres soldados más se dirigían rápidamente al centro de control, pero Pren les ordenó  esperar.

— Yo me haré cargo dijo con firmeza. 

 Entró  en la habitación, Janus le esperaba.

— Vaya , vaya, dijo Pren,¿ Qué tenemos aquí? Un engendro, o la versión futurista de Batman, solo que tus alas son  similares  al metal , las puedes usar o son de utilería, dijo Pren riendo burlonamente.

— Ríe cuánto puedas, dijo Janus,  sé que deseas luchar. Te daré ese  placer,  sé que no debes formar parte de este universo, eres un ser nocivo, tu esencia está dañada por el mal.

— Esto se pone cada vez mejor, lucharé con un  creyente, sabes mi única fe reside  aquí, dijo mientras sacaba el alfanje. Tú y yo, en el hangar, donde nada me estorbe para convertirte en harapos de carne, decía mientras mostraba su reluciente arma.

— Te esperaré dijo Janus mientras desaparecía

El coronel Pren  caminó hacia el hangar, su paso era rápido a grandes  zancadas, su  excitación ante la idea de luchar contra aquel ser fuerte y extraño, lo embargaba. Al llegar al lugar, Janus esperaba pacientemente.
La lucha  fue inmediata, Pren se lanzó hacia Janus,  éste evadía  con una sincronía espeluznante los ataques arteros de aquel humano.  De pronto, Janus blandiendo su estilete, cortó la mano del hombre. Este dio un  chillido mezcla de dolor y placer.  Los subalternos llegaron  y  empezaron a rodear a los luchadores, incitando a Pren a acabar con aquel monstruoso  ser,    Janus se defendía con rápidos  movimientos, una danza donde la defensa era un arte.  Pren esperó que Janus  esquivara el alfanje que le lanzaba, para  sacar un arma de protones  oculta  en su cinturón y dispararle a traición, hiriendo a Janus en su hombro.  Janus   se volvió hacia su agresor,  su rostro destellaba . Los soldados recurrieron a  armas pesadas.  Janus  retó a Pren recordándoles que su pelea iba a ser un mano a mano, una lucha de habilidades, pero por lo visto, la única habilidad reconocida  en Pren era la traición. Los hombres apuntaron sus armas hacia Janus. 

Pren  también.

— Alado, te subestime,  esto que ha pasado aquí  nunca se sabrá, cuando terminemos contigo  serás un recuerdo, quizás guarde tus alas como trofeo.

Janus habló de manera que todos los hombres pudieran escuchar:

— Todavía están a tiempo, disparen  si desean seguirle a él, de otra manera les invito a dar la vuelta y partir en una de sus naves. Advirtió Janus.

— Eres gracioso animalejo, somos doce hombres armados apuntando hacia ti, y te atreves a proponer rendiciones. Dijo el hombre   despectivamente.  Pren dió la orden:  ¡Disparen!  

Janus  colocó  en su mano el dije circular y apuntó hacia los enemigos.  La estrella tomaba su botín. Lentamente los hombres  parecieron desvanecerse.  En el interior de la estrella eran asimilados, energía pura, oscura,  transformada.  Cientos de partículas de luz azul destellaron. 

Janus salió cabizbajo del lugar, le costaba creer cuánta energía negativa podría  ser parte de un humano. Pidió a Prima ocultar las naves, temía que enviaran nuevos cazadores.  Disparó el cristal  hacia la antena desapareciendo ante sus ojos inmediatamente.  
 
Un sol amarillo comenzaba a pintar de azul el cielo de Omni, sus compañeros le esperaban ansiosos. Esius   le abrazó efusivamente, para luego  quejarse de que no les llamara para ayudar en la batalla. Los demás le saludaban efusivamente. Irina le miraba de lejos, recogió sus cosas,  partiría  para avisar a su tribu que podrían salir a la superficie.  Janus corrió tras ella.

—Te vas sin despedirte, preguntó él.

Ella sonrió tímidamente.

— Eres un héroe ahora, tendrás mucho trabajo, debes cuidar a Prima Bella, no tendrás tiempo para compartir con una aldeana como yo, eres hijo de la estrella, un noble.

Janus rió con fuerza.

— Ven te llevaré a casa decía mientras la tomaba de la cintura y elevaba por los aires. Las alas resplandecen en  colores metálicos opacando el cielo azul.  Juntos se detuvieron en un claro.  La joven preguntó si estarían seguros al salir a la superficie. Él  acarició suavemente la mejilla de Irina.

—Claro que sí, Prima ha establecido un escudo que protegerá a  nuestro pueblo de futuras invasiones. Y por si acaso, haré de este mi hogar, al fin y al cabo era el hogar de mi madre no es cierto?

Esa tarde el pueblo de Cristal celebraba una gran fiesta, los compañeros de Janus, junto al humano compartían la mesa,   al fin tenían  la tranquilidad deseada,  Irina junto a Janus  trataban, sin conseguirlo, de  hacer callar a Kran mientras recitaba poesías arcaicas. Altea reía  mirando como Kito trataba de  entretener a  los niños de la aldea, Gore  trataba de explicarle a los más chicos  los beneficios  de las armas defensivas ;  Escamas rojas  colocaba sensores de protección alrededor de la nueva aldea, ayudado por Cíclope.

Esius  recaba  todo los hechos en un hermoso libro hecho de corteza. El mundo era un lugar agradable de nuevo.

Al menos por ahora…Prima Bella  se prepara para  dar  a  luz  un próximo  campeón que  la protegerá,  un ser cuya inteligencia  sobrepasa los límites del universo,  el sol  se escondía  abrazado por  la oscuridad,  la energía del universo se deslizaba en medio  de  destellos fantásticos de luz y energía.


FIN

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