
La Madre de los Dragones
Parte 3
En las lejanas montañas, un grupo de niños recibe lecciones de lucha y estrategias, para luego transformarse y surcar el cielo entre risas y técnicas de poderosa magia, sus maestros no dejaban de admirar las capacidades de los pequeños, su evolución como dragones descendientes de poderosa estirpe les dejaba boquiabiertos, su madre recibía junto a ellos los secretos para vencer a sus enemigos sin siquiera pestañear. Sin embargo Ethan, Astrid y Peter extrañaban rabiosamente a su padre, aquel fortachón gentil que les relataba historias y los subía a sus hombros para alcanzar los altos árboles en los jardines de la mansión, incluso Luz de Estrellas añoraba su fuerte respiración a su lado, sus caricias, su forma de amarla, por lo que se despidieron de su clan, prometiendo regresar cada primavera, antes de su partida les fue entregada una pequeña y hermosa dragón de nombre Bea, quien sería la guardiana de Astrid considerada una noble princesa junto con sus hermanos por provenir de la descendencia directa del Clan de Dragones. No era para menos, sus abuelos y bisabuelos fueron príncipes, sanadores de gran poder y generales de gran envergadura dentro de su pueblo, la dragón rosa por lo tanto debía ser protegida al considerarse la más débil del grupo de niños. Esa hermosa y oscura noche donde solo el titilar de las estrellas les acompañaba tomaron el vuelo hacia la Mansión del General Adley, al llegar buscaron la habitación de éste, ella fue la primera en acercarse a la cama mientras los niños observan, allí descubrió que él había cambiado, su rostro no era el mismo, estaba más delgado y una desaliñada barba crecía en su rostro, se acerca a su amado y le beso lentamente. Este despertó sobresaltado, devolvió el beso en medio del llanto, mientras musitaba: al menos te besaré en sueños.
Ella rió con desparpajo diciendo:
Creí que te alegrarías al verme, dijo mientras los niños se tiraban a la cama sobre él, habían crecido pero no demasiado para exigir sus mimos y cariño del amoroso padre. El se sentó un poco aturdido.
— Estoy soñando o he muerto preguntó algo asustado.
Ella le tomó del rostro con afecto diciendo:
— Debo relatarte un gran secreto, soy la reencarnación de Orochi y una humana, una mezcla prohibida, tú conoces aquel adagio el amor no lo manda la ley ni obedece al rey… un rey mortal se enamoró de una princesa de la Casa de Bosque Oscuro, y al morir ella de forma injusta, fui enviada a reparar el mal, nuestros niños pertenecen a la dinastía de Casa de Lobos y Casa de Dragones, mira bien lo que son capaces de hacer, y los chicos se transforman en dragones que al volar dispersan varios objetos al suelo . Astrid se enredó entre los cortinajes. Bea le ayudó de inmediato.
— Lo siento dijo la pequeña, aun no domino la habilidad de volar en espacios pequeños.
El General observó a Bea, y lanzó una mirada a su mujer, recuerdo que solo teníamos una niña… acaso ?
Luz de Estrellas soltó una sonora carcajada, es la guardiana que ha sido asignada para nuestra hija, veo que al parecer no confías demasiado en mí…
— Confío en ti lo suficiente, pero no en los sujetos a tu alrededor, dijo mientras la tomaba con fuerza de la cintura y la besaba con pasión. Luego la colocó en su regazo y le preguntó por lo sucedido ese fatídico día.
— Qué pasó ese día, preguntó el General, puedes decirme, sé la participación de mi esposa principal, pero el resto es algo confuso, donde estuvieron, por qué se ocultaron de mi…
— Vaya, jamás pensé que ella estuviera implicada, creí que el Principe Murat era quien deseaba nuestra muerte… fue algo confuso, cuando pudimos escapar a una de las salas de oración los asesinos nos seguían, la única manera de proteger a mis hijos era la de la transformación, pero no tenía ni idea de hacerla efectiva sin el debido entrenamiento, de alguna manera pude recordar que el dolor o estar al filo de la muerte activaría mi centro de energía, convertida en dragón pude defender a mis niños, los pequeños no podrían montar en mi lomo, por lo que los sujete de mi hocico, volé alto, evitando que notaran mi presencia y me pudiesen seguir, al atardecer uno de nuestros líderes apareció y me condujo a nuestro refugio, estaba herida, no podría continuar, además ignoraba lo que sucedía, el porqué intentaban acabar con nuestras vidas, decidí que lo mejor sería esperar un tiempo prudencial y dejar que mi herida sanara y los niños pudiesen lograr defenderse aprendiendo los secretos de nuestro clan.
— Papá, dijo Astrid, mira Peter es un dragón negro y nuestro hermano Ethan es un dragón blanco, mírame, soy un pequeño dragón rosa, todavía nos quieres?
El General se acercó y los abrazó pese a su nueva apariencia mientras les decía: no me importa si son serpientes o lagartijas que vuelan, igual los adoro, y los cubrió de besos.
—¿ Serpientes que vuelan? Reclamo Ethan, somos dragones papá, dragones reales.
La alegría en los ojos del hombre no podía medirse. Lo siguiente fue planear cómo permanecerán dentro de la mansión sin ser vistos durante sus ciclos de cambio, al día siguiente el General contrato a constructores con una nueva disposición, quería un edificio de gran tamaño y altura, hueco en su centro, las habitaciones se encontrarán a los lados, simulando inmensos galpones, los chicos le describieron la enorme meseta donde aterrizaron mientras permanecían en la aldea de los orochi, un domo enorme culminaría las obras, con un sistema de poleas que pudiera abrirlo desde dentro y cerrarlo durante las estaciones más frías. Los chicos y su madre podrían convertirse en los míticos seres sin ser vistos por los demás durante el día forman una hermosa familia, en la noche su padre les acompaña a cabalgar mientras sus seres queridos vuelan sobre los bosques de altos árboles, disfrutaba de esos momentos grandiosos con su familia, al regresar los niños se retiran a sus habitaciones y él toma como un tesoro preciado el cuerpo de la mujer que tanto extrañó. En cuanto aquel edificio con una altura de cuatro pisos fue concluido, su familia y él se trasladaron a lo que sería su nuevo hogar.
Meses después los aldeanos pusieron nombre a la torre, pues en las noches de luna llena y cielos despejados se observaban dragones internarse dentro de aquel edificio de extrañas formas por lo que fue llamado el Castillo de los Dragones. Los chicos seguían creciendo de manera impresionante, gallardos y hábiles, casi rebasaban a su padre en estatura y fuerza. El General bromeaba diciendo que sus hijos le hacían sentir viejo, Luz de Estrellas le tomó de la mano esa mañana, mientras descansaban en su lecho y la colocó sobre su vientre diciendo:
— Buen trabajo para un anciano, dijo entre risas.
— Adley la abrazó con fuerza mientras le decía, ¿ quién es el viejo? Dime si te atreves a decirme viejo, los chicos llegaron ante la algarabía.
— ¿ Qué sucede padres? preguntó Ethan
— Tenemos una noticia, dijo el General sonriendo.
— Lo sospechamos, mamá no se ha sentido bien estos días, dijo Astrid.
— ¿Cuándo nacerá nuestro hermanito? Preguntó Peter, será un dragón también, lo iremos a presentar ante nuestro clan…
— Calma chico, dijo su padre, debemos esperar… le llamaré Artie, será fuerte como un oso.
— ¿Y si es una niña Padre? preguntó Astrid
— La llamaré Artie, y será fuerte como una osa.
Las risas alcanzaron el patio interior.
Esa noche durante la cena las noticias distaban de ser agradables, guardias del clan de Montaña Roja tuvieron un encuentro dentro de las tierras pertenecientes al General, este hizo un mohín de disgusto, tendría que hablar con el Principe Murat acerca de los límites territoriales, Ethan contempló a su madre, e intervino.
— Creo que será mejor que yo me presente, por lo que sé ustedes suelen ser como el agua y el aceite, yo iré en tu lugar, si no logró llegar a un acuerdo irás tú, ¿ qué te parece la idea? Dijo el chico.
— Bien, eres el heredero de Casa de Lobos, eso te faculta como intermediario. Afirmó su padre.
— Astrid preguntó si Ethan las podría llevar, usando su ciclo de dragón observó desde el aire unos imponentes jardines, pero su vuelo era nocturno, deseaba ver los colores en las flores que cubrían el hermoso paisaje. Bea y ella deseaban conocer el lugar.
— Ethan aceptó de inmediato, claro que te llevaré, eres mi consentida, le dijo mientras que con el puño empujaba suavemente su cabeza.
Esa mañana las pequeñas junto a Ethan partían hacia el palacio de Casa de Montañas Rojas, Astrid admira la ciudad que se erguía a un lado de aquel blanco palacio cuyas banderolas con la insignia familiar ondeaban, ella no quiso usar un carruaje, por lo que vestía su traje de montar, la chica era una réplica de su madre, a excepción de su mirada cristalina y una sonrisa a flor de labios.
Ambos se reunirían en la sala del trono con el rey y su hijo, ella admiraba el lujo de los cortinajes y la decoración demasiado suntuosa a su parecer, se imaginó tener un ciclo de transformación en aquel lujoso salón y esbozó una pícara sonrisa imaginando el desastre en que se convertiría aquel lugar.
El rey y su hijo no podían dar crédito a sus ojos, la jovencita era la réplica perfecta de la hermosa Luz de Estrellas a excepción de su mirada y sus largos cabellos rojos. Y la joven que la acompaña llamó por completo la atención de Murat
— Es mi hermana Astrid, y su guardiana Bea, espero que el traerlas no sea una molestia, querían conocer sus hermosos jardines. Dijo Ethan.
— No es ninguna molestia, aclaró el Rey Joer II.
— El Príncipe Murat no decía nada, abstraído totalmente frente a la figura de la bella Bea.
— Yo… yo puedo guiarlas a los jardines, no será molestia, y señalando la puerta del salón le indicó gentilmente a ambas seguir tras él.
El rey junto a Ethan cruzaron miradas, en ese preciso momento intuyeron que no habría nada de qué hablar respecto a los límites territoriales.
— Padre quería venir, me opuse, se que el Príncipe Murat y el General no se llevan bien.
— Es una larga historia hijo.
— Lo sé abuelo, dijo mirando hacia los jardines, atento a las chicas.
— Sabes que Murat es tu….
— Si, sé que es mi padre biológico, que mi linaje pertenece a Casa de Montañas Rojas, que tú eres mi abuelo, y que al parecer mi madre y ahora mi hermana te recuerdan a la amada esposa que fue asesinada por una concubina, quien es la madre de Murat.
— Eres un buen chico, Murat sabe acerca de la verdad que conoces…
— Aun no deseo decírselo, reconozco que hay partes de esta historia que solo tú puedes entender, cuando eso esté resuelto tú te vas a encargar de anunciarlo. Por ahora y ante la realidad de que todos somos una gran familia debemos arreglar las desavenencias territoriales , saldré al jardín ,debo vigilar a mi padre y a mi pequeñas hermanitas.
— Es cierto, dijo el rey Joer, tampoco confió demasiado en mi hijo, dijo riendo.
En cuanto despidieron a los chicos de la Casa de Lobos, Joer II invitó a su hijo a su salón de estar, allí, tomando una copa de vino relató a su hijo una vieja historia.
— Sabes Murat prometí que nunca hablaría contigo de lo sucedido, pensé que si de alguna manera enterraba todo aquello en el pasado, el hedor de lo sucedido nunca osaría tocar mi casa de nuevo, pese a ello cuando te ví luchar conmigo para llevarte a la dulce joven de Bosque Negro me arrepentí de no haber dicho la verdad de lo sucedido. Es cierto, realmente amaba a mi primera esposa, cuando me dijo que sería padre de nuevo mi corazón estalló de alegría, era un rey ingenuo, creí que trataba justamente a mis mujeres, pero tu madre no lo creyó de esa manera, y urdió la terrible muerte de mi esposa e hijo, el harem colaboró en su muerte, pero mi concubina , tu madre, fue la mente maestra que urdió el plan. Cuando desenmascare la traición, tú eras apenas un niño de cinco años, si ejecutaba a tu madre te convertiría en mi enemigo, por lo que la repudié, sin acercarme a ella nunca más. Pero cuando traje a Luz de Estrellas y noté tu actitud sabía que de alguna manera ella tenía que ver de nuevo. E incluso estoy seguro que la manera en que trataste a la joven fue basado en los rumores que te diría tu madre. Aún existen dentro del harem mujeres que supieron la verdad en ese entonces, sirvientes que escucharon los planes de tu madre sin atreverse a acudir a mi para detenerlos. Mi joven y amada esposa junto a mi hijo murieron durante la emboscada, no contentos con el crimen abrieron su vientre para verificar que mi hijo hubiese muerto. La verdad suele ser un juez implacable, que no perdona a nadie sin importar el tiempo transcurrido. Ahora debes buscarla de los labios de tu madre, yo he cumplido con haberla revelado.
Murat no creía lo que escuchó, no podría ser cierto, su madre le decía que aquella mujer quiso arrebatarle todo, que incluso le dejaría a él como un inútil hijo, que el poder que sería de él pasaría a otro elegido por la hechicería de amor de una mujer. Incluso el trato que dió a Luz de Estrellas se basó en la información que su madre compartió con él.
Al llegar a sus habitaciones sintió que su corazón se detenía, la encontró bordando, cuando preguntó sobre lo relacionado al crimen y lo relatado por su padre, ella entró en una especie de histeria.
—¡ El miente, miente! Jamás tuve nada que ver con esos asesinos, te lo juro, solo me importas tú, nadie te podrá arrebatar tus derechos.
—¿ Mis derechos madre? Preguntó con tristeza.
— ¿Arrancaste dos vidas para proteger mis derechos?
— Tú no entiendes… él la amaba, si hubiese tenido un varón, tú no tendrías el título de Príncipe Heredero, lo hice por ti.
— Me hiciste que le arrebatara a mi padre su sueño de acabar sus últimos días al lado de la mujer con que soñaba, la lastimé porque creí en tus mentiras, ¿ sabes que ni siquiera puedo acercarme a mi hijo? Sabes que ella me odia de una manera que eligió morir antes que volver a mi lado… Creo que mi padre tiene razón, tu castigo será el que no puedas acercarte a mí, sigues siendo una serpiente venenosa. Nunca debí haber confiado en ti. Y se retiró mientras las lágrimas surcaban su rostroNo importa lo que su madre dijese, el trasfondo de sus palabras señalaban que los celos y la rivalidad por los puestos de poder la habían convertido en una tenebrosa asesina.
Murat no deja de soñar con la hermosa joven que conoció hace pocos días, Bea vuela sobre los jardines de nuevo, decide bajar a oler el delicioso aroma que se esparcía por el aire de los rosales en flor. Murat la contempla desde lejos ¿cómo llegó hasta el palacio? Bea soltó la capa que cubría su cabello y rostro, el Príncipe apenas pudo sostener el suspiro de admiración ante aquella belleza. La joven dragón observó asustada hacia donde él se encontraba e intentó volar de nuevo, Murat mostró admiración al ver aquel hermoso dragón dorado que emitía destellos de color ante la luz de la luna.
— No te asustes, dijo, no temas, no te haré daño, solo quiero mirarte.
Ella sobrevoló su cabeza emitiendo una risa cristalina y se perdió entre las nubes.
Acercarse a ella sería difícil, pensó, no sería el pretendiente idóneo frente a esa familia que parecía odiarle.
Soñaba con Bea día y noche, su voluntad por poseerla era arrebatadora, sería su futura reina. Bea en tanto parecía más distraída que de costumbre, incluso Astrid notaba aquella extraña conducta. La hallaban suspirando por los jardines, leyendo escritos que intentaba hacer desaparecer en cuanto alguien se acercaba. Lo intuyó, la niña se encontraba enamorada, encontrar el sujeto de sus afectos sería escabroso, la pequeña dragón era hogareña, no salía demasiado y cuando lo hacía era acompañada por Ethan o su pequeño hermano. Preguntaría a ellos si sospechaban que pudiese ser atraída por alguien. Luz de Estrellas también notó su errático comportamiento.
En cuanto lo comentó con Tronco éste puso el grito al cielo, considera a la guardiana de Astrid como un miembro más de la familia jamás permitiría que tuviese un romance con cualquier hombre a su alrededor, ninguno la merece . Su esposa sonrió, pobre del chico elegido, el General Adley resultó ser la figura paterna más celosa que había conocido.
La fecha del parto de Luz de Estrellas se presentó esa noche de luna llena, el pequeño bebé emitió su llanto con fuerza, era un varón, un bebé gordo y precioso, el General lo contempló orgulloso, encontró los ojos de su esposa y en un largo beso le agradeció por sus hijos. Ella sonrió, Adley era la clase de hombre que disfruta ser esposo y padre, su mundo giraba alrededor de su creciente familia, sus hijos lo eran todo, un esposo y padre protector, esta vez presentó su nuevo hermano ante los chicos, cuando abrió sus ojos los demás mostraron sorpresa, sus ojos esmeralda anuncian la llegada del pequeño que sucedería al futuro Rey de su Clan. La noticia no tardó en llegar a la montaña de los Dragones, el clan se presentó oculto bajo las espesas sombras de la noche, Luz de Estrellas se sintió algo cohibida ante el poder de su nueva cría, sabía de antemano que al cumplir un año de edad debía realizar la prueba de sus ancestros y si era el elegido su educación estaría a cargo de los Antiguos Dragones, por lo que tendría que alejarse de él. Dudó por un momento que su esposo lo permitiera.
