Esquinero marca de agua

La Madre de los Dragones

Parte 1

Pese a su corta edad  sabia de antemano los pasos que su ambiciosos  padres  seguirían , no era una casualidad que  la reencarnación como la hija de aquel  malvado Duque  del Bosque Negro  le diese el conocimiento para seguir los pasos en   la oscura trama.  La muerte injusta y cruel  de una Orochi en manos  del Clan Montañas Rojas  culminó con el envío de la pequeña Luz de  Estrellas    con el fin de vengar aquella  desafortunada muerte  de una de sus hermanas.
 Su muerte  se produjo  al ser asesinada  durante un viaje  al Templo del Dragón Blanco    con el fin de pedir  bendiciones para el niño  que  llevaba en su vientre.  Su esposo  la  amaba  con devoción,  eso suscitó celos y envidias junto a  temores de que el futuro  bebé pudiera ser un varón que impidiese  que   el hijo de la consorte principal   fuera   delegado como heredero.  La trama de su muerte fue  sumamente cruel ,  su siguiente reencarnación le daría el derecho de buscar justicia.  Su  selección  no  se produjo al azar,     esta vez la  reencarnación pertenecía a una  bella mujer de nombre  Yuki  una de las  esposas  más amadas por el Rey Joer II fallecida durante   el  infame episodio  en el cual su carruaje fue  atacado por  facciones enemigas al rey,  su cuerpo quedó tan herido por las flechas que a duras penas pudo ser  enviado de nuevo al palacio para ser cremado, el Rey nunca  pudo olvidar  a su  reina , uno de los adivinos de su corte  le aseguro que ella volvería para estar a su lado.  Cuando  fue invitado  a la celebración de la coronación    del Ducado del Bosque Negro  donde un  nuevo Lord   sería regente  de  la ciudad de  las  Altas Nubes,   Joer II  participo junto a su hijo del  evento,  allí,  entre la corte pudo observar a la  joven  que para su sorpresa  era una réplica exacta de su fallecida mujer.  Cuando  indagó sobre  ella le dijeron que su nombre   era  Luz de Estrellas, su nacimiento se dió  durante el Festival del Dragón,  sus nanas relataban que  su cuerpo brillaba  con fuerza y su  calor corporal rebasa  todo límite, incluso la ropa que protegía a la niña al nacer fue  incendiada por aquel poder que manaba de ella,  sin  que el fuego afectase  en lo más mínimo la piel  de la niña, desde ese momento su vida  se convirtió  en un  estigma de   temor entre sus sirvientes, quienes la comenzaron a llamar la  Niña Dragón,  muchos  aldeanos y guardias del palacio aseguraban entre corrillos, lejos de los oídos de la familia real  que durante las noches de luna llena un gigantesco dragón de escamas plata sobrevolaba   sobre las habitaciones  de la niña.  El rey Joer  sonrió,  una hermosura como  la niña no podría traer  tales  desgracias sobre su familia,  la superstición  en la gente simple solía  tener  un poder sobrecogedor.   El pacto fue hecho,   Luz de Estrellas  sería enviada a las Montañas Rojas para formar parte  del harem  de aquel  señor de mirada  triste.  

Un joven de gran altura  mostró  un gesto de desagrado en su rostro,  era el hijo mayor  del  rey Joer,  el Príncipe Murat,  realmente le molestó la idea de  su padre, pero al ver a la  joven  su   disgusto  se incrementó ,   la joven  era la réplica del enorme cuadro que su padre tenía dentro de las habitaciones reales,  su progenitor  era un hombre  mayor que  suspiraba  por aquel amor perdido,  ahora lo encontraba en aquella  princesa  de ojos luminosos¿  qué efecto podría tener aquella   fijación por su esposa fallecida?  Acaso  influiría  sobre  la escala de poder que se había asentado en el reino.  Cuando  llegó al palacio  corrió hacia las habitaciones de su madre para preguntar por  la muerte de la mujer a  la cual su padre adoraba.
La mujer no tuvo reparos en narrar la historia:

— Tu padre  solo veía a través de sus ojos,  ella estaba embarazada  cuando murió,  si  hubiese tenido un varón el título real hubiese recaído sobre  aquel hijo.  Todas en el harem la odiabamos y realmente nos alegramos de su muerte,  tu padre   hizo a un lado su harén  por aquella  mujer,  e  incluso logró que  el   tío  materno  fuera desterrado por  su supuesta colaboración en   el golpe de estado que se orquestó  contra  tu padre.  Muchos cayeron  por  su  recomendación,  su dulce voz susurraba a los oídos de tu padre, y al día siguiente  un  allegado a la corte o un familiar era decapitado,  el poder que ella ejerció sobre tu padre fue    enorme y siniestro, jamás se supo quien coordinó el plan, tenía demasiados enemigos a su haber. ¿ Por qué preguntas por ella?

— Al parecer la  predicción del adivino se ha hecho realidad, padre encontró  una joven  similar a la reina  asesinada, y la ha traído a su harem,  desea convertirla en su esposa.

— No debes permitirlo hijo, hemos luchado tanto para que fueras su sucesor,  si  ella logra darle un hijo lo escogerá sobre ti, lo temo,  el corazón de tu padre no ha dejado de  pertenecer a esa  mujer.

— No te preocupes madre,  tengo un plan, él  ofreció  darme lo que deseara por mi triunfo sobre la fortaleza  de la Ciudad de los Vientos,  ahora estoy seguro de lo que pediré. No podrá  quebrantar su palabra.
Por su parte  Luz de Estrellas repasaba  su  corta vida,  estaba segura que  a partir de ese momento  debía prestar atención extrema a todo lo que sucedía a su alrededor,  se daría un baño y pensaría   en evitar convertirse en esposa  de Joer II, de lo contrario moriría cual alfiletero, repitiendo el destino de  la Yokai  anterior.
Su presentación ante la corte  se daría al día siguiente,  su mirada repasó su fisonomía,  sus ojos  reflejaban  inteligencia,  recorrió su cuerpo palmo a palmo,  en verdad  era una diosa, pero  esto  solo había traído desgracias y  leyendas escalofriantes alrededor de su  existencia,  de niña solía escuchar como  se decía que  era la amante del dragón,  que  su mirada  atraía a los demonios,  que  nadie osaría tomarla como mujer de lo contrario  su cuerpo se convertiría en cenizas… nada bueno  se escuchaba de ella, incluso su madre fue exiliada por haberse encontrado dentro de su habitación objetos de la hechicería de seducción,  que según  la reina fueron utilizados  para   atrapar  a su esposo  y conseguir que el espíritu de una  yokai  pudiera unirse a un mortal y traer  una niña dragón.

Ahora parecía estar condenada de nuevo a caer en manos de aquel hombre mayor  acosado   por el delirio  de encontrar  de nuevo  a su amada mujer.
Las cosas no parecían mejorar en su vida.  Uno de los sirvientes llegó con la bandeja donde un precioso vestido y alhajas fueron enviadas por el rey para su presentación  en palacio.  Miró con desgano  todo aquello,  necesitaba huir para romper con el trágico destino que   se repetía ante sus ojos.  

—¿Qué podría ser peor?  Pensó para sí.

Luego admitió a su pesar que  retar al destino era  algo  demasiado riesgoso.
La celebración  empezaría temprano, los sirvientes la reclamaron cerca de las dos de la tarde,  se presentaría  sola,  su corazón latía con rapidez,  lo mejor sería   permanecer en calma,  luego en el momento adecuado  escaparía.
El rey  la    invitó a sentarse junto a él,  la corte  contempló  con recelo aquella  chica de aspecto infantil, pero cuyos rasgos  eran  idénticos a la mujer que por mucho tiempo fue la amante del rey  y la enemiga  de sus allegados. Ahora la tenían de nuevo frente a ellos,  rememorando los tiempos pasados  donde el rey era una simple marioneta en manos  de  la mujer que había acaparado su mente y corazón.
Murat la observó con detenimiento, no sería un sacrificio   desagradable, ella era  muy hermosa.  Antes de que su padre  intentara  levantar su copa para dar la noticia  de su futura unión  con la joven procedente del   Bosque Negro   Murat levantó la suya y ante el silencio en la corte  recordó  a su padre su ofrecimiento.

— Recuerdas padre que ante el triunfo  contra la   Ciudad de los Vientos  me ofreciste  que  lo que eligiese  me sería otorgado,  ahora estoy seguro de lo que deseo,  la quiero a ella, dijo mientras señalaba a Luz de Estrellas.
Su padre  desencajó su rostro,  ¿cómo era posible que su propio hijo  luchase contra él?,  Murat sabía lo importante que era para él   encontrar   a la joven,  se lo  relató  durante mucho tiempo,   hizo énfasis  en su deseo de encontrar  la mujer que volvería a su lado.  Le observó   de forma interrogante,  intuyó  que se trataba de  una lucha de poderes,   acaso temían que sus decisiones fueran  influenciadas por la  hermosa  joven.  Suspiró con desánimo  mientras los ojos de la corte se dirigieron a él.  Siempre fue un hombre de palabra,  no podía retirar su ofrecimiento.
Luz de Estrellas  sintió  su cuerpo temblar,  la mirada  de aquel Príncipe no  tenía en ella  la mínima  aceptación, solo deseaba arrebatarla a su padre,  era un objeto en la lucha de poder.
En cuanto el  Rey  Joer  inclinó su cabeza aceptando la  petición ,   su hijo  cruzó el Gran Salón de la corte y tomó a Luz de Estrellas de la cintura, para llevarla a sus habitaciones.   El Rey Joer se retiró cabizbajo,  la joven luchaba porque aquel guerrero la colocase en el suelo, pero  no fue así, en cuanto llegó a sus habitaciones Murat la lanzó sobre la cama y  sin darle tiempo  a nada  le dijo al acercarse:

— Debo actuar rápido, de lo contrario mi padre se puede arrepentir. Afirmó para sí mismo.

Luz de Estrellas  intentó luchar,  al amanecer su rostro  mostraba  su tristeza,  era un bárbaro,  no soportaría una noche más junto a él,  recorrió  el pasadizo que daba a los jardines,  las habitaciones del Principe Murat  estaban cerca de los establos y el puesto de seguridad interno del castillo.  Lentamente  sin que nadie lo notase entró a los establos,  en el suelo  un ropaje  de  jinete  había sido lanzado para que las sirvientas lo lavaran a pesar del mal olor lo   utilizó,  espero que  un grupo de jinetes  ingresaran  y oyó la voz de uno de ellos  ordenar:

— ¿Qué diablos haces allí, ve a  sustituir  a  tu compañero,  recuerda nadie debe entrar ni salir del palacio a menos que traiga el sello?.

Ella asintió y tomó el caballo, al llegar a las enormes puertas  uno de los hombres le ordenó seguir al Príncipe, iría de caza y necesitaba  un jinete más para completar la docena de ellos.  Ella  de nuevo asintió,  colocándose al final del escuadrón  de jinetes,   observó   llegar a Murat con uno de sus  guerreros ,  recordó  la noche anterior,   si  acaso fracasara sería mejor que la matasen a volver  con aquel  sujeto  frío y despiadado.  Cuando la  cacería  inició ella  fue quedándose atrás,   nadie pareció percibir su ausencia,  al llegar a un camino secundario fustigó a su caballo,  debía darse prisa,  no  sabría a dónde escapar, no conocía los alrededores,  pese a ello  no  dudo  en seguir cabalgando hasta el anochecer.
Durante las siguientes horas las sirvientas encargadas del cuido de la  nueva mujer del Principe Murat se percataron de su ausencia,  al llegar a los establos, un guardia  reparó en la ausencia de uno  de los jinetes.
En cuanto Murat fue informado  se dio cuenta del engaño,  esta vez  sería implacable ante aquella esposa  que huía de su redil.  A la mañana siguiente, al amanecer el grupo de hombres  y  rastreadores seguía  a la chica.  Murat no dudaba de que la encontraría pronto, pese a ello  Luz de Estrellas dejó el camino y la montura,  para alejarse a pie por senderos y bosques,  al anochecer  encontró una cabaña, traía algo de dinero,  compró a la dueña comida y unas ropas, dejando a un lado el apestoso uniforme  militar que había robado.  Las semanas siguientes fueron un reto para sobrevivir,  vestida de campesino,  comprando o robando comida,  lo que fuese menos riesgoso,    sin embargo  su tercer semana  no fue  buena, algo sucedía con su cuerpo,  se encontraba débil y enferma,   tendría que  buscar un médico,   su suerte  sonrió,  en su camino  se encontró con un monje sanador  que amablemente tomó su pulso ,  la noticia no fue la esperada ,  supuso que el calor, o la falta de alimentos  algunos días o el beber agua de riachuelos la había enfermado, nada la preparó para la noticia:

— Tu cuerpo me dice que estás embarazada,  dijo    el monje.

Ella no supo contestar,  sacó unas monedas de su bulto y las entregó al  sacerdote dando las gracias,  ambos se despidieron.
Esa noche,  durmiendo a la intemperie con las estrellas como  cubierta,  tomó una decisión,  si eso  era su  reencarnación, no  estaba dispuesta a aceptarla,  se revelaría contra su destino,  sin importar las consecuencias.
El camino la llevó ante un enorme acantilado,  soltó  su  horquilla  dejando caer  el hermoso cabello sobre su   espalda,    soltó   la capa  de sus ropajes y miró fríamente  hacia la profundidad  retando su sino:

— Aquí estoy de nuevo,  grito con fuerza,  esta vez mi   vida no ha sido mejor, y  presiento  que lo  peor está por venir…  he tomado mi propia decisión.    Nos veremos en la próxima vida , en la que espero ser un poderoso guerrero  y acabar de una vez por todas  con todos los malditos que me han hecho daño.  Cuando se disponía a lanzarse una voz  fuerte  se oyó tras ella.

—¡ Eh, qué sucede contigo chica,   el mal  de amores te ha  vuelto  demente,  te diré que ningún hombre vale lo que piensas hacer¡
Ella volvió su bello rostro para ver quien le hablaba de esa manera.  Se encontró con un  hombre vestido  como un guerrero  de alto rango, junto  a uno  que sostenía el casco  del hombre que hablaba.

— Por  los dioses,  eres la  chica que fue concedida a Murat,  yo estuve en la corte ese día,  ¿qué haces intentando acabar con tu vida? Preguntó  el imponente guerrero.

— No deseo volver al lado  de ese hombre,  además no  deseo dar a luz  a su hijo,  puedes irte,  debo hacer algo,  dijo mientras se acercaba al precipicio.

— Oye, escúchame, tengo un pacto para ti,  sabes ese día fui invitado  por  cortesía,  el Príncipe Murat y yo no somos  amigos,  tenemos cuentas pendientes, por qué no me dejas usarte en su contra, por lo que sé en este momento  te busca  con ahínco…

— Gracias por  decirlo,  eso  ayuda  a  mi determinación . Dijo ella con molestia.

— Espera, espera solo un momento, sabes que la casa de Joer  está desesperada  por un  legítimo descendiente  que pueda ocupar el trono, hasta ahora Joer  solo ha tenido    un hijo  varón con sus concubinas, Murat ;  si tu  bebé fuese un  niño   te aseguro que Joer lo declarará de inmediato como su heredero,  sé que  está prendado de ti por tu apariencia    como  la  esposa de la cual se enamoró  por años,  hazme caso, si deseas vengarte de ese maldito  déjame ayudarte,  lo haremos juntos.
Ella lo miró sin mirar,  solo  observó el fondo  de aquel barranco, todo terminaría pronto,  su cuerpo fue sacudido,  mientras hablaba y el  guerrero la distraía  su  compañero le tomó con fuerza de la cintura y la arrastró a un lado, fuera del peligro del acantilado, intentó luchar,  pero su débil cuerpo  perdió el sentido,  cuando se despertó se hallaba en la mansión  de aquel caballero.  Una hermosa mujer de rasgos gentiles  la miraba mientras le ordenaba tomar un poco  de sopa. 

— Vamos, le dijo con gentileza, en tu estado  debes alimentarte, sé de lo que hablo.

— Quién eres, pregunto Luz de Estrellas.

— Soy la esposa del hombre que  te puso a salvo,  mi  General  se llama  Adley, pero es conocido por los demás como  Tronco,    es un buen hombre, ya lo verás.

— Agradezco lo que hizo por mí, pero debo irme,  me encontrarán si no lo hago.  Replicó intentando levantarse.

— La mujer le tomó de los hombros  diciendo:  no te preocupes si  Tronco ha decidido protegerte  lo hará ante cualquiera,  sobre todo    si se trata del Principe Murat,  son rivales,  si ese hombre te persigue el General  no permitirá que  te tome.  Descansa, te ves muy pálida.
Luz de Estrellas   durmió,  su sueño fue extraño,  un dragón  velaba por ella,  su  vientre crecía sin control,  dando a luz  un hermoso dragón blanco  que la llamaba   Madre,  se despertó apresurada, mientras una de las sirvientas señalaba que su  lecho  se quemaba,  ella se levantó rápidamente, las llamas fueron sofocadas,  cuando el  general llegó se  mostró  sorprendido al ver que  el  cuerpo de la princesa  no mostraba ninguna  quemadura.  Tendrían que cambiar su cama. La orden fue simple.

— A partir de ahora dormirás  en mi habitación ,  estarás más segura,  quizás esto fue obra de hechicería.

— Ella se opuso con vehemencia.  No, tu esposa es amable, no debes hacer ésto.

— Adley  rió con ganas.  ¿De qué hablas? Tomarás mi habitación, yo dormiré con mi esposa, no te hagas ilusiones,  dijo   mirándola con desparpajo.

Ella se ruborizó,  quien  en sus cabales querría una mujer  embarazada,  se sintió segura y por primera vez en mucho tiempo sonrió 
Si las mentes  se pudiesen leer  la joven se hubiese  sentido asustada  al observar cómo la miraba aquel rudo general,  era una chica tan bella,   la sentía tan frágil, pero a la vez tan decidida   a  llevar a cabo   sus planes,  la  contempló   tomar  sus pasos hacia el acantilado sin  temor alguno,  su  odio hacia  el  Príncipe Murat   era  tan vehemente que preferiría morir a regresar junto a él.
A  partir de ese momento  Luz de Estrellas  reconocía  que aquel hombre tosco de modales sin refinar era una figura confiable, el afecto  hacia su esposa  era genuino,  era un buen hombre,  los médicos a cargo de su embarazo la retaban constantemente,  ella cabalgaba junto al General cuando debía ir a revisar las tierras de cultivo, o sus hatos de ganado,  vestida de  jinete , su escultural cuerpo  mostraba  apenas visos de  gestación,  con  sus modales   educados y gentiles  conquistaba  a  extraños y propios, algunos comenzaron a llamarla la Generala, el apodo   no parecía disgustar a la hermosa joven.   Los rumores de que se trataba de un hijo del General no tardaron en aparecer, ninguno de los dos  daban importancia a ésto,  el tiempo del nacimiento del bebé se acerca,  el General le prohibió acompañarle,  ella   daba vueltas como un felino atrapado, hasta esa tarde de  otoño,  los sirvientes  llegaron al Gran Salón,  Luz de Estrellas  estaba en parto,   el Barón y la Baronesa corrieron de prisa hacia la habitación de la chica donde dos comadronas iniciaban  con las labores de ayuda,    los minutos fueron  una eternidad,  en cuanto se oyó un largo grito  de  batalla que provenía   de la joven  madre  y el llanto de un niño,  de inmediato  una de las mujeres salió para darle la gran noticia  al General.  Era un varón.

— El rió    a grandes carcajadas mientras se dirigía a su esposa diciendo: ¡ lo sabía, lo sabía,  se llamará Ethan, será mi heredero, le enseñaré a luchar contra el  clan de  Joer II,  se encargará de vengar  todas las   traiciones  que ha recibido  la Casa de Lobos,  te lo prometí Padre,  usaré una cuña de su propio  árbol para vencerlos¡,  decía  mientras expresaba su    deleite  al  tener al hermoso bebé en sus brazos.  Su esposa le  observó  con tristeza,  jamás le había visto tan exaltado, ni siquiera cuando su primer hijo nació, para luego morir a sus tres años,  todos sus retoños,   dos hasta ahora ,habían tenido un  triste final. Observó  al niño sano y fuerte y por primera vez en su vida sintió   una sombra de  oscuridad cubrir sus pensamientos.
Luz de Estrellas insistió en amamantar a su hijo,   durante su tiempo libre el General  se  apersonó a la habitación de  la pequeña madre y  miraba cómo la boquita   del niño  se prendía de los suculentos  pezones  que dejaban fluir la blanca leche,  se perdía  en sus pensamientos  planeando  lograr que  aquella dulce niña  fuese suya y le llenara de hijos ,  acarició  la cabeza  del niño,  sentía que era su hijo,  sonrió y la besó en la frente, ella le  contempló agradecida   aceptando  la muestra de afecto, en ese preciso momento  su esposa   entraba pudiendo observar la escena.   Los celos   comenzaron a llenar su mente.  No dejaría  que una extraña le robase  a su amado esposo.  
Uno de sus sirvientes   se contactó  con  el oficial a cargo  de la vigilancia cerca de Montaña Roja,  la esposa del General tenía un mensaje para  el Príncipe heredero   Murat.
El Principe Murat  leyó el mensaje,  la curiosidad pudo más, cómo  sabía acerca de la chica,  esperó  impaciente la cita, el carruaje de la  mujer llegó a tiempo,  el bajó de su caballo, solo su hombre de confianza  le acompañaba.

— Seré breve,  explicó  la mujer,  hace   varios meses mi esposo encontró una joven frente a un acantilado,  al parecer estaba decidida a quitarse la vida,  el General la reconoció como la mujer que tu padre trajo del Ducado del  Bosque Negro , e impidió  que  se quitara la vida,  ella estaba embarazada,    hace una semana dio a luz un varón sano y fuerte,  supongo que tu hijo,  empero mi esposo lo ha reclamado como suyo,  incluso lo ha adscrito como heredero   legítimo de  su territorio,  y  lo ha llamado   Ethan, Lord  de la Casa de Lobos.

— ¿Por qué  ha hecho eso?  Si es mi hijo debía odiarle… preguntó  el príncipe heredero.

— Su mente es aún más  maquiavélica de lo que piensas  Señor,  él lo criara,  se hará cargo de sus enseñanzas, será un   descendiente de Casa de Lobos,    se hará cargo de su entrenamiento  en el arte de la guerra  para convertirlo en  tu  enemigo,   un miembro de su propia estirpe   será  la espada que empuñara en tu contra, al parecer también  planea apoderarse de esa mujer, lo  puedo notar en su mirada. Cuando el niño nació estuvo presente, jamás lo vi   exaltarse de ese modo, ni siquiera con sus propios vástagos, ha elegido para él uno de   los mejores potros, ha enviado a hacerle una pequeña armadura , espadas y arcos , al  cumplir  tres años  iniciara su entrenamiento personalmente,  Ethan  era el nombre de su padre…  para   destruir sus planes debes  reclamar  a su hijo.

—¿ Qué ganas al decirme esto?  Preguntó  él.

— No solo quiero que reclames a tu hijo,  debes  hacer que ella vuelva a tu lado,  sé que  te odia, no me interesa   si  lo  que deseas es acabar con ella,   debes   apartarla  de mi camino,  quiero a mi esposo de vuelta.
La reunión se dio por terminada.  Murat  cabalgó  sin prisas,  escapó de su lado para acabar con su existencia y la de su bebé.   En manos del General   su hijo se convertiría  en su enemigo,    probablemente  algún día se viese obligado a luchar contra él,  su propia sangre  sería su más acérrimo enemigo.  Se dirigió a las habitaciones de su padre,  relatando la historia contada por la esposa de  su  rival.

— Soñé tantos años con  un heredero    al que pudiera entrenar para  que nuestra casa  tuviera  la seguridad de su  permanencia durante  siglos como lo ha hecho hasta ahora y me dices que  tu hijo,  descendiente de una noble casa  está  en manos  de  un General  reconocido  por su  falta de ética  y que   criará a  un Señor de nuestro clan  para convertirlo en enemigo…   solo una mente  fría y malévola  pondría a padres contra hijos, debemos ser prudentes,  jugaremos su propio juego,  el Emperador  ha decidido  visitar nuestras tierras,  prepararemos una gran recepción, necesitamos saber si lo  dicho por la   esposa de ese hombre es cierto.  Dijo su padre  con preocupación en su voz.
El General recibió la invitación, sonrió con malicia,  era hora de mostrar sus cartas, confiaba en el odio  que tenía  la chica por  Murat,  envió  por finas ropas para ambas mujeres,  su esposa principal llevaría la corona del Ducado,  Luz de estrellas  llevaría  la Tiara que la reconocería  como   la concubina  principal  de su clan,  el carruaje  estaba listo,  el vistió  su armadura militar  llevando consigo  la Espada    de Fuego,  reconocida desde la antigüedad como una pieza  dada  por el Emperador  a su Casa de Lobos,  la belleza de   Luz de Estrellas era notoria,  su cuerpo había cambiado desde el parto,  era una mujer voluptuosa y segura,   una de las nanas  porta  a su bebé.  Su blanca piel  parecía brillar ante la luz del salón,  la diadema  de diamantes  resalta  su tez,  sus ojos  brillaban  y sus labios  rojos  enmarcan  aquel divino rostro,  el Emperador preguntó por la belleza que  llamaba la atención en el Gran Salón, sobre todo porque la   exquisita joya  demostraba que era mujer  perteneciente al clan Casa de Lobos,    Joer II  y   Murat  apenas dieron crédito cuando ella se dejó  guiar por la cintura a un  asiento cerca del  guerrero, junto a su esposa, una a cada lado, mostrando la  belleza de ambas mujeres, tras ella  se sentó la nana,  la joven madre  tomó a su bebé  en brazos,  mientras besaba su cabeza, el General   exclamó  en voz alta, levantando  su copa de vino:

— Les presentó  a Ethan, futuro heredero de nuestro clan,  es un chico hermoso,  destinado a grandes cosas, sobre todo  porque le acompaña una  mágica marca en su espalda en forma de    hoja  de  sauce ,  he aquí  a mi  hijo y futuro  Lord. Tomando al pequeño  en sus brazos  lo mostró ante los invitados.  Un murmullo dio inicio.
Los presentes miraron  hacia  los anfitriones, incluso el Emperador   les   observó  duditativo,    la mujer que   sostenía    la diadema  en su cabeza  no era acaso la hija de la familia del Ducado  de  Bosque Negro,  quien fue solicitada por  el Rey  Joer II y luego entregada a su hijo Murat, cómo era posible que ahora perteneciera a Casa de Lobos,   además  se sabía que  los miembros varones  del clan  Montañas Rojas  nacían con una marca distintiva en su espalda      similar a una   hoja  de árbol? ¿ Qué diantres  sucedía?  
El  Emperador contempló  con curiosidad  a los miembros de Montaña Roja, estos desviaron su mirada con preocupación.    Cuando  la cena  iba a ser  servida  el General  decidió retirarse.

— Es hora de retirarnos,  dijo el general,   la pequeña madre y su bebé necesitan descansar, y haciendo una reverencia  se despidió de los presentes.
Dentro del carruaje  el bebé empezó a llorar,  la  pequeña madre solicitó al General  desabrochar su  ropa  para poder alimentar a su niño,  éste accedió, recorriendo  con placer la espalda de la chica, quitando una a una las tiras del corset que sostenían sus blancos pechos,  sin dudarlo,  al estar su hombro desnudo la beso ,  su esposa le miro  molesta, él solo sonrió diciendo:

—  También te he ayudado cientos de veces.  Es mi deber de caballero, dijo  riendo de forma socarrona.
  En el palacio  del Clan Montaña Roja  se reunían  el Emperador, el rey Joel II  y Murat.

— Qué diablos sucede, interrogó el Emperador.  ¿Por qué el General  de la Casa de Lobos tiene a  tu  preciada presa?

— Ella  así lo decidió,  contestó Murat de mala gana.

— Además muestra a un bebé, jactándose de que posee la marca que acompaña a los descendientes nobles de Casa de Montañas Rojas,  este asunto  es complicado, exijo explicaciones.  Dijo con voz molesta el Emperador.
El rey Joer II  lo explicó lentamente,  el Emperador  parecía no dar crédito a lo que escuchaba.

— Vaya,  se la has  servido  en bandeja, ¿ crees que ella accederá a tu solicitud  de  reclamo?  Lo dudo bastante,  al parecer   no está de modo alguno  interesada en que  su hijo sea declarado descendiente legítimo de tu casa . Veo por que Casa de Lobos es llamada de ese modo, su astucia es  legendaria. Creo que debes esperar,  en cuanto el niño  crezca lo suficiente   debes solicitar ante mi  una prueba de su relación de parentesco  contigo,  este asunto no debe avanzar, me escalofrío por completo, las leyes filiales deben ser inquebrantables,  esto deja  de ser un simple asunto.  Terminó de decir el  emperador.

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