
Terra Tenebrae
// Parte 1 //
Capitulo 1 // La Elección
Dentro del vetusto edificio de ladrillos enclavado en la colina de Silvertown una reunión de seres del mundo superior se llevaba a cabo.
Un hombre mayor, de aspecto adusto sacó de su vieja gabardina una vara de roble haciendo unas señales sobre el piso, la luz llenó el espacio. Angeles de hermoso aspecto llegaron hasta el anciano diciendo:
— Es demasiado Jethro, los inocentes mueren como moscas, no podemos mirar hacia otro lado, parece que los Guardianes solo somos una vieja historia. Mira, tenemos cientos de los nuestros recogiendo almas, preguntándose si deben seguir observando…
—Sé lo que sientes Santer, es un mundo violento…. No podemos intervenir, nuestro Padre tiene un plan…
El joven de rasgos extraordinariamente hermosos lo interrumpió
—Santer tiene razón Jethro, somos simple espectadores frente a terribles crímenes. Me pregunto porque estamos allí? No podemos intervenir y encauzar esas almas hacia la luz. El que hablaba era un hombre alto, moreno, de rasgos helénicos.
—¿Cuál es el maravilloso plan de nuestro Padre? Preguntó un joven de brillantes ojos esmeraldas llamado Helius, ¿permitir que los demonios acaben con todos los inocentes que hay en la tierra? ¿Entonces cual es verdaderamente nuestra función, verlos morir cruelmente mientras sus verdugos saborean su muerte? No deseo ser enviado como guardián, no puedo soportar ver morir a alguien más mientras el mal se ríe ante mis narices.
— ¿Acaso quieres convertirte en un rebelde? No recuerdas lo que sucedió con el escuadrón de Luzbel, deseas terminar como un demonio condenado a la oscuridad. Dijo sentenciosamente Santer, empero no soporto ser un simple espectador en un mundo donde se destruye a los más débiles. Es hora de actuar.
— ¿Y qué harás ? preguntó Jethro
— No lo sé, de lo que estoy seguro es que no pienso quedarme quieto frente a uno de estos demonios.
— Ten cuidado, dijo uno de ellos, recuerda que nuestro Superior tiene sus motivos.
—Estoy cansado de oír esa historia Santer, respeto todo lo referente al libre albedrío, pero qué sucede cuando no escoges ser la víctima? He visto como algunos arriesgan sus vidas recorriendo las sombras furtivamente… escogen el peligro como si fuese un juego del cual pueden salir ilesos, pero qué sucede cuando el cordero destinado al sacrificio es alguien que recorría un sendero de luz.
—Quizás por ello son más deseados por el mal… respondió Jetrho.
—Hay algo que no calza en este proyecto… si el mal toma esas almas inocentes sacrificadas en medio del dolor, todos sabemos que irán directamente a nuestras huestes. Se convertirán en ángeles poderosos. ¿Entonces por qué el mal desea aumentar nuestras huestes?
— Es algo tétrico, es un mensaje que parece indicar a los humanos que los demonios son más poderosos que el bien. Arguyó Ammer. El mundo ha cambiado, estamos en una guerra donde el mal parece manejar todo lo que está a su alcance para hacer notar su presencia… es una hegemonía mediática.La violencia se encuentra en horario estelar….
—Entiendo lo que dices, es hora de actuar. No permitiré que el mal toque a más inocentes, debe existir un cambio y lo iniciaré ahora mismo dijo el ángel guardián mientras extendía sus enormes alas blancas. Quién estará a mi lado?
El resto que formaba el grupo principal las extendió también como señal de acuerdo. El Ángel más anciano, inclinó su cabeza con desanimó diciendo:
—Estoy seguro que me arrepentiré de esta decisión, pero siento que debo acompañarles.
La luz tenue que emanaba de sus alas cubrió el salón. Inicia una nueva era, los humanos contaban de nuevo con fuertes aliados.
Jetrho, el más sabio del grupo advirtió con seriedad.
—Debemos buscar a River, él nos ayudará. No crean que será fácil, estaremos en medio de una delgada línea entre el bien y el mal.
—Quién es River, preguntó Santer al ángel mayor.
—Es un renegado, arrancó sus alas y prometió no estar jamás en ningún bando. Explicó Helius.
—¿Por qué hizo eso? replica de nuevo Santer.
— Fue designado el ángel protector de una hermosa joven de nombre Anais, ella poseía un corazón tan puro que River se enamoró de la joven, un pecado imperdonable para un guardián. Durante un largo viaje, sus padres y la chica fueron asaltados en una calle aledaña al hotel donde se alojaban, ella intentó proteger a su familia y uno de los asaltantes le disparó cortando su vida. El dolor de River fue tan intenso que atacó al hombre,y estuvo a punto de matarle, de no ser por la intervención de un dominio lo hubiese logrado. No esperó a ser llamado al tribunal superior, allí mismo arrancó sus alas y decidió convertirse en un renegado.
Pensó que de esa manera podría proteger a más inocentes.
— Es una buena historia, dijo Ammer, pero ¿qué tiene que ver con nosotros? Solo seremos ángeles guardianes dispuestos a proteger a inocentes.
—He ahí el detalle Ammer, explicó Jetrho, River ha quebrado todas las reglas que se nos han impuesto como protectores, y aun sigue en el mundo humano. Recuerdas que cuando rompemos un número de reglas igual o mayor a cuatro somos reasignados, volvemos a nuestro lugar de origen y olvidamos cuál era nuestra misión anterior? El ha logrado quebrantar la mayoría. Debemos entender cómo ha subsistido desde entonces.
— Y donde lo conseguiremos? Preguntó Santer.
— La última vez que supe de él estaba en la ciudad de San Francisco. Contestó Jetrho.
—Vaya, vaya, será tan fácil de encontrar como una aguja en un pajar. Dijo burlonamente Santer.
—No será tan difícil dijo Jethro, tuve la misión de encontrarle y llevarle ante los Superiores, ellos me dieron este dije azulado, señalará su posición.
—¿ Lograste alguna vez dar con él? Preguntó interesado Helius.
—Si, pero opté por dejarlo ir, es una larga historia, luego les contaré.
— Y tuviste que rendir cuentas ante el tribunal? Preguntó de nuevo Helius, el más joven del grupo.
— No, él me enseñó a mentir. Algo muy difícil para un ángel. Dije que había sucumbido frente a un violento humano.
— Y te creyeron? Inquirió de nuevo el chico.
—Creo que es lógico, estoy frente a ustedes. Ahora saben que al separarnos de nuestros protegidos muchos de nuestros poderes desaparecerán. No podremos volver junto a ellos, en este momento mientras llevamos a cabo esta reunión, están siendo reasignados a otros guardianes… debemos llegar a la ciudad valiéndonos de nuestra astucia. No podremos exhibir estas alas por lo que las sujetaremos a nuestro torso. No tenemos dinero, ni un lugar donde quedarnos… ni amigos. Será difícil, nuestra opción más acertada será encontrar a River cuanto antes.
— Jetrho, interrumpió Santer, necesitaremos ropa, estas túnicas son demasiado llamativas.
—Y qué haremos con nuestro halo, brillará durante la noche? Dijo preocupado Ammer.
— Es cierto, dijo Santer, que haremos? ¿ Robar en una tienda?
El resto le lanzó una mirada cómplice.
— Oh no, no, ustedes están locos, saben que no está bien robar….
— No robaremos, afirmó Helius, tomaremos algunas cosas prestadas, iremos a la sección de saldos y ofertas. Equilibraremos el acto despreciable, recuerda el viejo adagio, el que peca y reza empata.
La reunión se dio por terminada. Esa noche, un grupo de hombres de apariencia hermosa, entraban por la puerta trasera de una tienda, ubicada cerca del centro, uno a uno buscaron ropas a su medida, Santer tuvo problemas debido a su estatura. Helius tomó jeans y unos tenis en vivos colores. Jetrho escogió sacos y corbatas, Santer se probó unos jeans y algunos pares de camisetas. Ammer escogió camisas vaqueras y unas botas. Siempre le había encantado ese aspecto de vaquero de ciudad en los humanos.
Ahora sólo quedaba resolver lo del halo alrededor de su cabeza. Santer tuvo una idea, durante el día él mismo no sería un problema, al anochecer usarían gorros, sombreros e incluso turbantes si fuese necesario.
— Y qué sucederá si nos descubren? Pregunto Helius
— ¿Te refieres a los humanos? Dijo Santer un tanto preocupado
— Tu sabes a qué me refiero ¿crees que los Tronos se quedarán tranquilos ante nuestra desaparición? Enviaran algunos dominios, será difícil lidiar con los Superiores. Contestó Jetrho.
— Bien, es hora de andar por allí, quizás tengamos un poco de suerte o nuestro instinto no haya desaparecido del todo.
Durante la noche los cinco ángeles desertores tomaron las principales calles de la ciudad, estaban acostumbrados a mirar la parte más oscura de los seres humanos, pero eso no impedía que les afectase mirar aquellos seres tristes y llenos de desánimo drogarse o vender su cuerpo joven, casi infantil por algunos dólares para satisfacer sus adicciones. Uno de los vendedores de crack estaba siendo acompañado por un demonio jorobado llamado Dimitris, este miró de soslayó a los ángeles, para separarse de su compañero humano e ir hacia ellos.
— Eh, parece que los niños están muy lejos de sus cunas doradas, ¿ qué pasa? Andan buscando un poco de diversión, y reía burlonamente mientras les señalaba una chica tan joven que quizás apenas tendría quince años. Es justo después de tanta santidad tirar una canita al aire….jajaja
—¿Has visto por aquí a River? Pregunto Santer sin ambages
— Oh, ese maldito renegado , la semana pasada estuvo por aquí, eliminó a uno de los tipos que se dedican a vender chicos… ustedes saben. Yo solo acompaño a vendedores y proxenetas, pero ese tal Lince …. incluso tenía secuestrado a un pequeño de cinco años. River fue duro con él. Un Caronte vino por el tipo, sé por buena fuente que el maldito está en el infierno. Su amigo debe estar entre la Quinta y Broadway, hay mucha acción allí. Debo irme, mi humano ha tenido una débil señal de consciencia, piensa si debe venderle droga al adolescente que acaba de llegar. Iré a convencerle de hacerlo, dijo socarronamente, los humanos son criaturas tan patéticas.
—Helius contempló con desagrado al demonio mientras se alejaba.
—¿Debemos creerle? ¿ Cómo sabremos si nos miente? Dijo en voz alta.
— Es nuestra única opción, esta ciudad es muy grande, iremos hacia allá, solo son cinco cuadras.
En tanto un hombre alto, de cuerpo atlético y mirada triste, caminaba por el callejón, los gritos de la mujer le habían alertado. Una pandilla intentaba agredir a una de las prostitutas que trabajaban en ese sector. River observó a su mascota, un enorme gato negro y le dio la señal de alejarse. Dos de los hombres tenían a la chica en el suelo y desgarraban la ropa, los otros cuatro repartían las cosas que la mujer llevaba en su bolso.
— Están lejos de su sector, dijo en voz alta.
Los chicos lo miraron desafiantes.
—Quieres tomar parte, o quizás que te violemos con este tubo de metal marica! Vete de aquí, dijo el que parecía ser el jefe y cubría su cabeza con un gorro que decía Por un mundo mejor
El hombre no se inmuto y siguió acercándose. La pandilla se reagrupo frente a él.
—Bien, dijo el renegado con voz lenta, la manada se reagrupa, las hienas quieren una nueva presa. Es hora de empezar la función dijo sacando un largo báculo de plata.
Los pandilleros rieron.
—¿Crees que nos podras hacer daño con eso? dijeron mientras sacaban sus armas de fuego. Sin previo aviso dispararon sobre el ángel renegado. Las balas cayeron al suelo como si un muro invisible rodeará al hombre. El grupo apenas pudo asimilarlo. River se lanzó sobre ellos con furia impresionante. Varias cabezas sonaron hueco al ser reventadas por el arma de plata. Uno de ellos intentó atacar por la espalda, River apretó un dispositivo en su arma y la impulsó con fuerza sobre el estómago del pandillero, luego lo subió con fuerza varias pulgadas sobre el suelo dejándole caer no sin que antes las vísceras del atacante cayeran al suelo. El jefe de la pandilla miró con horror a su compañero, y huyó seguido por los suyos, el resto yacía sin vida sobre el suelo sucio del callejón. La mujer observó el sangriento bastón con horror intentando huir. River le tendió la mano diciendo:
—Aprende la lección, regresa a tu casa , tu niño te espera, quizás la próxima vez no estaré por aquí para salvarte. Ella huyó.
El gato negro regreso a su lado diciendo:
—Vaya un gracias no hubiera estado demás, los humanos son algo malagradecidos…
River limpió su arma, una luz mortecina llenó el sitio, Filipo el Caronte había llegado.
— Llenas muy rápido el infierno amigo, esta es la segunda vez en esta semana que recojo a tus víctimas. Debes tener cuidado, pueden enviar algún dominio a investigar.
El Caronte recogía las malvadas almas, algunas intentaban huir, demasiado tarde.
—Vamos chicos, dijo burlonamente, les quiero presentar a su Jefe Máximo, el Portal Infernus es un sitio bastante caliente, como les gusta a ustedes… vamos apresúrense, no quiero perderme su recibimiento. Eh por cierto amigo River, una de las virtudes se presentará por aquí pronto, tratala bien, es mi amiga. Dijo riendo a carcajadas.
— Lo que me faltaba, una de esas pestes persiguiéndome. Su paso presuroso le llevó hasta la calle principal, sus ojos avizores encontraron cuatro altas figuras que venían hacia él.
— ¿Estás seguro Ammer que se trata del renegado? Pregunto Helius
Esta cosa brilla como nunca, además no olvido a un tipo como éste. Riverrr! Grito Jethro con fuerza.
El ángel renegado sonrió. Recordaría esa voz en cualquier sitio. Era el viejo Jetrho. Pero qué hacía en ese lugar, y porque lo acompañaban tres tipos de más. Y sobre todo, ¿ por qué diablos un ángel escogería un atuendo vaquero? No eran humanos, el halo los delataba, creían que los sombreros y gorros escondería esa luz divina que emanaba de sus cabezas? Su mente funcionaba a toda velocidad frente a estas preguntas, apenas se dio cuenta de que se hallaban a su lado. Los miro despacio… jóvenes… novatos inexpertos en un mundo humano.
¿ De qué se trataba todo aquello?
Mientras River se hacía estas preguntas y Jethro le abrazaba efusivamente el resto intentaba acostumbrarse a aquel extraño ser frente a ellos. Su piel aceituna, ojos marrones, cabello negro y lacio, con una estatura impresionante, músculos pétreos y ropa tan sucia que daba la impresión de que el tipo no se había bañado en meses. Y luego aquel báculo de plata, con dos extensiones en forma de bola, repletos de signos esotéricos…. Ya una vez Ammer pudo observar un arma similar, en los dibujos sumerios que señalan a Tifón, un peligroso demonio que hundía la cabeza de sus enemigos con un solo golpe. ¿ Qué hacía el arma de un demonio sumerio en manos de un ángel? Y cuando aquel gato enorme y negro se acercoó al grupo y habló con ellos, las dudas sobre el lado en el que trabajaba el ex ángel fueron devastadoras.
— ¿Qué diantres hacen estos novatos en la calle?¿ No saben que los demonios olfatean a los tontos a miles de leguas?
— Cálmate Gesis, le ordenó River al gato. Jetrho es el amigo del que te hablé. Y el resto no sé quienes son.
— Soy Helius, dijo este sin quitar la mirada al gato.
—Soy Ammer
—Y yo Santer, todos junto a Jetrho fuimos ángeles guardianes.
—¿Cómo que lo fueron? Dijo el gato con sorna. Acaso no saben que en este preciso momento alguna de las virtudes les intenta localizar. Lo escuchaste River, qué haremos si una de esas santurronas nos encuentra, odio su bla, bla, bla. Me enloquecen.
—Basta amigo, los llevaremos a la guarida, luego veremos. Dijo River con seguridad
— A la guarida, dijo el gato terminando la pregunta con un desagradable maullido. Sabes que detestó a los extraños, quizás no vuelva a casa nunca más. Buscaré un sitio tranquilo. Y diciendo esto se alejó levantando la cola con petulancia y alejándose por las calles aledañas.
— River señaló hacia el sur diciendo, síganme, no es un lugar lujoso, pero servirá de refugio por unos días.
— Jetrho preguntó sin disimulo, de dónde sacaste esa mascota? Te la obsequio el mismo Lucifer?
— Es solo un demonio tipo 1, sus amos no le trataban bien, decidió ser libre, luego me conoció y supo que sería el mejor amo que tendría en el mundo….
Jetrho le miró maliciosamente.
— Está bien dijo, es un malvado tipo llamado Geirr, cuando acabé con su vida y un Caronte vino por su alma suplicó que le dejase reencarnar en un gato. Me ha servido bien. Y no permito que le puedan recolectar aun.
El grupo llegó hasta un edificio abandonado. Helius lo temía. El lugar era un asco. Al entrar intento no pegarse a las paredes. River noto su actitud diciendo:
—¿ Temes ensuciar tus blancas alas , niñito? Preguntó River
Helius se enfado.
—¿Crees que porque has logrado permanecer entre los humanos lo sabes todo?
— Todo no, niñito, solo la mayoría. Dijo con sorna River
Helius se acercó a River, este tomó su báculo de plata amenazadoramente.
Jetrho suspiró.
Las cosas no iban a ser tan fáciles como suponía.
