
Lilith la Reina de los Vampiros
// FINAL //
Deria que escuchaba cerca, hizo un gesto señalando que se encontraba de acuerdo.
— Es cierto Lilith, te dire algo, Ludvia tiene un punto débil, su rostro, ves como parece brillar, es un bálsamo que utiliza , la piel de su rostro es sumamente sensitiva en este mundo lo cual le causa gran dolor. Toma, dijo dándole a Lilith un poco del polvo que desprendía su cuerpo. Te servirá .
La joven aceptó. Ludvia miraba a la chica con cierto odio en su mirada. Era tan bella, tan diferente a ella; sabía que su rostro no inspiraba más que temor en quienes la conocían.Incluso en el supramundo siempre fue una especie de paria. Trato de absorber las esencias de las bellas diosas que se mofaban de ella, en un intento por obtener su hermosura. Su padre terminó por expulsarla . Ahora podría volver si logra vencer a Lilith.
La zona fue despejada, Ludvia llamó a sus sirvientes quienes le quitaron la capa que colgaba bajo sus hombros; unas alas negras surgieron de aquel cuerpo blancuzco, una especie de mariposa mutante. Lilith se prepaó. La lucha daría inicio en cuanto el gong que pendía de una de las paredes se hiciera escuchar, pero eso no sucedió. Ludvia se anticipa lanzando un rayo de energía sobre Lilith, una luz rojiza golpea a la vampiro en el pecho, un dolor indescriptible recorre su cuerpo, parecía ser un fuego que quemaba su corazón y pulmones al mismo tiempo. La reina de la noche intenta lanzar un segundo rayo, pero Lilith lo esquiva volando en el aire con una sorprendente habilidad, las alas poderosas de Lilith pueden replegarse y maniobrar en espacios pequeños. Ludvia pretendía hacer lo mismo, pero sus enormes y torpes alas chocan contra las paredes. Lilith aprovecha aquella ventaja, su enemiga intenta alcanzarla de nuevo con sus rayos, Lilith se sostiene en el aire a la espera de que Ludvia dispare, en cuando su enemiga envía su ataque, Lilith da forma a un espectacular torbellino con su cuerpo ; el rayo fue asimilado por éste y enviado a todos los rincones del lugar; varios de los súdbitos de Ludvia mueren al ser impactados; el naga y Deria escapan del certero ataque ocultando sus cuerpos bajo las mesas del banquete. La reina se encuentra furiosa, enviando todo su poder contra la joven; Lilith apenas puede reaccionar : algunos de los aliados de Ludvia, la atacan por la espalda; Prisio no debe intervenir, ese fue el pacto. Ludvia se prepara para rematar a la chica, pero ésta lanza hacia su rostro el polvo dorado de la pequeña hada. El grito de la reina no se hace esperar. Su rostro parece quemarse ante el efecto de aquel ataque. Su desesperación por tratar de que su piel volviera a respirar era frenética. Lilith se apiadó de ella.
—Déjame ayudarte, dijo con gentileza.
Ludvia de rodillas, en el suelo le decía:
—No es suficiente lo que has hecho, toma , le dijo tirándole un cartucho de metal. Allí están los mapas de los pasajes.¡ He cumplido mi promesa, vete!
— No, antes te ayudaré, dijo inclinándose ante aquella desdichada reina, mordió su muñeca dejando que su sangre manara de la herida, rociando el rostro de Ludvia, recitando frases dotadas de magia curativa. Esta sintió un gran alivio Lilith observó sorprendida. La piel de su infortunada enemiga recobra un tono lozano, sus labios dejaron el aspecto agrietado y tosco para convertirse en hermosos y sensuales. Los ojos asombrados de los que la miraban no daban crédito al cambio en ella.
Ludvia acaricia suavemente su rostro ; algo había cambiado, con vehemencia solicitó un espejo a uno de sus sirvientes. La exclamación en su voz era de alegría y sorpresa.
—¿Qué ha pasado? ¡Soy hermosa! Mira, mira decía a Lilith; ¡ No siento dolor en mi piel! ¿Cómo lo has logrado?
—Es una vieja magia utilizada por las diosas. Responde Lilith.
—¿Quieres decir que fui estigmatizada por mi fealdad habiendo una cura para ello? Tanto dolor … si las diosas lo hubieran querido me habrían ayudado. ¿ Por qué tal comportamiento? Son espíritus poderosos…
—A pesar de ser dioses no están exentos de mezquindad, aun no han alcanzado la perfección, por lo que suelen regodearse con el dolor de los demás… dijo Lilith convencida de sus propias palabras.
—-Disculpa, fui una necia, dijo Ludvia estrechando la mano de Lilith, me queje del comportamiento de los dioses y termine actuando de manera similar. Toma, dijo mientras ponía en sus manos un pequeño dije azul. Te dará aviso cuando Ra Ur se acerque. Espero que tengas suerte, luego, uniendo sus manos dijo en voz alta : no temas pedir mi ayuda, princesa del inframundo, seré tu aliada. Inclinó su cabeza en señal de respeto, dando por terminada la reunión.
Al salir, Rire emitió su característico saludo. Fuera del lugar esperaba pacientemente a su ama. Esta vez Gaia no había intervenido. Prisio miró a Deria con satisfacción; pronto Lilith estaría lista para la gran batalla.
No lejos de allí, un gigante de apariencia andrógina, observaba con sumo detalle los signos de la atmósfera, volaría hacia el sur, último sitio donde los sensores del supramundo detectaron la esencia de Lilith. Respiró hondo, alcanzó de su cintura una de las bolsas de viajes atada a un cinto de metal; de allí sacó unos cuantos espíritus duales, y los devora rápidamente. Debía seguir su viaje. Una gigantesca sombra se dibujaba sobre el suelo, pequeños animales se escondían bajo tierra, RaUr estaba en el mundo humano. La muerte recorría el paisaje lentamente, mientras el verdugo se regodeaba con el hermoso paisaje. Pronto encontraría a su víctima, sería cuestión de minutos acabar con ella; luego podría regresar a su mundo…
La mañana transcurrió con su vida cotidiana dentro de la enorme vivienda. Rire , atento, miró hacia el cielo. Levantando el vuelo se dirige al sur, su instinto de protección le indica que algo se aproxima … una brisa fría recorrió sus plumas. Prisio lo observa alejarse. Deria se acerca un tanto preocupada.
—He sentido el llanto de diminutos espíritus al ser devorados.
La tierra me ha advertido también amiga, la muerte se acerca; es hora de preparar a Lilith.
Lilith sube hasta la azotea del edificio; ambos amigos la esperaban. Deria la toma de la mano advirtiéndole mientras le señalaba al sur:
— Ra Ur viene hacia acá, no sé cuántos días tardará en llegar, debemos prepararnos
¿Como lo sabes? Preguntó Lilith con rostro serio.
Prisio intervino:
— La tierra lo ha sentido pasar, debes estar lista; practicar con ahínco la magia de los mil espejos será necesario…
—No quiero tener que huir naga; practicaré con mi espada también. Es hora de la verdad, debo encontrar toda la fuerza que sea posible, no huiré de nuevo repitió ante ellos, mi destino se cierra aquí. Si huyó , RaUr me perseguirá por el resto de mi vida, si pierdo, podré descansar en paz.
Sus amigos la miraron con respeto, inclinando su frente ante la figura de aquella guerrera. Los días siguientes estuvieron repletos de acción, luchas por la mañana, práctica de magia por las tardes; estrategia durante las noches. Rire inició con un extraño ulular… ella contempló el dije azul que Ludvia le había obsequiado y que ahora pendía del brazalete en su mano. El cristal destellaba. Deria y Prisio se presentaron de prisa en la enorme cocina.
—Ha llegado, dijo Lilith con voz confiada.
— Bien, exclama Prisio; debes utilizar tus dones para llegar hasta la dimensión donde la lucha será llevada a cabo, no podrá ser en este plano, no debe haber testigos humanos de la batalla.
— ¿Quienes estarán allí? Pregunta Lilith
La voz de Gaia retumba en el sitio: él te espera hija, junto con algunos esbirros de la corte y el Gran Padre. Lucha con honor pequeña, desciendes de un humano poderoso y la diosa madre. Ten coraje. Utiliza tu inteligencia y tenacidad, Raur es poderoso sin embargo su anhelo de terminar pronto con el enemigo, le resta prudencia. ¡Tienes mi bendición amada hija!
Lilith se preparaba para la gran batalla, su traje de guerrera deja ver un cuerpo escultural, su largo cabello cae por su espalda como una cascada de fuego… las hermosas alas similares a las de un ángel, lucen espléndidas; antes de partir al plano del inframundo donde se hallaba la arena de lucha, toma a Rire en su mano, restregando su cara amorosamente contra las plumas del búho. Luego se dirigió a Deria, tomándola en la palma de la mano le dijo: ha sido un honor luchar a tu lado hada. Por último se dirige a Prisio quien la contempla con devoción, se acerca a él; este estira su mano con la palma abierta con la intención de despedirse; ella sujeta la mano y con fuerza atrajo al distraído naga hacia ella, dándole un furioso beso, al que Prisio respondió con la misma pasión. Luego acercándose a su oído le dijo: sabes naga he aprendido una gran lección, el amor es el único bálsamo en este mundo maldito que te hace sentir vivo y bien. Cuidate, tengo la intención de volver a tus brazos. Lentamente se coloco en el centro de la habitación, levanta sus brazos haciendo la mágica invocación:
¡A las arenas de guerra! Grita con fuerza.
Ella desapareció en medio de un remolino. Prisio observa a Deria diciendo:
— Deseo con todo mi corazón estar en ese sitio.
— Lo sé, dijo ella, yo también y creo que Rire igual. Y bien, qué esperamos dijo, lanzando el tubo de metal con el mapa de los pasajes al piso. El naga la mira con complicidad. No tardarían en llegar al sitio.
Las arenas constituían un sitio extraño, rodeado por una niebla de color rojizo; cerca de ella, en el lado norte, un atrio en forma de gradería resguardaba el Gran Padre y algunos de sus más fieles súdbitos. Frente a Lilith , un enorme gigante blanco, con alas transparentes que dejan ver todas las articulaciones oscuras, unidas a una delgada membrana; se mostraba ansioso de terminar con aquella vampiro insignificante. Su rostro tenia dos orificios por nariz, sus enormes ojos en color negro, parecían absorber toda la luz; una leyenda relataba que quien miraba directamente a sus ojos podía observar su propia muerte. Una boca repleta de afilados dientes en forma de v invertidas le daba un aspecto verdaderamente terrorífico. Una larga espada, pendía de su cinto. Su vestimenta la formaba una camisola con un pantalón hecho de un tejido entrelazado en forma de telaraña. Un chaleco cubría su corazón, cada capa de aquel metal estaba formado con los hilos de plata de las vidas arrancadas por aquel demonio de devastación.
Es el primero en lanzarse al ataque. Lilith evade los primeros golpes dados con aquella poderosa espada. Su estrategia consistía en estudiar los movimientos de aquel gigantesco guerrero. Mientras huía de un golpe certero con la espada; RaUr utiliza una cadena formada de eslabones con los huesos de sus enemigos para golpear a Lilith en una de sus alas. Esta dio un quejido, cayendo al suelo; el guerrero se prepara para dar la estocada final; Lilith espero que se acercara lo suficiente; cuando RaUr estuvo lo bastante cerca, ésta utiliza la daga para clavar el pie izquierdo del gigante sobre la arena. Ra Ur dio un aullido de dolor ; en ese momento sus amigos llegaban a la arena, logrando ver a Lilith herida. Prisio intenta ingresar , una barrera invisible le detiene.
—Recuerda, dijo Deria, la arena no permitirá que ningún aliado intervenga, será una lucha justa.
Lilith recibió un certero golpe sobre su brazo derecho, la daga cayó al suelo ; RaUr intentaba desesperadamente acabar con ella. Lilith recordó las palabras de su madre. Mira a su contrincante volar hacia ella con la espada en alto para rematarla; ella coloca un puñado de tierra en sus manos lanzándola con fuerza a los ojos de su contrincante; este pierde contacto visual con ella; hasta que un murmullo proveniente del atrio acalla el fragor de la batalla; Lilith se posiciona en la espalda del gigante, sus colmillos relucen como dagas de metal, en un segundo las logra clavar con furia sobre el cuello de su enemigo; la sangre fluye por el pecho del luchador; Lilith frenéticamente toma su parte de aquel líquido con un intenso y pesado sabor a magia oscura. RaUr cae pesadamente de rodillas, intentaba en vano tomar a su enemiga para lanzarla lejos de él. La voz del Gran Padre se escucha:
—¡Déjalo vivir Lilith, no te atrevas a matarle! Ella se detuvo por un momento, volviendo su rostro ante el imponente Dios del submundo que le ordena detenerse, y sosteniendo el cuello de RaUr en la misma posición continúa succionando la vida del temible monstruo.
Luego lo suelta, como si dijera que ha perdido el interés; la cabeza del gigante tocó con estruendo el suelo.
—Has quebrantado tu propia ley, dijo Lilith al Gran Padre, te has inmiscuido en la batalla, por lo que yo soy la ganadora. La sangre del arcángel de la muerte recorría sus cuerpo de forma siniestra. Su voz se enronqueció; su cabello rojo se convirtió en un negro azabache; sus ojos resplandecían con furia.
— Es cierto, confirmo Gran Padre, reconozco tu victoria. Pero tú también has perdido… la sangre del gran RaUr recorre tus venas; te convertirá en la guerrera más poderosa que se ha conocido, o se transformará en un ácido que corroerá tus venas hasta destruirte.
Lilith no pudo terminar de escuchar las palabras del dios; su mente se nublaba con terribles imágenes de muerte y desolación. La comitiva de espectadores desaparece, llevando consigo a RaUr mal herido. Prisio, Deria y Rire corren rápidamente a las arenas intentando auxiliar a la guerrera que se debate en medio de dolorosos espasmos… Gaia llega hasta ellos.
Mirando a su hija retorcerse con violencia se inclina y sujeta la cabeza de Lilith con sumo afecto.
—¿Puedes salvarla? Pregunta Prisio con desesperación en su voz.
—No, dijo ella, Lilith debe luchar contra la sangre del ángel de la muerte. La llevaremos a casa, dijo con tristeza. Por ahora es todo lo que podemos hacer.
La guerrera lucha con tenacidad, esa mañana, pese a los cuidados amorosos de sus amigos, la piel de Lilith tomoaun matiz pálido, sus ojos perdieron el brillo, su cabellera se torna aún más negra, su respiración era irregular. Prisio la contempla con sumo dolor, la besa con fervor y luego se reclina sobre su oído murmurando:
—Recuerdas lo que dijiste; el amor es la única y maldita cosa que vale la pena en este mundo! Es cierto, no te vayas, nos esperan muchas aventuras. Por favor no me abandones.
Ella parece agitarse un poco y luego da un enorme suspiro. Prisio sale rápidamente en busca de Gaia y Deria, espera que ellas le corroboren la fatal noticia; al regresar, Lilith se hallaba sentada en su cama, sosteniendo a Rire y acariciando el plumaje de la cabeza del búho.
—Vaya, lo lograste, dijo su orgullosa madre. ¡ Tu sangre logró dominar a la de RaUr, mira! Le dijo en tanto pone un espejo en sus manos.
Lilith da un respingo de sorpresa, su cabellera rojiza se mezclaba junto con mechones negros como la noche. Su belleza ha aumentado; sus ojos cambian de color como en un caleidoscopio. Pero lo que más seduce su atención eran aquellos finos colmillos de plata que refulgen dentro de su boca. Se sentía más fuerte, más segura. Una tenue calma emanaba de su ser.
Prisio la contempla con admiración. Deria trata de buscar en su cuerpo marcas que le asocien con el ángel de la muerte. Pero era todo. Lilith seguía siendo ella. La noche transcurre en medio de una amistosa velada. Gaia se despidió de su hija, se verían pronto. Deria estaba cansada, Rire alcanza con su vuelo una de los inmensas vigas que cubrían el techo, intenta descansar; Prisio no dejaba de observar con ojos absortos a Lilith, ésta se acerca al naga, le sonriendo maliciosamente mientras dice :
—Sabes naga, tú debes cumplir la promesa que hiciste…
—¿Promesa? Dijo él con una mirada de interrogación.
—Si, dijo ella, soltando los tirantes que sostenían su bata de gasa roja, dejando caer su ropa al suelo… cierto naga estuvo de acuerdo conmigo en que lo único que hace este universo aceptable era el amor… quiero que lo pruebes…
— Se aproxima a Prisio , besándole lentamente, el naga responde sin inhibiciones; ese amanecer ruidos de placer provenientes de la habitación de Lilith llenaban el aire. Ambos disfrutaban de su amor.
FIN
