Esquinero marca de agua

Los Señores de la Oscuridad

// Parte 1 //

Rendaf   camino despacio por  el sendero cubierto de rocas y algunos  árboles secos;    la   entrada del cuartel estaba  cerca, tras él, su segundo Dionis  y el resto de la tropa le seguían.  Después de seguir por una vereda sinuosa, la luz de la luna alumbro el   camino  de los guerreros hasta la entrada principal de aquella caverna ;  cientos de antorchas con cristales de luz a ambos lados del pasadizo alumbraban el camino hacia el salón principal del cuartel de los Señores Oscuros.   Sofás, sillas y mesas esparcidas por el lugar,  daban    al  ambiente el aspecto  señorial de un club para caballeros ,  y no    un  refugio  para aquella tropa.  Pequeñas luces titilantes recorrieron cada uno de los soldados, señalando las heridas  que serían tratadas   en la estación médica. Rendaf  miro con   molestia sus botas manchadas de sangre, las quitó de sus pies  para lanzarlas  a un lado, luego   contempló  su espada, aun  tenía  restos de sangre tibia en ella,   la limpió con furia en su chaleco de protección.  Algo en su ser se revela,  era un guerrero  de gran envergadura, su linaje desciende de los guerreros oscuros más famosos:  los   Crisso.  Pero esa noche la vergüenza  se adueña de su espíritu.  Eran chicos, algunos apenas sabían manejar  las armas que portan ,  se sujetó  la cabeza y miró al suelo;   hace  cuánto  tiempo    sucedía esto , ahora  era  más frecuente encontrar estos soldados que a duras penas salían  de su adolescencia.  Dónde estaban los guerreros  básicos?  ¿Porque los Dueños, sus líderes enviaban   estos contingentes de colegiales?  

Distaba mucho de sentir hidalguía frente a estos chicos que morían como moscas, sin importar su sexo, edad o conocimiento militar, era como si un boina verde entrara a una escuela de párvulos a luchar contra ellos. Miro a Dionis  tomar su uniforme y llevarlo a los depuradores, él le siguió haciendo lo mismo.
Sabes Rendaf, dijo su segundo,  hoy tuve que golpear a una chica en la sien para intentar salvarle, quedó inconsciente en el bosque, espero que pueda   huir.

—Intenté  traer prisioneros, pero estos soldados son como  tiburones al sentir la sangre, dijo Rendaf.  Creo que  esta guerra apesta amigo.

—Shhh, si los líderes  escuchan será nuestro fin. Sentenció el oficial.

—No deseo manchar más mi espada con la sangre de  niños… si algo no cambia   te juro que me largaré.

— Vamos amigo, necesitas descansar;   los alimentos y el vino  están sobre la mesa, y algunas bellezas  han venido a hacernos compañía, señalaba Dionis mientras dos hermosas mujeres se acercaban a ellos.  El agradeció el gesto, pero gentilmente rechazo a la   escultural  mujer diciendo:

— Estoy  exhausto, solo deseo dormir y se retiró a grandes pasos.  Su habitación era  limpia y prolija ,  una  hermosa espada decoraba el sitio junto a los retratos de su padre y abuelo.  Los  Crisso  eran un clan reconocido por su fuerza y capacidad militar;   los Señores de la Oscuridad más temidos por su coraje  a la hora de luchar.  Esa noche  Rendaf  soñó que su padre tomaba  la espada que le había obsequiado siendo apenas un adolescente  ,  la lanzó al  vacío mientras  decía  con  un gesto de desaprobación en su rostro:

No la mereces

Despertó  malhumorado, un mensajero llegó a él para anunciarle que su presencia era solicitada en el salón de los Líderes Oscuros.  Suspiro con fastidio.    Dionis le esperaba en las plataformas de viaje; allí,  cilindros de metal  llamados  viajeros  esperaban pacientemente a ser tomados por  cada pasajero.   La velocidad de los artefactos  era impresionante, la voz de mando de Rendaf   pidió  ser llevado al   Gran Salón.  El   viajero  disminuyó  lentamente la velocidad para detenerse en un andén,  allí, rodeado de gigantescas columnas, un atrio  interno presentaba un círculo de altas sillas de marfil, talladas primorosamente, con largos respaldos que  llegaban casi hasta el techo del salón.  Los Seis Señores, los líderes, se hallaban junto a un grupo de guardas, y a el general  Cruss llamado Lengua Negra, mote dado por sus subalternos reconociendo su habilidad como lamebotas de todo superior que se atravesase en su camino.  

Rendaf camino hacia el lugar, no sin antes tener que pasar por el mercadillo, allí escuchó la voz de  un conocido:
—Eh Rendaf, ya no te dignas a visitar a viejos amigos.   Escuchó  decir con  ronca voz.

Rendaf observó  con curiosidad,  un viejo tendero, de aspecto descuidado se interpuso en su camino.  Dionis  intentó  quitarle  del paso ,  Rendaf  le detuvo 
 
— Histag,    amigo, cuánto tiempo ha pasado!  Dijo  mientras abrazaba al tendero.

—Bastante,  no olvido cuando acompañabas  a tu padre y abuelo a buscar armas.Observó  el mercader  con una gran sonrisa.

—Por supuesto, mira, todavía tengo algunas de ellas, dijo mostrándole algunas dagas  atadas a su cinto.
—Tengo  más en la trastienda, dijo con emoción el anciano

—Te  agradezco Histag, pero me gustaría tener algunas armas un poco más defensivas,  entiendes…

—Oh claro, ven conmigo, dijo mientras  toma del brazo  a Histag como si fuera un niño.  Tengo algo para ti , tocando un panel, la pared  se separó mostrando  unos cuantos anaqueles repletos de artefactos y piezas extrañas.  Con orgullo aseguro:  todo lo que miras aquí es lo último. ¿ Ves esto?  Proviene de la dimensión prohibida;  un pequeño contrabando, dijo riendo mostrando  sus dientes de metal: mira,   es  un  dispositivo neural, te dejará inconsciente, nunca sabrás qué te golpeó.  Este es un aturdidor,  atontara lo suficiente  al enemigo para hacerle  picadillo ; pero este es mi favorito, dijo señalando un frasco ámbar, este es el  olvido, soplas un poco al rostro de tu enemigo y zas!  Olvidará  qué diablos hace y quién es.  Puedes llegar a convertir a tu más acérrimo  enemigo en tu leal colaborador…   maquiavélico no ? Todo esto te lo daré por  un  precio de cincuenta monedas de plata, eh!

—  Histag, te pagaré treinta y cinco monedas, sé que es el precio justo, viejo truhán, le dijo de manera cómplice.

—Bien, quien soy yo para discutir con un Crisso, trato hecho joven.
  
Restaf colocó todo en su morral, Dionis llega un tanto agitado.
—Vamos ¡   Han enviado a los guardianes a buscarnos.  

Su amigo no  respondía  , su mente saborea el recuerdo de sentirse en aquella tienda y recorrerla de la mano de su padre. 

En cuanto  se presenta  al atrio, Lengua Negra fue el primero en  inquirir :

—Vaya, hasta que te has dignado a llegar, sabes que sus altezas han esperado cerca de quince minutos…
Restaf lo ignoró. Luego dirigiéndose al Consejo dijo:

—Lo siento señores, si hubiese sabido que   mi presencia era tan necesaria no los  hubiese hecho esperar.
El  Señor  principal  hablo:

—  Restaf necesitamos que  seas el encargado de guiar   nuestras tropas a un último asalto al bando de los Dueños. Hemos sabido por nuestros espías que los  básicos   tienen su campamento   en el mundo Diurno;   sabes que nuestras tropas temen subir a la superficie,  esta vez es necesario;  solo de esa manera  terminaremos con esta guerra.  La orden será dada dentro de tres días;  el general  Cruss    estará a cargo de las labores estratégicas.
Este se coloco en el medio del salón como un pavorreal:

—Bien, dijo, este es el plan, atacaremos al atardecer, lo haremos por sorpresa, no dejaremos con vida a ninguno de esos malditos  básicos, dijo con  orgullo.  Un pequeño grupo de seguidores aplaudió tímidamente.  Restaf miro a Dionis con preocupación.  

La sesión se dio por terminada.  Ambos se dirigieron callados al cuartel, en cuanto los  viajeros les dejaron en el cuartel Restaf habló  con Dionis.

—Esto no me gusta nada amigo,  pelear en la superficie, en el Mundo Diurno, es algo  inusual, sobre todo si    un charlatán    lo ordena.

—Estratega,   escuchaste Dionis,   ese tipo  en su vida ha estado en una verdadera batalla; mucho menos  en  el  mundo   diurno.

— Algo no anda bien, lo presiento, los Dueños, nuestros enemigos , envían  soldados débiles, mal entrenados, a dar la batalla final por el poder?

 — Tienes razón, respondió Dionis algo no calza en este rompecabezas, creo que los líderes  han  llenado de humo sus cabezas con las últimas  victorias .

— Quiero ver con mis propios ojos  lo que los espías  han reportado,  dijo a Dionis.

—Qué piensas hacer amigo? Preguntó su  compañero de armas.

—Ir allá,  verificar si   los enemigos a vencer continúan siendo tropas de   adolescentes , quiero saber qué  ha pasado con los verdaderos  guerreros  básicos , qué sucede  detrás de esta  lucha desigual, no pienso seguir alimentando mi espada con la sangre de esos chicos, prefiero renunciar a esto…

— No puedes hacerlo Rendaf, eres un  Crisso, la mayor parte de nuestras tropas te seguirá al mismo infierno si es necesario, confían en ti, no podrán combatir en el mundo diurno sin tu liderazgo … Advirtió  Dionis 

— Esta noche partiré, mi sentido común  me lo ordena amigo, debo saber   qué sucede .

—Bien, te acompañare, dijo  Dionis  con firmeza en su voz.

—Olvidalo,  replicó Rendaf,  sabes lo que sucederá si me descubren.  

—Lo sé,   amigo , es mi elección.  Además no conozco el mundo diurno,  tengo algo de curiosidad. 
 
— De acuerdo,  dijo Rendaf, conocía muy bien a su amigo;  nada  le impediría acompañarle.  Esa noche, durante el cambio de turno, ambos partieron sigilosos, cual ladrones, el guerrero conocía muy bien el camino, los senderos, las pequeñas bifurcaciones que conducían  hacia la temida superficie.  El ducto apenas dejaba espacio para sus cuerpos;   una escalerilla de metal dio por terminado el camino;  Rendaf fue el primero en salir; las estrellas y una luna llena  ilumina  el pequeño parque al que lograron acceder.   El sitio era muy hermoso;   caminaron hasta llegar a unas calles aledañas ;  Restaf intentó recordar  cuales eran las vías principales; poco a poco el sol  llenó la mañana;    el joven  recorrió despacio las calles hasta llegar al sitio adecuado; aún se hallaba ahí.  Esperó  pacientemente a que el hombre de apariencia árabe abriera la pequeña tienda.  Extrajo de su morral las monedas antiguas de oro y plata, poco tiempo después salió, Dionis le esperaba   cerca de allí,  el sol empezaba a afectar al oficial.  Lo tenemos, dijo mientras le mostraba a su amigo un enorme fajo de billetes.

— Oye, qué mal huele esa cosa, dijo con repulsión  el oficial

— Vamos, te acostumbrarás, es el olor que desprende al ser tocado por cientos de humanos, buscaremos un refugio, toma, le dijo dándole una pequeña cápsula azul.  Nos mantendrá  bien  hasta que lleguemos al hotel.
Dionis miraba con admiración cómo su amigo se manejaba como un pez en el agua en aquel mundo. Al preguntarle a Rendaf como lo logra, este  sonrió.

—Tu sabes que es prohibido para nosotros acceder al mundo humano, pero mis antepasados fueron Crisso ,  tenían acceso a muchos   privilegios, había secretos que guardaban celosamente, y éste es uno de ellos, todavía  puedo recordar de la mano de mi padre o abuelo, llevándome por diferentes sitios, mientras debía aprender lugares y costumbres humanas…Este es, dijo mientras llegaban a un pequeño hotel.

 No  bueno ,  tampoco demasiado malo, según opinión de Dionis.  Cerraron las cortinas de la habitación,  el aire acondicionado les hizo sentir mejor, dormirían un poco; saldrían a buscar el cuartel  básico al atardecer.  
Antes de salir, Rendaf  colocó en su muñeca un pequeño dispositivo, ayudaría a localizar  a los  básicos.
Busco los datos dados por Lengua Negra,  el lugar indicado era una antigua iglesia destruida  durante  un incendio.  Se localizaba a once calles del hotel.  Su amigo hizo un mohín de disgusto preguntando.
—Diablos, caminaremos  por todas esas calles? Todavía no me acostumbro a este lugar… me siento un  tanto aturdido. Replicó con algo de molestia en su voz Dionis.

— Buscaremos transporte, ya veras, dijo, mientras salía a la acera , haciendo señas a un auto amarillo.  Este los recogió de inmediato.  Cuando Restaf dió la dirección, el tipo trata  de hacerles cambiar de parecer.

— Oigan ustedes deben ser nuevos en la ciudad, hay sitios más atractivos que ese lugar, esas ruinas están embrujadas, todos aquí lo saben, por eso las evitan… podría llevarlos a un buen restaurant, a una discoteca, allí conocerán  chicas… o al cine

—Chicas, pregunto Dionis con interés

—Claro, las más lindas del continente. Contestó el taxista, pero Rendaf se muestra  decidido. 

—Gracias , pero  tengo curiosidad, iremos  a fotografiar el lugar, luego nos iremos

—Si insisten, dijo el taxista un tanto desilusionado.

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