Parte 4

Lilith la Reina de los Vampiros

// Parte 4 //

 — ¿Corte?  ¿De qué hablas? ¿Quién es Damos? Preguntó Lilith

Prisio intervino, mirando directamente a  las  figuras  preguntó  sin rodeos.

— Saben lo que conlleva  hacer una petición dentro de la corte;  ella debe saber en lo que se mete.

El líder la miro con detenimiento,  explicando  lentamente a Lilith

—La corte   se halla   en la dimensión Oscura, el gran líder Damos es un demonio encargado de proteger el inframundo y a sus criaturas.  Al hacer la solicitud deberás combatir a Fleros;  un dragón de gran  poder.  Si lo vences, la petición será concedida de inmediato, de otra manera te convertirás en una esclava de Damos.

La voz de  Deria se  dejó escuchar. 

— ¿Porqué debe ella ayudaros ?

El narri la contempló sin inmutarse.

—  Su destino es  ser una reina poderosa;  pero antes debe ocupar su lugar como guerrera, el respeto de dichos mundos será innegable, debe buscar aliados  en  él, Demos se convertirá en uno  si ganas  la batalla obtendrás su respeto, un eterno aliado.  Él  ha combatido a Raur.

—Bien, dijo Lilith, será mi primera misión, es hora de poner a prueba lo aprendido, ahora dinos donde será la Corte, qué debemos hacer?

—La corte se llevará  a cabo  en el centro de este bosque, un pasaje dimensional se abrirá  cerca del lago;  debes  ofrecer   tu propia sangre en el suelo del lugar, para ingresar al submundo.  Será  dentro de tres días.  Toma, dijo, sacando  un viejo pergamino de entre sus ropas;  conocerás a tu enemigo, lanza esto en un sitio oscuro.  Te servirá de práctica… ten  mucho cuidado, la prueba será tan real como si estuvieras frente a él. Los seres desaparecieron tan rápido  como habían aparecido.  Ella tomó  en sus manos  aquel pergamino algo arrugado y amarillento con unos símbolos y el dibujo de un dragón.

Prisio intervino.  Debes buscar un lugar adecuado .

—Sugiero  uno de los túneles que vimos al salir de las líneas férreas. Apuntó Deria 

¿Por qué no puedo hacerlo en casa? Preguntó Lilith con inocencia

—Las carcajadas de sus compañeros no se hicieron esperar, vaya no conoces las mascotas de Damos, ya verás dijo Deria con malicia.

—Prisio aclaró:  verás pequeña reina, si  sueltas el pergamino después de leerlo en nuestro hogar solo quedarán ruinas, el dragón es un ser gigantesco.  No debes temer, tu entrenamiento y habilidades serán puestas a prueba… será un juego de niños para ti

—Oh por supuesto, dijo Deria con sarcasmo, un juego, por lo pronto  iré a recolectar  algunas medicinas para tus raspones y magulladuras… ji ji ji ji, seguía riendo.

Lilith se molesto un poco con aquella sílfide fastidiosa, pero en su interior   existía  un poco de recelo para enfrentarse a aquel desconocido enemigo.  Antes de llegar de nuevo a su hogar revisaron concienzudamente  el túnel del que Deria hablaba.  Por lo visto la  ególatra  hada era muy lista. El sitio era perfecto, aislado , enorme, capaz de albergar a dos contendientes formidables.  La noche  siguiente  fue la escogida, ella observa  de nuevo el pergamino de entrenamiento.  Suspira  con alivio mientras se sentía reconfortada por la promesa de su madre de acompañarla  en su camino a convertirse en una reina guerrera, deseosa de probar ante el Gran Padre y su séquito, que una mujer  podía  ser dueña de su propio destino.

Capitulo 4 // La Gran Batalla

 El  día arrastró  con lentitud  sus horas ante la ansiosa  guerrera. Reviso  los  manuales con suma atención;  repaso uno a uno  los hechizos  e invocaciones basadas en las más refinadas artes oscuras del  supramundo. Cerca de la medianoche, junto a Rire,  y compañeros se dirigió al lugar del entrenamiento. El búho blanco se encargaría de vigilar la zona y  ahuyentar a los mirones. Una vez en el centro del campo de batalla, Lilith sacudió con su mano el pergamino repitiendo en voz alta  la cantinela escrita en ella en idioma sánscrito:

¡Despierte ya,  vigilante de la oscuridad, prueba tu fuerza  en esta contienda!

 El pergamino se elevó en el aire,  un pequeño remolino pareció sacudir la negra tinta que delineaba el monstruo, cayendo al suelo hasta conformar una enorme  y bestial figura. El engendro se volvió hacia Lilith, esta dio un respingo de sorpresa, su contrincante era formidable.  En su  trompa, cual jabalí, dos colmillos resplandecientes y afilados brillaban en la oscuridad, sus garras eran enormes, cada vez que daba un paso las enterraba en la tierra de manera profunda. De su nariz  un humillo verdoso anunciaba su poder para lanzar flamas.  Lilith  dio un paso atrás,  en su mano una espada en color turquesa resplandeció, un salto enorme hizo que la guerrera cayera sobre el lomo del dragón, este se sacudía con fiereza intentando quitarla de sus espaldas.  Lilith sintió como las duras escamas  atravesaban  su piel, levantó con fuerza la espada y la dejó caer sobre  el lomo del animal.  Este emitió un aterrador aullido,  intento revolcarse para quitarse   la enemiga que le infringía tanto dolor.La pierna derecha de Lilith quedó  atrapada  bajo el enorme peso del  gigantesco contrincante, ella intenta zafarse de aquella  monstruosa prisión, el  enorme  dragón volvió sus fieras fauces hacia ella, estaba listo para arrancar la cabeza de la guerrera de un bocado;  Prisio  estaba decidido  a intervenir,  Deria  cerró sus ojos suplicando por un milagro.  En ese momento, Lilith invoco la magia oscura;  el gigantesco reptil fue elevado por los aires, ella abrió sus alas de nuevo y se elevó hasta quedar frente a él, luego con una fuerza sobrehumana golpea  la  enorme bocaza del   mítico animal  que ya abría sus fauces para lanzar fuego.  Herido, se abalanzó sobre Lilith, que lo esperaba con  frialdad increíble,  ella se colocó bajo una   protuberancia  en  el cuello del dragón  y con fuerza hundió su espada.  Aquella terrorífica figura se desvanecía en pequeños  trozos de  pergamino…

Sus amigos corrieron hacia ella, preocupados por  las heridas  infringidas por aquel formidable enemigo.  Su brazo mostraba señales de la gran batalla. Una de sus piernas sangraba, igual que su frente, donde un pequeño hilillo de sangre llegaba hasta su boca. Ella sacó su lengua y  en un acto casi obsceno  lamió su propia sangre.

— Sabes, dijo mirando a Prisio, en verdad mi sangre tiene un sabor a ambrosía…

— Vaya vaya, dejo decir Deria, se supone que  yo soy la ególatra, quieres robarme el puesto que con tanta dedicación he  ganado

—- Claro que no, dijo Lilith sonriente, solo digo la verdad. Quiero ir a casa, mi pierna duele, creo que deberá regenerarse en unas cuantas horas, se aproxima la batalla verdadera, espero estar preparada.

— No confió demasiado en los  narris , y mucho menos en el Rey Oscuro. Creo que debes preparar algunos conjuros sorpresa… nunca se sabe. Dijo pensativo Prisio

—Es cierto, afirma Deria.  Hay algo que no termina  de  encajar en esto…

Damos observaba  desde su palacio la batalla,  miro con  pasión a aquella guerrera de gran hermosura y fuerza.

  El  narri  destinado a ser el emisario  dijo

—Lo puedes comprobar por ti mismo, luego de la  lucha con Flemos, ella será tuya, aumentará tu colección de reinas…

— No luchará  contra Flemos de nuevo, él no será un digno   contrincante para esta beldad, yo mismo me enfrentaré a ella… será una sorpresa.  Probará todo el poder de  Damos, será mi  nueva reina,  de eso no hay duda.

Dijo el demonio mientras  acariciaba su  barba.

Luego de que su pierna sana adecuadamente , Lilith siguiendo el consejo de Prisio, practicó  algunos hechizos.  Los tres partieron hacia  la laguna en el parque citadino.  Una luna  espléndida les recibió.  Las aguas  del lago se tiñeron de un color plata,  los  narris  rodearon el  lugar;  los tres compañeros tomaron sus lugares.  Desde una distancia prudencial, Rire, los ojos protectores de Gaia, miraban con preocupación aquel espectáculo.  Un torbellino de agua se elevó, bajo el  lago, un gigantesco pasadizo de escaleras emergió.  Narri  extendió su mano señalando a Lilith y sus amigos la escalera de caracol.  Ella dio el primer paso, sus botas  lucharon por no quedar pegadas en el fango del lago,  Prisio camino tras ella, llevando en su hombro a Deria.  Cuando estos desaparecieron por   el pasadizo, el agua volvió a su lugar, dejando solo un quieto lago y a Rire mirando desde unos   lejanos árboles.  Gaia intuyo la trampa. Llamó al  búho blanco a sus dominios, en cuanto éste llegó  a su presencia, la Gran Madre dio a  Rire un tubo plata con dos agujeros en él;  llévale a Lilith  dile que sople tres veces en cuanto se  sienta prisionera.

El búho obedeció;  desde un  paraje cercano al lago, esperó  su momento.

Mientras en el inframundo, la hermosa vampiro era recibida por un  demonio de apariencia tosca;  un  traje de  piel  similar a un cocodrilo  cubre todo  su cuerpo, una enorme espada era  sostenida en su mano derecha,  un rostro un poco aplanado , una barba de chivo en un mentón casi inexistente, orejas puntiagudas y unos ojos saltones, hacían de la figura de aquel engendro una lastimosa parodia de un  rey.

—Bienvenida amiga o debo decir futura esposa? Dijo en tono burlón.

Deria   observa a Prisio,  no cabe  duda, aquello era una trampa preparada por los hijos de la Luna.

Lilith  contempla  al demonio  hacerle un gesto invitándole  a tomar su posición en la arena. 

Ella le mira  mientras pregunta:

—Los  narris  dijeron que la lucha sería contra Flemos,¿ Han cambiado acaso  las reglas del juego?

La risotada de Damos no se hizo esperar.

— Por supuesto pequeña, dijo con sorna, en este mundo las reglas las hago yo.

—Dijeron que si yo ganaba  permitirías que  formen   parte de tu reino. Dijo Lilith 

—Oh, contestó  claro que si, ellos te han traído como  un  presente, si yo gano, lo cual pasará, tú serás  mi  esposa   435.  Pero no te preocupes amor, los primeros días serás la número  uno en mi colección, dijo tocándose con lascivia sus genitales.

Lilith  contempló  al demonio con rabia contenida.  Camino despacio, segura de sí misma al  centro del lugar donde se llevaría a cabo la contienda.

—Ya veremos Damon, dijo ella,   solicito a mi futuro esposo algo: si yo gano, tendré las prerrogativas que desee dentro de tu reino, al igual que sus dones y favores. De lo contrario no combatiré,  y tu sabes que es una regla inviolable en tu mundo, incluso para ti.

—¡ Ahhh! Cada vez me gustas más… dijo el demonio mientras  camina a su alrededor mirando la hermosa vampira con  deseo.

  —Trato hecho amor, estoy  deseoso de  tenerte esta misma noche como mi esposa, termino de decir mientras una enorme y rojiza lengua intento lamer la mejilla de   Lilith.  Esta dio un paso atrás rápidamente,  sacó su daga y pico la enorme lengua de aquel sátiro.

—Arggg se escuchó  en todo el lugar, pagaras este insulto, dijo Damos mientras se precipitaba  hacia  la guerrera  blandiendo fieramente su espada.  Ella alzó  vuelo, cayendo  sobre las espaldas del demonio,  golpeándolo  con la empuñadura de  su espada. Este cae  al suelo  de rodillas,  usa  su espada  como bastón, levantándose  con furia;  toma un poco de arena y la arroja sobre los ojos de la chica.

Maldito tramposo resolló Deria.

Mientras Lilith quedaba momentáneamente ciega, Damon  la golpea con  fuerza descomunal en su estómago.  La chica cae pesadamente sobre su trasero, mientras observa  una sombra venir hacia ella, rueda sobre su cuerpo  poniéndose a salvo del embate de Damon.  Cientos de pequeños  demonios empezaron a rodear la arena, utilizando tridentes y dagas para herir a  Lilith. Incluso los narri participaban de aquel encarnizado ataque, en tanto, Prisio y Deria se defendían con ahínco en una de las esquinas de la enorme caverna. 

Lilith  alcanza  su daga,  vuela  sobre la  zona de la batalla invocando un hechizo  de protección hacia  los  enemigos, una fuerza invisible los  golpea dejándoles  sobre el suelo, incluso el rey Oscuro debió levantarse  aturdido, momento  aprovechado por  Lilith para lanzarle sus erizos de plata. El demonio  lanza  un grito de dolor, estos se habían incrustado en su pecho, una sangre espesa y tibia manaba de sus heridas.  Lilith mira con decisión, lanzándose hacia el demonio,  lo  sujeta por la espalda y con su mano  jala  hacia atrás el cuello del ser para hincar sus filosos dientes  en  Damos La sangre del demonio corre  por las venas de Lilith de manera torrentosa. Este suplicaba por su vida:

—¡Déjame, déjame, eres libre, vete ya!

Ella  hizo un esfuerzo sobrehumano para soltar las  arterias que de manera placentera satisfacían su primitivo  instinto  de sangre,  soltando  su presa;  su lengua se encargó  de limpiar de sus  labios aquella espesa y negra sangre;  las gotas de esta que caían sobre la arena lo hacían como un horrible y fétido ácido. Pero en Lilith aquella fuerza oscura renovaba su ser dándole fuerza descomunal.  

Damos cayó sobre sus espaldas,  sus sirvientes corrieron hacia él para detener la hemorragia. El demonio apenas logró ponerse  de pie con ayuda de todos ellos, luego señalando a Lilith dijo:

—¡Matenlos ya!  Ordenó a sus guerreros. Que no quede  rastro de ellos  en mi reino.

La princesa vampiro  dio  un paso  atrás, sus amigos se unieron a ella, eran demasiados entes,  acabarían con los tres en cuestión de  minutos.  Prisio se prepara  y toma una de las espadas,  nunca antes había usado una, pero no dudaría en hacerlo para proteger a Lilith, Deria preparó  su polvo dorado, Lilith invocará  los hechizos a su alcance,  era un hecho, prisioneros de aquel mundo las probabilidades de  sobrevivir eran escasas.  Sin embargo morirían con hidalguía.  Los demonios se acercan amenazadoramente… 

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